Capítulo 10:

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Melisa.


Él me mira justo en el centro de mis pupilas y algo se activa en mi cerebro, algo que jamás se había activado antes. Nadie me había mirado de esa forma, nadie se había atrevido a buscar en mis ojos algo más, yo miro sus esmeraldas y están tan perdidas, es como si buscaran un lugar en el mundo y no pueden encontrar refugio, son como olas de mar que golpean la orilla solo para mostrar hasta donde pueden llegar. Una sonrisa aparece en su rostro y yo parpadeo un millón de veces.


– ¿Tienes frío? –pregunta moviendo sus labios rosados lentamente.

–No... –susurro.

– ¿Entonces tienes calor? –pasa la lengua entre sus labios, los humedece y estos brillan como diamantes.

–A-algo –mi pecho golpea con el suyo, mi respiración esta incontrolable.

– ¿Quieres refrescarte?

– ¿Refrescarme? –pregunto confundida.


Y todo pasa tan rápido, siento las manos de Harry pegarme a su cuerpo, golpea mi pierna derecha cuando da un gran paso y entonces todo es azul, mis fosas nasales explotan, mis ojos me pican y tengo que cerrarlos, manoteo con fuerza luchando por salir a la intemperie y respirar aire puro, las manos de Harry ya no me rodean. Mis piernas se mueven tan rápido que me toma menos de un segundo salir del agua y asomar mi cabeza afuera, Harry está en la orilla de la alberca riéndose. Creo que él no es el tipo de chico que creí que sería, bueno, de hecho yo sabía que iba a ser un verdadero idiota, pero no de esta forma.

Ríe tan fuerte que su mano izquierda está en su estomago, yo solo niego, creo que no fue correcto esto, conocerlo, no fue correcto en ninguna de las formas posibles, tenemos humores diferentes, gustos diferentes, somos de clases diferentes, él es famoso y está acostumbrado a cosas que a mí se me hacen ofensivas y detestables. 

Nado hacia la orilla, donde están las escaleras metálicas para subir a piso firme.


–Hey, Melisa –él me llama mientras sigue riendo.

–Tengo que irme, Harry –contesto sin ninguna expresión en mi rostro, ni siquiera le demuestro que tan decepcionada estoy ni que tan triste me hace estar –Adiós –escurro mi vestido lo más que se puede y camino hacia la puerta de vidrio.

–Hey, Mel –me llama por mi apodo y una risa irónica aparece en mi rostro mientras camino, ¿quién le ha dado permiso para llamarme de esa forma? –Mel, ¿estás molesta? –grita, pero yo me dedico a caminar.


Abro la puerta de vidrio y entro, a nadie le importa que esté empapada, a nadie le interesa que me paso, están demasiado ebrios como para importarles. Paso con dificultad entre el mar de gente y logro subir al segundo piso, cuando lo hago no me sorprende ver a Carolina y a Jonathan en el mismo sitio.


–Caro –me acerco.

– ¿Pero qué mierda te paso, Melisa? –abre sus labios sorprendida.

–Uhm... –quiero inventarme una excusa –Estaban aventando licor abajo y yo estaba ahí.

– ¿Enserio?, yo no vi que hicieran eso.

–Sí, lo hicieron –mi tono le informa que no quiero darle explicaciones –Quiero irme a casa, ahora.

–Bien, creo que ya es hora de irnos, solo vamos a despedirnos del amigo de Jonathan, ¿está bien? –suelto un suspiro de cansancio –Tú adelántate, ya vamos.

Por ti siempre voy a esperar ; Harry Styles.Where stories live. Discover now