Capitulo 17: Dragones

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El cielo estaba aclarando, pronto amanecería. Todo estaca en silencio y apenas se escuchaban algunos cantos de insectos y aves que recibían el nuevo día. Nada extraño en el bosque, todo muy quedito, a pesar de los enormes visitantes que escondía.

En cierto lugar casi escondido, se habría un portal, que de manera casi caricaturesca "escupía" a tres personas, sin cuidado y sin hacer ruido. Al meno no más ruido del que hacían ellos. En especial uno que recibió el peso de sus dos amigos sobre él. 

-Oigan, ya muévanse.- se quejaba Ezarel.- Me estoy ahogando. 

Gardienne (que estaba casi sentada en la espalda de Valkyon) solo se reía entre dientes para ponerse de pié, para ayudar al peliblanco a levantarse. 

-Lo siento, Ez.- su amigo, a su vez lo ayudo también. 

-¡Tu no te rías!- amenazó a la chica. Pero eso (lejos de hacerla callar) la animó a reír más fuerte. 

Continuaron su camino, mientras aparecía el sol lentamente. Valkyon los guiaba, mientras tanto Ezarel y Gardienne solo caminaban a la par detrás de él, dirigiéndose miradas por el rabillo del ojo. No decían nada, ni tampoco podían saber lo que pensaba el otro, pero quien los viera se daría cuenta de que estaban felices ¿Por qué razón? pues ¿qué más daba? 

De repente, el elfo escucha algo y se detiene, sus amigos dan unos cuantos pasos más antes de girarse a mirarlo.

-¿Ocurre algo?- pregunto Valk.

Ezarel miraba hacia el cielo, y aunque a sus ojos no llegaba suficiente luz, estos brillaban como estrellas, atentas a lo que ocurría más allá del follaje de los arboles que los cubrían. 

-Hay dragones justo sobre nosotros. Puede que persigan nuestro olor.- informó con serio pero calmado. 

-Tendremos que ir más rápido.- Propuso la chica.

Comenzaron a correr, pero mientras lo hacían, uno de los gigantes voladores comenzó a decender. El elfo dirigía su mirada hacía el dragón, cada ciertos segundos para no perderlo de vista. La gran bestia ya estaba muy cerca de ellos, por lo que subieron rápidamente a un gran árbol, donde podían quedarse un rato, esperando a que el dragón apareciera. 

-¿Qué habrá sido eso?

Gardienne escuchó una hermosa y potente voz  femenina. Parecía provenir del dragón que veía caminar entre los arbustos. 

-¿Escucharon eso?- Susurró.

-¿Qué cosa?- preguntaron ambos extrañados.

-Cállense, lo hace otra vez.

Puso atención a la voz.

-...Creo que tendremos que  pedir ayuda en otra parte.

-¿De qué estas hablando?- Ezarel no entendía nada, no podía escuchar nada.

-La dragona, esta buscando ayuda.- les explicó.- bajar para hablar con ella.

Ambos se lo impidieron, tomándola cada uno de un brazo. 

 -No podemos dejarte.

-¿Estas loca?-el elfo parecía más exaltado.- Iré contigo.- suspiró resignado, sabiendo lo que pasaría si no le permitía hacerlo. 

Vajaron entre las ramas con cuidado, hasta estar a una altura prudente. 

-D-disculpa... -la llamó Gardienne desde la rama más baja. Estaba nerviosa. 

La dragona la miró rápidamente. 

-Oh, cielos... por fin- exclamó ella. 

Ezarel saltó hasta el piso y le tendió la mano a Gardienne para que bajara también. 

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