Místicas Criaturas. El Reinad...

By MaryEstuardo2112

16.8K 4.8K 6.4K

El Reinado de la Oscuridad es la segunda parte de la trilogía de Místicas Criaturas. Daniel ha sido exiliado... More

Reparto (Personajes)
Booktrailer
Dedicatoria
Daniel. I
Daniel. II
Daniel. III
Daniel. IV
Daniel. V
Daniel. VI
Daniel. VII
Daniel. VIII
Alise. IX
Daniel. X
Alise. XI
Alise. XII
¡Aviso!
Daniel. XIII
Alise. XIV
Alise. XV
Daniel XVI
Alise XVII
Daniel XVIII
Alise XX
Alise XXI
Daniel XXII
Daniel XXIII
Alise XXIV
Alise XXV
Daniel. XXVI
Daniel XXVII
Alise. XXVIII
Daniel XXIX
Daniel XXX
Alise XXXI
Alise XXXII
Daniel XXXIII
Alise XXXIV
Alise. Final
Agradecimientos
Respuestas
Reparto Libro III
Adelantos del libro III
Entrevista
Especial fin de año
Nuevos diseños
¡Nota!

Daniel XIX

302 107 151
By MaryEstuardo2112


A pocos pasos, la estatua del ángel cobró vida.

Mi hermano elevó su rostro y sus abatidos ojos se posaron en los míos, mientras me destinaba una mirada crítica, pero a la vez cargada de cierta alegría.

El reconocimiento fue inmediato. Se trataba de mi hermano Rafael. El alado esbozó una sonrisa nostálgica, y ambos nos fundimos en un abrazo.

—Hermano, creí que ya nunca te vería—susurró él, mientras palmeaba mi espalda. Mis manos en tanto, podían sentir la ausencia de sus músculos, y el contorno de sus costillas. Su estado era más serio de lo que se percibía a simple vista.

—Pero aquí estoy. No es tan fácil deshacerse de mi como creen—bromeé, forzando una sonrisa.—¿Cómo está nuestra madre?—pregunté, rogando que no dijera aquellas fatídicas palabras.

Pero el ángel no necesitó responder, pues fue la propia Reina quien habló.

—¡Daniel! ¡Mi gran guerrero! ¡Mi hijo adorado!—cantó con aquella voz dulce y melodiosa, desde el lecho, abriendo sus ojos dorados, tan luminosos como los prístinos rayos del alba.

Noté en sus palabras lo débil que estaba y también que respiraba con dificultad, y aunque no podía ver su estado físico, bajo su vestido, cuya tela brillaba como un manto de estrellas, podía adivinar que era comprometido.

Sin embargo me regocijé de verla aún viva.

—Sé que no debería estar aquí—dije ubicándome junto a ella, tomando su mano, la cual se sentía algo fría al tacto. Ante todo necesitaba disculparme—. Y sé que quebranté la ley al venir nuevamente a las tierras de las que fui exiliado.

—Y acompañado...—alegó mi madre, destinándole una mirada a mis amigos.

—Sí, también—suspiré, mientras sentía alzarse el calor en mis pálidas mejillas—. Y me disculpo por todo eso madre. Pero el caso es que desde que dejamos de recibir noticias tuyas en la tierra, me preocupé y sospeché que algo no andaba bien...

Comencé a contarte brevemente todo lo que había pasado, y lo que había descubierto en mi viaje y ella por su parte confirmó, lo que ya todos sabíamos: que la Tierra Mítica había sido atacada por demonios, comandados por el que se hacía llamar el Ángel Oscuro. Pero además nos reveló que aquel ángel era Jonathan.

El muy cretino había logrado penetrar nuevamente en nuestras tierras a pesar de toda la seguridad que había en ellas. Su sangre humana facilitaba el acceso, y su astucia le había permitido dilucidar la forma de vulnerar las defensas del portal, posibilitando a los demonios el ingreso.

