My Complement. MADLY IN LOVE...

By ButterflyWings1994

2.5M 140K 18K

Cindy nunca estuvo hecha para las responsabilidades. Su vida era un desastre, no tenía trabajo y tenía que ma... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12-Maratón 1/3
Capítulo 13-Maratón 2/3
Capítulo 14-Maratón 3/3
Capítulo 15
Capítulo 16
NOTA DE LA AUTORA.
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47-Maratón 1/3
Capítulo 48-Maratón 2/3
Capítulo 49-Maratón 3/3
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Boletín informativo...
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60. Final.
Epílogo Part. 1
Epílogo Part.2
Capítulo extra 1.
Capítulo extra 2.

Just a woman. The Truth.

24.6K 1.3K 158
By ButterflyWings1994

Cuando eres pequeño, una de tus más importantes y únicas metas en la vida es hacer feliz a tu madre.

Quieres ser la razón de sus sonrisas y no de sus lágrimas.

Pero yo entraba en la segunda categoría. Yo era la razón de que mi madre llorara todas las noches.

Mi madre era una mujer refinada, elegante y muy hermosa. Cabello negro como la noche, ojos azul grisáceo y piel blanca como la porcelana. Su cuerpo estaba envuelto en todas las curvas necesarias para enloquecer a un hombre y ella lo sabía perfectamente, por eso siempre procuraba usarlo a su favor. Engatusaba a los hombres sin importarles si estaban casados o no. Ella solo quería cazar a alguno y atarlo a su lado para que le diera su lugar.

Pero siempre estaba yo, frenando cada uno de sus planes y alejando a cada una de sus presas.

Cada vez que ella me miraba, lo hacía con resentimiento y repulsión. Me trataba con indiferencia y en ocasiones, cuando me negaba a hacer lo que me pedía, me gritaba e insultaba, con palabras hirientes y mordaces.

Todo por un hombre que la había abandonado en cuanto se había embarazada de mí. Dejándola embarazada, pobre y amargada. El único hombre al que alguna vez había amado, pero él solo la quería para pasar el rato, desechándola en cuanto se vio presionado.

Pero las pocas veces que conseguía hacerla sonreír, o que me mirara con un poco de afecto, era cuando ella me pedía hacer cosas que no quería hacer.

Como por ejemplo, trabajar en televisión.

Sin ánimos de ser prepotente, de pequeña era muy hermosa. Por lo que esa fue la forma en la que mi madre me utilizaba. Ella me llevaba todos los días a diferentes castings, obligándome siempre a sonreír y parecer a gusto y contenta.

En un principio lo era, porque creí que con eso conseguiría el amor y afecto de mi madre, que ella comenzaría a mirarme como las demás madres miraban a sus hijas, con amor y adoración. Pero con el paso de los años, eso no sucedió. Al contrario, ella encontró un nuevo uso para mí.

Buscar un marido rico y poderoso.

Ella siempre fue muy machista y tradicional. El lugar de una mujer es al lado de su marido, siempre bella, con una sonrisa. Complaciente y sumisa.

No estaba de acuerdo con ello, no estaba de acuerdo con nada de lo que ella quería. Era joven, solo tenía dieciocho años, no quería casarme. Quería divertirme, estudiar, independizarme. Pero eso no le gustaba a mi madre, y como siempre, tratando de complacerla, cedi a su petición.

Había un hombre que desde mis quince años había mostrado interés en mí. Era mayor que yo, tenía cuarenta años, pero era perfecto para los planes de mi madre.

Por eso lo planearon todo. De inicio a fin. Antes de tener los diecinueve, mi madre y futuro marido tenían toda mi vida planeada.

Lamentablemente cuando el día de la boda llegó, no pude hacerlo. Simplemente miré a mi madre desde el altar, con lágrimas en los ojos, negué débilmente y cuando el cura pregunto si aceptaba casarme con ese hombre, dije no.

Eso la molesto tanto, de una forma tan intensa y devastadora, que se suicidó. Dejando únicamente una nota donde me culpaba de todo.

Sus últimas palabras hacia mi fueron; Nunca te amé, nunca voy a hacerlo, y aun después de la muerte, estoy segura que nunca podré verte con mas que asco y desagrado. Como el mayor error que he cometido en mi vida.

Por eso ahora pongo fin a mi calvario. Para librarme de ti.

Como la ya casi mujer que era, sabía que no era mi culpa.

Mi único pecado con ella, mi único error, había sido nacer.

Pero mi corazón no lo entendía, porque aún se empecinaba con la idea de complacerla y conseguir su amor, aun después de la muerte.

Por eso, con todo el dolor de mi corazón, y dejando atrás todos mis sueños y quien solía ser, me convertí en Miranda Prinsloo.

Quería ser la mejor por mi madre.

