Todo era como antes, estaba en el lugar donde vivió sus primeros años de infancia, la casa de su abuela, un lugar en el campo donde residían unos cuantos vecinos además de ellas. Todo era conocido...
Pero...
Parecía como si todo lo que pasó hace unos meses (desde que volvió de Eldarya) fuera un sueño, qué triste. Tantas maravillas y tantas personas que conoció... terminen siendo un producto de su imaginación... eso no podía ser, se repetía la chica. Los sentimientos y recuerdos que tenía de ese lugar y de las personas eran perfectamente claros para ella, demasiado reales, demasiado... ¿cuerdos? No podía describirlos bien si quiera, pero algo dentro de ella le decían que era cierto. Que se encontró perdida en un lugar mágico donde pudo hacer amigos, aprender cosas nuevas y... enamorarse. Extrañamente, eso ultimo si le parecía irreal... por el solo hecho de recordar al elfo que hizo que lo odiara con tanta fuerza como para querer salir corriendo. Qué contradictorio.
Aunque ya no valía la pena seguir prendada de aquello, no tenía manera de regresar y menos de volver a verlo.
Gardienne se recostó en su cama, estaba agotada. Desde que pudo volver a... lo que sea que fuera la realidad, su mundo o su hogar, se sentía demasiado agotada, a veces se desmayaba sin razón o dormía días enteros, como si su cuerpo se desestabilizara y le exigiera recargar energías. Lo peor de la situación, no era que se encontrara inconsciente frecuentemente, si no que su abuela estaba muy enferma. Desde su desaparición su salud decayó considerablemente hasta caer en depresión por perder a su familia, y desde el regresó de Gardienne se encontraba más estable y alegre, aunque su salud no mejoraba. Razón por la cual, era su nieta quien cuidaba de ella en su casa, pero claro... siempre y cuando la chica no estuviera inconsciente, producto de sus recientes desmayos. A la anciana hasta le parecía que estaba algo cambiada, como si añorara algo, aunque... ¿cómo no? perder a tu familia y desaparecer por meses es un suceso importante... aunque desgraciado.
La chica, al despertar cierta mañana, se sintió diferente o más bien había algo diferente... como si algo en el ambiente hubiera ocurrido. Se levantó de la cama con cuidado, se tambaleo un poco mientras caminaba en su habitación (que aun seguía decorada como cando era niña), en el camino a la puerta trenzó su cabello en un amarre suelto y salió al pasillo. Escuchaba voces fuera de la casa mientras seguía tambaleándose. Al parecer sería uno de esos días en que el cansancio la perseguiría.
-¡Aquí es!- escuchaba a una de las voces.
-¿Entramos y nos la llevamos?- decía otra voz.
La chica se dirigía a la puerta, sus ojos le pesaban y se sentía algo intranquila por aquellas personas que escuchaba fuera de la casa. Se sentía cada vez más mareada, cuando llegó al recibidor, su abuela se encontraba frente a dos personas, ella no pudo verlas ya que se estaba sujetando de las paredes y justo cuando iba a dirigir la mirada hacia los ruidosos personajes que había escuchado... se desplomó, cayo desmayada como tantas veces lo había hecho.
No supo quien ni cómo la llevaron a su habitación, pero ahí estaba y para su desafortunada suerte ya era de noche. Aun no podía abrir los ojos pero lo sabía. Sentía los pasos de alguien dentro de la habitación, la persona se inclinó junto a su cama y se acercó al rostro de la chica. Ella se sentía nerviosa, su cara se frunció en un ligero gesto de reprobación. Al parecer, quien fuera que estuviera junto a ella lo notó.
-No te haré daño... -le susurró una voz masculina, haciendo que se relajara.
Sintió algo en su pecho, el sujeto estaba desabrochando el primer botón de su pijama. Ella no podía hacer nada, su cuerpo aun no se lo permitía, esos desmayos a veces la dejaban en una especie de coma. En su mente inquieta no podía ordenar las ideas de lo que estaba pasando, pero quien quiera que fuera aquél hombre estaba haciendo algo muy extraño. Sintió un liquido caer en la zona que él descubrió, el cual sintió que la llenaba de calor, sentía como si una luz refulgiera desde su pecho y se esparciera por todo su cuerpo. Luego, sintió que su cuerpo se relajó, dio un dulce suspiro y antes de dormirse sintió el roce de unos labios que le tocaban la frente.
Mientras tanto en otro lugar...
-Y bien, ¿Quién de ustedes se casará con mi nieta? – reclamaba desde su cama una anciana de muchos años mirando a cierto peliblanco que se encontraba en su habitación.
-Pues... -pensó incomodo, pero justo en ese momento su amigo entró en el cuarto, ambos mantenían una conversación con ella desde hace unas buenas horas.- ¡Ezarel! ¿Cómo esta ella?
-Estará mejor por la mañana- comentó el elfo sentándose junto a Valkyon.
