My Complement. MADLY IN LOVE...

By ButterflyWings1994

2.5M 141K 18K

Cindy nunca estuvo hecha para las responsabilidades. Su vida era un desastre, no tenía trabajo y tenía que ma... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12-Maratón 1/3
Capítulo 13-Maratón 2/3
Capítulo 14-Maratón 3/3
Capítulo 15
Capítulo 16
NOTA DE LA AUTORA.
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47-Maratón 1/3
Capítulo 48-Maratón 2/3
Capítulo 49-Maratón 3/3
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Just a woman. The Truth.
Capítulo 55
Capítulo 56
Boletín informativo...
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60. Final.
Epílogo Part. 1
Epílogo Part.2
Capítulo extra 1.
Capítulo extra 2.

Capítulo 34

43.7K 2K 340
By ButterflyWings1994

―Ian ―llamé moviéndolo suavemente, sin recibir ninguna respuesta de su parte― Ian, por favor, es importante.

Él abrió los ojos levemente, para luego soltar un gruñido por lo bajo, tomarme de la cintura y subirme a su regazo.

Con mis manos quité el cabello que obstruía su vista y acaricié su mejilla.

―Ian, tenemos un problema ―dije con una mueca en los labios, inclinándome para dejar un beso en sus labios que pretendía ser solo un roce, pero que él se encargó de llevar a otro nivel, tomándome de la nuca para acercarme aún más y metiendo su lengua en mi boca.

―¿Qué puede ser más importante que esto? ―murmuró con voz ronca y somnolienta, pasando su lengua por mi labio inferior.

―Ohm, no lo sé, quizá lo sea la abrumadora cantidad de periodistas que hay en mi edificio.

―¿Qué?

―Bueno, a menos que alguien haya organizado una conferencia de periodistas y no me haya invitado, no veo otra opción mas que estén aquí por ti ―Ian detuvo sus movimientos, soltando mi nuca e inclinándose hacia atrás para ver mi rostro. Su ceño estaba fruncido y parecía muy molesto.

Él me quito suavemente de su regazo, dejándome a un lado para levantarse completamente desnudo de la cama y dirigirse a la ventana para comprobar lo que ya había dicho.

Al parecer la idea de que hubieran periodistas en mi edificio no le sentó nada bien, porque apretó sus puños y sin decir una sola palabra buscó sus pantalones por la habitación para coger su móvil y llamar a alguien.

―¿Podrías decirme por qué mierda hay periodistas en el edificio de mi novia, Tim? ―rugió a la persona al otro lado, poniéndome la piel de gallina. Nunca lo había visto tan molesto. Parecía un animal enjaulado, dispuesto a arrancarle la cabeza al primero que se le cruzara por delante. La mala noticia es que yo era la única persona en la habitación― ¡¿Que ella hizo qué?! ―exclamó con furia― No, no voy a consentirlo. Habla con mi abogado y prepara todo para demandarla... si, encárgate de sacarlos de aquí e intenta que esa entrevista no sea publicada. Adiós.

Ian colgó el teléfono y lo lanzó con fuerza a la pared, haciéndolo añicos.

Yo por mi parte, estaba sentada en la cama con los ojos abiertos como platos mirando fijamente cada movimiento de Ian con impresión y algo de temor. En algún momento había comenzado a temblar un poco, pero esperaba que no se diera cuenta de ello.

―Mhm, Ian, ¿todo va bien? ―susurré temerosa, tratando de no hacer nada que lo molestara aún más. No es que tuviera miedo de que fuera a golpearme, sabía que él no sería capaz de hacer algo como eso, pero su reacción si me había puesto en alerta.

Él se mantuvo en silencio por unos segundo, ignorando mí pregunta por estar sumido en sus pensamientos.

―Miranda dio una entrevista a una de las revistas más importantes del país e informó a toda la presa de nuestra relación y de tu embarazo ―contestó finalmente, levantando la mirada del suelo para mirarme fijamente― Contó las cosas como mejor le convenía, dejándome como el que la había abandonado y engañado contigo. Sobre ti, dijo que te habías embarazado para amarrarme y que solo estabas a mi lado por el dinero.

