Everything changes {Finnick O...

נכתב על ידי Diemel

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Ciudadanos, tributos, objetos sexuales, piezas del Capitolio, mentores, amantes, enemigos. Todo puede cambiar... עוד

Sinopsis.
Capítulo 1: Compasión.
Capítulo 2: Castigo.
Capitulo 3: Cosecha.
Capítulo 4: Victoria.
Capítulo 5: Fiesta.
Capítulo 6: Marionetas.
Capítulo 7: Irresistible.
Capítulo 8: Mentores.
Capítulo 9: Alianzas.
Capítulo 10: Reflexión.
Capítulo 11: Necesidad.
Capítulo 12: Insinuación.
Capítulo 13: Pasión.
Capítulo 14: Competencia.
Capítulo 15: Tragedia.
Capítulo 16: Snow.
Capítulo 17: Piedra.
Capítulo 18: Insurgencia.
Capítulo 19: Vasallaje.
Capítulo 20: Tributos.
Capítulo 21: Desfile.
Capítulo 22: Estrategias.
Capítulo 23: Entrenamiento.
Capítulo 24: Plan.
Capítulo 25: Peeta.
Capítulo 26: Confusión.
Capítulo 28: Caesar.
Capítulo 29: Esclarecer.
Aviso.
Capítulo 30: Juegos.
Capítulo 31: Sangre.
Capítulo 32: Encuentro.
¡Atención!¡LEER, importante!
Capítulo 33 (en orden): Dolor.
Capítulo 34: Adiós.
Capítulo 35: Vacío.
Capítulo 36: Sinsajo.
Capítulo 37: Pesadilla.
Aviso!
Capítulo 38: Incertidumbre.
Aviso :)
Capítulo 39: Condena.
Capítulo 40: Verdades parte 1.
Capítulo 41: Verdades parte 2.
Capítulo 42: Circo.
Aviso!
Capítulo 43: Única.
Capítulo 44: Plena.
Leer!
Hola!

Capítulo 27: Espía.

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נכתב על ידי Diemel

Sus labios eran cálidos y dulces, no demostraban ninguna intención más allá de ese tierno beso. Mis dedos se enredaron en sus cabellos y… me dejé llevar.

Me tomó varios segundos comprender que aquello estaba mal, y cuando lo hice, me aparté de Peeta.

―Esto… está mal ―le dije, confundida.

Él no contestó. Solo se quedó mirándome, desconcertado.

―Por favor, di algo ―supliqué―. No te enfades conmigo.

―Jamás podría enfadarme contigo, ____. Estoy enfadado conmigo mismo ―suspiró―. Cuando te vi, la primera vez que habías sido cosechada, me quedé fascinado con tu belleza pero no podía dejar de preocuparme por el hecho de que quizás te mataran…

―Peeta… ―me interrumpe.

―No, escúchame. La verdad es que, desde que tengo uso de razón, estoy enamorado de Katniss… pero el sentimiento no es mutuo.

Sus palabras fueron como un puñal directo al corazón. Nuevamente me habían usado para reemplazar a otra mujer.

― ¿Entonces? ―lo interrumpí― ¿Desde que me viste en la cosecha me consideraste tu segunda opción? ¿Por si Katniss jamás te correspondía el sentimiento? ―dije firme.

Suspiró.

―No. Katniss jamás habría sido una opción, ella jamás cambiaría sus sentimientos. Hasta el día de hoy no los ha cambiado.

―Me estás diciendo que todo…

―Todo es una farsa. Empezó siendo una simple estrategia para conseguir patrocinadores y… se convirtió en otra cosa, tú sabes.

Me tomé unos segundos para razonar aquello que acababa de escuchar. Las piezas encajaban y comprendí que Peeta no mentía.

―Entonces… ¿Los amantes trágicos…? ―no dije más nada.

―El amante trágico, yo. ―forzó una media sonrisa.

