Operation LOTTO: "City Of Dic...

By Star17_Arg

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"-¿De verdad creyeron que cambiamos y somos como ustedes? -rió descolocando a todo el resto. En su equipo son... More

Portada
Prólogo
Capítulo 1: "Horas"
Capítulo 2: "Se acabó el tiempo."
Capítulo 3: "Bajando la guardia".
Capítulo 5: "Sin testigos"
Capítulo 6: "Corazón perforado".
Capitulo 7: "Rey de corazones."
Capítulo 8: "Zei Da"
Adelanto
Capítulo 9: "Lo correcto"
Capitulo Final: "Lose"
EPÍLOGO
Agradecimientos de la autora.

Capítulo 4: "Zhung-zan"

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By Star17_Arg

Capítulo 4

El camión había cruzado la zona industrial y ahora se encontraba circulando por la desértica autopista hacia el corazón de la ciudad. Los faroles pasaban seguidos, colando luz anaranjada por las escasas rendijas hacia el interior de sus paredes de metal.

Lo recordaban bien, los guardias de adelante le habían dicho que desde allí tenían que usar el casco protector para evitar asaltos. Aunque eso fuera contradictorio, ¿Quién se atrevería a asaltar un camión con reclusos en medio de una ciudad sitiada? No tenían enemigos allí porque ellos estaban muertos, no tenían tampoco amigos ya que en esos momentos era complicado hablar de amistad. Solo tenían las manos manchadas y un largo camino de muertes.

El automóvil blindado estaba entrando a una de las calles principales y se detuvo en un semáforo, mientras que lo único que se escuchaba allí dentro eran sus respiraciones, el sonido de un motor rugiendo a lo lejos tomó su debida atención. Un auto deportivo azul los sobrepasó ignorando la señal roja y otros dos lo siguieron por detrás. Sus motores lograban cortar el lúgubre silencio de la ciudad y rápidamente el copiloto del camión sacó el mapa de papel en la guantera.

—¿De dónde vienen?

—Seguramente del parque industrial, allí se hacen carreras clandestinas.

—¿Y por qué se arriesgan de esa manera? ¿No saben que gente como nosotros los buscan?

Los reclusos en su interior se miraron unos a los otros, sabían perfectamente de que se trataba eso. El camión siguió su camino con la luz verde que les daba paso, los ecos de los motores aun eran como fantasmas que recorrían la ciudad, no pasó mucho tiempo hasta que las sirenas de la policía rugieron más allá del solitario camino. Hasta que llegó el tiempo de otra parada, donde el aire comenzaba a volverse más denso y frío, bocanadas de aire blanco salían de sus bocas y los motores, se escucharon cercanos. Los conductores del camión se miraron entre ellos y tomaron disimuladamente sus armas, uno la mantenía en el asiento completo, el otro, la sacaba del costado interno de su pierna. La policía llegó en tres móviles y les ordenó bajarse, querían ver el contenido del camión. Los reclusos se miraron y colocaron sus cascos para mantener sus cabezas libres de agujeros, mientras aguardaban que el policía abriera las compuertas.
El oficial no era nada más que un hombre delgado, con ojeras y alto. Su voz autoritaria era un poco aguda y no permitía fallas, no abrió la puerta por corregir a uno de sus hombres que se sentó en el capó del auto. Le habló en su idioma para reprenderlo, pronto volviendo a la tarea de ver el camión, abrió las puertas observando a cuatro hombres dentro completamente cubriendo su identidad.

—Pero, que rayo-

Dos autos pasaron por las calles paralelas y abrieron fuego contra la barricada, matando agentes y dando de lleno al jefe de ellos que calló en un charco de sangre frente a los reclusos. Los conductores del camión se cubrieron y dispararon a los agentes restantes. Traición.

—¡Vamos! —gritó el copiloto del camión tomando las llaves.

Los reclusos lanzaron lejos el cuerpo del agente policial ya pálido y cerraron las puertas por dentro, siendo escoltados por los autos desconocidos hasta el punto acordado, lograron escabullirse sin problemas en un gran galpón abandonado a las orillas del río.
El conductor del auto azul bajó de su corcel de acero junto a sus hombres, eran simples seres humanos solo que bien armados y una actitud amenazadora. Los ocupantes del camión también lo hicieron, los reclusos esposados siguieron con la fachada y los cascos, pero poniéndose detrás de los guardias penales que los habían llevado a ellos.