Abrí mi boca indignada y sorprendida, porque por mucho que odiara y me desagradara Miranda, nunca creí que fuera capaz de hacer algo como esto. Era demasiado hasta para ella. Pero al parecer, había subestimado demasiado la maldad de esa mujer.

―Voy a matarla ―gruñí por lo bajo, dándole un puñetazo al colchón― ¡No puedo creer que se atreviera a decir eso de mí! ¡Prácticamente se describió a sí misma para difamarme!

Estaba furiosa, más que eso, estaba que echaba fuego por la boca y achicharraba a su desagradable cuerpo.

Ian al verme en ese estado, dejó de lado su molestia para acercarse a mí y tomar mis manos.

―Sé que estas molesta y que en estos momentos sientes deseos de matarla, pero por favor, cálmate. Recuerda que todo lo que tú sientes lo siente el bebé y alterarte puede hacerles daño ―pidió con ojos preocupados, acercando mi mano a su boca para dejar un beso en mi palma― No quiero que eso ocurra y mucho menos por mi culpa.

―No es tu culpa ―suspiré, contando hasta mil en mi mente para hacer caso a Ian― Es de esa maldita cerdizorra despechada.

―¿Cerdizorra? ―preguntó confundido, escondiendo una pequeña sonrisa.

―¿Pero tú has oído como chilla esa mujer? ¡Es como un maldito cerdo! Pero al menos los cerdos bebé son bonitos y adorables, esa mujer es el ser más desagradable, prepotente e insufrible de este mundo. Es como maléfica, pero al menos ella al final se volvió buena, Miranda no haría algo bueno por alguien más ni por toda la fama del mundo. Y lo de zorra... ¿Realmente necesitas que te lo explique? ―pregunté con una ceja alzada y una sonrisa.

Ian soltó una estruendosa carcajada y me atrajo a su cuerpo en un abrazo.

―Eres muy graciosa ―comentó con el rostro enterrado en mi cuello una vez dejó de reír― No hay otra mujer como tú en el mundo, eso puedo asegurarlo. Nadie que en momentos como estos, donde quiero matar a alguien, pudiera hacerme reír.

―Y gracias a Dios que no la hay, porque eso sería el fin del mundo.

―Pero si lo piensas bien, si nuestra hija es una niña, podría ser como tú ―murmuró acariciando mi cuello con su nariz, haciéndome cosquillas y provocando que me removiera para salirme de su agarre, pero como es obvio, lo único que conseguí fue que lo hiciera con más ganas― No me parece que eso fuera el fin del mundo, al contrario. Creo que eso sería maravilloso.

―Pero también podría ser como tú ―le recordé con una sonrisa, dejando de lado mis intentos por soltarme al ver que era imposible.

―¿Aburrido como yo, dices?

―No. Tan guapo y encantador como tú.

Ian detuvo sus incesantes y molestas caricias a mi cuello y retrocedió para mirarme con una sonrisa en el rostro.

―¿Crees que soy guapo y encantador?

―Creo que eres caliente como el infierno, pero no quedaría bien que dijera eso de mi hija ―dije guiñándole un ojo y acariciando su nuca con mi mano.

Ian volvió a reír y se acercó a mí para tomar mi boca y darme un beso que me dejo atontada por unos segundos cuando se alejó.

Al mismo tiempo que yo me recomponía, la puerta principal se cerró estruendosamente, provocando que diera un brinco en mi lugar y luego quitara el cuerpo de Ian del mío para ponerme rápidamente una camiseta y un pantalón, tratando de ocultar cualquier evidencia de lo ocurrido la noche anterior. Una vez que estuve lista, fui en la búsqueda de mi hermano.

Lo encontré a unos pasos de mi habitación, con el ceño fruncido, inmensas bolsas oscuras bajo sus preciosos ojos y una mueca en los labios. En sus manos había una revista que se me hacía muy familiar.

