My Complement. MADLY IN LOVE...

By ButterflyWings1994

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Cindy nunca estuvo hecha para las responsabilidades. Su vida era un desastre, no tenía trabajo y tenía que ma... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12-Maratón 1/3
Capítulo 13-Maratón 2/3
Capítulo 14-Maratón 3/3
Capítulo 15
Capítulo 16
NOTA DE LA AUTORA.
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47-Maratón 1/3
Capítulo 48-Maratón 2/3
Capítulo 49-Maratón 3/3
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Just a woman. The Truth.
Capítulo 55
Capítulo 56
Boletín informativo...
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60. Final.
Epílogo Part. 1
Epílogo Part.2
Capítulo extra 1.
Capítulo extra 2.

Capítulo 39

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By ButterflyWings1994


―¿Qué vas a pedir, cariño? ―me preguntó Ian una vez estuvimos instalados en la mesa.

Gracias al cielo, luego de unos minutos, el par de enamorados se había callado y el resto del viaje había transcurrido en un cómodo silencio. Obviamente con música de fondo y mi angelical voz cantando.

―Mhm, no lo sé ―murmuré de forma ausente mirando el menú que tenía en mis manos. Ian tenía la manía de siempre elegir restaurantes finos y elegantes, donde no servían más que comida nano micro mini y platos rebuscados y difíciles de comer. Si me preguntas a mí, era mucho más fácil y rica una hamburguesa con extra queso, papas y una gaseosa.

Pero bueno, él pagaba, y una comida gratis nunca venia mal.

―¿Y ustedes? ―preguntó en dirección a nuestros amigos.

―Raviolis de pollo ―contestaron los dos al unísono, provocando que bajara el menú, al mismo tiempo que Ian, para ver su reacción.

Era tan gracioso, que hasta cuando se trataba de comida, fueran tan similares.

Ellos bajaron el menú de sus ojos para fulminante con la mirada y luego continuaron observando este.

Miré a Ian con una sonrisa en el rostro, sonrisa que él me respondió con un giño de complicidad.

―No, no, no ―negó Lily fulminando a Alex― cambié de opinión. Quiero una ensalada cesar.

Tuve que hacer acopio de todo mi auto control para no soltar una carcajada. ¿Lily comiendo una simple ensalada? ¿Qué seguía? ¿El sol sale por las noches? ¿La luna brilla? ¿Lily no le tiene ganas a Alex?

Alex no tuvo tiempo de protestar porque una guapa camarera se acercó a nosotros para tomar nuestra orden.

La chica vestía un pantalón negro largo y ancho que llegaban a sus talones y no se arrastraba gracias a los tacones de al menos diez centímetros. Llevaba una camisa blanca con una corbata negra de nudo extraño y su cabello fuertemente atado en una cola de caballo.

Era una chica linda, cabello castaño, ojos azules y labios carnosos y rozados. Pero no parecía a gusto con su trabajo. Hasta que vio a Ian, por supuesto, porque sus ojos brillaron como dos estrellas y ensancho su sonrisa.

―Buenas tarde, ¿puedo tomar su orden? ―preguntó con voz educada y dulce, sin quitarle los ojos de encima a mi novio.

―Sí, quiero raviolis de pollo, una ensalada cesar, maître d'Hôtel... ―hizo una pausa, quitando la mirada del menú para mirarme con una sonrisa, a la espera de que hablara, pero estaba demasiado impresionada por su perfecto Francés al pedir lo que él iba a comer. Había sido sexy y me había acalorado un poco.

Al parecer, la mesera también se había visto afectada, porque sus mejillas estaban sonrosadas y disimuladamente se echaba aire con la libreta.

Me aclaré la garganta para hablar sin titubear.

―Quiero un filete mignon, patatas fritas y una ensalada ―dije con una sonrisa, mirando fijamente a Ian.

Claro, vas a un restaurante que vale la mitad de tu riñón y pides patatas fritas, Cindy.

―Lo siento, señorita, pero no tenemos patatas...

―Supongo que habrá una forma de solucionarlo y que mi chica tenga sus patatas, ¿no? ―preguntó en dirección a la mesera con una sonrisa moja bragas y una mirada persuasiva.

Ella enrojeció más aun y asintió sin proferir palabra alguna, dando media vuelta y corriendo a la cocina.

―No hagas eso ―reñí a Ian, mitad celosa, mitad divertida― la pobre casi se desmaya.

―Es el efecto que tengo en las mujeres, cariño, no puedo evitarlo.

Rodé los ojos divertida ante su falta de modestia.