—¿Dónde está?

—¿Tú eres Zhung-zan?

—Mi nombre no les interesa. —contestó el conductor del auto deportivo azul y los reclusos se miraron entre ellos y empujaron a uno de ellos hasta el centro de los dos bandos.

El hombre calló de rodillas por la fuerza y las manos esposadas, gracias a la caída, el casco antibalístico cayó frente a sus narices, revelando su identidad. La ropa anaranjada de recluso brilló desde ese ángulo y el dueño del deportivo azul sonrió complacido.

—Negocios son negocios. —dijo uno de los hombres aun de identidad reservada. —Ahora te toca darnos nuestra parte.

—Lastimosamente no hemos cumplido con eso que nos pidieron. —Zhung-zan bajó la vista y apretó sus puños, hasta que el ruido de un tercer auto se escuchó en los alrededores. —Juro que no es nuestro.

Defendió su postura ante los demás, pero ya era demasiado pronto. El auto negro de ruedas rojas entró a toda velocidad por la espalda de los policías y no pensaba frenar. Todos gritaron buscando un lugar seguro para no ser arrollados, pero, solo un encapuchado se quedó en medio del camino. Las luces del automóvil lo iluminaron, sacó el arma de su bolsillo y apuntó al conductor. Bajo los ojos de todos los presentes, ese falso policía hizo lo impensable, no solo obligó al conductor frenar y tomarse el hombro ardiente herido, se corrió del camino a ultimo segundo y sacó al tipo del interior.
Los demás llegaron corriendo con cuidado a la escena, Zhung-zan abrió los ojos en sorpresa. Conocía al rostro que se arrastraba bajo la mira del muchacho que lo apunto, pero lo que más le sorprendía era la agilidad y la certeza con la que ese simple carcelario tenía.
Sabiendo que lo miraban a él, giró un poco la cabeza para observar a los presentes, unos mechones rubios resbalaron debajo de su gorra y sus facciones no orientales le delataron.

—¿Quién... quiénes son?

Los encapuchados se sacaron los cascos, se acercaron desde atrás y el conductor también sacó su gorra revelando sus identidades. No tenía caso que lo siguieran ocultando, no después de que Zhung-zan era igual a ellos. Este último también se dio cuenta de la mujer que los acompañaba y todo tuvo sentido, al menos para él.

—Il Moon...

—Ha pasado tiempo, 0915.

Los barrios bajos de Hong Kong solo podían definirse con una palabra: "hormiguero". Es que era allí donde te sentías pequeño, una plaga de hormigas viviendo en cada rincón que les fuese posible y sobreviviendo, a veces, de lo que sus cuerpos pudiesen cargar.
La caravana de autos pasó más allá de aquellos barrios y entraron a otro en donde las casas eran un poco más precarias. Parecía que allí, la gente no estaba enterada de lo que sucedía en realidad, pues hacía lo que querían. Estaba por entrar el amanecer y aun podía verse hombres en las veredas jugando a las cartas y bebiendo, mujeres ofreciendo su cuerpo y restaurantes nocturnos cocinando. Zhung los guio hasta una casa de tejas verdes y vieja que no contaba con la misma arquitectura que las otras, era antigua sí, pero tenía dos pisos; era larga y de pintura blanca resquebrajándose por fuera.
Al entrar a la morada, varios hombres y mujeres de distintas figuras los recibieron con semblantes serios debido a, los grandes disfraces de policía que dos de los recién llegados tenían. Zhung les dijo con la mirada que eran invitados suyos y luego de ver al compañero rescatado, todos corrieron a preguntar por su estado.

—Vamos a mi oficina, allí tendremos privacidad.

Ordenó que nadie lo molestara y que fueran a dormir, también dirigió una guardia y se encerró junto a la mujer y sus acompañantes en el despacho que contaba con un escritorio viejo pero firme como un roble.

