My Complement. MADLY IN LOVE...

Por ButterflyWings1994

2.5M 140K 18K

Cindy nunca estuvo hecha para las responsabilidades. Su vida era un desastre, no tenía trabajo y tenía que ma... Más

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12-Maratón 1/3
Capítulo 13-Maratón 2/3
Capítulo 14-Maratón 3/3
Capítulo 15
Capítulo 16
NOTA DE LA AUTORA.
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47-Maratón 1/3
Capítulo 48-Maratón 2/3
Capítulo 49-Maratón 3/3
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Just a woman. The Truth.
Capítulo 55
Capítulo 56
Boletín informativo...
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60. Final.
Epílogo Part. 1
Epílogo Part.2
Capítulo extra 1.
Capítulo extra 2.

Capítulo 41

30.3K 1.6K 258
Por ButterflyWings1994

Primero que todo, primero que nada. 

¡Quiero disculparme con todas ustedes! Sé que no subí capítulo este miércoles, pero mi Internet nos odia y decidió que no quería funcionar. Recién hoy vinieron a solucionar el problema y aun así sigo teniendo otros problemas. 

Pero no se crean, eso no va a detenerme, ¡nada puede conmigo! 

Ahora si, me callo y las dejo con el capítulo.


Por fin había pasado el tiempo que el médico me había dado de reposo y podía volver a trabajar a la empresa.

Contrario a lo que se podía pensar, estar todo el día encerrada en un departamento lleno de comodidades y lujos, no era algo bueno. Estaba aburrida hasta la medula y mi trasero había comenzado a achatarse de tanto pasármela sentada o acostada. Y para que hablar de lo mucho que estaba engordando, en poco tiempo tendrían que echarme a rodar para moverme. O peor, llevarme en una grúa.

Lamentablemente Ian parecía no estar conforme con que volviera a la empresa, por lo que me había puesto como condición para volver que llegara a las diez y media y no a las ocho como normalmente hacía.

No estaba de acuerdo, pero él era mi jefe. No había mucho que pudiera hacer.

Cuando él se fue a la empresa, luego de un candente beso de despedida, me quedé por las siguientes dos horas viendo episodios de Catfish y comiendo pastelitos de chocolate con un gran vaso de leche.

Exactamente a las nueve de la mañana comencé a alistarme.

Luego de salir de la ducha y lavarme los dientes, me coloqué un vestido color granate ajustado al cuerpo, un blazer negro y mis tacones negros.

Ya no tenía sentido esconder mi pancita, no cuando medio país sabía que estaba embarazada de Ian gracias a la Cerdizorra, por lo que esconderlo ya no tenía sentido.

Me sentía preparada para las miradas que la gente me daría y las mentiras que contarían, pero aun así era difícil. Lo único que esperaba era que Mia y Linda no creyeran todas esas cosas, porque eran muy agradables conmigo y mis únicas amigas, no quería perderlas.

Peiné mi cabello en una coleta alta, me maquillé muy sutilmente y tomé mi cartera para salir del departamento de Ian.

Ian, muy amablemente, me había entregado una copia de la llave de su departamento y la clave del ascensor para que pudiera ir y venir sin tener que llamar. No quería que sintiera como si estuviera invadiendo su espacio y su vida, y así se lo hice saber. Pero él simplemente se rió y me besó, para luego decirme que hace mucho tiempo yo había invadido su mente, por lo que invadir su hogar no era más que un aliciente.

Para que negarlo, no opuse demasiada resistencia luego de eso.

Ian también me había otorgado uno de sus flamantes coches para movilizarme, ya que no me había dejado traer el mío porque, según él, los periodistas estaría siguiéndome constantemente y ya sabrían hasta mi tipo de sangre.

Yo no sabía mi tipo de sangre.

Ahora manejaba un flamante Lexus RX color azul oscuro y mi hermano estaba conduciendo mi Betty.

Como cambiaban las cosas. Pasé de mi preciosa Betty, un escarabajo de hace mil años, a un Lexus del año. Aun así seguía prefiriendo a mi Betty, porque por más vieja y gastada que estuviera, era de mi madre. Eso le daba un valor invaluable para mí.

Todo el camino hacia la empresa me sentí como una súper estrella, cantando canciones a todo volumen de Bebe Rexha y enseñándole el dedo de en medio a cada maldita persona que me miraba como si estuviera loca. Digo, loca o no, no era de su incumbencia.

Cuando llegué a la empresa, procuré no chocarme contra nada al estacionar, porque si lo estropeaba me pasaría la mitad de mi vida pagando lo que costaba semejante auto.

