Ocho y media de la mañana:
- ¡Mama! Está sonando el teléfono, cógelo.
- Cógelo tu, hija, que estoy en la cama, igual que tú.
Como ví que nadie se levantaba a contestar y que el dichoso teléfono aún hacía ese ruido tan irritante, no me quedo más remedio que ir a cogerlo.
- Buenos días, bella dama. -Decía una voz al otro lado de la línea.
- Carla, que es sábado hija, y es prontísimo.
- Lo siento, no sabía que te había despertado. Es que estaba ansiosa por contarte una cosa...
- Venga, acabemos con la intriga.
- ¡He conseguido dos entradas para Dani Martín en Junio!
Se me abrieron los ojos como platos.
- ¿ Queeeee?
- Lo prometo, estaban muy rebajadas y encima estamos muy cerca del escenario. Además, sé que te encanta Dani Martín.
No lo podía creer, iba a ver a mi ídolo, de una vez por todas.
- Yo.... Carla, en serio, no sé que decir, estoy tan contenta...
¡Muchísimas gracias por pensar en mi! Guapa.
- Hombre Miranda, ¿Cómo no me voy a acordar del cantante favorito de una de mis mejores amigas?
- Enserio, muchas gracias, de verdad.
- Bueno, te dejo que vuelvas entre las sábanas. Un besito, seguimos hablando por mensaje.
- De acuerdo, muchísimas gracias otra vez.
Y me colgó.
Era el día más feliz de mi vida. Volví a la cama, pero ya no pude volver a concibir el sueño, estaba demasiado entusiasmada.