Operation LOTTO: "City Of Dic...

Von Star17_Arg

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"-¿De verdad creyeron que cambiamos y somos como ustedes? -rió descolocando a todo el resto. En su equipo son... Mehr

Portada
Prólogo
Capítulo 1: "Horas"
Capítulo 2: "Se acabó el tiempo."
Capítulo 4: "Zhung-zan"
Capítulo 5: "Sin testigos"
Capítulo 6: "Corazón perforado".
Capitulo 7: "Rey de corazones."
Capítulo 8: "Zei Da"
Adelanto
Capítulo 9: "Lo correcto"
Capitulo Final: "Lose"
EPÍLOGO
Agradecimientos de la autora.

Capítulo 3: "Bajando la guardia".

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Von Star17_Arg


Capítulo 3

El cuerpo de Jun hubiese golpeado completamente con el suelo sino fuese por los agudos reflejos de Minghao que lo vio cerrar los ojos. Su grito se había escuchado como un eco tenebroso en los pasillos abandonados de esa organización vieja y húmeda.
Unos pasos se acercaron a él y Minghao no tenía las fuerzas necesarias para hacerles frente, aun así, eso no era necesario. Las sombras se acercaron y levantaron a ambos del suelo.

—Esta deshidratado, Jihoon-hyung, un sobre y una botella por favor.

Seungkwan cargó a Jun hasta dentro de la habitación y lo recostó encima de un sillón viejo. Jihoon sacó de la mochila lo solicitado, luego de dejar a Minghao sentado en una silla y preparó la solución salina para que Jun la tomara.

—¿Hace cuánto no comen? —1122 miró a The8 preguntándole y el negó. —¡Minghao!

—Desde que estamos aquí. —confesó cerrando los ojos, sintiéndose mareado de la misma forma.

—Hyung, Jun tiene un roce de bala en la mano, gazas y alcohol por favor. —Jihoon fue hasta Seungkwan le dejó lo que necesitaba y le dio al menor de los chinos, el mismo líquido para que lo tomara.

—Estábamos en Shenzhen, la ciudad natal del hyung cuando recibimos una llamada de alerta de este lugar. —Minghao se quejó al tomar una buena postura en la silla. —Llegamos antes de que las fronteras se cerraban y, según las coordenadas, él envió la señal de auxilio.

Jihoon miró a Lars sobre la mesa de madera, una improvisada camilla, el hombre respiraba tranquilamente mientras trataba de sobrevivir al disparo que tenía en su abdomen. El agente Diamond siguió con su relato, habían encontrado oxígeno en la vieja enfermería y lavaron las mascarillas para poder mantener con vida al otro, Jun tuvo que sacarle la bala del abdomen con un cuchillo afilado. Luego de aquello, se turnaban para poder buscar la salida o ayuda.

—Luego todo se convirtió en un caos. Para evitar que la gente saquee, prolongaron los toque de queda por las noches, No podemos ir más lejos con Lars en ese estado, era un riesgo.

—Ya veo. —JiHoon estaba sentado en cunclillas y se levantó con un suspiro pesado. Dando un suave apretón de confianza a Minghao, sacó su chaqueta.

—¿Qué harás hyung?

—¿Dónde está el generador que ibas a arreglar?

—¿Cómo lo sabes? —dijo el menor con sorpresa.

—¿A eso ibas no? Tu no dejarías a un enfermo al menos que fuera algo importante. —JiHoon terminó de arremangarse las mangas de la camisa y miró serio a Minghao. —Bien, ¿dónde están esos electrodos para repararlos?

—En el subsuelo, pero ten cuidado el piso está mojado hyung.

Diciéndole que no se preocupara, 1122 salió de aquella oficina abandonada para adentrarse en los oscuros pasillos goteantes de la oscuridad absoluta. En sus días, la fortaleza había sido cuna de tecnología y estatus, pero, ya solo eran paredes mohosas y húmedas. De luces verdes, amarillentas y objetos muy viejos. Seungkwan pensaba lo mismo luego de atender a Lars y ver las espadas de los chinos a un costado junto con armas dignas de la Segunda Guerra Mundial, con pocas municiones. Diablos, su abuelo había disparado una 45 y ahora volvía a verlas casis oxidadas como única opción.

[♣]

Joshua observaba la infusión caliente frente a él en aquella mesa. No iba a beberla por más que su cuerpo le suplicara hacerlo. No. Él sabía que el polvo blanco aun dando vueltas en el líquido era una especie de droga.
Había llegado desde Taiwán apenas recibió el mensaje de ayuda de Lars, desde su estadía allí, se había refugiado en un hotel de buena clase y sin custodia. Cuando le envió el mensaje a SeokMin, estaba en plena lucha, habían logrado rescatar a Lars y envió a los chinos a buscar refugio mientras el trataba de sacar información.
Aún era ese joven expuesto al mundo que todo el mundo político reconocía y estaba seguro que aún manejaba influencias luego de su milagroso reencuentro con la vida. La situación era por más desesperante, esa noche lo llamaron para una cena con el Primer Ministro, responsable de todo este embrollo, pero, no había cena alguna. Lo llevaron hasta una pequeña oficina, estaba bien vestido mientras que en los pasillos iba y venía gente vestida casualmente, fumando y lo observaban de pies a cabeza como si quisieran robarle algo en ese momento.
La mujer que le trajo el té, tenía varios días sin dormir, temblaba como una hoja delatándose. No había señales de la persona que quería ver. Todo olía mal, desde que el ultimo avión dejó esa ciudad.

