Capítulo 54.

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 "La verdad"

La mujer está recuperada de cierta forma. En su rostro aún se ven los moretones que los puños de Alistair marcaron hace unos días.

─Te he traído un regalito, rubia─ habló Alis.

La extraña noticia de que el verdadero nombre de Elizabeth Howard era Amelia Rogers me dejó completamente conmocionado. Sin importar cuantas veces intenté encontrar información de ella por medio de Elías, jamás funcionó. Todo acerca de ella había sido borrado.

En el mundo solamente hay tres personas que pueden darme información de lo ocurrido, una de ellas está muerta; la otra está muriendo. Ahora únicamente tengo a la tercera, la cual se rehúsa ferozmente a hablar sobre lo ocurrido.

Alistair lanzó sobre la mesa unos papeles con información que pareció interesarle mucho a la mujer. Tomó los papeles y sus ojos de inmediato giraron hasta el ojiazul que sonreía socarrón.

─ ¿Después de leer esto estás dispuesta a hablar?

Negó.

─Vamos mujer, ni siquiera amenazando con traer a tu hija y hacerle lo mismo que a ti cedes.

Bufé.

Es obvio que todo esto comienza a cansarme, debería dejarlo, pero Megan debía tener una respuesta, ella debe saber quién mató a su madre y por qué lo hizo.

─No haremos eso─ hablé bajo cerca de él.

Frunció el ceño.

─ ¿Acaso tienes una mejor idea para hacerla hablar?─ imitó mi tono sin llegar a ser grosero.

Negué.

Para ser sincero, no tengo ni la menor idea de que pasara después, solo en caso de que la mujer decida hablar. Es decir, no he considerado qué vendrá después porque lo que Alistair comenzó con ella fue por mero impulso. Y conociendo a Alistair seguro optara por desaparecerla. Pero jamás permitiré que eso pase.

Me senté en la silla frente a ella y le indiqué a Alis que hiciera lo mismo.

─Escucha─ comencé─, Si estás cubriendo a alguien y ese alguien te ha amenazado, si me dices la verdad, te protegeremos.

─ ¿Cómo esperas que crea eso si ya me han dañado demasiado?

─Lo sé─ murmuré cansino─, y fue un grave error de mi parte permitir que te lastimaran. Fue mi culpa, lo acepto.

Quizá si por una sola vez era condescendiente las cosas podían funcionar.

─No cubro a nadie─ susurró apenas.

Asentí.

─Y si nos vamos a poner sinceros─ agregó─, también acepto que asesinarla no estuvo bien. No está bien asesinar personas lo sé─ comentó con sorna.

Cerró los ojos y vi como una lágrima resbalaba por su mejilla.

─Necesito que me prometas que no dañarán a mi hija─ la súplica no solo estaba en su voz, sino en sus ojos.

─Nadie tocará a tu hija─ esta vez habló Alis─, al menos no yo... o mi gente.

─Solo quería mandarle un mensaje a Christopher─ susurró rompiendo en llanto.

Negó repetidas veces hasta que nos observó aterrada.

─Solo quería que le llegara la noticia de que intentaron matar a esa mujer, pero cuando la vi... cuando vi que ella estaba ahí sin temerle a nada y viviendo en paz...

Despiadado ©Where stories live. Discover now