―¿Podrías explicarme por qué mi hermana está en la portada de una revista de chismes y en ella están diciendo que eres una caza fortunas? ―preguntó aceleradamente, con la mandíbula tensa y los ojos llameando en furia― Ah, y por supuesto, ¿porque en nuestro edifico hay una convención de periodista?

Antes de que pudiera contestar, la puerta detrás de mí se abrió y de esta emergió la figura de Ian ahora con su camisa y pantalones y en sus manos cargaba con mi móvil que sonaba estruendosamente.

―Es tu amiga ―dijo tendiéndome el aparato y saludando con una inclinación a mi hermano. Probablemente ya había escuchado todo.

Dándole una mirada de disculpas a mi hermano, cogí el móvil y contesté.

¿Podrías explicarme, Cindy Cooper, por qué coño mi amiga acaba de salir en una revista y no me lo dijo? ―preguntó tomándome por sorpresa. ¿Le preocupaba más que hubiera salido en una revista y no le hubiera avisado, en vez de lo que decían de mí en la revista? Bueno, tratándose de Lily nada me sorprendía― Me parece una falta de respeto a los años de amistad y amor que llevamos juntas.

Rodé los ojos.

―Ven al departamento y te lo explico todo ―suspiré― y no se te ocurra llegar sin donas, porque estoy de mal humor y quiero donas. Oh, claro, y te aconsejo que entres por la puerta de atrás.

Sin darle tiempo a contestar colgué y guarde el móvil en el bolsillo de mi pantalón de pijama.

―No te preocupes, todo tiene su explicación ―me dirigí a mi hermano con una media sonrisa― pero antes que nada tenemos que esperar que las donas lleguen.

―Te refieres a Lily ―me corrigió mi hermano.

―No, Lily me da igual, lo que yo quiero es mis donas.

(***)

―Esa maldita perra apática ―masculló mi amiga por lo bajo, paseándose de un lado al otro en la habitación― ¿Puedo matarla? Claro que puedo matarla, y quien ose oponerse correrá el mismo destino que esa hiena desnutrida.

―Lily ―rodé los ojos ante el dramatismo de la morena― No vas a matar a nadie.

―¿Cómo que no voy a matar a nadie? ―detuvo su incesante caminata para taladrarme con sus ojos. Cuando se enojaba, me recordaba a la ardilla de la era del hielo. Inflaba sus mejillas como una niña pequeña y sus ojos se abrían luciendo como dos canicas azules― No, tienes razón ―dijo como si hubiera visto la luz, con ojos brillantes y desquiciados― vamos a arrancarle los ojos para luego pasarlos por la batidora y dárselos de comer mientras le introducimos un palo por el culo.

―¡Lily! ―exclamé escandalizada, mirando de reojo a Ian, quien hablaba en voz baja con mi hermano, completamente exento de oír todas las locuras que salían de la boca de mi amiga― ¿Volviste a ver películas gore?

―No ―se hizo la desentendida encogiéndose de hombros, pero la conocía, cuando mentía miraba en todas direcciones como un animal atrapado― Todo está en mi cabeza, fríamente calculado para causarle el mayor sufrimiento posible.

―Lily, realmente a veces me replanteo por qué somos amigas.

―Eso es una respuesta sencilla. Porque te amo, tú me amas y ambas estamos igual de locas ―respondió con una sonrisa, acercándose a mi lado y estrechándome con una fuera inhumana en sus brazos― Aunque yo soy un poco más sádica, pero no importa, nos amamos y ya está. Entonces, ¿Cómo quieres que la asesinemos?

―De ninguna manera, porque nadie va a asesinar a nadie ―decreté con voz ahogada, luchando por deshacerme de su agarre. Cuando conseguí salir de su férreo abrazo, inspiré una bocanada de aire y palpé mi cuerpo para verificar que mis huesos siguieran en su lugar.

―Eres muy aburrida. Por cierto, ¿ahora cómo voy a volver a mi casa? Tenía planeado pedirles un aventón de camino a la empresa.

―Bueno, tendrás que caminar. Pero ve el lado positivo, vas a aprovechar de quemar una mínima parte de todas las calorías que consumes y así no vas a estar tan gorda ―dije con una sonrisa malvada.