Una vez dentro del edificio, no pasaron inadvertidas las miradas de las personas, la mayoría de ellas juzgándome sin conocerme o mirándome con envidia o asco. Como ya había dicho, no me afectaban ni me importaban, pero era difícil ser juzgada por la gente.

Entré en el ascensor y casualmente me encontré con Linda. Di un paso dentro del ascensor justo cuando ella levantaba la mirada de su móvil. Sus ojos me observaron en silencio a la vez que me hacía espacio para entrar. No me pasó inadvertida su fugaz mirada a mi abdomen, pero seguía sin decirme nada.

El tiempo que el ascensor demoró en llegar a su planta se me hizo eterno, porque podía sentir su pesada mirada sobre mí pero no me atrevía a mirarla por miedo a ver el reproche en su mirada.

Cuando llegó su turno de bajarse, salió del ascensor y antes de que las puertas se cerraran, se giró en mi dirección y me dio una tímida sonrisa. En sus ojos no habían reproches, sino una tímida simpatía y un silencioso apoyo.

No pude evitar soltar un suspiro de alivio y responderle con una temblorosa sonrisa. Sí, no la conocía desde hace demasiado tiempo, pero era importante para mí y la sentía como una amiga. Además, no me gustaba decepcionar a nadie.

Luego de eso, todo el resto del camino fue mucho mejor y más ligero. Si linda no me juzgaba, la liberal y comprensiva Mia tampoco lo haría.

Cuando bajé del ascensor, lo hice con una sonrisa en la cara, ignorando que detrás de mí se habían quedado personas cuchicheando en voz baja.

Avancé hasta la oficina y cuando abrí la puerta, me encontré con una imagen que me revolvió el estómago y puso mi sangre a hervir.

Cindy, cálmate. Todo esto tiene que ser un terrible mal entendido. Vas a entrar, no vas a golpear a nadie, y vas a pedirle una razonable y muy necesaria explicación a Ian de porqué está abrazando a Miranda. Todo va a estar bien, no te alteres, no es bueno para ti ni para el bebé.

Con eso en mente, volví a dibujar mi sonrisa, ahora mucho más falsa y cerré la puerta detrás de mí de un portazo, llamando su atención y provocando que se alejaran y se giraran en mi dirección.

De solo ver la sonrisa en su rostro, quise arrancarle los dientes con un alicate.

Es asesinato no es legal. El asesinato no es legal. ¡El asesinato no es malditamente legal, Cindy Cooper!

―Hola ―saludé taladrando con la mirada a Ian, quien tenía una mueca de incomodidad en los labios y su mirada estaba cargada de disculpas. Luego observe a Miranda, quien tenía una sonrisa tímida, pero sus ojos, oh por Dios, sus ojos. En ellos había maldad y satisfacción. Porque la muy perra sabía que esto no me agradaba en absoluto y que probablemente pelearíamos por su culpa― Puedo ver por qué no querías que viniera antes.

―Cindy, no es lo que crees ―suspiró Ian, pasándose una mano por el cabello y dando un paso hacia mí, pero yo hice un ademan con la mano para que no se acercara. Tenerlo cerca no me ayudaría a permanecer estoica, terminaría cediendo― Miranda... ella solo vino a disculparse por lo ocurrido. Está arrepentida por su comportamiento y quiere hacer las paces. Quiere que seamos amigos, por los buenos tiempos ―tragó fuerte al ver como mi expresión se descomponía― Ella entiende que ahora estoy contigo y que te quiero, no va a interferir en eso.

Tienes que estar jodidamente bromeando, Ian Goodwins.

Quería a ese hombre, de verdad. Me parecía perfecto para mí, porque encajaba con mi locura y se complementaba conmigo. Éramos algo así como mitades perfectas. Pero a veces, era tan estúpidamente inocente y crédulo. Esas veces, quería golpearlo y zarandearlo por ser tan estúpido.

¿Qué ella estaba arrepentida? ¿Ser amigos por los buenos tiempos? ¡Mi abuela en calzones! ¡Esa mujer lo único que quería era engañarlo con su sonrisa inocente! Pero en sus ojos, en su postura, en todo, ella exudaba maldad.

Cerré los ojos por un momento para serenarme y mantener la calma. No iba a darle a esa mujer lo que quería. Ella no podía saber que me afectaba, no. Conté hasta diez, tome mucho aire, pensé en cosas agradables, como lo que habíamos hecho anoche, y me tranquilicé. Luego abrí mis ojos y me obligué poner una sonrisa en mi rostro.

