Por ti siempre voy a esperar...

Av callmehs

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El hermoso sufrimiento del amor juvenil en verano. - Prohibida su copia, todos los derechos reservados, 2011... Mer

Introducción
Capítulo 01:
Capítulo 02:
Capítulo 03:
Capítulo 04:
Capítulo 06:
Capítulo 07:
Capítulo 08:
Capítulo 09:
Capítulo 10:
Capítulo 11:
Capítulo 12:
Capítulo 13:
Capítulo 14:
Capítulo 15:
Capítulo 16:
Capítulo 17:
Capítulo 18:
Capítulo 19:
Capítulo 20:
Capítulo 21:

Capítulo 05:

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Av callmehs

Melisa.


«¡Mierda!»

Abro mis ojos con sorpresa y hago la silla hacia delante, un hombre de tercera edad pasa su mano sobre su rodilla tratando de calmar el dolor del golpe que le acabo de propinar.


– ¡Discúlpeme! –digo acercándome a él – ¡Por favor, discúlpeme! –tengo tanta vergüenza que se me va a caer la cara.

–No pasa nada, cariño –responde muy educadamente.

– ¿Le duele mucho? 

–No, está bien –sonríe.

–Lo siento... de verdad.

–Está bien, no te preocupes –me da unos golpecitos en el hombro y continua su caminata.


Vaya, por casi nada me veía atrás de las rejas por golpear a un hombre de la tercera edad.

Camino igualmente al bufet, hay mucha comida y tan poco espacio para comerla toda. Me acerco a tomar un plato y después paso por los pasillos para ver, toda se ve muy rica, lo malo es que los pasillos están un poquito pegados, debo tener mucho cuidado aquí, cualquier movimiento y le tumbo el plato ha alguien. Sigo caminando al fondo, porque como dicen: "Lo mejor viene al último".

Estando ahí me sirvo una clase de pollo con salsa agridulce, no tengo idea como se llama exactamente el platillo. Me giro con mi plato bien servido, para ser pequeña como mucho, no me extrañaría que terminara como una bola de demolición al final del viaje.


– ¡No! –grito con fuerza cuando mi plato choca con otro plato.


La comida se tira al suelo, incluso con ambos platos, no puedo ver nada más que la comida tirada, los dos platos y mis botas embarradas de todo eso.


–Vaya, Melisa –una voz me retumba los oídos y mi vista sube más rápido que un rayo –Al parecer tu destino es que te tumbe todo lo que tengas en las manos –una sonrisa aparece en sus labios, está dándome una convulsión o creo que tiemblo.

– ¿Se encuentran bien, señores? –nos habla un mesero mirando el desorden, pero yo solo puedo mirarlo a él.

–Sí, no se preocupe –él le contesta inmediatamente –Se me han caído los platos a mí y... –se encoge de hombros, me mira y sonríe mientras ríe discretamente –Bueno, fue un accidente.

–No se preocupe, señor, en seguida lo limpian –asegura el mesero haciendo una seña con su mano levantada.

– ¡Mira eso! –dice Harry mirándome los pies – ¡He arruinado tus fantásticas botas! –su rostro se muestra colorado, más que en cualquier parte esta rojo de sus mejillas.

– ¿Eh? –balbuceo, no he escuchado nada de lo que ha dicho, solo puedo mirar su rostro, es tan hermoso.

–Tus botas, Melisa –apunta hacia abajo –Están llenas de comida –suena más preocupado que mi padre diciéndome las medidas de seguridad que debo de tomar para ir a las fiestas y no me roben el "tesorito", como él se expresa de mi virginidad.

–Ah, sí –miro por unos segundos hacia abajo para después mirarlo de nuevo a él.

–Tu blusa –apunta a mi estomago –Tiene salsa agridulce –abre los ojos de manera que pienso que se saldrán, estoy preparándome para tomarlos y huir con ellos.

–Sí –digo sin la menor preocupación.

–Perdóname, perdóname, por favor –mira hacia los lados, quiero comerme cada parte de su rostro, de su cuerpo, de su cabello, de todo, quiero comérmelo todo.

–No pasa nada... –estoy perdida.

–Mírate –«cálmate hombre, te estoy admirando» –Creo que Lou tiene algunas cosas en la camioneta –apunta con su pulgar hacia la salida.

–Sí, está bien –su cabello rizado también es irreal.

– ¿Melisa? –comienza a reír y yo enderezo mi cuerpo y parpadeo despejándome.

– ¿Qué? –que idiota me estoy viendo ahora.

