Capítulo 39: Condena.

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El agente actuó tan rápido que ni siquiera tuve tiempo de armarme y defenderla. Sin embargo ella se valía muy bien por sí misma: sus reflejos hicieron que, en pocos segundos, una de sus flechas apuntaran el casco del agente. Quise imitar su acción y apuntarle con mi tridente.

― ¡No te muevas o le disparo! ―chilló el agente.

Bajé el tridente y me quede quieto. Katniss observaba con atención cada movimiento.

―Dame una razón para no disparar ―agregó.

Su voz era extraña, no parecía la voz de un hombre. Katniss frunció el ceño, creo que ella se preguntaba lo mismo que yo… ¿Era una mujer?

―Eres mujer, una guerrera, igual que ella ―dije.

A pesar del traje y del casco, pude notar como aquella persona se tensaba; tomó el arma con más fuerza, sin contestar.

―No puedo ―dijo Katniss, bajando el arco.

― ¿Qué? ―soltó la agente, sonando desconcertada.

―No puedo ―repitió―. Volamos vuestra mina en pedazos. Ustedes quemaron mi distrito hasta los cimientos. Tenemos todas las razones del mundo para matarnos entre nosotras. Puedes hacerlo, harás feliz al Capitolio. Yo estoy harta de matar a sus esclavos por ellos ―finalizó soltando un suspiro.

―No soy su esclava ―contestó aún más desconcertada.

Aproveché la situación y su desconcierto para actuar; me abalancé rápidamente sobre ella para debilitarla y luego le apunté con el tridente. Sin embargo, ella no estaba del todo desconcertada porque estuvo suficientemente atenta para apretar el gatillo y disparar. A continuación, el inmediato sonido de peso muerto golpeando el suelo me alarmó.

― ¡Katniss! ―grité.

Me puse de pie y corrí hacia ella, estaba inconsciente. Segundos después, el lugar se había transformado en un completo desastre; los gritos y disparos retumbaban en mis oídos.

― ¡Sáquenla de allí! ―gritó una voz.

*****

― ¡¿Cómo está?! ―pregunté.

―Está estable. Solo tiene roto un brazo ―contestó Haymitch.

―Bien… ―carraspeé― ¿Capturaron al responsable?

― Sí. Intentó huir pero logramos detenerlo.

Suspiré.

―Es increíble que habiendo disparado desde tan cerca apenas la haya tocado.

― ¿Cerca? No, no, ubícate espacialmente Finnick. Efectuó el disparo desde más de diez metros de distancia.

― ¿Qué? No puede ser, si la agente estaba prácticamente a centímetros nuestro.

―Ah, ella… Hum… ―hizo una pausa― técnicamente no disparó, al menos no a Katniss.

―No puede ser posible... Si… ―me interrumpe.

―Escucha, niño bonito, la joven agente no fue quien disparó, fue otro hombre de la muchedumbre. Ella quiso hacerlo pero su puntería, teniéndote encima, no fue la mejor… ¿Comprendes?

Asentí lentamente.

―Pero… ¿Huyó?

―No. Por el simple hecho de habérsele ocurrido dañar a Katniss, también la detuvimos… Desgraciadamente.

― ¿Desgraciadamente? ―reí―, desgracia para ella.

El ríe silenciosamente.

―No solo para ella, Finnick… Para todos. 

Mi sonrisa se desvanece, cambiando por una mueca de confusión.

― ¿Qué? No logro comprender. 

―Capturamos a la Comandante líder de los agentes de la paz… ―suspira―. Al Capitolio no le gustará y… ―lo interrumpo.

― ¡Pero por supuesto que al Capitolio no le va a gustar! ¡No se trata de lo que le guste o no! ―exclamé―. Ellos capturaron a los nuestros y los rescatamos, ahora nosotros capturamos a los suyos, y estoy seguro que no intentarán rescatarlos ―lo miré fijo.

―Ese es el problema ―esboza una torcida sonrisa―. No son de los suyos.

****

― ¡Suéltenme! ¡Me están lastimando!

―Lo hubiera pensado antes de querer atacar a la señorita Everdeen.

Los dos hombres me arrojan violentamente contra el suelo para luego despojarme de mi armamento y de mi ropa, dejándome solo en ropa interior. Luego, me sujetan nuevamente, obligándome a ponerme de pie y proceden a sujetarme las muñecas con cadenas; mientras lo hacen, no dejo de observarlos fija y desafiantemente. No, no iba a mostrar debilidad ni tampoco iba quebrarme, yo no era así. 

Cuando terminaron de encadenarme, creí que iban a retirarse… Ojalá hubiese estado en lo correcto. Uno de ellos me empujó contra la pared, golpeándome fuertemente la espalda y logrando que me caiga. El otro me miró, sonriendo, y luego me pateó con todas sus fuerzas en mis costillas. Pude sentir como éstas se rompían, sentía una gran quemazón; sabía que eso formaba parte de la incipiente hemorragia. El dolor era agudo y agobiante, el peor dolor que jamás había sentido y sabía el significado, probablemente me habían perforado un pulmón, o quizás ambos. Con un poco de suerte, no tardaría mucho en morir y que el dolor acabase.

―Esto es lo que ocurre cuando uno intenta frenar la revolución, Comandante Blumer ―dijo en tono burlón.

Dicho esto, sujetó parte de la larga cadena que sujetaba mi muñeca entre sus manos. Fue en ese momento en el que deseé haber quedado inconsciente.

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Pido perdón por la demora, y por haber subido solo este cap. Prometo que apenas pueda -y si me da la inspiración- haré una maratón :) Gracias por todos los votos y comentarios, y OMG no puedo creer que ya sean más de 15k vistos!!!! Muchísimas gracias!! las adoro por tanto <3

Everything changes {Finnick Odair y tú}Where stories live. Discover now