Lily abrió la boca ofendida y llevó su mano al pecho de forma dramática, simulando dolor.

―No puedo creer que te hayas atrevido a decirme eso ―dijo teatralmente, quitando una lagrima imaginaria de su ojo.

Iba a responderle, cuando me percaté de que el timbre estaba sonando e Ian se dirigía a abrir la puerta a paso lento y calmado.

De fondo, escuchaba el incesante balbuceo de Lily, pero no estaba prestándole atención, porque toda mi atención estaba volcada en la forma en que el trasero de Ian se apretaba cuando caminaba.

¡Ni siquiera yo tenía un trasero como ese! Era injusto, la vida era injusta.

Cuando Ian abrió la puerta, saludó de un abrazo a la persona del otro lado y cuando se separaron, se movió a un lado para dejarla pasar.

Era el amigo de Ian, el que parecía fisicoculturista y todo un don juan.

Como siempre, con una sonrisa juguetona y coqueta en el rostro. Enfundado en un traje color azul con corbata gris y camisa blanca. Después de Ian, no había nadie en el mundo que pudiera llevar un traje tan bien como Alex. Ese hombre era grande, con un cuerpo evidentemente trabajado y unos ojos color chocolate intensos y penetrantes que hacían un contraste perfecto con su cabello rubio y su piel caramelo.

Era un bomboncito. Seguramente si lo hubiera conocido antes habría caído en sus redes.

Pero no quiere decir que no podamos admirar las vistas.

No sé exactamente en qué momento ocurrió, pero cuando pestañeé y mis ojos se abrieron, Lily caminaba aceleradamente en dirección a Alexander con una expresión determinada en el rostro y el ceño fruncido.

―¿Tú crees que estoy gorda? ―preguntó alzando su camiseta para deja su abdomen descubierto en dirección al rubio, quien la miraba mitad confundido y mitad encantado ante la idea de ver a una chica loca exhibicionista y descarada. Luego de mostrarle su abdomen, giro en 360º para mostrarse completamente. Los ojos de Alex se fueron automáticamente a su trasero, que era mucho más grande que el mío y se relamió los labios―Si me preguntas a mi ―cuchicheó una vez termino de mostrarse, acercándose confianzudamente al tipo y poniendo una mano en su pecho― Creo que está celosa porque está comenzando a ponerse gorda y su cintura está pronta a desaparecer hasta el fin de los tiempos.

Abrí mi boca ofendida, dispuesta a refutar sus palabras, pero cierto rubio guapo con cuerpo de adonis se me adelantó.

―Si me preguntas a mí ―dijo usando sus mismas palabras y acercándose a ella, pero cuando digo acercándose, es rodeando su cintura con su brazo y acercando su rostro al de ella hasta el punto en que sus narices se rozaban― Creo que estas perfectamente bien tal como estas, más que perfecta, alucinante ―luego se acercó para susurrar algo en su oído de forma privada, arrancándole una sonrisa a mi amiga.

Lily le dio un golpe juguetón en el pecho, y con una sonrisa coqueta, volvió a mi lado moviendo las caderas excesivamente.

Oh no... yo conocía esa sonrisa, la había visto muchas veces. Era la sonrisa que siempre ponía cuando planeaba acostarse con un chico.

Por más aspecto de mujeriego que Alexander tuviera, no pude evitar sentir pena por él. Porque si él y Lily se acostaban, no dudaba ni por un segundo en que iba a engancharse y Lily, como siempre, rechazaría el compromiso, rompiendo su promiscuo corazón en el proceso.

Cuando hablábamos de amor, Lily era una perra desalmada.

―Ni se te ocurra ―mascullé en voz baja en dirección a mi amiga, al mismo tiempo que Ian le susurraba lo mismo a su amigo.

Esto no iba a terminar bien.

―Necesito que crees una distracción mientras yo saco a Cindy de aquí ―pidió Ian a su amigo con el ceño fruncido― no quiero que esté aquí muestras ellos están abajo. Sabes muy bien que no van a desistir hasta que obtengan lo que quieren.