Sentí pena por él. Ya había comprendido todo lo que estaba ocurriendo y después de todo, a ambos nos utilizaron: A mí para reemplazar a otro amor y a él para colaborar con la creación de un ícono fundamental para la rebelión, sin importar lo que de verdad sentíamos; lo hicimos enceguecidos por el amor, ambos éramos amantes trágicos.

Escuchamos unos pasos en las escaleras. Tal vez, por casualidad, alguien bajaba por las escaleras en lugar de utilizar el ascensor… O tal vez nos estaban espiando.

―Si los dos saliéramos con vida de la arena y la rebelión triunfara, no dudaría en irme contigo ―murmuré

Peeta me miró, podía ver ilusión en su mirada.

―Pero… ¿Y Finnick? ―preguntó.

―Soy su amante trágica ―me encogí de hombros.

Él se rio y me tomó del brazo. Ambos nos fuimos de allí.

*****

Mags acariciaba el rostro de Odair, Peeta intentaba calmar los nervios de Katniss, Woof me hablaba y yo… no escuchaba. Estaba prestando atención a todo lo que ocurría en aquella sala.

Una voz pronunció el nombre «Wiress», que era desconocido para mí. A continuación, el tributo femenino del distrito 3, se puso de pie e ingresó a otra sala. A partir de ese momento, en la sala solo quedaban los tributos del distrito 4 hasta los del distrito 12.

Llamaron a Woof y éste se puso de pie, me saludó con una mano e ingresó en la otra sala. La próxima era yo.

Volteé lentamente para ver a las únicas personas conocidas que quedaban allí; Katniss le susurraba algo a Peeta, y de repente empalideció. Luego dirigió su vista al frente y se encontró con mi mirada, le sonreí. Él no hizo ningún gesto, solo apartó su mirada, ignorándome, y continuó hablando con Katniss.

La firme voz que hace bastantes minutos había llamado a Woof, ahora me llamaba a mí. Me levanté del asiento e ingresé a la sala donde sería la sesión privada.

*****

Me miré al espejo: el vestido que llevaba puesto era hermoso y sencillo. Mi madre apareció detrás de mí.

―____, hubo un cambio de planes.

La miré extrañada.

―Hay otro vestido y debes usarlo. Órdenes del presidente Snow ―suspiró.

― ¿Ni siquiera en la entrevista podré lucir bien?

―Lucirás bien de todos modos pero no sé si será de tu mayor agrado.

Ingresé al cuarto de vestuario y allí estaba el nuevo vestido, reluciente y brillante.

Me lo coloqué sin ayuda de nadie ya que las medidas eran las correctas. Me miré al espejo y comprendí porque mi madre había dicho que el vestido no sería de mi agrado: parecía una prostituta, una elegante y costosa prostituta.

El vestido era… una extraña mezcla: Tenía un pronunciado escote en v sin tirantes y repleto de brillantes piedras traslúcidas. Debajo del busto, la pedrería iba desapareciendo gradualmente y, hasta mis caderas, poseía una blanca tela transparente -a modo de corsé-que dejaba ver todo mi vientre. De allí hasta casi la mitad de mis muslos, la pedrería había regresado pero no conformando una falda, sino una especie de pantaletas que dejaban al descubierto mis piernas… y por poco mi trasero también. Por encima de aquellos brillantes pantalones híper cortos, había dos capas de tul blanco, cuya transparencia era idéntica a la de mi torso y de cierto modo, era la continuación del corsé mismo. Además, el tul poseía pequeñas piedras brillantes extendidas por doquier, en armonía del torso. En cuanto al largo, se extendía hasta el suelo con una caída que tenía un poco de vuelo.

Cuando ya estaba vestida, el equipo de preparación continuó con el resto de mi imagen.

En mis pies llevaba unos altos tacones repletos de más brillantes. En mi cabeza llevaba una diadema de laureles pero hecha de metal y con más piedras incrustadas. Detrás de ella, mi cabello iba recogido en rulos, formando un hermoso peinado.