La invasión los había tomado por sorpresa. Sobre todo porque los demonios que habían perpetrado Tierra Mística parecían conocer cada una de las defensas, y las atacaban directamente, lo que evidenciaba que Jonathan había hecho bien su trabajo de inteligencia.

Ni los ángeles guerreros, ni la propia Iris, habían podido hacer mucho frente a ese mortífero ejército, aunque habían luchado hasta el cansancio. Pero proteger a los seres místicos era lo primordial, así que el enfoque estuvo puesto tanto en la lucha como en su salvaguarda. La gran mayoría había sido traída a tiempo a la ciudadela, en la montaña, pero varios habían sido masacrados o tomados prisioneros, entre estos últimos Vera.

Lo peor fue que Jonathan y su nueva mascota, "aquel imbécil dragón" que no toleró tragarse a Argos, llegaron a la montaña sacra antes y lograron hacerse de buena parte del elixir mágico.

La otra parte fue drenada y traída a la cornucopia que yacía en el palacio. Pero el elixir ya no se regeneraba y estaba perdiendo sus propiedades. Sin el agua, los seres mágicos también dejarían se ser inmortales y lo peor era que sin otros recursos tarde o temprano uno a uno morirán...al igual que ella estaba muriendo ahora.

—¿Cómo? ¡No. Eso no puede ser! Tú no puedes morir, eres un Ángel Supremo. Tu poder nos creó—la interrumpí cuando llegó a esa parte.

—La gran mayoría de mi poder y de mi gracia, están volcados en el agua de la energía vital, Daniel. Eso posibilitó que Jonathan me hiriera, pues no estaba del todo fuerte. Y tú sabes que las criaturas mágicas, así como los humanos, e incluso los mismos ángeles somos vulnerables a las armas de naturaleza demoníaca. Y la que usó Jonathan era letal...ni siquiera el agua ha sanado la herida—explicó la Reina—. Así que sí, estoy muriendo, y este elixir perdurará hasta el día que perezca. Lo cual será pronto...

—No digas eso. Sino mírame a mí. No soy nada y sin embargo estoy aquí y no me rendiré. Haré lo que sea necesario para salvarlos... para salvarte—objeté, mientras una sensación de gélides crecía dentro de mi estómago, helándome las entrañas. Mis nudillos por otro lado estaban blancos, y sentía ardor en las palmas de mis manos, pues clavaba mis uñas en estas, para soportar la tensión y refrenar el deseo de aniquilar a Jonathan en ese mismo momento.

—Es cierto, estás aquí—sonrió, y la tibieza de aquel gesto hizo que el frío y el odio que me embargaba se disipara un poco. Iris volvió a tomar mi mano—. Pero no te atrevas a decir que no eres nadie, porque tú si eres alguien Daniel. Alguien muy especial. Siempre lo has sido, aún antes de transformarte.

—¿A qué te refieres?—fruncí el ceño, confuso.

—A lo que tú eres en realidad, a tus verdaderos orígenes. ¿Acaso creíste la historia de que los ángeles devienen también de las bestias de la tierra?

—Claro que sí. Está en Génesis. Capítulo IV. Los ángeles venimos, como las hadas y los silfos, de criaturas aéreas. Nereidas y tritones de criaturas acuáticas, elfos y ninfas de seres terrestres...

—Y tendrías diez en esa selección sino fuera incorrecta—señaló la Reina—. Pero no es tu culpa, sino mía por alterar un poco la historia del origen de los ángeles de Tierra Mítica.

"Maldición."

Sabía aquella verdad desde el momento en el que había visto a David transformarse y luego siguió creciendo y afirmándose en mí con cada transformación que sufrían las criaturas místicas a la hora de morir, pero pensaba que quizá había un mínimo margen de error en mis cavilaciones.

—¿Te refieres a que los ángeles fuimos creados a partir de los hombres?—reconocí finalmente en voz alta y ella asintió con un movimiento de cabeza—. ¿Pero cómo? Nosotros no nos parecemos a los zahoríes, ni en apariencia física ni en dones... —señalé, haciendo referencia a la raza de hechiceros, la cual sabía perfectamente de dónde provenía.