—Cuando me dijeron que había gente dispuesta a soltar a uno de mis hombres, jamás creí que fuese Hide&Seek. —los observó detrás de su escritorio y les ordenó sentarse. —Y menos creyendo que lo sacarían de la cárcel de Shenzhen.

—Ella no los ha contado, por ello ha venido con nosotros. —dijo con voz desafiante uno de ellos que parecía ser el mayor. —No nos interesa que hayas sido parte de la organización, solo cumple con tu parte y no nos volverás a ver.

Zhung quedó pensando, analizándolos con la mirada y llevando inconscientemente su mano hasta la barbilla. Creía que había estado lo suficientemente lejos de esa organización para extrañar el raro comportamiento de esos agentes que venían con su vieja camarada, ellos parecían chicos comunes y corrientes.

—Ese sujeto... ¿saben que están aquí?

—En realidad... —SeungCheol sonrió con orgullo—Él espera que estemos en otro sitio.

—¿Cómo puedo confiar en ustedes en primer lugar? —dijo retándolos con la mirada. SeungCheol se levantó de su lugar y se sentó sobre el viejo escritorio con confianza.

—Por la cara de tus hombres allí afuera, se nota que no hay secretos entre ustedes y, al menos, no lo saben todos. —los ojos del mayor enfocaron a las manos de WonWoo que lentamente iba acercándolas al arma escondida que tenía. —Si nos matas tendrás que mentirles o decirles simplemente que eras uno de nosotros, pero también sabes, que no alcanzarías a tomar tu arma sin antes salir con un agujero en el rostro.

—Ustedes no son los típicos agentes de Hide&Seek. Me agradan. —Se levantó de la silla y abrió un viejo cajón donde tenía un viejo mapa doblado en varias partes. —Como sabrán, la ciudad está sitiada. La policía impone el toque de queda, pero eso no afecta a las zonas más carenciadas donde las pandillas o la mafia reinamos. El lugar que ustedes buscan está en medio de la zona de fuego, y ahora la policía militar ha estado avanzando por nuestros territorios. La mafia china se mantiene fuerte en esta zona, nosotros comenzamos a luchar la semana pasada con policías pero...

—¿Pero? —preguntó MinGyu con impaciencia. Zhung se quedó estático mirando el mapa, sacó un lápiz de su bolsillo sabiendo que todos sus movimientos estaban controlados y marcó la zona en donde se habían encontrado.

—El auto que su compañero detuvo, no pertenece a la policía. —WonWoo se levantó y recorrió con su fino dedo el circulo que Zhung había marcado y lo unió a otro anterior.

—Dos encuentros desconocidos en un radio de quince cuadras. —miró a SeugCheol con preocupación y el mayor observó el mapa comprobándolo.

—O no tan desconocidos. —0808 miró serio al ex-agente— ¿Una banda que tiene el derecho de zona liberada y pasa controles policiacos para seguir a otra?

La tensión aumentó, Seungcheol lo tomó del cuello y lo atrajo a su rosto para imponer presión y que hablara. Conocía el lenguaje de las calles muy bien y todos en cualquier parte del mundo se manejaban con el mismo código. 0318 quiso apartarlos, pero Vernon la detuvo de un brazo y le dijo que guardara silencio.

—¿Qué rayos sucede aquí? Dinos todo lo que sabes o juro que tú y tu pandilla serán solo cadáveres en la mañana. Sin rodeos, sin secretos. —Zhung cayó en su viejo asiento con su cuerpo desesperado en encontrar aire y llenar sus pulmones. Tuvo que reconocer que aquellos chicos tenían agallas.

—Está bien. —dijo entre ahogos, recomponiéndose. 0318 ya estaba a su lado ayudándolo a sentarse. Tomó una gran bocanada de aire y deseó tener un trago. —Se los diré.