―¿Podemos hablar? ―pregunté mirando fijamente a Ian― A solas ―dije para hacerle saber a Miranda que sobraba y era hora de que se fuera, antes de que mi calma se fuera por la ventana y le arrancara las extensiones de los chinos.

―Oh, por supuesto, entiendo ―dijo tomando su abrigo y su cartera del sillón. Luego se acercó a mí y puso su asquerosa y promiscua mano en mi hombro y apretó con fuerza. Como estaba de espaldas, Ian no podía ver su rostro, pero en el había una promesa. Voy a destruirte se leía claramente― siento mucho todo lo ocurrido, Cindy, prometo que no sé qué me ocurrió ni que me llevó a comportarme como lo hice, pero prometo que no va a repetirse. Lo siento mucho, por todo lo ocurrido. Espero que sean felices juntos, porque se lo merecen ―dije para concluir con su avalancha de mentiras. Cuando pasó por mi lado, susurró por lo bajo― Voy a destruirte, niña.

Cuando por fin estuvimos a solas, dejé con más fuerza de la necesaria mi cartera sobre el sillón.

―¿Qué demonios pasó por tu cabeza, Goodwins, para creer por un segundo en todas esas mentiras? ―pregunté con los dientes apretados girándome para enfrentarlo― Después de todo lo que hizo, ¡de todo lo que me dijo! Una falsa sonrisa, un par de palaras vacías y tú se lo perdonas todo y se dan un abrazo como buenos amigos. No puedo creerlo.

―Cindy ―dijo acercándose para tomar mis manos pero yo lo aparte bruscamente― ¿Qué querías que hiciera? Lo único que busco es arreglar todo esto y ella estaba dispuesta a disculparse. ¡Se disculpó! ¿O es que acaso nunca has hecho algo de lo que te arrepientes? Por favor, cálmate y deja de hacer de todo esto un problema, ¿sí? Solo fue un abrazo, no la besé para que te pongas así.

Abrí la boca ofendida.

¿Hacer de todo esto un problema? ¡Teníamos un problema si él era un maldito idiota que se creía todo lo que esa maldita perra le decía! Por supuesto, ya faltaba que la besaras, idiota.

―Tienes que estar jodidamete bromeando, Ian. Realmente espero que no te hayas creído toda su palabrería, porque de ser así, eres un idiota. Uno muy grande y crédulo.

―¿Por qué habría de no creerle? ¿Qué ganaría con venir aquí, mentirme y luego continuar como hasta ahora? ―preguntó como si la respuesta fuera obvia. Lo era, solo que no era la misma para los dos― Por favor, no peleemos, no quiero discutir ni que tú te alteres. Simplemente... déjalo estar. Todo está arreglado y ella no va a volver a molestarnos ―volvió a intentar acercarse a mí y en esta ocasión no pude impedírselo. Tomó mis mejillas en sus manos y las acaricio con suavidad para luego plantar un suave beso en mis labios― No te enojes conmigo, ¿sí? lo único que pretendo es que estés tranquila y feliz. No quiero más problemas ni disgustos.

―Lo sé, yo también lo quiero, pero no por eso voy a creerme todas las mentiras que ella dice ―refunfuñé con la mirada gacha― Cuando pasó por mi lado oí claramente cuando me susurró que iba a destruirme, ¿Eso entra en el paquete de "Estoy arrepentida, vamos a ser amigos"?

Ian frunció el entre cejo y me miró fijamente.

―¿Estas segura de que dijo eso? Yo no oí nada.

―¿Estas dudando de mí? ―pregunté fulminándolo con la mirada y alejándome del cálido toque de sus manos en mis mejillas. Me sentí fría y vacía sin su tacto y cercanía, pero la idea de que él dudara de mi ante Miranda me era inaceptable.

―No, no, no, solo... podrías haber escuchado mal.

Muy bien, me había cansado de hacerle ver lo que era obvio. Que creyera lo que quisiera.

―¿Sabes qué? Déjalo así ―murmuré cansada, tomando mi cartera del sillón y comenzando a caminar a mi oficina― Haz y cree lo que quieras. Pero no trates de que me crea sus cuentos, porque no soy idiota, sé lo que veo y oigo. He terminado con esto.

―Cindy...

No lo dejé continuar porque entré a mi oficina y cerré la puerta detrás de mí. Luego me dejé caer en mi cómoda silla y me agarré la cabeza con las manos apoyando los codos en la mesa.

Estaba agotada. Todo el tema de Miranda me agotaba y estaba cansada de todo esto. Pero también estaba dolida y molesta porque Ian dudara de mí y creyera en las palabras de ella.