―Muy bien, Cindy, toda una genio. Esté restauran cuesta más que mi riñón y tu pides patatas fritas ―me apremió Lily de manera sarcástica, expresando lo mismo que había pensado hace unos segundos― un premio para ti.

―Lo siento, chica lujo, pero son mis antojos y puedo comer lo que me salga del...

―No lo digas, Cindy, ya lo sabemos ―se burló Lily.

―Deja que diga lo que quiera ―se inmiscuyó Alex para picarle, provocando que rodara los ojos.

Aquí vamos...

―Yo también puedo decir lo que quiera, gigoló. Es mi amiga y puedo decirle lo que quiera.

―Sí, pero...

―Cállense, me van a dar dolor de cabeza si continúan ―los reñí frunciendo el ceño a la vez que Ian los fulminaba con la mirada y tomaba mi mano para besarla suavemente y provocar millones de cosquillas en mi estómago.

―¿Te duele la cabeza? ―me preguntó Ian con el ceño fruncido y evidentemente preocupado. Era tan lindo cuando se ponía en plan híper atento y preocupado por mí.

―No, para nada, pero como continúen así van a lograrlo y me voy a poner de malas. Y como me ponga de malas, alguien va a salir muerto de aquí.

Lily y Alex se miraron con miedo, para posteriormente callarse por fin.

Cuando la comida por fin llegó y vi mis patatas en el plato, casi pego un salto de la emoción. Tenía tanta hambre que no demoré demasiado en devorar mi comida.

No entendía por qué en este tipo de restaurantes todo quería condimentarlo. ¡Las patatas fritas solo llevan sal, no las condimenten!

―¿Vas a tomar postre? ―me preguntó Ian cuando todos terminamos.

―Cariño, me ofendes. ¡Por supuesto que sí!

El rió por lo bajo y me miró de esa forma que tanto me gustaba, como si se maravillara con cada una de las estupideces que decía y hacia a cada momento.

―¿Y tú, Alex? ―preguntó en dirección a su amigo, pero sin dejar de mirarme. Cuando él no respondió, fruncimos el ceño y lo miramos.

Alex no había dejado de mirar en ningún momento a Lily, cosa que ella parecía no notar, o más probablemente, aparentaba no notar. Pero ahora, ella se mordía el labio mientras veía que postre tomaría y Alex no dejaba de mirarle la boca a mi amiga.

Qué asco.

Como tenía al rubio a mi lado, tomé el menú y le di con este en la cabeza para llamar su atención.

Él saltó un poco en su lugar y se giró para fulminarme con la mirada.

―Eh, eh, eh, no me mire de esa forma, rubito ―lo corté con una ceja alzada― No es mi culpa que no dejes de comerte a mi amiga con los ojos y por eso no prestes atención.

Lily levantó la mirada de su menú en ese momento y le guiñó un ojo al rubio, quien gruñó por lo bajo.

―Voy a vengarme, rubia, que lo sepas.

―No juegues conmigo, Alex, porque embarazada o no, voy a patear tu trasero ―dije con una sonrisa.

Él buscó ayuda en Ian, quien se encogió de hombros y guiñó un ojo en mi dirección.

―Lily, quiero ir al baño, ¿me acompañas?

―Claro, vamos.

La verdad es que tenía ganas de ir al baño, pero más aganas aun tenia de interrogar a Lily y saber que pretendía. Ella no era del tipo de persona de morderse el labio, pero al parecer, había sido poseída por el personaje de Anastasia Steele.

Solo que ella nunca se dejaría dominar.

―¿Qué demonios pretendes? ―le pregunté una vez entré en un cubículo― ¿Morderte el labio, en serio?

―No sé de qué me hablas, Cindy, no estoy haciendo nada.

―¡Ja! Y yo soy la sirenita ―dije sarcásticamente saliendo del baño para lavar mis manos.

―¡Hablo en serio! Prometo que no hago nada.

―Solo no hagas que su pantalón explote, por favor, eso sería vergonzoso ―pedí a la vez que secaba mis manos con la toalla de papel. Sus ojos parecieron brillar, como si hubiera visto la luz y caí en la cuenta de lo que había hecho, le había dado una idea― Lily, no...

―Vamos, los chicos nos esperan ―dijo tomándome del brazo y arrastrándome hasta la mesa, donde ellos nos esperaban.

Tomamos asientos y no pude evitar enviarle una mirada de circunstancia a Ian, quien me miró confundido.

―¿Van a tomar algo de postre? ―nos interrumpió la mesera ahora más recompuesta, aunque mirando de reojo a Ian.

