Capítulo 34: Adiós.

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Un aerodeslizador sobrevolaba el área. Katniss estaba en el agua intentando recuperar el rollo de alambre necesario para poner en marcha el plan de Beetee, quien casi se ahoga si no hubiera sido porque salté a rescatarlo. Luego, nos reencontramos todos nuevamente en la Cornucopia, allí Peeta y Johanna intentaban desinfectar la gran herida que ____ tenía en su abdomen… Si no recibía algún regalo que sirviera para sanar su herida, ella podría morir.

―Rubia tonta ―bufó Johanna.

―Cállate ―replicó Peeta―, no es momento para decir estupideces.

Él la miraba con preocupación y cariño… él la quería. Ella apenas estaba consciente y sus ojos apenas se mantenían abiertos. No podía morir aquí, ni así, ella no merecía esto.

―Debemos continuar ―dije con firmeza.

―No podemos continuar con ella así ―dijo Peeta.

―No podemos pero debemos, Peeta ―agregó Katniss―. No podemos hacer mucho, debemos llevarla y esperar a que envíen algo o…

―A que muera ―se sumó Johanna.

La idea era desgarradora, pero tenían razón. Si no llegaba nada que sea útil para su herida, probablemente ésta se infectaría y moriría de septicemia.
Cerré los ojos con fuerza y respiré hondo.

―Continuaremos, la llevaremos y esperaremos a que la medicina llegue ―reafirmé.

Me acerqué a ella para tomarla y llevarla en mis brazos, Katniss me lo impidió.

―Peeta debería llevarla… ―susurró―, sabes que es algo torpe… si necesitáramos defendernos…

Suspiré. Por más que la idea me resultara horrenda, nuevamente, tenía razón.

―De acuerdo ―gruñí―. ¡Hey, Peeta! ¡La llevas tú!

Él se acercó rápidamente y tomó a ____ entre sus brazos con suma delicadeza.
Nos adentramos nuevamente en la jungla, por donde creíamos que era el camino correcto para llegar al árbol, evadiendo los acontecimientos extraños que ocurrían a determinadas horas… Aunque ya no sabíamos qué hora era.
Katniss y yo íbamos adelante pues queríamos sacar un poco de agua para beber de los árboles sin que el grupo se atrasara; entonces, Katniss salió corriendo desesperada. La seguí y ella continuaba corriendo, solo que ahora gritaba también.

― ¿Katniss?

―No pasa nada, estoy bien. Me pareció oír a mi hermana…

____. Ella estaba gritando, algo le había ocurrido. Corrí en su búsqueda tan rápido como mis piernas me lo permitieron.

―¡____! ¡____! ―grité desesperado.

Corrí y corrí, pero no lograba encontrarla. Katniss me había alcanzado; se trepó a un árbol y mató a un pájaro. Tan pronto el ave llegó al suelo, los gritos cesaron…

―No pasa nada, Finnick, no es más que un charlajo. Están jugando con nosotros. No es real.

―No, no es real pero la voz era de ella. Los charlajos imitan lo que oyen. ¿De dónde han sacado esos gritos, Katniss?

Ella empalideció. En cuestión de instantes, se escuchó otra voz gritando; tomé a Katniss del brazo antes de que echara a correr nuevamente.

~

 ―No podemos pasar ―oigo decir a Beetee.

― ¡Están ahí! ¡Atrapados! ―Peeta sonaba desesperado.

―Es la hora. Solo podemos esperar a que pase.

Sentía calor en mis piernas y en mi espalda, supongo que alguien me sostenía en brazos. Me moví un poco y el dolor en mi abdomen era insoportable, gemí.

Everything changes {Finnick Odair y tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora