La Heredera De La Antigua Mag...

By palmys

127K 3.9K 574

Esta es una historia libre sobre Draco Malfoy y Hermione Granger. Es una historia que me hubiese gustado que... More

La Heredera De La Antigua Magia (Draco y Hermione)
Capítulo 2. Risas.
Capítulo 3. Doloroso recuerdo
Capítulo 4. Llanto
Capítulo 5. ¿Solo un sueño?
Capítulo 6. Una Pequeña "Alegría"
Capítulo 8. Por Parejas.
Capítulo 9. Compañeros y Enemigos
Capítulo 10. Un nuevo Hobby
Capítulo 11. Reflexiones

Capítulo 7 Expecto Patronum

10.4K 320 29
By palmys

Draco.

No tenía pensado besarla, pero cuando la muy bruja se lamió los labios en una clara invitación, no lo pensó, lo hizo. Ese era el efecto que provocaba en él: le hacía perder el control. Normalmente no hacía nada sin pensarlo antes, sin meditar sus movimientos y ella había conseguido que perdiese el control, que fuese impulsivo e irracional. La deseaba más allá de lo normal. Ninguna chica le había hecho desearla de esa manera… casi salvaje. Solían tener que provocarle para conseguir su atención o meterse en su cama y ella no había hecho nada de eso, más bien al contrario. Y creía que por eso mismo la deseaba, porque era un fruto prohibido y más aún porque sabía que él la excitaba. Últimamente el sexo le resultaba aburrido. No es que no le gustase, era un hombre, claro que le gustaba, pero estaba cansado de acostarse con niñatas que se lo ponían demasiado fácil. Y Pansy. Ella no solo se lo ponía fácil, sino que también era con la que más repercusiones tenía al hacerlo. Y no es que acostarse con ella estuviese mal, tenía un buen cuerpo, era guapa y de una familia tan pura como la suya. Desairar a Pansy sería un gran error por la vinculación de sus familias. Pero era lo de siempre y además estaba harto de tener que despertarse a su lado por las mañanas. Se empeñaba en hablar y hablar y decirle cuánto le quería. Y a él le gustaba el silencio y más a esas horas. ¿A quién le gustaba despertarse con una cotorra? Y por esa razón, hacía ya un par de meses que no permitía a Pansy dormir con él. Le ponía cualquier excusa, como que estaba cansado o que tenía que estudiar, lo que fuese con tal de que le dejase en paz y cerrase la boca.

Pero con Granger era diferente y lo que más le apetecía ahora era saltarse las clases y meterla en su cama. ¿Con cuántos tíos se habría acostado? Con el búlgaro subnormal de Viktor Krum seguro que sí, —  ya que los pilló besándose —  y si a Krum le respondía con la misma efusividad que a él, estaba seguro de que se la habría tirado. Si no, es que era más gilipollas de lo que aparentaba. Les vio besándose en el baile que se celebró antes del torneo de Los Tres Magos – o cuatro más bien, ya que hasta en eso había conseguido inmiscuirse San Potter. Era un torneo para mayores de edad y en esa época Potter, aún menor, consiguió participar. A él también le hubiese gustado hacerlo pero cómo no, las normas no parecían afectar al niñato “que vivió” — ¿Se abría acostado también con Weasley? Se notaba que el pobretón de su amigo estaba loco por ella, sus celos eran tan obvios que hasta un ciego se daría cuenta. Por alguna extraña razón, que no pensaba analizar, imaginar que se había acostado con otros no le gustaba.

— Vamos Ron, date prisa. Quiero coger un buen sitio para ver al nuevo profesor – se oyeron unas voces de fondo.

— Espera Harry, quedé aquí con Hermione para coger sitio y sentarnos los tres juntos.

— Parece que llega tarde, mejor entramos y le guardamos el suyo.

Eran Potter y Weasley. Notó el preciso instante en que ella dejó de devolverle el beso y se quedó rígida en sus brazos. Bien, la dejaría marchar… por ahora. Se separó de ella.

— Qué vergüenza Granger — dijo él mirándola fijamente. — Tú aquí, divirtiéndote, mientras tus amiguitos te esperan – ella le miró con odio y vergüenza. Se puso colorada hasta la raíz.

