Capítulo 01:

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Melisa.


Me siento tan fuera de lugar aquí, solo, mírenme, estoy sentada en un sillón "americano", frente a una televisión "americana", estoy en San Antonio, Texas, y solo quiero saber cuando empiezan los milagros de los que tanto hablan.

De pronto tengo que dejar de pensar en mi sueño americano cuando escucho a todos chillar de emoción, parpadeo un par de veces y me doy cuenta que están contando la cuenta regresiva para que entre el año nuevo.


–Diez... –comienzan a contar todos a unisón, cosa que también hago, pero susurrando, miro las uvas color morado oscuro que hay en la copa de cristal que ahora mismo sostengo es mi mano derecha –Nueve... –alargan, el estómago me comienza doler por los nervios, es muy estúpido porque no conozco a nadie que le pase lo mismo –Ocho... –mi mano derecha está sudorosa, también por los nervios, tomo una uva y la observo mientras me muerdo el labio –Siete... –sé que este año va a ser como todos los anteriores, pediré deseos estúpidos y ninguno se va a cumplir, ninguno se va a realizar, ni siquiera se para que lo hago –Seis... –pero bueno, no pierdo nada con seguir la costumbre –Cinco... – ¿y ahora que pediré? «Tonterías como todos los años» me responde mi mente sucia –Cuatro... –son estúpidos, ¿por qué los voy a pedir? –Tres... –pero estoy por primera vez en suelo americano, tiene que ser diferente, aunque sea un poco –Dos... –debe ser diferente, Dios, estoy temblando, ¿por qué tiemblo? –Uno...


Y entonces escucho desde aquí, en el sofá de color café en el cual estoy sentada, los fuegos artificiales y los lloriqueos, las risas, los dientes masticar uvas y las palabras de hombres borrachos, pero mis oídos de repente se quedan sordos y no escucho nada que no sea mi respiración y mis pensamientos, tan claros y llenos de esperanza.


–Deseo número uno –cierro los ojos, no sé porque pero lo hago, me llevo la uva al frente de mis labios y antes de comerla susurro mi deseo –Quiero conocer a un chico que no solo quiera tocarme el seno derecho cuando estemos en el cine –me trago la uva tan rápido como puedo –Deseo número dos, quiero tener alguna vez una escapada nocturna con amigos que no sean imaginarios –me trago la otra uva como puedo –Deseo número tres, quiero ser saludable delgada aunque coma como un cerdo –ya no puedo poner una uva más sin masticarla –Deseo número cuatro, quiero vivir una de esas películas de amor, pero que la mía termine en un final diferente, no específicamente como la novela de Shakespeare, Rome y Julieta. Deseo número cinco, quiero ir a un concierto de mi banda favorita –la trago inmediatamente –Deseo número seis, quiero tener un autógrafo de Harry Styles –casi no puedo tragarla, pero lo hago al final –Deseo número siete, viajar a Europa –una uva más y vómito, pero tengo que hacerlo –Deseo número ocho, ¿puedo tener un encuentro cercano con un chico?, que no sea solo mirarlo de lejos –este último deseo no estoy segura de haberlo explicado bien, pero ya está hecho –Deseo número nueve que mi trasero no se ponga cuadrado por estar todo el día sentada frente a la computadora. Deseo número diez, que se cumplan estos deseos, mínimo el seis–suspiro, pido que llueva oro, pero sigo –Deseo número once, si no se va a cumplir nada de lo que he dicho anteriormente, solo pido que mi familia viva eternamente, eso es todo lo que realmente quiero... –me pican los ojos, como si quisiera llorar y no sé porque, me he puesto sentimental o quizá la sidra se me ha subido un poco –Deseo número doce, que la vida entonces me sorprenda de alguna manera, que lo haga, no tengo miedo –trago la última uva.


Cuando estoy luchando por tragarme todas las uvas que aún están en mi garganta escucho la voz chillona de Carolina, mi prima. Ella es la que vive aquí en San Antonio junto con mi tía, mi tío, o bueno, el quinto hombre con el que se ha casado mi tía, y mis demás primas, pero ellas ya están casadas y con hijos, además de que ya tienen una hermosa casa aquí.


– ¡Feliz año nuevo! –me grita en el oído mientras me levanta del sillón por su abrazo.

–Feliz año nuevo –le contesto algo aturdida por el grito.

– ¿Pediste tus deseos? –mira mi copa vacía.

–Si... eso creo –me rio porque he pedido los deseos más estúpidos del mundo, como todos los años pasados.

–Este año se te cumplen –ella me guiña el ojo derecho demasiado contenta y optimista.

–No estoy muy segura –levanto una ceja y la miro, ella ya está borracha, si mi tía la ve puedo jurar que la toma de su melena color negro y la mete a su recamara.

– ¿Por qué no?, esto es Estados Unidos, aquí todo pasa –se ríe enérgicamente y entonces pienso, es verdad, esto es Estados Unidos y creo que sí, aquí todo pasa.


Ella se da la vuelta y abraza a la primera persona que se le cruza en su camino, esta tan borracha que no se da cuenta de que esa persona es su madre y notara su estado de ebriedad.

Mientras miro a todos a mi alrededor festejando otro inicio de año me quedo quieta al pensar en que los deseos no se van a cumplir simplemente por el hecho de haberlos pedido en otro lugar que no sea tu hogar, es bastante tonto pero, sin embargo, algo en mi interior me hace cosquillas como si tratara de decirme algo, sé que no pasara nada de lo que he pedido porque, vamos, es pura fantasía, ¿no?










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Nota: gracias por leer, les mando un beso a todas. No olviden votar después de leer, por favor, que tengan un bonito día. xox

Por ti siempre voy a esperar ; Harry Styles.Where stories live. Discover now