―Tarde o temprano van a tener que hablar, sabes que si no lo hacen van a comenzar los rumores y van a difamarlos, sobre todo a ella ―razonó Alex, mirando en mi dirección y dándome una sonrisa amigable que respondí sacudiendo mi mano en su dirección― Tienes que aclarar todo esto antes de que ella lo haga a su modo.

Ian lucía frustrado y muy molesto, y lo entendía, porque de igual forma me sentía yo.

Por culpa de esa mujer, muy probablemente mi vida cambiaria, estaría siempre acosada por esas personas y no obtendría de vuelta mi monótona y aburrida vida. Estaría siempre expuesta a las críticas y a que los demás opinaran lo que hacía con mi vida y las decisiones que tomaba.

Sonaba a que tendría que dejar de ser yo para que las personas no me acribillaran.

―Lo sé, voy a hacerlo, pero no ahora. No quiero que Cindy esté expuesta a ese tipo de atención, mucho menos ahora. Esperaremos un tiempo a que su embarazo sea más estable y hablaremos. No me importa lo que ellos piensen o tenga que decir, lo único que me importa es la salud de mi bebé y Cindy.

―Bueno... vas a deberme una después de esto, porque voy a tener que darles algo grande de lo que hablar para desviar su atención de ustedes.

Ian cambió su expresión de preocupación por una sonrisa socarrona.

―Claro, como la atención es algo que te disgusta tanto ―comentó irónicamente, dándole una palmada en la espalda a Alex.

Me causaba gracia lo mucho que Lily se parecía a Alex, y si bien no lo conocía del todo, lo poco que había visto me hacía pensar que la morena y el rubio eran peligrosamente iguales.

De pronto, recordé que no era la única que vivía en el departamento. Mi hermano también se veía afectado en todo esto y no estaba dispuesta dejarlo solo frente a toda la prensa.

―Mi hermano viene con nosotros ―afirmé irrumpiendo en la conversación, porque no dejaría a mi hermano en este hervidero de periodistas por nada del mundo― A donde sea que yo vaya, mi hermano viene conmigo.

―Por supuesto ―asintió Ian de forma comprensiva― él puede...

―No, no hace falta ―interrumpió Jack con una sonrisa, acercándose a mí― No te preocupes. Con todo lo que está sucediendo con Becca, probablemente pase más tiempo en el hospital que aquí, por lo que no debería tener problemas entrando por detrás.

―Pero...

―No te preocupes ―insistió suavemente― ya soy lo suficientemente grande para cuidar de mí, tienes que dejarme hacerlo, Cindy.

Desde que podía recordar, siempre había estado con mi hermano. Y cuando mis padre murieron, nuestra relación evoluciono en algo mucho más grande, porque solo éramos nosotros. Y yo evolucione desde una adolecente despreocupada, a una especie de mamá gallina sobreprotectora. No era perfecta, ni madura, ni centrada, ni sensata, ni... bueno, ustedes me entienden, era yo. Pero era una yo que amaba con locura a su hermano y estaba dispuesta a hacer lo que fuera por él. Estaba dispuesta a ser quien fuera por él.

¿Pero dejarlo ir? ¿No preocuparme obsesivamente por él? ¿No verlo todas las tardes cuando llegaba a casa? ¿No comer juntos? ¿No molestarnos? ¿Dejarlo crecer?

Dios, esa parecía una cosa difícil y dolorosa de hacer. Creo que en parte, entendía a las madre cuando tenían que ver a sus hijos irse de casa para crecer y madurar, hacerse adultos y volverse autosustentables.

Por qué eso es lo que estaba ocurriendo. Mi hermanito había crecido y yo no me había dado cuenta de en qué momento había ocurrido.

―¿Quieres decir que no vas a venir conmigo? ¿Vas a dejarme sola? ¿Voy a dejarte solo? ―gimoteé con los ojos anegados en lágrimas que no demoraron ni un segundo en comenzar a derramarse. Mi hermano arrugó su rostro en preocupación y se acuclilló frente a mí.

Vaya espectáculo que estaba dando, pero no me importaba, ¡era una embarazada sensible e inestable emocionalmente!