—Los zahoríes no bebieron del agua. A ellos yo les otorgué directamente su magia. En lo demás siguen siendo humanos—suspiró—. Y debes saber Daniel, que ustedes también seguirían siéndolo, de no ser por lo que pasó hace ya tantos años, puesto que yo jamás me hubiera atrevido a alterar la esencia de la creación más amada del Altísimo.

—Entonces, ¿dices que nuestra creación no fue premeditada, sino que se trató de un accidente?

"Genial. Vaya suerte la mía"

—Como dije nunca estuvo en mis planes experimentar con esas creaciones de Dios, aunque hoy, tanto las mías como las suyas, están íntimamente relacionadas, de una forma o de otra, sin que ninguno pueda evitarlo.

—¡Joder! ¡No puedo creer que hayamos sido un accidente!—dije alzando la voz un poco, formulando una mueca de agravio.

—Pero el más hermoso de todos—comentó ella suavizando las cosas—. Solo un momento bastó para que un curioso e intrépido jovencito de cabellos negros como la noche y ojos claros, se aventurara en el bosque sagrado y bebiera de aquel agua mágica, que los reflejaba. Entonces el milagro de la transformación ocurrió.

Iris narró que ella llegó justo para presenciar el cambio, en el preciso instante en el que al joven le crecieron alas, dos enormes y refractantes alas plateadas.

Dijo que el muchachito estaba asustado y desconcertado, pues no entendía qué pasaba, por qué había cambiado y reconoció que ella también se encontraba en un estado de confusión puesto que no sabía bien qué decirle o qué hacer. Pero sabía que tenía dos opciones: podía revertir el proceso de transformación y borrarle la memoria para que olvidara lo acontecido o podía dejar las cosas tal y como estaban.

—Siempre había admirado a los humanos. Seres tan complejos, con mentes intrincadas y emociones intensas y apasionadas. Aunque a veces renegaba de la debilidad de algunos y de su vulnerabilidad hacia la influencia del mal, también los apreciaba por todas aquellas otras cualidades y aún más admiraba aquellos que podían resistirlo. Solo por eso no destruí esa primera creación fortuita, aunque opté por borrar los recuerdos de su vida anterior para evitar complicaciones—explicó.

Luego me reveló que ese nuevo nacimiento implicó crear una nueva identidad para ese joven, un nuevo origen. Iris le dijo lo mismo que al resto de los seres místicos, que era su hijo y que ella lo había creado a partir de seres más primitivos. Después, se dedicó a entrenarlo para introducirlo en aquel mundo mágico del que ahora formaba parte.

Afirmó que a medida que lo conocía, más se sorprendía con sus habilidades, con su talento, con su poder. No era como las demás criaturas místicas, creadas a partir de seres elementales provenientes de la naturaleza, incapaces de defenderse, sino todo lo contrario. Este nuevo ser tenía un don especial para el combate. Era fuerte, arriesgado, valiente y eso seguramente venia de su lado humano.

Fue entonces cuando se le ocurrió que si podía enseñarle el uso correcto de su fuerza podría convertirlo en un soldado, un guerrero del bien, que defendiera y protegiera al resto del peligro, en su ausencia. Tal como había deseado en una primera instancia.

—Incluso podría dejarlo al cuidado de la fuente de la energía vital— señaló y luego hizo una pausa prolongada.

Había hablado mucho y noté que estaba muy fatigada y su estado de convalecencia se había incrementado. Rafael se acercó para darle de beber de una copa cristalina una sustancia de aroma dulzón similar al néctar. La Reina bebió a regañadientes, recalcando que no se desperdiciara más en ella y mirando con pesar al resto de las criaturas que se habían ubicado en torno nuestro.

Dirigí entonces una mirada a mis amigos, quienes estaban atendiendo a los seres místicos, saneando sus viejas heridas de guerra, con algunos de los ungüentos y pomadas que aún teníamos en las mochilas.

