Después de abandonar la cocina, Shoto caminó por los pasillos en silencio, dirigiéndose hacia la habitación de Akari. La luz tenue del pasillo destacaba la preocupación en su rostro mientras se acercaba a la puerta cerrada. Dudó por un momento antes de tocar suavemente.
— Akari, ¿puedo pasar? —preguntó con cautela, consciente de que su hermana podía estar pasando por un momento difícil.
Desde el interior, Akari, que aún se aferraba al peluche en su rincón, levantó la mirada con sorpresa. No esperaba que su hermano regresara esa noche de su misión.
— Shoto...
El mayor entró con calma, cerrando la puerta detrás de él. Observó a su hermana con atención, notando las lágrimas en sus ojos y la tensión en su expresión. El peluche en sus brazos parecía ser su único consuelo en ese momento. Era tan notable que había estado en esa posición por horas.
— Encontré el pergamino en la cocina. ¿Quieres hablar al respecto? —preguntó con gentileza, tomando asiento en el suelo cerca de la pelinegra
Akari, sintiendo la necesidad de compartir su pesar, comenzó a relatar lo sucedido, desde la prueba de afinidad hasta la discusión intensa entre sus padres. Shoto escuchó en silencio, su mirada reflejando comprensión y apoyo.
—Es frustrante, Nii-san. Quería heredar el fuego, como papá quería. Pero terminé haciendo todo lo contrario a lo él esperaba de mí —murmuró Akari, sintiendo la carga de la decepción en su voz.
—La respiración de la flor es única y poderosa, Akari. No tienes que seguir el mismo camino que papá ni siquiera que yo. Lo importante es encontrar tu propio poder, tu propia fortaleza —coloca una mano en su hombro con cariño.
—Tu no lo escuchaste, todas las cosas que me dijo, la decepción en sus ojos y luego la discusión con mamá, es tan difícil —se hundió más en el peluche.
Shoto continuó escuchando a Akari, su expresión reflejando empatía y preocupación.
— Entiendo que esto sea difícil, Akari. Pero debes recordar que todos tenemos nuestro propio camino. No puedes vivir a la sombra de las expectativas de ese hombre o compararte constantemente conmigo.
— Lo sé, créeme que lo sé, pero como puedo continuar sin sentir que me ahogo. Quería hacerlo sentir orgulloso de mí, que, aun siendo una niña, podía ser como él. Sólo me convertí en una burla, fallé, nii-san. Fallé.
El de heterocromía frunció el ceño, dejando escapar un suspiro de frustración.
— Papá siempre ha tenido expectativas ridículamente altas, y no siempre elige las palabras adecuadas La respiración de la flor es tu propia fuerza, y estoy seguro de que puedes encontrar formas asombrosas de utilizarla.
El mayor de los hermanos observó a la menor el cómo se aferró al peluche entre sus manos con más fuerza, sintiendo consuelo.
— Gracias, nii-san Es solo que... cuando papá dijo esas cosas, me hizo sentir tan pequeña.
Shoto apretó suavemente el hombro de Akari, sus ojos reflejando una mezcla de desagrado y empatía.
— Ese hombre no sabe cómo expresar nada más que desprecio. Pero no dejes que sus palabras te definan. No eres una decepción, Akari. Eres mi hermana, y siempre estaré aquí para apoyarte. Además, la verdadera fortaleza no se mide solo por el tipo de chakra que heredas.
Akari le dio una mirada agradecida a su hermano. -Gracias. Significa mucho para mí que estés aquí.
La conversación continuó, con Shoto compartiendo sus propias experiencias de enfrentar las expectativas de su padre y cómo había encontrado su propio camino. A medida que la noche avanzaba, la conexión entre los hermanos se fortaleció, convirtiéndose en un faro de apoyo mutuo en medio de las sombras de la discordia familiar.
Al día siguiente, Akari se despertó con la determinación de enfrentar el día. A pesar de la carga emocional de la noche anterior, se levantó de la cama con la firme convicción de demostrar su valía en la academia.
El sol brillaba en el cielo, pero el ambiente en la residencia Todoroki seguía tenso. La conversación con Shoto le había dado fuerzas, pero la sombra de la decepción de su padre aún pesaba en sus pensamientos. Se vistió con ropa de siempre y, con sus pequeños ojos brillando con determinación, bajó las escaleras, encontrándose con una cocina silenciosa.
Fue recibida por su madre. A diferencia del día anterior, el rostro de Kanae reflejaba una expresión de ternura y apoyo. Se acercó a su hija y le acarició suavemente el cabello.
— ¿Cómo te sientes hoy, mi niña -preguntó agachándose para estar a la altura de la menor.
Akari miró a su madre con determinación. — ¡Hoy será un gran día, mamá! Voy a demostrar lo fuerte que puedo ser.