La más hermosa, deslumbrante, sexy, exitosa, codiciada, deseada y por sobre todo, fría.

Sin importar cómo ni qué, yo iba a conseguir hacer realidad los sueños de mi madre.

Por eso cuando conocí a Ian Goodwins, uno de los hombres más guapos, ricos y codiciados en mi mundo, supe que tenía que ser mío.

A pesar de no amarlo, ni sentir el más mínimo ápice de deseo por él, actué a la perfección mi papel. Haciendo y diciendo lo que sabía terminaría por enredarlo en mis redes. Lo haría adicto a mí, lo haría desearme eternamente a su lado. Como su mujer.

Hasta que en un viaje de trabajo, conocí a Kalet, el hombre más amable y de buen corazón que alguna vez había conocido.

Tenía los ojos más cálidos y azules que alguna vez había visto. Un sedoso y brillante cabello castaño y un bronceado y musculado cuerpo de metro noventa. Pero más allá de su exterior, estaba su interior.

Un envase hermoso no llamaría nunca mi atención excepcionalmente, porque en mi mundo era normal ver hombres arrebatadoramente guapos. Y para ser sincera, él no era guapo de una forma especial y llamativa. Kalet no llamaba la atención por su belleza. Él lo hacía por su cálida sonrisa cuando miraba a un niño pequeño y le ayudaba a cruzar la calle. Cuando ayudaba a una anciana a cargar sus compras. Cuando daba dinero a un mendigo y además le ofrecía algo de comer, algo que se suponía seria para él. Kelat era hermoso de maneras en que nunca había visto, porque esa belleza irradiaba desde su interior.

Él me trato como nadie lo había hecho. Supo ver a través de todas las capas de hielo que me envolvían y llego a mi centro, al calor más profundo en mi alma y abrazo éste con la suya.

Y lo dejé todo por él, porque Kalet era todo lo que quería y necesitaba. Me hacía olvidar todas mis carencias, traía a flote todos mis sueños y me hacía creer en que podía tener una mejor vida. La vida que siempre había querido, no la que me había impuesto.

Hasta que la verdad rompió mi burbuja. Me mostró que los hombres eran crueles y engañosos, y que tal vez no era tan buena en el arte de engañar como creía.

Encontré a Kalet besándose con otra, y por más que intento explicarse, no lo dejé y volví a América para retomar lo que nunca debí de haber dejado.

Pero las cosas ya no estaban como las había dejado.

Ian no me quería a su lado, no más, porque ya tenía a alguien más que ocupaba su corazón.

Podía ver cuán profundamente estaba enamorado, y que ella correspondía a todos sus sentimientos.

Ella tenía todo lo que siempre había querido para mí.

Era abrumadoramente hermosa, agradable, con una linda familia que la amaba, y ahora tenía al hombre.

Las palabras de mi madre no dejaban de repetirse en mi mente, al igual que la imagen de Kalet besándose con otra, y tomé una decisión.

Obtendría de vuelta a Ian conmigo, sin importar cómo.

Lo hice todo, absolutamente todo, tal cual como mi madre me había enseñado.

Pero mi madre nunca me enseño como hacer que un hombre se des-enamorara.

Podía tener a Ian, podía alejarlo de Cindy, pero no podía hacer que dejara de amarla. No podía hacer que me amara.

Eso fue lo que comprobé cuando ella salía devastada de mi pent-house acompañada por su fiel amiga. Porque aun cuando intentó camuflarlo con una sonrisa, en sus ojos vi reflejado todo el dolor que yo misma había provocado.

Ian se quedó de piedra, mirando fijamente la puerta por la que su ahora ex novia acababa de salir, con el cuerpo lánguido en posición de derrota.

―¿Por qué? ―exhaló Ian con la cabeza gacha.

Por dentro mi corazón se encogió frente a su reacción. Él no estaba reprochándome nada, Ian simplemente estaba devastado.

Busqué las palabras correctas para decir, algo que pudiera reconfortarlo, pero no existían tales, porque no era yo la indicada para ello. Lo único que lograría seria avivar el fuego en su interior.

Rodeé mi cuerpo con mis brazos, suspirando.

―No lo entiendes. Tenía que hacerlo ―fue todo lo que dije, mirando al suelo avergonzada.

Yo no quería hacer esto, pero... era lo único que sabía hacer. La única forma en que me habían enseñado a hacerlo.

La única forma que entendía para vivir.

Ian dio dos zancadas para quedar frente a mí. Su respiración estaba peligrosamente agitada, como la de un toro. Me tomó por los hombros y me obligó a mirarlo.

