Draco Malfoy y el príncipe de...

By ilianabananaa

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Drarry/Harco. Draco había desarrollado una extraña obsesión con Harry Potter desde que lo conoció en la tien... More

Segunda Edición
Book Trailer
El inicio.
Camino a Hogwarts
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Epílogo.
Continuación.
Agradecimientos.
Más historias.

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By ilianabananaa

Draco se levantó aquella mañana muy temprano, sintiéndose completamente nervioso. No había dormido más que unas pocas horas y ahora que ya había abierto los ojos por completo no se creía capaz de volver a dormir.

No tenía caso mentirse, estaba preocupado, muy, muy preocupado.

Había visto el progreso de Harry desde el primer día, primer día que había resultado un completo desastre. Potter no podía ni invocar una simple pluma, sujetaba mal la varita, pronunciaba mal en encantamiento y definitivamente no se concentraba en lo que estaba haciendo. Había tenido que recurrir al contacto físico para ayudarlo con el movimiento de varita y había repetido muchísimas veces el encantamiento para que no hubiese error, pero parecía que aquel hechizo simplemente no se le daba.

Con el paso de los días fue mejorando, lo observaba, incluso en las clases parecía estarlo practicando, se le veía determinado y bastante serio, incluso ignoraba las burlas sobre el artículo que Rita Skeeter que todos en el colegio le hacían, aquel donde mencionaba que Potter aún lloraba con el recuerdo de sus difuntos padres.

Draco estaba orgulloso, en pocos días Harry progresó muchísimo, aunque también debía darle parte del crédito a Granger que, al estar tan preocupada como él por el moreno, simplemente no lo dejaba descansar, lo tenía practicando cuando Draco no podía y Harry se las había ingeniado muy bien para que no se encontraran, al menos hasta la noche anterior.

Mi padre me desheredaría si supiera que trabajé junto a la sangre sucia sabelotodo para ayudar ni más ni menos que a Harry Potter. Pensó mientras se daba una ducha rápida. ¿Qué falta? ¿Yo jugando al ajedrez con Weasley?

Al salir de la ducha el rubio tomó su libreta y le escribió a Harry, estaba seguro debía estar bastante nervioso y no podía dejar que eso interviniera en sus muy largas horas de esfuerzo.

"Estoy seguro que ya dominas a la perfección el encantamiento convocador, no dejes que nada te desaliente. Haré lo que pueda para que los Slytherin no se metan contigo, al menos por hoy, pero no prometo demasiado, te odian casi tanto como los leones me odian a mí.

Sé que vas a lograrlo, Harry. Estaré apoyándote en todo momento.

Pd. Asegúrate de desayunar y comer como se debe e intenta distraerte lo más posible con las clases. "

No esperó a obtener una respuesta. Simplemente terminó la conversación y salió a desayunar con un botón de "POTTER APESTA" colgado en la túnica, pero con el broche de Slytherin (que Harry le había regalado) colgado un poco más arriba, a la vista de todos.

El tiempo pasaba de forma más rara que nunca, como a saltos, de manera que estaba sentado en su primera clase, Historia de la Magia, y al momento siguiente iba a comer... y de inmediato la profesora McGonagall entró en el Gran Comedor y fue a toda prisa hacia la mesa de Gryffindor. Muchos los observaban.

—Viktor, es hora —Le dijo Karkarov al campeón de Durmstrang quién no parecía ni un poco alterado.

—Deséame suerte —Le dijo a Draco casi en un susurro.

—No la necesitas —Le afirmó y sonrió.

—Podrías darme ese lindo broche como un amuleto —Su tono de voz era de total y completo coqueteo.

—Lo siento —Tomó un sorbo de jugo de calabaza. —No puedo dártelo.

—Reliquia familiar. Supongo —Draco asintió, mintiendo. —¿Qué tal tu corbata?

—No me dejarás hasta que te la de ¿Cierto? —Viktor sonrió triunfante y Draco se quitó la corbata y se la entregó. —Cuídala es una de mis favoritas. —Bromeó, pues todas eran iguales.

Viktor revolvió su cabello y se amarró la corbata en la muñeca de la mano derecha. Levantó el puño en señal de victoria y salió tras Karkarov.

Draco miró a la mesa de los leones justo a tiempo para ver a Harry salir, le dedicaba una mirada fría y un tanto furiosa. El rubio le sonrió pensando que aquello tal vez era a causa de los nervios y llevó su mano a su corazón, señalándole el broche que le había regalado. Aquello pareció relajar a Harry lo suficiente para dedicarle una muy discreta sonrisa y finalmente salir del gran comedor.

