Capítulo 51.

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"Visita inesperada."

Di un suspiro, tenía muchas teorías retorcidas sobre el asesinato de Elizabeth, pero todas concluían sin ninguna razón mínimamente buena para el motivo que sea que haya orillado a Berry a dar la orden a alguno de sus cómplices de asesinar a la madre de su hija de una manera tan... cruel.

La autopsia había arrojado que antes del asesinato, habían torturado a Elizabeth Howard.

Casi de una manera desesperada y tratando de alejar todo lo que unos resultados de autopsia como esa podían tener para quitarle el sueño a cualquiera, recargué mi cabeza en el vidrio al mismo tiempo que alargaba una mezcla de suspiro y queja, la acción a su vez logró que el material polarizado perdiera aún más la nitidez, por causa del aliento caliente en el frio vidrio.

Casi tres horas habían pasado desde que partimos hacia el almacén de Alistair, detestaba hacer viajes largos en auto, pero con la supuesta tormenta que se avecinaba, los pilotos se negaron rotundamente a un vuelo peligroso, y no podía arriesgarme a un accidente con Megan a unos meses de dar a luz.

Desbloquee mi celular y de inmediato apareció una hermosa foto de Megan tocando su estómago con una sonrisa enorme dibujada en su precioso rostro. Sonreí al recordar el momento en que tomé esa foto, ella estaba sonriendo por primera vez en días como si nada hubiera pasado mientras comía una enorme rebanada de su pastel favorito.

Bloquee nuevamente mi celular y me dediqué a ver las hojas de los árboles moverse lentamente a causa de la brisa mañanera. El paisaje me recordaba la casa de papá en lo más recóndito del bosque, donde solíamos ir cada verano, él tenía cientos de propiedades en diferentes ciudades y por alguna extraña razón su lugar favorito era a mitad de la nada, en el bosque. Cada verano con mis padres y hermana junto a la familia de Robert solíamos salir y disfrutar de unas tranquilas vacaciones, nos colocábamos a media noche alrededor de una fogata y nos dedicábamos a tomar bebidas calientes, comer golosinas y contar cualquier cosa que en ese momento tenía todo el sentido del mundo para mí. Resultó demasiado cruel que a raíz del rapto de Victoria todo acabara, mis padres olvidaron que los veranos eran divertido y decidieron vender cada propiedad que utilizaban para viajar, dejando así solo la residencia donde en ese tiempo nos alojábamos y las empresas que poseían alrededor del mundo. Todo había perdido sentido para nosotros. En ese tiempo no lo admitía con nadie, pero el hecho de que me dejaran sufrir solo cuando así se los pedía me destrozaba aún más, en el fondo necesitaba que me dijeran una y mil veces que no era culpa mía, aunque fuera mentira.

Después de un jodido tiempo aprendí a vivir con ello, las pesadillas eran tan frecuentes que me resigné a tenerlas por siempre; seguir las pistas de Berry era como un tranquilizante personal, era como la forma de engañarme, de hacerme creer que eso compensaría la culpa de haber descuidado a mi única responsabilidad, pero no era más que un martirio total, y me odiaba por ello.

Negué frenéticamente intentando amedrentar esos recuerdos que no traían nada bueno para mí y observé la hora. El cielo comenzaba a aclararse, eran casi las seis de la mañana. Alistair había insistido demasiado para salir de casa desde muy tarde para poder proceder lo que sea que planeaba hacer con el responsable.

Media hora más tarde llegamos a lo que parecía ser una enorme construcción abandonada, las luces apenas si alcanzaban a cubrir una pequeña parte del lugar, era difícil ver a larga distancia sin importar que el cielo estaba claro, los arboles evitaban que la claridad pasara.

En la entrada del lugar, el castaño me esperaba con tres de sus gorilas a su espalda, una mirada que no supe identificar me incomodó con facilidad.

─Entremos, por favor─ sugirió con una voz sumamente neutra.

Asentí sin mediar palabra alguna. No tenía ánimo de cuestionarlo... aún.

No recuerdo cuando fue la última vez que estuve en un lugar como este, el hedor es lo más desagradable que jamás he olido, pero por más que lo intentaba no encontraba una explicación coherente que pudiera inventar acerca del por qué Alistair me había traído a este lugar a estas horas.

Después de pasar por un interminable pasillo con las paredes cayéndose a pedazos y la pintura descarapelándose con el simple tacto, llegamos hasta un espacio más grande donde, en la esquina, una pequeña puerta se mostraba resistente.

Alistair suspiró y entendí que era momento de aclarar dudas.

─ ¿Por qué estoy aquí?─ formulé mostrándome apacible.

Los hombres que venían con nosotros en algún momento se alejaron dejándonos solos, pero no entendía qué estaba pasando, él estaba demasiado callado, se podría decir que igual o más confundido que yo.

─Pensé que querrías ver esto antes de que comenzara con la interrogación.

Su mano se alargó hasta indicarme que pasara, pero él nunca se acercó a la puerta.

─Entraré solo si tú me lo pides, Zac, pero... es mejor que pienses bien lo que preguntas, es muy tenaz y hasta cierto punto irritante.

Fruncí el ceño, molesto. Era la primera vez que me mantenían confuso ante un tema y... también era la primera vez que entendía como todos se sentían a mí alrededor cuando no daba explicaciones. Esto era una completa basura.

Entré sin decir nada más, solo necesitaba saber quién estaba ahí, quién era el responsable.

Posiblemente esta pequeña habitación era la parte más limpia y cuidada del lugar, la pared blanca y los pisos beige parecían aun tener el color original, no como los anteriores que parecían haber sido pintados una y otra vez a lo largo de los años. En el centro la pequeña mesa metálica era el único objeto que me apartaba de la persona tras la silla, pero incluso parecía ser muy poco ante mí completo asombro.

La vi, era ella y no había duda de eso, pero no era posible que estuviera aquí.

Intenté de todas las manera posibles rememorar el momento exacto en el que llegamos a casa, el momento exacto en el que me dieron la noticia, el momento exacto donde la vi inerte en el suelo de su habitación.

¿Cómo es siquiera esto posible?

─ ¿Elizabeth?

********

Espero que lo hayan disfrutado, la tardanza valdrá la pena, esto se pone bueno, ni siquiera ha comenzado la mejor parte.

Niñas la razón por la que no he actualizado en este tiempo es que estaba en el último nivel del bachiller, afortunadamente y gracias a Dios ya he terminado este ciclo y después de que acaben mis cursos universitarios tendré todo el tiempo para atenderlas.

No olviden votar y comentar. Las quiere su deliciosa bruja.

-Mel.

Despiadado ©Where stories live. Discover now