Despiadado ©

By Meliina18

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Su mirada era más fría que un tempano de hielo. Estaba claro que le gustaba verme sufrir. Su pasatiempo favor... More

⚠ Advertencia ⚠
Prólogo.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capitulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 41.
Capítulo 42.
Capítulo 43.
Capítulo 44.
Capítulo 45.
Capítulo 46.
Capítulo 47.
Capítulo 48.
Capítulo 49.
Capítulo 50.
Capítulo 51.
Capítulo 52.
Capítulo 53.
Capítulo 54.
Capítulo 55.
Epílogo.
CURIOSIDADES.

Capítulo 6.

47K 3K 254
By Meliina18

"Estragos."

Contenido adulto.

Llegamos a casa. Las cosas estaban en silencio, hasta que a Catalina, la ogra, se le acercó a mi esposo y dijo que alguien lo estaba esperando en su despacho.

─Hermosa, te veré en un rato. Sube a la habitación.

Acarició mi cabeza, como si de un perro me tratase y caminó a su despacho, entró y cerró la puerta detrás de él. Sin nada más que hacer subí a la habitación dispuesta a entrar a la tina.

Zachary.

Entré decidido. No vería más a esa bruja que mi esposa me obliga a llamar suegra. Elías, estaba sentado en una de la silla frente a mi escritorio.

─Elías─ hablé, serio.

─Buen día, Zac.

─ ¿Lo conseguiste?

─Sí.

Caminé hasta tomar asiento en la cómoda silla de piel negra y me recargué.

El hombre frente a mi comenzó a sacar papeles de su portafolio.

─Estos son los papeles que necesitaba para comprobar que la casa en la que Elizabeth Berry es propiedad de Christopher Berry y no una herencia de Denzel Howard.

─Perfecto.

Una rápida leída a los documentos fue suficiente para ver que el gran fraude que Christopher basura había hecho con esa mansión.

─Zac, sé que esto no es mi asunto, pero.

Volvió a abrir su portafolio y sacó otros documentos.

─Conseguí esto en el mercado negro.

Sonreí como un niño al que le muestran un nuevo juguete.

─Interesante.

Tres hermosos retratos de la zorra de Berry estaban en mis manos, hermosos es un decir, realmente no me interesaban en lo más mínimo, pero esto me serviría como una ayuda para hundirla y evitar que hable mal de mí a mi mujer.

─ ¿Algo más, Elías?

─Conseguí información de uno de los sobrinos de ella.

─ ¿De Elizabeth?

─Sí.

─Creí que no tenía a nadie.

─Eso mismo creí yo. Ayer me llegó la información de un chico llamado Estefan Turner.

─Hijo de alguna hermana.

─No, él es hijo de sus único hermano. Nació en enero de 1995 y estudió administración de empresas. Logró adelantar unos años con ayuda de un profesor que raramente lo asistió para lograrlo.

─ ¿Por qué Turner?

─Cambió su nombre, el profesor lo hizo, lo adoptó como suyo cuando se enteró que Estefan no tenía padre.

─Que cabrón, ¿realmente no tiene?

─Si, pero ese profesor fue para él lo que nunca fue Logan.

─Logan Howard.

─Así es. Hermano mayor de Elizabeth.

─ Así que sabe utilizar oportunidades─ murmuré─. Investiga más sobre él y sobre ese generoso profesor.

─Claro, pero no aseguró que pueda conseguir demasiada información del viejo. Murió hace tres semanas y dejó toda su fortuna a Estefan.

─Bien, investiga a ese hombre y lo poco que puedas del viejo.

─Por supuesto.

─Quiero toda la información de Megan en mi escritorio la semana que viene.

Asintió.

(...)

Megan.

─ ¡Quiero que respetes a mi madre, Zachary!─ mi grito retumbó en todo el despacho.

─No me levantes la voz─ habló, amenazante.

Su actitud de macho malo me estaba molestando cada día más, parecía que lo único que quería era fastidiarme.

─ ¡No me digas que hacer!─ refunfuñé.

Me tomó bruscamente de los hombros y me pegó a su cuerpo. Era estúpido que estuviera tratándome así solo porque había ido al spa con mi madre.

─Te voy a decir una sola cosa, Megan y quiero que te la grabes muy bien en esa hermosa cabecita.

Acercó sus labios a los míos dándome un brusco beso.

─Tu eres mía─ su mirada era aterradora y sumamente amenazante─. Mi esposa y debes obedecerme.

Esas palabras tan posesivas me encantaban, pero no en estas circunstancias, no con él gritándome como si fuera una niña que no entiende.

─Te recuerdo que debes obedéceme y complacerme en todo.

Comenzó a besar mi cuello, sus besos no eran como lo que a mí me tenía acostumbrada, eran bruscos, con deseo, deliciosos como siempre, pero diferentes.

─Detente, Zac─ musité.

Subió mi vestido hasta la cintura, tomó mis piernas y las colocó a ambos lados de su cadera, no supe cómo ni cuándo había desabrochado su pantalón hasta que removió mis bragas y su extremidad me invadió de repente.

La manera en la que lo hacía era delirante. Mi cuerpo comenzó a acalorarse desenfrenadamente, tomé su cara entre mis manos y lo besé para calmar mis desesperados gemidos de placer. En un intento inútil por dejar el frenesí de lado enredé mis delgados brazos a su cuello

─Nena, enojado soy más brusco y me haces lastimarte─ gruñó en mi oído.