—¿Tienes idea de que planea hacer Potter durante la prueba? —Preguntó Pansy en voz baja. —Granger no ha querido decirme nada.

—Lo sé, pero no voy a decirte —Draco se dedicó a comer trozo de pastel de chocolate.

—¿Y qué hay de Krum?

—Tampoco.

Pansy hizo un gesto de fastidio, pero no insistió.

Al terminar la comida todos los alumnos de las tres instituciones salieron hacia donde se llevaría a cabo el evento. Un estadio de tamaño enorme había sido levantado dentro de los terrenos de Hogwarts. Aquello tenía maravillado a medio mundo, pero no a Draco que había estado en estadios mejores que ese.

Se sentaron lo más cerca posible que pudieron de la arena, Draco, por supuesto usó su mejor mirada intimidante para hacer que unos Hufflepuff de primero les dejaran los asientos libres a él y a sus amigos.

Entonces el evento comenzó. El primero en pasar fue Cedric quién transformó una piedra en un perro, que distrajo al hocicorto sueco, y logró recuperar el huevo de oro (el objetivo de la prueba), aunque recibió una quemadura en la mejilla. Draco debía admitir que aquello había sido ingenioso, pero poco práctico y la quemadura en el rostro de Diggory lo demostraba.

El segundo campeón fue Fleur Delacou quién puso en trance al Galés Verde Común y se quedó dormido. En algún un momento el dragón roncó y le lanzó una bocanada de fuego que le quemó la falda, ella lo apagó lanzando un chorro de agua desde la punta de su varita y luego logró recuperar el huevo de oro. Aquello impresionó a Draco más de lo que quería admitir, muy pocos podían usar magia del tipo hipnotizante.

El tercer campeón era nada más y nada menos que su amigo Viktor Krum, quién nada más entrar lo localizó entre las gradas, le sonrió y le mostró el brazo donde tenía amarrada su corbata. Victor superó con facilidad la primera prueba, logró robar el huevo a la Bola de fuego chino, lanzándole a la dragona un hechizo de conjuntivitis. Draco negó con la cabeza, aquello había sido poco elegante y sutil. La Dragona se había alterado tanto que había pisado varios de sus propios huevos y los había roto. Krum recibió una penalización por ello, aunque no recibió ningún tipo de golpe.

Fue cuando Viktor salió del estadio que Draco comenzó a sentirse realmente nervioso, los otros tres competidores habían demostrado tener un nivel digno, y llevaban la ventaja por el simple hecho de tener más experiencia que un pobre alumno de cuarto año como lo era Harry Potter.

—Lo va a hacer bien —Le dijo Pansy al notar como se tensaba —Potter es bueno, lo has estado ayudando y Granger también, los dos son los mejores alumnos de todo el instituto, no podría haber tenido mejores maestros.

—La verdad es que a mí me gustaría ver el trasero de Potter en llamas —Dijo Zabini en tono burlón. Pero Draco sabía que solo intentaba ayudarlo a relajarse, por lo que no dijo nada.

Y entonces ahí estaba.

Harry Potter había salido de la tienda donde los campeones descansaban luciendo total y completamente asustado.
Draco tomó aire y adoptó de nuevo su expresión serena, fría y calculadora mientras apretaba entre sus dedos la insignia de Slytherin y repitiendo mentalmente "Relájate, con miedo solo vas a complicarte las cosas, relájate, te preparaste para esto por días".

—Potter sí que tiene mala suerte –Dijo Vincent. —De todos los dragones tenía que tocarle el colacuerno húngaro.

El colacuerno se encontraba agachado sobre la nidada, con las alas medio desplegadas y mirándo a Harry con sus malévolos ojos amarillos, como un lagarto monstruoso cubierto de escamas negras, sacudiendo la cola llena de pinchos y abriendo surcos de casi un metro en el duro suelo. La multitud gritaba muchísimo, pero ni Draco, ni Harry sabían (ni les preocupaba) si eran gritos de apoyo.

Entonces cuando Draco creyó que Potter jamás lo encontraría entre la multitud, lo miró, como si su sus ojos fueran un par de imanes y estuvieran hechos sólo para encontrarse, verde con gris.
Draco sintió y lo miró de manera decidida. Harry pareció captar el mensaje, por que se irguió cual alto era y alejando cualquier rastre de inseguridad de su rostro levantó la varita.