— Vete a la mierda Malfoy. ¡¡¡Y no vuelvas a tocarme nunca!!!

— Un poco tarde para reproches. ¿No crees, gatita?

La chica soltó un bufido nada femenino y salió corriendo como si él fuese el mismísimo demonio. Prorrumpió  en carcajadas y la dejó huir…

Hermione

¡¡Condenado Malfoy!! Se estaba riendo de ella. ¿En qué estaba pensando para dejarse llevar de esa manera? Ella en nada ¡¡Eran sus hormonas las que no la dejaban pensar cuando el maldito hurón engominado la besaba!! No volvería a pasar, había sido una estupidez permitirlo y tenía que acabar ahí. Cuando oyó las voces de Ron y Harry en el pasillo se puso tensa, si sus amigos llegaban a pillarla… Ahora lo importante era ir a clase, después, cuando estuviese sola, ya tendría tiempo de recriminarse.

Entró en clase y se dio cuenta de que era prácticamente la última en llegar, ya que la clase estaba llena. Divisó a Ron y a Harry en las mesas de la primera fila. Eran pupitres dobles y pudo ver como sus dos amigos estaban sentados en uno y el que estaba a su lado estaba vacío. Bien, por lo menos no tendría que compartir el pupitre con Ron, siempre que se sentaba con ella se pasaba la clase haciéndola un sinfín de preguntas. Se dirigió hacia allí y se sentó en el pupitre que le habían reservado.

—  Herms, habíamos quedado fuera para coger sitio, creíamos que ya no venías —  dijo Ron en un claro tono recriminatorio.

—  Eh… sí… bueno, es que tenía que hacer unas cosas… Lo siento chicos.

—  ¿Qué cosas? – inquirió de nuevo su amigo.

¿Qué podía decirle? Que se estaba liando con un Slytherin – concretamente con Draco Malfoy – y que estaba demasiado ocupada disfrutando de una excitación que nunca creyó que existiera? No, mejor no. Como mínimo le pedirían explicaciones, y no podría dárselas ya que ni ella misma sabía por qué lo había hecho.

—  Dudo que quieras saberlo Ron.

—  Pues dudas mal, porque sí que quiero saberlo.

—  Bien, tú lo has querido. Estaba en el baño, poniéndome un tamp…

—  ¡Vale! ¡Para! Tienes razón, no quiero saberlo – barbotó su amigo haciendo aspavientos con las manos rojo de vergüenza.

Nada mejor para evitar preguntas incómodas que hablar de la menstruación. Los hombres odiaban cualquier referencia a ese tema.

—  Te lo dije – y antes de que pudiese decirle nada más se escuchó una voz proveniente de la entrada.

—  Hola a todos. Bienvenidos. Como ya sabréis, soy el nuevo profesor de Defensa Contra Las Artes Oscuras. Mi nombre es Mikro L. Schoiní. Os dejo un par de minutos para que me hagáis preguntas personales, después, sólo las referentes a la clase. Y bien, ¿quién quiere empezar?

Curioso nombre y curiosa la manera de empezar de este profesor. Y curiosa su edad y forma de vestir. No podía tener más de 35 años y era realmente atractivo. Tenía el pelo castaño claro, los ojos color chocolate y vestía una túnica blanca que le llegaba hasta los pies, no muy acorde a su físico. Le pegaría más una camisa y unos pantalones vaqueros que dicha túnica. Era demasiado guapo y joven para vestir como Dumbledore.

De fondo se escucharon los suspiros de algunas chicas. Genial. Ya se imaginaba que tipo de preguntas harían.

—  ¿Cuántos años tiene, profesor Schoiní? – preguntó una alumna de Hufflepuff.

—  ¿Cuántos crees? – respondió el aludido sonriendo.

—  ¿Está casado, señor? – esta vez fue el turno de una Ravenclaw.

—  ¿Qué significa para ti estar casado? – dijo guiñándole un ojo a la chica. La aludida ni siquiera respondió, parecía que fuese a darle un colapso por culpa de un simple guiño.

—  ¿Tiene hijos, profesor? – otra pregunta estúpida, esta vez de una chica de su propia casa. Era su turno de intervenir.

