narrador omnisciente.
Eddie se encontraba en su escritorio un martes a las 2 de la madrugada, tratando de estudiar, pero no lo conseguía, estaba cansado y lo único que necesitaba ahora mismo era dormir.
Estaba retomando su estudio cuando notó un golpe en la ventana, pero pensó que sería una rama de el árbol y lo dejó estar.
Otro golpe. Eddie, enfadado se levantó a ver que era, y se sorprendió al ver a su amigo Richie colgado del tejado con una sonrisa.
– ¡Eddie! – dijo el chico de gafas con una sonrisa, intentando entrar al cuarto de este.
– Richie, ¿qué haces aquí? Mañana tenemos examen. – Bufó.
– Bueno, a eso vengo, a que me enseñes. – Richie se encogió de hombros y Eddie lo miró con el ceño fruncido.
– ¿A las 2 de la mañana?– preguntó Eddie seriamente.
Richie se limitó a asentir y pasó a la habitación de Eddie.
– ¿Qué es lo que no entiendes? – Preguntó mirando a los ojos a Richie.
– Eh...Bueno, lo de, ya sabes...– Richie se atrancaba, la mirada de Eddie le ponía nervioso.
– No te entiendo.– Dijo Eddie riendo.
– ¿Has besado a alguien alguna vez? – Dijo Richie.
–¿Q-Qué? Eso no tiene que ver con esto.– Eddie lo miró seriamente
– Limítate a responder, por favor.– Richie se acercó más a él.
—N-No...– Eddie agachó la mirada.
– Pues ahora si.– Dijo Richie y besó los labios de Eddie suavemente, y este, le siguió el beso sin ningún problema.
Después de unos diez segundos se separaron del beso y los dos se miraron, con las mejillas ardiendo a la vez que sonreían.
–Retiro lo dicho, si he besado a alguien, y no puedo estar más feliz de ello.– Dijo Eddie y Richie le abrazó.