– ¿Vienes? –da un gran paso para no pisar la comida en el suelo.

–Si, por supuesto –soné demasiado emocionada para mi gusto.

– ¿Te ayudo? –extiende la mano y mira hacia abajo.

–Gracias –susurro.


Extiendo mi mano y me doy cuenta que es la mitad de la suya, cuando lo toco, cuando tomo su mano siento de nuevo ese gran golpe eléctrico, levanto la mirada para verlo y para mi sorpresa él también lo está haciendo. Las mejillas se me ponen rojas, el cuerpo se me comienza agitar y siento que estoy sudando, mi estomago ni se diga, me pudre del dolor.

Paso por encima y él suelta mi mano cuando puedo caminar por mi cuenta, me mira unos segundos, de nuevo tiene esa arruga en su frente, me mira y me siento pequeña e insignificante, daría mi vida para saber lo que piensa tan solo por un momento.


–Vamos –susurra quitando su vista de mi y comenzando a caminar.


Llegamos a la puerta del restaurante y un hombre nos abre la puerta, "Gracias" decimos los dos al mismo tiempo, con su mano izquierda me hace una reverencia para que pase primero y las piernas me tiemblan, seguro que me mira caminar como un siervo bebé. Después lo veo de reojo caminando a mi lado, el sol no está muy fuerte, son como las cuatro de la tarde, de hecho está nublado y un poco frío, yo solo llevo mi blusa beige de manga larga.


–Por aquí –susurra con sus manos ocultas en las bolsas delanteras de su jeans.


Gira a la derecha y nos paramos frente a una camioneta negra con vidrios polarizados, demasiado para mí. Chiflo al verla, es una hermosura, los carros no son mi especialidad pero las camionetas me encantan.


–Sí, lo sé –susurra como si supiera el porque de mi expresión, saca unas llaves de su bolso trasero del jeans –Es hermosa –abre la cajuela pero se toma dos segundos para girar su rostro y verme.

–Sí, muy bonita –estoy mirándolo, lleva lo mismo que hace unas horas, la misma chaqueta verde y el suéter azul marino.

–Mierda... –lo escucho susurrar y frunzo mis labios, seguro que soy una lata.

– ¿Está todo bien? –le pregunto incomoda.

–No... bueno –se voltea mientras su estomago sigue apoyado en la cajuela –Lou no tiene nada –abre la cajuela de tal forma en que se abre una parte hacia arriba y otra abajo, él se deja caer en la parte inferior y se sienta.

–No importa, está bien –encojo los hombros, me está entrando un poco el frío.

–Espera –dice mordiéndose el labio inferior dudosamente.


Él se quita su chamarra verde y la extiende en la cajuela, después el suéter azul marino y queda en una muy delgada camisa color blanco, de solo verlo estoy temblando, puedo verle los músculos de la espalda tensarse con sus movimientos. Si tan solo pudiese verlo de frente... ¡Alabado sea!, él se gira y mis ojos se abren tanto, mis labios igual, los pajarillos tatuados que lleva en su pecho son bastante visibles, de hecho tiene más de ellos, tiene un enorme barco en el brazo izquierdo, tiene muchos más y no puedo apreciarlos a todos en vivo porque escucho que me habla.


–No es un espectáculo.

–L-lo siento, yo... –balbuceo y pestañeo subiendo la mirada, demasiado obvia y patética – ¿¡Pero qué mierda estás haciendo!? –casi grito cuando él se quita la camisa.

–Hey –me reprende inmediatamente y se le salen los ojos, tiene la arruga de su frente muy marcada –Esa boca –susurra de una manera un tanto molesta, me siento regañada y vulgar.

–Perdón –miro hacia otro lado que no sea él, estoy avergonzada.

–Toma –llama mi atención nuevamente –Ponte esto –me extiende su camisa.

–No, claro que no –la rechazo, ¿cómo mierda voy a dejarlo sin camisa ahora?, ya le quite cinco dólares por el chocolate, ya quedo.

–Tómala, ya me la he quitado y no fue por nada –sigue extendiéndomela.

–Bien, está bien –la tomo.


Doy gracias al cielo por siempre de los siglos ponerme una blusa debajo de mi ropa normal, es como una costumbre que se me pego de mi mamá. Así que mientras él está mirando hacia otro lado poniéndose el suéter y la chamarra yo inmediatamente me quito la sucia blusa beige y me pongo la enorme camisa blanca, cuando meto la cabeza en ella abro los ojos y me encuentro con unos a color verde observándome sin vergüenza.


–No es un espectáculo –le copio.