Ahí en medio del estadio, con sus ojos verdes llenos de decisión y seguridad, con su rebelde cabello negro siendo agitado por el viento de otoño y su firme mano sobre la varita fue que Draco se dio cuenta que realmente estaba enamorado de él. Estaba enamorado del Harry que podía ser tierno y miedoso, pero al a vez era el héroe que había derrotado a Voldemort, el poderoso mago que todos estaban mirando en ese instante.

—¡Accio Saeta de Fuego! —gritó Potter y todos los presentes guardaron silencio.

Draco se aferró con fuerza a su asiento, tan ansioso como el resto de los presentes, la saeta tenía que acudir, tenía que llegar, porque de otra manera iba a terminar saltando la valla que protegía a los espectadores e iba a servir de anzuelo para que Harry pudiera tomar el maldito huevo.

Entonces la vio, la Saeta de fuego venía del castillo volando a gran velocidad. Harry la divisó poco después y cuando la escoba se detuvo a su lado listo para montarla, Harry miró una vez más hacia Draco y le guiñó un ojo de manera coqueta.

Aquello pasó desapercibido por todo el mundo, por todos menos Draco quién se había puesto completamente rojo.

La manera de volar de Potter era extraordinaria, tenía técnica y a la vez parecía tan libre que no se notaba, ahí, en el cielo, Harry estaba en su elemento, para él no sería más que un partido de quidditch y el dragón era el equipo contrario.

Draco no se dio cuenta que miraba con fascinación a aquel chico hasta que sintió la mirada de Pansy sobre él. Ella no dijo nada, simplemente le dedico una sonrisa dulce y siguió viendo el espectáculo que Potter ofrecía.

Todos estaban eufóricos, nadie esperaba que Potter usara su escoba, nadie esperaba verlo volar así de perfecto ni hacer las acrobacias que hacía para llamar la atención del dragón que no parecía dispuesto a abandonar su nido.

—¡Vamos! —lo retó Harry en tono burlón, virando sobre el dragón para provocarlo—. ¡Vamos, ven a atraparme...! Levántate, vamos...

Draco sonrió, había usado el mismo tono que él usaba para burlarse de sus compañeros, se sentía orgulloso y a la vez alagado.

La enorme bestia se alzó al fin sobre las patas traseras y extendió las correosas alas negras, tan anchas como las de una avioneta, y Harry se lanzó en picado. Antes de que el dragón comprendiera lo que Harry estaba haciendo ni dónde se había metido, éste iba hacia el suelo a toda velocidad, hacia los huevos por fin desprotegidos. Soltó las manos de la Saeta de Fuego... y cogió el huevo de oro.

Y escapó acelerando al máximo, remontando sobre las gradas, con el pesado huevo seguro bajo su brazo ileso.

—¡Miren eso! —gritó Bagman—. ¡Mírenlo! ¡Nuestro paladín más joven ha sido el más rápido en coger el huevo! ¡Bueno, esto aumenta las posibilidades de nuestro amigo Potter!

Harry sobrevoló con el huevo en la mano mientras los cuidadores reducían al dragón a sus espaldas. Voló cerca de Draco, lo miró sonriente y luego sujetó su túnica para acercar el broche con el emblema de Gryffindor y besarlo.

Tal vez para todo el mundo había sido una manera de Harry para alardear frente al príncipe de las serpientes, decirle que Gryffindor era mejor que Slytherin, pero para aquellos dos fue una verdadera expresión de amor, la primera de muchas.

—¿No vienes? —La voz de Granger sonó a sus espaldas, muy bajita. —Iremos a ver a Harry a la tienda. —Le dejó la capa invisible. —Me pidió que te pusieras esto.

—Tu amigo no ha estado nada mal, pero Krum ha estado mejor —Dijo Pansy a la castaña quién soltó una enorme carcajada.

—Ni tú te lo crees Parkinson.

Y Hermione se alejó.

Draco iba a ponerse de pie, pero justo en ese momento vio a Weasley seguir a la sabelotodo. Tomó asiento de nuevo y suspiró... Seguramente Ronald le pediría disculpas a Potter, volverían a ser mejores amigos y Draco Malfoy volvería a quedar desplazado.

—¿No vas a ir? —Le preguntó Pansy al ver que no se movía.

—No creo que sea el mejor momento, lo felicitaré después.

Draco tomó la capa de invisibilidad y la guardó dentro de su túnica mientras veía los resultados del torneo, Harry y Viktor habían quedado en primer lugar, Fleur en segundo y Cedric en tercero.

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