No, no llores ―resolló con paciencia― Cindy, llevas cinco años haciéndote cargo de mí, y en cierto modo, he robado tu juventud, limitando tus locuras en tu afanado intento es ser más como un adulto. Pero nunca fue necesario para mí porque siempre me pareciste perfecta tal cual eras. No tenías que cambiar nada, porque no eres mi madre ―dijo suavemente― pero aun así decidiste comportarte como una y tratar de llenar el hueco que habían dejado mamá y papá. Te amo por eso, pero ha llegado el momento de que me dejes ir, me dejes crecer, y comiences a vivir tu vida. Al parecer, ha llegado el momento de que comiences a crear tu nueva familia.

>>Con esto no digo que vamos a dejar de ser familia, porque siempre vas a ser mi hermana y yo voy a ser tu hermano, pero ya ha llegado la hora de comenzar a pensar en ti como un individuo, ser egoísta y centrarte en lo que quieres para tu futuro. Sé que te estoy dando un discurso innecesario, tomando en cuenta que esto no es permanente, pero es verdad y quiero que lo hagas. Quiero que dejes de pensar en ti y en mí a la vez, como si fuéramos un paquete.

Jack siempre encontraba la manera de hacerme reflexionar y darme cuenta de lo dramática y ridícula que era. Era mi cable a tierra, quien me hacía ver la luz dentro de toda la oscuridad, era mi calma en la tempestad. Era mi opuesto, y eso lo hacia el complemento perfecto para mí y toda mi locura.

―Prométeme que una vez vuelva vamos a quedarnos toda una semana completa en casa comiendo comida chatarra y viendo películas de Disney.

―Lo prometo ―dijo dibujando una radiante sonrisa en el rostro, besando mi frente para luego levantarse.

Yo por mi parte me levanté del sillón y me acerqué a Ian para recibir consuelo. Él me miraba con el rostro enternecido y encantado me dio lo que tanto necesitaba, abrazándome y acariciando mi espalda para relajarme.

Todo lo que Jack había dicho era cierto, pero eso no lo hacía más fácil.

―Siento que todo esto esté pasándote por mi culpa, pero prometo que voy a arreglarlo y voy a conseguirte tu vida de vuelta con tu hermano en ella ―susurró en mi oído, erizando los vellos de mi nuca en el proceso.

―Tú también estas en ella ahora ―le recordé recostando mi cabeza en su torso― Una vez que esto termine, quiero mi vida anterior de vuelta, contigo en ella, ¿ok?

―Ok ―coincidió tomándome de las mejillas y alzando mi rostro para besarme suavemente.

―Asco, asco ―canturreó la morena, siendo tan molesta e inoportuna como siempre― Sepárense y dejen de comer pan en frente de los pobres.

Rodé los ojos y cuando me separé de Ian para cambiarme el pijama por ropa, la arrastré conmigo a mi habitación.

Quería que estuviera donde mis ojos pudieran verla, porque en cualquier momento iba a hacer algo estúpido.

Cambié mi pijama por un vestido holgado color turquesa, dejé mi cabello suelto y me aseé en el baño. Mientras tanto, Lily me ayudaba a hacer una pequeña maleta con un poco de ropa.

Cuando terminé de arreglarme y Lily terminó de guardar mi ropa, la morena arrastró la maleta hasta la sala de estar y se la entregó a Ian quien la tomó y me hizo una seña para que fuera a su lado. Él entrelazó sus dedos con los míos y dándome un apretón reconfortante me instó a caminar.

―¡Esperen! ―nos detuvo de salir dramáticamente mi amiga, con su desagradable voz chillona― ¿Podrían darme un aventón? ―preguntó dejando sobresalir su labio inferior y poniendo ojitos.

Antes de que pudiera mandarla al demonio, Alex se me adelantó. Ese rubio tenía que deliberadamente dejar de interrumpirme.

―Yo podría llevarte, si es que no tienes inconveniente. Sería mejor que ellos se fueran directamente al departamento de Ian.