—  ¿Qué experiencia tiene en Defensa Contra Las Artes Oscuras, profesor Schoiní?

Se oyó un abucheo generalizado por parte de casi todas las féminas de la clase.

—  Si te lo contase no me creerías, Hermione.

¡¡Sabía su nombre!! ¿Pero cómo? Era la segunda vez que le veía. La primera fue el día de inauguración del nuevo curso cuando Dumbledore le presentó.

—  ¿Cómo es que sabe mi nombre, profesor?

—  Ah, yo se muchas cosas Hermione.

—  ¿Cómo cuáles? – preguntó el siempre cotilla de Ron.

—  Mmmm… veamos señor Weasley, cosas como que tu patronus es un perro ¿verdad?

—  Eh…esto…eh… Sí, es un perro. ¿Cómo lo ha sabido?

—  Ya lo dije señor Weasley, yo sé muchas cosas – se oyó un ruido de una puerta al abrirse y cerrarse. —  Vaya, parece que tenemos un alumno rezagado. – Toda la clase se giró, todos menos ella. No podía explicarlo, pero sabía sin necesidad de darse la vuelta quién era el “alumno rezagado”. – Aquí queda un sitio libre, señor Malfoy – dijo el profesor señalando el que había junto a ella.

¡¡¡Mierda, mierda, mierda!!! Ni en clase se libraba de él.

Malfoy se acercó sin inmutarse ni un ápice al pupitre, se sentó y dejó sus libros con una parsimonia desquiciante, como dando a entender que no le importaba lo más mínimo haber interrumpido la clase. Ni siquiera se dignó a pedir perdón. Transmitía arrogancia por todos los poros de su cuerpo.

—  Bien, ahora que ya estamos todos podemos empezar la clase. Guardad los libros, hoy no los necesitaremos. Señor Potter, ¿tendrías la amabilidad de enseñarnos tu patronus? – nuevamente se escucharon cuchicheos y susurros mal disimulados.

—  ¿Lo dice en serio, profesor? – preguntó el aludido.

—  Claro Harry ¿Te supone algún problema? Sé que es magia muy avanzada, pero no dudo de que casi todos los que estáis en esta clase sabéis hacerlo. Según tengo entendido, mi predecesor, el profesor Lupin, ya os enseñó cómo invocarlos.

—  No me supone ningún problema, profesor. Es sólo que me parece un poco extraño.

—  ¿Por qué, Harry? Sé de sobra que sabes invocar un patronus, así que si eres tan amable, me gustaría verlo.

—  Por supuesto, señor. – se levantó y se situó en el centro de la clase, junto a la mesa del profesor. Sacó su varita, y apuntando al aire, pronunció el hechizo —  Expecto Patronum – se comenzó a crear frente a Harry una niebla blanca que fue tomando forma de ciervo.

—  Excelente, Harry. Un patronus muy bueno – dijo el profesor palmeando suavemente el hombro de su amigo – ya puedes sentarte joven mago —  Harry hizo desaparecer a su ciervo y volvió a su asiento. —  ¿Algún voluntario que quiera enseñarme su patronus? – el profesor paseó la mirada por la clase buscando otro voluntario. Varias manos estaban alzadas – casi todas eran chicas – pero siguió buscando. Al parecer no encontraba a quien quería. De repente fijó su mirada en una de las personas de esa clase, de la cual se sabía que no podía invocar un patronus.

—  ¿Qué tal tú, Draco?

Continue Reading

You'll Also Like

747K 38.1K 35
Melody Roberts es una chica muy sencilla, no es muy sociable y solo tiene una mejor amiga. Vive sola en un pequeño departamento, el cual debe de paga...
59.5M 566K 6
Sinopsis Kaethennis ha disfrutado de los placeres de la vida, mucho, casi se puede decir que demasiado. Un alma libre, al menos así se definiría el...
53.6K 6.4K 128
Entra para obtener más información de la historia 💗
1.6M 112K 83
Becky tiene 23 años y una hija de 4 años que fue diagnosticada con leucemia, para salvar la vida de su hija ella decide vender su cuerpo en un club...