En el fondo sabía que por más que se esforzaran, sin el agua vital y sin alimentos, curar sus magulladuras no serviría de mucho, pero no quise compartir mis deprimentes pensamientos con ellos, pues verlos ocuparse con tal vehemencia de aquellos seres con los que compartían origen, era signo de que aún mantenían la esperanza. Y esta, según decía Alise, era lo último que debía perderse.

Volví mis ojos hacia nuestra creadora, que ahora había recuperado un poco de color. Un tenue rubor rosado, pintaba sus claras mejillas. Inhaló una pequeña bocanada de aire antes de continuar.

Me contó que todo iba marchando de maravilla al inicio, pero que luego se dio cuenta de que aquella nueva criatura se encontraba triste, sola, a pesar de convivir con otros seres mágicos y supo que necesitaba a otros de su misma especie. Entonces tomó una decisión radical y arriesgada en su favor. Seleccionó cuidadosamente a algunos hombres para que lo acompañaran, aquellos puros de corazón, pues que el agua transformaba los cuerpos pero no los sentimientos.

Antes de transformarlos les preguntó a estos si deseaban someterse al cambio y les explicó las consecuencias de ello, pues el libre albedrío debía respetarse.

Muchos bebieron del agua en esos tiempos y uno a uno los hombres se fueron transformando y la memoria de su vida mundana fue suprimida.

—¡Una nueva y perfecta raza de nobles guerreros celestiales finalmente surgía!—exclamó Iris—. Y cuando los tuve a todos parados ante mi, y vi la perfección y gloria que había en ellos, no puede evitar verlos como iguales. Pues entendí que un humano evolucionado es eso mismo Daniel, un ángel.

Pronunció esta última palabra con especial apego, confirmando que esa "creación fortuita" como la había llamado, efectivamente había sido el accidente más hermoso para ella. El que más satisfacción le había dado.

—Ahora entiendo muchas cosas—repuse, cuando terminó la historia—. Aunque hay una última pregunta...

Fijé mis ojos en los suyos y ella me sonrió afirmativamente, mientras me contemplaba. Entonces sentí como si ya tuviera la respuesta a mi pregunta antes de que siquiera la hubiese formulado

—¿Quién fue ese primer jovencito que bebió aquel día del agua?

Ella, susurró las palabras que ya me habían dicho sus hermosos ojos de oro líquido, aquellos que me recordaban tanto a otra mujer que amaba.

—Fuiste tú—confirmó y ni bien aquellas palabras fueron pronunciadas, exhaló su último aliento y sus ojos se cerraron con parsimonia. Había cesado su tiempo de vigilia.

Me aparté un poco, al momento que una cálida brisa comenzaba a arremolinarse en sus claros cabellos, hasta que súbitamente estos empezaron a encenderse con llamas de fuego celestial, llamas que rápidamente se extendieron por todo su cuerpo, haciendo que su silueta brillara aún más.

Finalmente sucedió lo inevitable: toda ella se consumió en un santiamén como si estuviese hecha de papel, hasta transformarse en cientos, en miles, de partículas doradas. Mientras que una a una, en una despedida interminable, fueron arrancadas de mi lado, barridas como polvo de estrellas y elevadas al cielo, al lugar donde Iris siempre había pertenecido, a su hogar verdadero.   

Continue Reading

You'll Also Like

1.2M 142K 199
Este es un fanfiction. El trabajo original, así como los personajes pertenecen a la autora china Meatbun Doesn't Eat Meat. Datos de la obra original ...
132K 9.6K 40
"Soy más fuerte, Julian. Ya no me dejaré derrotar otra vez. ¿Listo para la revancha?" Julian Serrano era el chico más mujeriego, popular...
39.9K 4.5K 27
Él cree que está bien pero no es así. Edmund Hudson no puede ser feliz porque el destino se ha empeñado en evitarlo. Han pasado un par de años y las...
243 56 21
Ima Otsuka, una chica japonesa aparentemente normal, que trabaja como fotógrafa en una agencia de talentos, descubrirá que su pasión por la fotografí...