Si... claro. Y también sería mejor que dejaras de mirarle los pechos a mi amiga pero yo no voy y te lo echo en cara.

―No tengo ningún inconveniente con ello ―accedió mi amiga más que complacida con la idea de viajar al lado del rubio.

¿Ya mencioné que esto no iba a terminar bien? ¿sí? pues lo reitero. Esto no va a terminar bien.

Los primeros en salir fueron Lily y Alexander. Este último le abrió de forma caballerosa la puerta a mi amiga, pero a mí no me engañó, lo único que quería era mirarle el trasero de forma disimulada y a la vez quedar como un caballero.

Una vez que ellos se fueron, me despedí de mi hermano obligándolo a prometer que cualquier cosa que sucediera, necesitara o por lo que fuera, me llamaría y que adicionalmente me llamara todas las noches para contarme que tal había estado su día.

Si, lo sé, dejarlos ir, pero he tomado la decisión de que será paulatino y si tenemos suerte, de aquí a veinte años lograré dejarlo vivir solo.

Luego salimos nosotros y nos montamos en el coche.

Cuando pasamos frente al edifico, los periodistas a sabiendas de quienes éramos se agolparon para venir en nuestra búsqueda, pero como ya estaba presupuestado, Alexander los distrajo dándoles otra cosa de la cual hablar.

Y vaya que lo hizo.

El muy aprovechado, tomó a mi amiga de la cintura, agarrándola por sorpresa y al más puro estilo Hollywood, le plantó un beso de película completamente indecoroso que logró atraer la atención de los periodistas, quienes como aves carroñeras a los desperdicios no perdieron tiempo en captar el momento, iluminando sus rostros con los flashes de las cámaras.

OH.POR.DIOS.

Esto sí que iba a dar que hablar.

―Creo que deberías preocuparte, Alex no es un hombre con el que quieras ver a tu amiga. Muy probablemente le rompa el corazón ―comentó Ian mirando de reojo la escena.

―No, más bien creo que tu deberías preocuparte por tu amigo. Considerando que es de Lily de quien estamos hablando.

O quizá los dos terminarían por romperse el corazón.

Personalmente me ha encantado escribir este capítulo y es uno de los mas largos de esta historia. 4.100 palabras, eso es mucho.

Lo que mas me ha gustado, ha sido el momento entre Lily y Alex y Cindy y Jack. Obviamente no podemos dejar fuera a Ian, quien siempre nos hace mas grata la experiencia con su mera presencia. ¿Cual fue su momento favorito?

En el capítulo anterior, una chica me comento que le gustaría ver una historia de Savannah y a mi me gustaría mucho también escribir una sobre Lily. ¿Que piensan? ¿Les agrada la idea? ¡Ya sabe que me gusta leerlas, no me priven de ello!

¡Espero que les haya gustado, las amo y nos leemos hasta el próximo capítulo!

PD: Hace mucho tiempo que no ponía una imagen de mi precioso Jack, por lo que en multimedia pueden encontrar a su bello rostro. Quiero un Tim Borrmann para mi.

PD2: También, como siempre, les deje una canción hermosa, preciosa y que va perfecta con el capítulo en mi humilde opinión. There For You de Martin Garrix (Ese chico es hermoso) y Troye Sivan (Él también es hermoso, pero Martin es Calientemente hermoso)

Bye.

Continue Reading

You'll Also Like

59.2M 2.6M 70
Freya Harrison nunca llegó a pensar que su vida cambiaría por completo al decidir pasar el verano junto a su padre. Un bloque de apartamentos alejado...
110K 13.4K 23
Drey tiene todo lo que superficialmente se puede considerar como bueno: tiene una alta reputación, dinero, las mejores notas, buenos amigos y la mejo...
1.4M 123K 37
T/N es una chica con una vida normal de Wattpad, pero un día sorprendentemente sucede algo que cambiaría por completo su relación con su cepillo colg...
19.9M 1.3M 122
Trilogía Bestia. {01} Fantasía y Romance. El amor lo ayudará a descubrir quién es en realidad y su pasado hará reales sus peores miedos. ¿Podrá ell...