La pelinegra mayor sonrió con orgullo.
—Eso es lo que quiero escuchar, mi valiente Akari. Pero recuerda, no necesitas cumplir las expectativas de nadie más que las tuyas.
—Akari, desde hoy, seré yo quien se encargue de tu entrenamiento. No importa qué elemento de chakra poseas, lo importante es aprender a usarlo sabiamente y fortalecerte.
—¡Sí, mamá! ¡Quiero aprender todo lo que sabes!
Akari, con su mochila ajustada a su espalda, miró a su madre con ojos serios antes de salir hacia la academia.
— Mamá, no quiero decepcionarte a ti también. Quiero ser fuerte, como tú.
Kanae le sonrió dulcemente y acarició la mejilla de su hija.
— Mariposita, nunca podrías decepcionarme. Eres mi tesoro, y estoy aquí para apoyarte en cada paso que des. No se trata solo de ser fuerte, sino de ser fiel a ti misma.
— Lo sé, mamá. Haré mi mejor esfuerzo —aceptó sintiendo las caricias de su madre en el rostro.
Con esas palabras, Akari partió hacia la academia, llevando consigo la determinación de no solo cumplir con las expectativas de su padre, sino también de demostrar a su madre que era capaz de alcanzar su potencial. La conexión entre madre e hija, ahora sellada por la promesa de entrenamiento y apoyo mutuo, añadió un nuevo elemento de fuerza a la historia de Akari Todoroki.
Akari llegó a la academia con un nudo en el estómago. Buscó con la mirada a su amigo Sasuke, quien estaba practicando algunas técnicas cerca del área de entrenamiento. Decidió acercarse, deseando compartir lo que le había sucedido.
—Sasuke, ¡hola! —saludó, aunque sus ojos reflejaban un cansancio emocional que no pasó desapercibido para el agudo ojo de su amigo.
Sasuke levantó la mirada y le dedicó una sonrisa amistosa. — Hola, Akari. ¿Cómo estás? ¿Cómo te fue ayer?
La pequeña Todoroki suspiró antes de responder, dejando escapar sus preocupaciones.
— Fue un día difícil, Sasuke. Anoche, mi padre se enfadó mucho porque no heredé lo que esperaba.
El ceño de Sasuke se frunció, demostrando su inmediata preocupación.
— Eso suena complicado. ¿Cómo te sientes al respecto?
Akari se sumergió en la narrativa, compartiendo cada detalle de la discusión con su padre, la decepción que la embargó y cómo su madre ahora asumiría su entrenamiento. Sasuke la escuchó atentamente, captando cada matiz emocional de su relato.
— Debe ser difícil, Akari —comentó Sasuke después de escuchar su historia. — Pero no tienes que ser igual que tu padre. La respiración de la flor suena asombrosa, ¿no? Puedes ser fuerte de tu propia manera.
La niña sonrió, agradecida por las palabras de aliento de su amigo. — Gracias, Sasuke. Es bueno tenerte como amigo.
Sasuke le devolvió la sonrisa, manifestando su apoyo. — Siempre estaré aquí para ti, Akari. No importa lo que pase.
Con el ánimo un poco más elevado después de hablar con Sasuke, Akari y él entraron juntos a su salón de clases. El bullicio de sus compañeros llenaba la sala, pero la pelinegra notó que algo iluminaba los ojos de su amigo.
— Sasuke, ¿hay algo emocionante que quieras compartir? —preguntó, curiosa por la chispa de entusiasmo en los ojos contrarios.
Sasuke asintió con una sonrisa leve. — Sí, mi padre ha decidido enseñarme el jutsu de nuestro clan. El Katon: Gōkakyū no Jutsu.
Los ojos de Akari se iluminaron con sorpresa y admiración. — ¡Eso suena increíble! ¿Te enseñará a lanzar esas bolas de fuego masivas?
El Uchiha asintió nuevamente, mostrando un brillo de orgullo. — Sí, exactamente. Es un jutsu poderoso y bastante complicado. Mi padre cree que estoy listo para aprenderlo.
— ¡Eso es genial, Sasuke! ¡Seguro que serás increíble con ese jutsu! —aplaudió emocionada.
Sasuke, por lo general reservado, sonrió ante el apoyo de su amiga. — Gracias. ¡Estoy seguro de que nos convertiremos en ninjas poderosos!
Akari le agradeció con una sonrisa y, con una nueva determinación, se preparó para enfrentar las lecciones del día. Mientras el día avanzaba, el entusiasmo de pelinegro y la fuerza renovada de oji rosa crearon una dinámica positiva en su salón de clases.
La historia de Akari Todoroki y Sasuke Uchiha, dos jóvenes ninjas en su primer año de academia, estaba tomando forma con cada nuevo desafío y cada nueva habilidad que descubrían.