Mentira. Más brusco me gusta, pero solo si yo lo consiento.

─Más brusco es... más delicioso─ hablé con dificultad.

Sonrió con esa característica alegría que tanto me gustaba y derretía. Ahuecó mis glúteos y me llevó al escritorio. Me sentó en ahí y comenzó a salir y entrar nuevamente.

─Levántate─ ordenó, con urgencia.

Hice caso y me giró en un movimiento brusco. Recargó mi cuerpo sobre su escritorio y con su mano en mi espalda alta, me inclinó hasta que mis pechos cubiertos por el vestido tocaron el material duro. Bajó mis bragas hasta la mitad de mis muslos.

─Si te lastimo... grita.

Entró en mí de golpe. Grite, pero no fue por dolor. La invasión rápida me causaba aún más placer y eso me avergonzaba al grado de ruborizarme cuando pensaba en pedirle que lo hiciera más, pero no hoy.

─Zac, quiero más. Más rápido, amor─ rogué.

Tomó mi cadera y lo hizo como me gusta. Me penetraba con movimientos bruscos y constantes. Mis gemidos eran más escandalosos cuando la punta de su gran miembro llegaba al punto más profundo de mi sexo, justo ahí donde la línea entre el dolor y el placer se combina causando una sensación deliciosa, única.

Sentí mis piernas cada vez más débiles, en mi vientre una sensación de vacío se hizo para dar paso a una plenitud exagerada, mis músculos internos se contrajeron en torno a mi hombre y un gruñido gutural salió de su garganta.

Me sentí cansada, mis ojos pesaban y repentinamente me sentí nerviosa, como si lo que hubiese hecho aquí no estuviese bien.

─ ¿Estás bien?

Escuché un murmullo a lo lejos. Mis sentidos estaban sumidos en mí, en ese placer que él me causaba. Solo pude asentir y atiné a ponerme de pie sin caer al suelo de lleno.

─Vamos a ducharnos.

Arregló un poco su ropa, con sumo cuidado bajé mi vestido y subí mis bragas. Tomó mi mano y subimos a nuestra habitación.

Zac es como una perfecta máquina de sexo desenfrenado. En la enorme bañera siguió con su tarea de enloquecerme. El agua tibia en mi cuerpo, el dentro de mí, sus movimientos suaves, pero certeros me hacían entrar al éxtasis total, él me hacía olvidar todo, me hacía querer ir a su mundo. Un mundo en el que él era el ser supremo, pero eso solo me hacía desearlo más.

─ ¿Te gusta rudo, bebé?

Estaba desesperada, la tina es un lugar para hacerlo lento y calmado, pero después de que comenzamos ya había menos agua dentro de ella. Bajé lentamente y llegué a mi tercer orgasmo de la tarde, el cansancio que sentía después de que estos llegan se iba cuando Zac me tocaba nuevamente.

Lavó mi cuerpo de manera delicada, masajeo mi cabello con shampoo y al terminar me envolvió en mi bata rosa. Amaba que fuera tan atento conmigo, que procurara siempre tratarme bien.

Secó y cepilló mi cabello. No opuse resistencia en ningún momento, estaba muy cansada para hacerlo y él era tan delicado que solo me hacía desear dormir mientras seguía con sus actos.

─Vamos a la cama, amor mío.

Estaba a punto de dormir, poco más y dejaba de ser consiente de todos los sonidos de mi alrededor, de todo lo que podía tocar, de él.

─Quizá no lo sepas, pero verte en ocasiones y recordarlo me hace querer destruirte.

Acariciaba mi cabello, dejaba besos por todo mi cuello y su cuerpo estaba muy cerca del mío.

─Supongo que el gran amor que te tengo es lo único que ha logrado eclipsar el dolor que él me causo.

No veía nada, su voz era como un susurró lejano, como algo que se desvaneció antes de irse.

─Pero ten por seguro que lo pagará. Tengo muchas cosas a mi favor para lograr mi venganza.

Suspiré. Quería abrasarlo, pero estaba demasiado cansada para hacerlo, mi cuerpo pesaba demasiado y no podía abrir los ojos.

─Tú, amor mío. Tú eres la principal pieza para destruirlo, crees que no te ama, pero la realidad es que se entregó por ti, por ustedes. Sé que esto suena cruel, pero sé que sí destruyo a su zorra, lo destruyo a él.

Su voz hacía eco, pero no podía dejarme vencer, no aún.

─Serás la única pieza con su maldita sangre a quien siempre tendré aprecio. Pero eso es solo porque tú eras un bebé cuando ese cabrón se llevó a mi pequeña Vicky.

Vicky. Ese es el nombre que él murmura entre sueños.

─Todos aquellos que tuvieron que ver con la perdida de mi niña pagarán caro. Todos ellos verán cuan despiadado puedo llegar a ser.

*******

Hola mis "coazones de melón". Muchas gracias al apoyo tan hermoso que me están brindando con esta novela. Gracias a mis nuevas seguidoras y a quienes votan y comentan. Cada día somos más.

Espero que hayan disfrutado el capítulo.

Este capítulo está dedicado a Génesis, esta chica hermosa con apenas unas horas de leerme me demostró que es una lectora fiel. Gracias chica, aprecio mucho lo que hiciste. Disfruta el capítulo, es tuyo.

No olviden votar y comentar las quiere.

-Mel.

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