Terminar una historia siempre se me hace demasiado difícil, decirle adiós a mis personajes o a mis lectores es algo bastante complicad, por eso creo que he tardado tanto con el final. He escrito y reescrito millones, borrando cosas, llegando a enfadarme porque nada era como yo lo quería: creo que por este motivo han habido dos finales.
Quiero agradecer a todo tipo de lectores, a los fantasmas, a los que votan y a los que se quedaron en el camino: añadir que a los que más les agradezco es a los que comentaban, haciéndome las tardes con sus lloriqueos.
A petición de mi novio y nuestro amigo —el cual comparte nombre ruso con Maks— les quiero agradecer a ellos, por soportarme anoche en videollamada contando mis preocupaciones sobre el final. Por supuesto, si existió un final malo es gracias a ellos, que nada más leerles el prólogo me pidieron sangre. Gracias D. y J. Vladimir, por todas las risas y soportar mi cara de escritora.
Supongo, que hasta aquí hemos llegado, muchas gracias por todo.