―¿Tenías que hacerlo? ¿Tenías que destruir mi maldita vida y herir a la mujer que amo? ―gruñó entre dientes, mirándome con tanto odio y rabia que me sentí ahogada en sus abrumadores sentimientos. Sobre todo porque yo era el receptor de estos― Eres despreciable, la mujer más cruel y malvada que he conocido en mi vida. ¿Cómo puedes hacer todo esto y no sentir un mínimo de remordimiento? ―Dios, si él supiera lo mucho que mis acciones me atormentaban cada día. Pero tenía que permanecer imperturbable, estoica, aun cuando por dentro me estuviera ahogando en la culpa― ¡Eres un monstruo! Lo único que te importa es el dinero. ¿Quieres mi dinero? ¡Llévatelo de una maldita vez, llévatelo todo! Pero por Dios, ya no sé como decírtelo para que tu inexistente cerebro lo entienda. ¡Déjame en paz, maldita sea! No quiero nada de ti, ni ahora, ni nunca. No me eres atractiva, al contrario, me causas repulsión ―continuó con crueldad, sin saber que sus palabras hacían sangrar mi interior― Toda esa belleza y encanto que posees, no es nada en comparación a la maldad que hay en ti. Porque toda esa belleza algún día va a marchitarse, y todo lo que va a dejar en su lugar es a ti, sola, amargada y patética. Que es lo que realmente eres.

Lo miré sorprendida, con los ojos empañados.

Nunca creí que Ian pudiera ser tan cruel e hiriente, pero lo había empujado hasta su límite. Todo este tiempo había sido imposiblemente paciente y educado, considerando todo lo que le había hecho. Incluso había aceptado mi amistad, sin saber de mis intenciones.

Me lo merecía, todas y cada una de sus palabras, y quizá más.

Pero tenía que seguir con mi papel. Por eso guardé todo lo que sentía en mi interior y me obligué a dibujar en mi rostro una sonrisa indiferente, acompañada de una ceja alzada.

―En un tiempo no muy lejano, vamos a recordar esto y vamos a reírnos. Te he hecho un favor alejando a esa niña inmadura. Ella no puede darte lo que yo puedo, porque no está en absoluto a tu altura. Yo puedo ser tu mujer, hacerte sentir orgulloso y que los demás te envidien. Puedo ser la mujer perfecta, hacer lo que sea que quieras, ser quien quieras que seas ―dije con voz melosa, mirándolo con falsa satisfacción ante la idea de volver realidad todo lo que decía― juntos vamos a brillar. Solo tienes que quedarte a mi lado. Lo único que tienes que hacer es olvidarte de esa poca cosa y venir a mí.

Ian me miró asqueado y me empujó bruscamente, haciéndome tambalear.

Secretamente le agradecía de rechazarme, porque la idea de vivir una vida con él, fingiendo hasta la muerte un amor que no sentía mientras él me engañaba y yo lo esperaba en casa como una esposa sumisa, me revolvía el estómago.

Ian decidió ignorarme y continuar buscando su ropa mientras yo miraba fijamente sus movimientos, esperando.

La verdad era que entre nosotros no había pasado nada. Lo había drogado y desnudado, luego le había enviado un mensaje a Cindy y había esperado.

Todo había salido tal cual lo había planeado, pero extrañamente no me sentía conforme.

Al contrario.

Me sentía como la peor persona que alguna vez había pisado este planeta.

Cindy no era una mala chica. A pesar de ser un poco inmadura e infantil, era muy agradable, podía verlo.

Lamentablemente se había interpuesto en mi camino, y como mi madre me había dicho siempre; Si algo se interpone en tu camino, destrúyelo hasta que no quede nada que pueda seguir luchando. Pero no lo acabes, para que siempre recuerde que no debe tocar lo que no es suyo.

Lo que peor me hacía sentir era ese bebé. Después de todo él no era más que una cosita inocente, que estaba sufriendo a través de su madre.

Un móvil comenzó a sonar por la habitación, sacándome de mis pensamientos y llamando la atención de Ian, quien comenzó a buscar el objeto desesperadamente.

Cuando lo encontró, se apresuró a mirarlo.

Un sonido llenó la habitación, era una risa femenina, suave y delicada. Como la caricia de un arpa.

No sé que fue lo que él vio, pero terminó por quebrarlo, porque se dejó caer sentado en la cama, mirando la pared fijamente.

Me apresuré a tomar el móvil de sus manos, sin recibir ninguna resistencia y le di play a lo que resultó ser un video.

Era un abdomen, el abdomen de Cindy, la ex de Ian, y en el había un sutil movimiento, o al menos eso fue en un principio, porque de pronto un pequeño pie sobresalió de este, provocando que mis ojos se abrieran en sorpresa.

Sabía lo que estaba viendo, y eso lo único que hacía era hacerme sentir aun peor de lo que ya lo hacía.

¿Qué tipo de persona privaba a un hombre como Ian a vivir una experiencia como esta?

Él no se lo merecía. Lo único que había hecho mal era conocerme y enamorarse de mí. Creer en mis mentiras...