–Oh –parpadea y me mira a la cara –No, yo solo... –arrastra las palabras.


Meto la parte final de la camisa a mi pantalón, me queda como pijama, una vez hecho eso, Harry aclara su garganta y lo miro.


–Sube tu pie –dice mientras se sienta en la cajuela.


Arrugo mi frente, pero le hago caso, que estúpida. Subo el pie y él toma un cuadro de tela color negro y lo pasa por mi bota. Lo miro hacerlo, limpia la suciedad, cuando termina con ella escucho su voz ronca decirme: "La que sigue", bajo la limpia y subo el otro pie, hace exactamente lo mismo que la anterior y cuando queda sube la mirada y sonríe, una punzada de dolor en el estomago me da y cierro los ojos.


–Listo –avienta al interior de la camioneta aquel trapo, ahora sucio, y solo bajo mi pie.

–Gracias... –susurro avergonzada –No tenías...

–Claro que tenía que hacerlo, bastante te he jodido el día hoy, ¿no crees? –comienzo a reír –Bueno y ahora... –esta vez lo corto yo.

–Tu número –él gira y me mira sorprendido –T-tienes que darme tu número –estoy encajándome las uñas en las piernas disimuladamente.


Harry me mira y una risa demasiado profunda llega a sus labios, cuando me miraba no hacía falta tocar el cielo, sentía que caminaba sobre el en ese momento.


–Eres muy lista, Melisa –dice cerrando la cajuela –Dame tu móvil –pidió.


Sin respuesta alguna le extiendo el aparato, su mano derecha lo toma y escucho el teclado sonar, "Clac, clac, clac...". Cuando termina de escribir y frunce los labios, fue como si no estuviera seguro de lo que estaba haciendo, pero después de dos segundos él me lo entrega.


–La deuda ha sido saldada –siento que su voz es tan profunda como la misma oscuridad.

–Ya la saldaste... –tomo el móvil con fuerza, como si mi vida dependiera de él, y de hecho depende.

–Sí, Melisa.

–Oye, Harry... –le digo, pero una voz al fondo me hace despertar de mi propio ensueño.

– ¡Harry, ahí estas! –es Lou con su bebé – ¡Pensé que te habías ido!

–No, es solo que... –gira a verme, yo me limito a mirar el suelo enrojecida, «De nuevo he sido yo Lou, perdona que siempre la cague».

– ¿Podemos irnos? –pide mientras tiene a la bebé tomada de las manos –Tengo que tomar un vuelo en cinco horas –su voz suena cansada.

– ¿Ya te irás?

–Sí, pero no te preocupes, Ed se va a quedar –le sacude el móvil en el rostro –Hable con él, hace un momento.

–Bien –responde satisfecho, levanta las llaves y se escucha como la alarma se desactiva.

–Adiós –Lou se dirige a mí sonriendo y yo solo contesto con otra sonrisa, estoy muy apenada, pensara que lo estoy siguiendo o algo enfermizo. Lou se mete a la camioneta junto a la bebé, Harry termina de cerrar la cajuela, suelta un suspiro.

–Diría que si te vuelvo a ver te daré mi correo personal, pero eres impredecible, Melisa –ríe, siento su mirada sobre mí, yo miro el suelo.

–Podrías apostarlo... –subo la mirada.

–Quizá –su respuesta no suena muy convincente –Tienes mi móvil, Melisa, ahora tienes la cosa más importante y tu sabes qué hacer con el –dice como si pensara que se lo daría a cualquier persona.

–Te llamare mañana... si no es muy pronto –digo mordiéndome la mejilla por dentro.

– ¿Mañana? –levanta una ceja.

–Sí, mañana.

–Bien, entonces esperare tu llamada –contesta sonriéndome y no sabe lo que causa en mí, porque si lo supiera jamás lo volvería hacer.


Él se acerca a mí, cierro los ojos cuando su enorme cuerpo está muy cerca del mío, respiro su delicioso aroma a menta dulce, siento sus cálidos labios besar mi mejilla y me roba un suspiro cuando se aleja.


–Adiós, Melisa –dice caminando a la camioneta.

–Adiós, Harry... 


Camino hacia un lado y miro como la camioneta se mueve en reversa, Harry sale de su aparcamiento y gira a la derecha, estoy parada ahí sin poder moverme, él levanta su mano izquierda y la mueve lento como despedida, yo solo sonrió y él comienza a conducir para perderse entre los otros automóviles.












*

Nota: gracias por leer, les mando un beso a todas. No olviden votar después de leer, por favor, que tengan un bonito día. x

Fortsett å les

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