-Desde que volvió ha estado muy cansada.- comentó la anciana con tristeza.- ¿Desde qué lugar vienen?- recordó el sentido de la conversación que mantuvieron durante la tarde, la cual se trató mayoritariamente del accidente de Gardienne.
-Eldarya... -habló Vakyon.
La abuela abrió sus ojos pardos como platos, ese nombre le era conocido. Alguna vez su madre le había hablado de aquél lugar.
-¿Será verdad?- dijo para sí misma. Ellos solo la quedaron viendo algo extrañados por su exprecion.- Muchacho, traeme el libro que está por allá.- le indicó a Valkyon un libro de la estantería.- El que tiene dibujos en el lomo.
Valkyon lo tomó, era un libro que parecía viejo pero estaba en muy buen estado.
-Eldarya... – dijo la anciana, sacando un pequeño álbum de fotos de la mesita de noche junto a su cama.- Mi madre dijo que ella vivía ahí- les enseño una vieja y desteñida foto, de una mujer que sostenía en brazos a una niña.
Los chicos la miraron sorprendidos, seguro ella era ese antepasado de donde había heredado su sangre faerica.
-Es igual a Gardienne... -comentó el elfo.
-Así es... -continuo la abuela- Nunca le he dicho a mi nieta sobre lo que mi madre me dijo de aquel lugar... pero supongo que ella ya estuvo ahí luego del accidente...
-Señora Herme... -comenzó Valkyon, pero la abuela la interrumpió.
-Por favor, llamame Nonna... así me llama Gardy... -le sonrió con dulzura.
-Está bien... -dijo algo incómodo- Nonna, ¿Para qué es el libro?- le acercó el libro que ella misma le había pedido.
-¡Ah! Es cierto... -rió- Este es el diario de mi nuero Gestrel, el padre de Gardienne.- tomo el diario y lo abrió en una página ya marcada- No sé de donde habrá salido exactamente ese hombre pero... fue bueno aunque un tanto... diferente. Nunca habría pensado que algo tan descabellado pudiera ser real...
-¿A qué se refiere?- le pregunto el peliazul con interés.
-Gestrel escribió en este diario por mucho tiempo, hasta que Gardienne cumplió dos años... solo en una de estas páginas escribe de donde viene realmente... escuchen... -dijo acercando el libro a su rostro para poder leer lo que tenía marcado.- "Hoy a nacido mi hija, es hermosa. Sus pequeños ojos violetas me ven fijamente cada vez que despierta. Ella parece humana, no demuestra ninguno de los rasgos físicos que yo tenía cuando estaba con los demás elfos. Al menos no tendrá que tomar esa desagradable poción"
-¿Qué?- dijeron ambos al unísono al escuchar todo aquello.
-Bueno... mi nieta tiene muchas cualidades... -dijo riendo divertida y tosiendo entre medio, al parecer la edad le proporcionaba un gran sentido del humor o una gran falta de juicio de realidad. Tal vez las dos.
Aunque en realidad eso no era lo que sorprendía a los chicos, más bien, eran los misterios que contenía la vida de la chica de ojos violeta.
Al día siguiente, en la habitación de Gardienne. Al fin despertaba, se giró para acomodarse mejor, aun no quería levantarse, pero una voz le impidió seguir acostada tranquilamente.
-Buenos días.- era una voz familiar.
Ella levantó la cabeza rápidamente para poder ver al dueño de la voz.
-¡¡¡KHIAAAAAAA!!!-saltó literalmente de la cama para abrazarlo.- ¡VALKYON!... por dios no lo puedo creer.
Su amigo le devolvió el abrazo feliz de volver a ver a su querida amiga, la levanto un poco del piso.
-Hemos venido por ti.-le dijo este.
Ella no lo podía creer hasta le caían algunas lágrimas de felicidad, su amigo era real y estaba en su mundo.
De un momento a otro la puerta se abrió, rompiendo aquel feliz reencuentro. Dejándolo en el olvido.
-¿Por qué hacen tanto ruido?- pregunto el responsable.
-Ezarel... -susurró la chica sin soltar aun a su amigo. Sintiendo que un nudo se le hacía en la garganta de solo ver a ese elfo.
El peliazul, no agregó nada más, observo la escena, miro los ojos de la chica. Tubo el deseo de entrar y estrecharla pero solo desvió la mirada y se fue.
Parece que todo seguía como antes. Todo era real.
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Hola, gente bonita n.n
mucho tiempo sin escribirles D: me pase xP
siendo honesta llegue a pensar en solo dejarles la historia hasta el cap 10... pero, no me resistí he hice un tiempo para hacer lo que en mi mente estaba destinado :B
espero que al menos las entusiasme continuar con la historia, en especial des pues de que me ausente más de un mes debido a los estudios.
Ah, cierto!!! quería agradecerles por las 2K es increíble lo rápido que subieron en un mes O_O al menos para mi n.nU
Espero que estén contentas de seguir con estas historia y denle amor con sus votos y comentarios si gustan
me despido y que tengan un buen día/tarde/noche donde quiera que estén :D <3