¿Y por qué? ¿Por un trauma maternal que me obligaba a hacer lo que mi madre había deseado para mí en vida? ¿Por haber sido engañada por el único hombre que algún vez había amado y me había hecho creer en que podía tener una vida mejor?

Era tan... despreciable.

Sentía asco de mi misma, de todo lo que le había hecho a él.

Dejé el teléfono sobre la cama y caminé hasta mi baño para coger una bata y poder cubrir mi aun desnudo cuerpo.

Me tomé un momento para mirar mi reflejo.

La mujer que me miró de vuelta era una completa desconocida. Era hermosa, sí, pero sus ojos estaban desprovistos de brillo. Estaban vacíos.

Ian tenía tanta razón. Me había convertido en un buen envase que albergaba en su interior a la peor persona posible.

Pero lo que él no sabía, es que detrás de todo eso, había una niña asustada. Aun temerosa de defraudar a su madre, una madre que nunca había tenido ninguna consideración para con su hija. Pero aun así, era una niña que ansiaba el amor de su madre, aunque ya era un poco tarde para ello.

Estaba tan sola... la persona en la que me había convertido me había aislado completamente de mi exterior. Empujando lejos a cada persona que trataba de acercarse a mí, con su actitud prepotente y de superioridad.

Y él único hombre que alguna vez me había querido realmente había sufrido de la mujer que ahora era. Lo había herido y alejado de mí, sin importarme un segundo sus sentimientos.

No pude retener las lágrimas que se derramaron por mis ojos. Lágrimas agrias y solitarias, al igual que mi alma.

Sorbí por la nariz y limpié con mis manos mis lágrimas, luego mojé mi rostro para deshacerme del sonroso de mis ojos y mejillas producto de las lágrimas y me preparé mentalmente para volver a la habitación y darle una muy merecida disculpa a Ian.

Era hora de dejar de lado el papel. Todo se me había salido de las manos y había causado más daño del imaginado.

Llegados a este punto, unas disculpas no arreglaban absolutamente nada. Había arruinado su vida, no había nada que pudiera hacer para recompensarle. Pero yo solo quería hacerle saber cuan arrepentida me sentía, aun cuando sabía que ya no me creería. Estaba bien, porque ni yo misma confiaba en mí.

Lastimosamente cuando volví a la habitación Ian ya no estaba. No quedaba nada que probara que alguna vez había estado aquí, pero yo sabía que así era.

Me dejé caer en el colchón de mi gran cama, mirando hacia la nada mientras me cuestionaba cómo es que había terminado siendo lo que siempre tanto había odiado.

Me había convertido en mi madre.

Mi mayor miedo en el mundo se había hecho realidad, y me había dañado tanto y de tantas maneras posibles que ni siquiera estaba segura de algún día poder volver a ser yo misma.

Esa niña que lo único en lo que soñaba era en pintar y conseguir la atención de su madre.

Aquella niña sin ambiciones ni malas intenciones.

Una niña que había muerto junto a mi madre, pero que yo misma me había encargado de enterrar a seis pies bajo tierra.

¡Jelou beibis!

Les voy a contar un secreto... *susurra* yo debería de estar estudiando para una prueba de historia, mi peor materia, pero... bueno, una promesa es una promesa.

Espero que esto les haya ayudado un poco a conocer un poco mas a la mujer detrás de todas esas acciones. La mujer de verdad. 

Con esto no busco justificar sus acciones, solo... quiero que entiendan, que a veces, las personas cuando están heridas, en un intento por enmendarse, hieren a los demás sin ponerse a pensar en como estos pueden sentirse.

Detrás de cada persona hay una historia, por eso no podemos juzgarlas solo por lo que son ahora. Tu pasado, en algunas ocasiones, determina tu futuro.

¡Espero que les haya gustado, las amo y nos leemos hasta el próximo capítulo!   

PD: En multimedia; Six Feet Under de Billie Eilish.

PD2: También me tome la molestia de buscar a una mini Miranda. ¡Es adorable! Exactamente lo que en algún día Miranda fue. Y que muy en el fondo, sigue siendo.

Bye.

Continue Reading

You'll Also Like

1.8M 130K 89
Becky tiene 23 años y una hija de 4 años que fue diagnosticada con leucemia, para salvar la vida de su hija ella decide vender su cuerpo en un club...
1.1M 66.4K 30
Marja conoce de toda la vida a Ben, el hermano de su mejor amiga. Una noche después de los comentarios de una chica, sobre lo atractivo que es... com...
41.3K 3.2K 15
Gozaburo Kaiba. Aún muerto lograba joder la existencia, Seto estaba forzado a comprometerse con un omega, cosa que el deseaba evitar ya que, primero...
912 105 30
[Historia Romántica ] A la mujer se le caracteriza siempre con una flor por su belleza y gran fragancia, pero también por sus terribles espinas capac...