Era tan obvio que lo único que quería era hacerle creer eso, tener su confianza y luego atacar. Pero no, él era demasiado bueno para creer en que ella pudiera ser mala de verdad. Lo que me llevaba a pensar, ¿tendría aun sentimientos Ian por Miranda? Porque no me explicaba cómo podía creerle.

La idea de Ian queriendo a esa mujer me enfermaba y estrujaba mi corazón. Dolía pensar que quizá el siguiera queriéndola y simplemente estuviera tratando de olvidarla conmigo.

Esperaba que no fuera así, porque eso me destrozaría. Nunca me habían rotó el corazón y no sabía cómo se lidiaba con algo como eso.

Pero estaba segura de que podría con ello. Tenía a mi hermano, a Lily, a Caroline y ahora a mi bebé. Ellos eran mi fuerza. Con ellos podría contra cualquier cosa.

(***)

A las doce de la mañana Ian me llamó a su oficina y a regañadientes me arrastré fuera de mi zona segura.

―Tengo que irme a una reunión, Cindy ―dijo mirándome fijamente, como si esperara una reacción de mi parte.

―Bien ―susurré procurando no mirarlo. No quería verlo a la cara porque sabía que terminaría cediendo y eso era lo último que quería. Tenía que mantener mi opinión y que él viera cuan en serio estaba hablando. Ian tenía que ver la verdad y yo iba encargarme de mostrársela.

―Cindy, por favor, no hagamos esto ―pidió con voz suplicante, avanzando a grandes zancadas hasta mí y tomando mi barbilla para alzar mi rostro y que lo mirara― no puedo estar así, no contigo. Te quiero. No puedo soportar que no quieras ni mirarme ni hablarme, me duele y sé que a ti también. No nos hagamos esto, ¿sí?

―Solo vete ―dije con voz apagada, aguantando las lágrimas. Me sentía como una niña pequeña lloriqueando, pero las hormonas no me dejaban controlar lo que sentía ni con qué tanta intensidad lo hacía― déjame sola. Necesito pensar y tú también lo necesitas. Cuando volvamos a casa podremos hablar y tratar de arreglar las cosas.

Ian suspiró y dejó caer su frente contra la mía.

―Como tú quieras ―susurró con los ojos cerrados― vamos a hacerlo a tu modo, cariño.

Cuando salió por la puerta con el rostro descompuesto, y por fin estuve sola, me permití soltar todo lo que estaba sintiendo, toda esa angustia y rabia y dejé que las lágrimas corrieran por mis mejillas.

Me dolía no estar cerca de él, no hablarle ni mirarle. Pero ese era el precio a pagar. Él tenía que elegir. Creerme a mí o a Miranda. Ella o yo.

Porque ella y yo no cabíamos en un mismo mundo, mucho menos en el suyo.

Y esperaba de todo corazón que me escogiera a mí. Porque si estuviera en su situación, la respuesta era muy sencilla. Él. Siempre había sido él. Desde el primer momento y esperaba fuera hasta el final.

Ahora si, vamos a lo que nos importa. 

¿Creen en el "sincero" arrepentimiento de Miranda? ¿Creen que los deje en paz o continúe incordiando? ¿Ian es demasiado crédulo e idiota? 

¡Quiero que me digan todo lo que piensan en los comentarios!

Odio mi vida, chicas, tengo una suerte peor que Cindy. ¡Soy la única a la que en menos de un mes se le estropea el Internet!

¿Saben que es lo peor? Que había comenzado a ver Supernatural y me faltaban dos episodios para terminar la primera temporada. 

Ni Hades pudo controlar mi rabia durante estos días.

¡Espero que les haya gustado, las amo y nos leemos hasta el próximo capítulo!

PD:  En multimedia, Trust de Justin Bieber. Lo admito, chama, amo a este cabrón.

Bye. 

Seguir leyendo

También te gustarán

330K 21.1K 35
[SEGUNDO LIBRO] Segundo libro de la Duología [Dominantes] Damon. Él hombre que era frío y calculador. Ese hombre, desapareció. O al menos lo hace cu...
2.7K 295 19
Tenía ante ella la oportunidad de su vida, ganaría el treinta por ciento de las ventas, vendiendo su alma al diablo. Escribir un artículo enteró sobr...
4.8K 119 11
Abby Williams es una chica de 18 años que habia estado toda su vida viviendo con su padre, en españa, pero tras su muerte, tuvo que irse al otro lado...
40.3K 2.8K 146
Nada más hago este libro por tener un montón de imágenes de estos cuatro chicos. Tengo que sacarle algo de provecho por tener tantas imágenes. ______...