Capitulo 7: ¿Puedo irme?

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Unos cuantos días pasaron, Ezarel se estaba portando extraño con Gardienne, y no era de esa manera que le estaba comenzando a agradar a la chica. Cada vez que pasaba por el laboratorio de alquimia y cruzaban palabras, el chico era cortante o simplemente se burlaba de ella como lo hacía al inicio, aunque era diferente, recientemente sus respuestas y/o preguntas eran hirientes.

La chica, que aun se encontraba en su habitación aquella mañana, pensó en qué pudo hacer hecho mal como para que la trate así, tal vez el elfo solo estuvo jugando con ella, o simplemente estaba preocupado... muchas posibilidades se le venían a la mente, él podía ser muy impredecible con su manera de actuar, algo que normalmente era gracioso ahora le resultaba confuso y doloroso. Tal vez, ella se dio esperanzas sola, tal vez ella solo estaba viendo algo donde no lo había. Lo cierto era que no podía olvidar los acontecimientos pasados estando a su lado.

Un sonido en la puerta la sacó de sus pensamientos, y se levantó rápidamente de la cama para atender a quien la llamaba.

Era Alajéa.

-Hola, Gardienne.- la saludó la chica con una amplia sonrisa, estaba cargando con unas cajas que abrazaba con sus brazos.

-Hola, Alajéa... ¿ocurre algo?

-Miiko quiere verte en la sala del cristal.- le sonrió con simpatía.

-Está bien... -se fijó en las cajas que llevaba.- ¿No quieres que te ayude a llevar eso primero?

-¡Oh, no!... Solo tengo que llevarlas al laboratorio. Además, creo que Miiko te quería hablar de algo importante.

-¿De verdad?- se sorprendió la castaña.

-Sí, parecía algo ansiosa.

-Entonces voy... gracias por avisarme.- dijo al fin saliendo de su habitación y se despidieron rápidamente.

Gardienne no pensó mucho en lo que le quería decir la kitsune, por lo que estaba muy tranquila cuando se encontró con ella.

-Hola, Miiko. Ya estoy aquí.- llamó su atención, ya que la chica está de espaldas.

-Gardienne.- se sorprendió.

-Alajéa, dijo que querías verme aquí.- se acercó a ella.

-Así es... bueno, ya sabes que estábamos buscando los talismanes para poder devolverte a tu mundo- la chica asintió con seriedad, esto requería su atención.- La cuestión es que... ya tenemos todo preparado. Puedes volver cuando quieras a tu mundo.- le sonrió.- Tenemos todo dispuesto para cuando lo decidas.

Era increíble, era sorprendentemente condescendiente, como si le dieran un pase libre e ilimitado. Aunque no tenía retorno. Se sintió algo aturdida, podía irse ese mismo día si así lo quería. Pero...

-Me gustaría despedirme de todos antes de marcharme. –dijo con nostalgia en la mirada.

-Está bien, tomate tu tiempo- consintió sonriendo.

-Gracias- sonrió complacida.

Luego se retiró y fue hasta las escaleras, se disponía a salir un rato. Pero se encontró en el camino con Alajéa, que al parecer no se encontraba en su mejor momento, algo extraño ya que hace un rato se notaba normal.

-Alajéa... ¿Pasa algo?- preguntó Gardienne al encontrarse frente a frente con ella.

-Oh... Gardienne, no es nada.- le sonrió- Solo tuve un accidente en el laboratorio y Ezarel me regañó, traté de ayudarlo pero creo que lo empeoré.- dijo haciendo una mueca con los labios.- Así que me dijo que mejor me marchara.

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