―Quiero suspiro limeño ―dije sonriendo en dirección a Ian.

―Tarta de chocolate ―dijo Lily desde su lugar con una sonrisa extraña, mirando fijamente a Alex, quien se removía incomodo en su lugar y fulminaba a la morena con la mirada.

―N-no... ―gruñó con voz ronca y más profunda de lo normal― No quiero n-nada.

Dios, virgen María, Jesús y José, ayuda al pobre de Alex.

La muy maldita probablemente estaría acariciándolo con el pie de forma nada decorosa. ¡Era una perra en todo el sentido de la palabra!

―Lily, detente ―dije sin poder evitarlo, fulminándola con la mirada y mirando por el rabillo del ojo como Ian y la mesera nos miraban confundidos.

―No sé de qué me estás hablando, linda ―respondió haciéndose la desentendida y poniendo su tono más dulce.

Alex pegó un pequeño brinco en su lugar y su respiración sonaba agitada, como si hubiera corrido una maratón.

―¡No juegues con eso! ―exclamé tratando de no elevar la voz. Pero a cada momento que pasaba, parecía que Alex fuera a explotar. O para el caso, tirarse sobre Lily y desahogarse de lo que ella había provocado.

Ella rodó los ojos y se acomodó en su lugar a regañadientes. A mi lado, oí el suspiro aliviado de Alex.

―Muy bien, ahora, ¿vas a pedir algo, cariño? ―pregunté con una sonrisa a Ian, quien seguía sin entender nada.

Actualización de último momento, confundido también lucía adorable y perfecto.

―No... nada ―murmuró con el ceño fruncido.

―Entonces, eso es todo ―dije en dirección a la mesera, quien pareció entender la indirecta y dejando de mirar extrañada al pobre de Alex, dio media vuelta.

―Eres una aguafiestas ―farfulló por lo bajo la morena cruzada de brazos, haciendo un berrinche digno de niña de cinco años.

Alex se mantenía callado en su lugar, fulminando a la morena con la mirada y cada cierto tiempo removiéndose en su lugar. Probablemente tratando de acomodar su "problemita" ahí abajo.

―Sí, sí, lo que tú digas, Cruella de Vil.

Los postres llegaron y de igual forma, no pude evitar devorar el mío.

Lily continuó con sus incesantes provocaciones, pero al parecer Alex estaba molesto por lo que había hecho porque en ningún minuto la miró, provocando que la morena frunciera el ceño molesta por no conseguir su cometido.

Cuando terminamos de comer, Ian pagó la cuenta (Obviamente luego de muchas protestas de mi parte) y salimos del restaurante.

Para sorpresa mía, y de todos, Alex tomó de la cintura a la morena y la subió sobre su hombro para arrastrarla consigo hasta su auto.

Lily lo golpeaba con las piernas y puños y gritaba a viva voz que la soltara, pero él no hacia amago de querer soltarla ni aunque el mismo papa se lo pidiera.

Ian estuvo a punto de intervenir, pero yo le di un apretón a su mano para impedirlo y mantenerlo en su lugar.

―No, déjalos. Se lo merece por ser una perra y provocarlo ―dije para sorpresa de mi novio.

―¿Y que se supone que hizo? ―preguntó con el ceño fruncido en confusión.

Lo miré enternecida. Cuando quería, podía ser tan inocente.

No pude contenerme de tomar sus mejillas y ponerme de puntillas para besar castamente sus labios.

―No quieres saberlo, cariño, pero sí que lo hizo sufrir ―murmuré tomando su mano y arrastrándolo a su auto.

Solo espero no ser tía aun, porque seguro como el infierno que Alex no dejaría las cosas así. No cuando una tienda de campañas se había levantado entre sus pantalones.

¡Esa Lily es una loquilla! personalmente, me ofrezco como voluntaria para ayudar a Alex con su "problemita" 

Siento que este capítulo sea un poco corto, pero estoy muy cansada y con mucho sueño. Espero que lo entiendan y que aun así haya sido de su agrado.

Cindy... ¿A alguien mas le extraña que en esta ocasión haya sido la voz de la razón? ¿Abran sido las patatas condimentadas? ¿El filete? No es normal... ¡Mi niña esta creciendo!

¡Espero que les haya gustado, las amo y nos leemos hasta el próximo capítulo!

PD: Solo Ariana Grande puede ser sexy a la par que adorable. ¡No puedo con esta mujer, me hace sentir como una patata! En multimedia; Dangerous Woman de Ariana Grande.

Bye.

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