Mi maquillaje era… brillante, en todo sentido. Mis  párpados llevaban de base un color plateado; luego habían espolvoreado muchísimo brillo por encima. Me habían colocado unas largas pestañas postizas, con pequeñas gemas en las puntas y, en mis sienes, adhirieron más de esas pequeñas gemas. Por último, mis labios iban de un tono carmesí bastante fuerte y llamativo.

Al observarme en el espejo, parecía dos cosas además de una prostituta: una novia, y una guerrera. Vaya mezcla de personalidades.

Detrás del escenario estaban casi todos los demás tributos. Para mi suerte, Odair no me había visto… aún. Me acerqué curiosa a la joven del distrito 7, Johanna, ya que su vestuario era… gracioso. Parecía un árbol ambulante.

―Sí, soy un árbol parlante ¿Vale? No me molestes, rubia ―espetó antes de que yo pudiera decir algo.

No planeaba burlarme de ella ni molestarla, solo me había llamado la atención y quería ver su traje de cerca. Me alejé de allí y me quedé en un rincón, sola, esperando que la entrevista comenzara de una buena vez.

Comencé a observar a cada uno de los tributos, sus vestuarios, sus actitudes, todo. De manera repentina, me sentí observada, así que empecé a buscar quien sería aquella persona que tenía sus ojos clavados en mí. Para mi sorpresa, la persona era Odair y

se podría decir que en su mirada había varias cosas, desde sorpresa hasta deseo.

Empezó a caminar hacia donde me encontraba yo pero se detuvo a mitad de camino, todos alrededor se detuvieron y voltearon a ver a Katniss, quien acababa de llegar junto a Peeta. Llevaba puesto un vestido de novia.

―No puedo creer que Cinna te haya puesto esa cosa ―exclamó Odair.

Katniss se acercó más a él y contestó.

―No tuvo elección, el presidente Snow le obligó.

Al parecer yo no había sido la única a la cual le habían obligado a vestirse diferente. Me acerqué a ellos.

―Vaya… ¿A ti también? ―dije, metiéndome en la conversación.

Ambos me miraron con sorpresa. Katniss se detuvo a observar mi vestido con atención, mientras que Odair me miraba, nuevamente sorprendido, por lo que prácticamente acababa de confesar, Snow también me obligaba a usar aquella ropa.

 ―Supongo que nos odia ―dijo Katniss encogiéndose de hombros.

―Y nosotras lo odiamos a él ―sonreí maliciosamente.

Katniss sonrió de igual manera mientras que Odair nos contemplaba en silencio. Peeta apareció detrás de Katniss y se sumó a la conversación.

―Wow… ―me miró de arriba abajo.

―No digas nada ―lo miré seria.

Peeta comprendió y no agregó más nada. Odair nos miraba de mala manera… Parecía ¿Celoso? No, no tiene sentido ¿De qué estaría celoso? Si se supone que nadie… ¡Un momento!

― ¡Tú estabas espiando en las escaleras! ―exclamé de golpe.

Los ojos de Peeta se abrieron como platos. Katniss no comprendía nada de lo que estaba ocurriendo y Odair… fingió sorpresa.

― ¿Qué dices? ―me miró.

―No te hagas el desentendido, sabes perfectamente de lo que hablo. Tú estabas en las escaleras, oyendo conversaciones ajenas.

―No solo estaban conversando… ―Un grito lo interrumpe.

― ¡Es hora! ¡Todos al escenario!

Odair sonrió cínicamente, hizo una reverencia ante Katniss y luego se fue hacia el escenario, donde esperaba Mags. Peeta me miró y luego miró a Katniss, la tomó de la mano y también se dirigieron hacia el escenario. Cuando Woof apareció a mi lado, ambos hicimos lo mismo.    

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