"Todo comenzó con simples secuestros de niños ricos. Las escuelas de alta sociedad estaban siendo prácticamente vaciadas. Hijos de políticos, grandes empresarios, directores y gente de poder; pedían grandes cantidades de dinero, pero los chicos jamás volvieron. Hubo rumores... decían que la hija del Primer Ministro también estaba desaparecida y no tardaron en venir a los barrios bajos.
Allí fue cuando ellos llegaron.
Destrozando cada hogar, la policía entró en cada apestosa calle de este lado de la ciudad, pero no encontraron rastros. En el territorio de la mafia no les fue tan bien, allí murió gente y el gobierno comenzó a tapar esos escándalos censurando a los medios. Pero no tan fueron los de la alta sociedad quienes empezaron a sufrir, mucha gente de aquí ha perdido a sus niños. Las escuelas solo son edificios y nadie sabe en dónde están y la policía, no es la policía.
Hubo protestas, pero enviaron a la policía sin piedad, no les importó que hubiera mujeres o niños con mas que velas en sus manos. Por ello no dejan que nadie salga o entre, los aeropuertos se cerraron y las fronteras están controladas. Si eres un policía y decides contradecir al gobierno, te borran directamente del mapa.
Con respecto a lo que nos pidieron, no pudimos hacerlo porque esa zona ha estado muy controlada. Parece que alguien fue lo suficiente valiente para matar a uno de esos hijos de perra, pero lo suficientemente tonto para que lo vieran y se ha escondido por allí porque la policía recorre esa zona, nuestros rostros son reconocidos y no puedo permitir que envíen a mis hombres a la cárcel. Los necesito con vida para defender este territorio para lo peor. Aunque suene extraño, la gente está tranquila aquí gracias a nosotros.
Y lo de esos ataques civiles, en realidad, tenemos claro quiénes son. Esos automóviles son conducidos por una banda que tiene el control aquí. No tenemos las manos limpias, pero, ellos caminan con las manchas en su ropa con orgullo. Su libertad en la ciudad solo significa que ese grupo apoya al gobierno y se beneficia con eso."

El equipo LOTTO meditó en silencio la historia contada, la noche pasaba rápido y pronto el toque de queda se levantaría. Todo era muy extraño y confuso, pero, en cierta parte tenía sentido. El punto más importante allí significaba que, si los demás estaban en la ciudad, no tendrían muchas opciones de sobrevivir en algo tan antiguo como lo era esa vieja base y si los descubrían, su suerte no sería distinta a la que sufrieron esos agentes ahora muertos. Zhung los observó con curiosidad, cada vez su mente repetía que aquellos no eran Agentes.

—¿Qué buscan allí que es más importante que sus vidas? —era momento de que el anfitrión desconfiara. —Solo es una base vieja y húmeda. Nadie sabe que existe aparte de mí en esta ciudad y dudo que los vagabundos quisieran quedarse allí.

—Zhung... yo... —0318 bajó la vista avergonzada, ante los ojos del chino no hizo falta palabras.

—Él está allí, ¿verdad? —la muchacha asintió, todo cambió radicalmente en ese ambiente, la palabra decepción en la cara de Zhang fue muy clara para el equipo LOTTO. —Debí suponerlo, tú no te irías de su lado.

—No, Zhang tú lo sabes, mi lugar...

—Sé perfectamente donde está tu lugar, Il Moon, lo sé.

El muchacho se levantó del lugar y se dirigió hasta la puerta, salió al pasillo a pedir un lugar de residencia para sus invitados. Cuando volvió, tenía la mirada de Vernon clavada en él.

—Dormirán aquí esta noche como muestra del pago que les debo, un lecho limpio ya que no les servirá volver a la organización con sueño y hambre.

—Espera, ¿Quién dijo que volveríamos a Hide&Seek? —Vernon habló mirándolo como si hubiese dicho una barbaridad. Zhung arrugó la frente no comprendiendo las ideas de ese grupo.

—No podrán hacerlos solos, ni siquiera una pandilla como la de la mafia ha logrado salir de su zona de confort para asaltar camiones con el arroz suficiente para no morir de hambre.

—Danos algo para trasladarnos en la ciudad y daremos tu deuda por pagada. —0808 negociaba con seriedad.



______________________

¡Que inicien los juegos del hambre! 

Ok, no. Empezamos con este especial de fin de semanajunto a las dos historias que estoy escribiendo. 
Poco a poco se está descubriendo que 
sucede en Hong Kong. 


Ya que pasamos los 5Millones
este es un regalo para todas aquellxs
Carat que votan y hacen stream del
MV.
Gracias por amar a estos chicos.
Amo ese fandom por todo lo que da. 

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