—Disculpe la tardanza, pero, no estoy acostumbrado a mi nuevo trabajo.

Un hombre de mediana edad, se sentó con los pies encima del escritorio. Su ropa estaba desarreglada y arrugada, fumaba un puro como si se tratase de un juego y sobre su mentón reposaba una visible cicatriz. Los ojos de 1230 se agudizaron en su análisis, no era un hombre del gobierno, no era un policía u alguna autoridad, era alguien tan común como él y traía a cinco tipos con él que se ganaron estratégicamente, tapando cada posible salida.

—Sin duda es un honor que un personaje de su nivel, esté interesado en Hong Kong.

—Vine aquí por una cena con el Primer Ministro y, a pesar de mi estómago quejarse, solo he visto ocupantes algo desorganizados en este lugar. —dijo sin rodeos. —¿Dónde está él?

—Veo que hay bolas detrás de esa postura de niño bueno. —se burló, aunque no causaba mucho efecto en Joshua. —Soy su Secretario y no lo verá.

—Entonces usted será competente para responderme unas preguntas. —el contrario asintió como si lo hubiese retado a un duelo de póker. —¿Dónde están los niños secuestrados? ¿Acaso no cree que organizaciones como el FBI o la comunidad internacional caerá con el peso de sus contactos en Hong Kong?

El silencio se hizo eterno, la cara de consternación en los presentes se liberó en una liga de carcajadas que solo hundieron el orgullo de Joshua a lo profundo de la bahía y con él, se iba la esperanza de resolver todo sin llegar a liberar su verdadero ser. Las risas y comentarios denigrantes cesaron y el Secretario miró desafiante al Seek. Era un delincuente, lo afirmaba por su propia sangre y él estaba en el nido de las víboras.

—Otro niño de mamá que cree en las palabras de un libro y no sabe lo que es el mundo real. —sacó el arma que tenía escondida en su chaqueta y la colocó junto a la taza de té. —Sino lo toma, tendré que hacerlo. Ahórreme el favor, no me importaría dejar su cadáver junto a los otros, pero mientras menos sangre mejor.

Joshua se levantó de golpe y todos los clics que resonaron a su lado lo dejaron inmóvil, el tipo del frente tomó el arma negando con frustración, jaló el seguro hacia atrás y miró directamente a esos ojos marrones que ya estaban disparándole. De un segundo a otro, Joshua ya no estaba frente a ellos, bajó su cuerpo hasta que una pierna rozó el suelo sosteniéndolo del giro que dio mientras sacaba sus armas. Mató a dos, tomó a uno como rehén y cerró la puerta con llave. Los tres restantes no dudaron en disparar y tuvo que colocar el cuerpo como escudo. Otros tres, en menos de cinco minutos. Las acciones resultaron con el falso secretario apuntándolo en la frente y él, directo a su cara con ambas armas de plata.

—Estoy sorprendido. Un político que hace esto, ¿quién eres niño?

Joshua sintió las sirenas, los pasos corriendo hasta aquella sala y como trataban de tirar la puerta. Se había descubierto a propósito. El Agente Seek le había ganado al político de paz y ahora su corazón bombeaba la tensión que allí se sentía. Vieron su rostro, aquel tipo también vio sus habilidades, todo estaba perdido en su desesperación. La puerta estaba a punto del quiebre y Joshua gatilló sin dudarlo, para cuando los miembros de esa casa entraron en la habitación, Joshua saltaba por la ventana rompiendo los miles de cristales y huía tratando de evitar los disparos, los perros y la seguridad del jardín delante suyo.

Jeonghan corría por las calles, la policía estaba movilizada observando cada lugar en busca de quien quiso matar al Primer Ministro. O eso era lo que se decía entre órdenes. Sabía perfectamente que algo tenía que ver Joshua en esto y, por ello, lo había seguido hasta su hotel.
Ahora había perdido contacto con él, no sabía en dónde podía estar entre los pasajes laberínticos y carteles luminosos. Tenía que llegar hasta el refugio, a como dé lugar.

—¡Hey, tu!

Un policía logró verlo y seguirlo, de la nada dos policías en motocicletas lo cazaban como si fuesen dos fieras detrás de un conejo y no importaba lo que hiciera, no podía perderles el paso. Si los mataba, eso daría otra señal; si los dejaba con vida, darían aviso a las fuerzas especiales y eso significaba tener a más de un escuadrón entero detrás de él.
Corrió hasta un pasillo en donde, los conductos de alguna instalación de agua y lanzó la cadena para poder subir a los techos. Era como ser un ladrón cualquiera después de haber robado una cartera.
Abrazando el tubo de hierro oxidado contra su pecho, escuchó el sonido de los motores alejarse y supo que era el momento de volver a escapar. Los pies de Jeonghan no alcanzaron a tocar el suelo cuando escuchó dos presencias acercarse a sus espaldas. Asustado y sin dudar, sacó el arma y apuntó directamente en la frente del desconocido, reconociéndolo y bajando el arma luego del shock.

—Casi me matas.

—SeokMin.

Solo quedaban dos cuadras y cuando, por fin lograron llegar a la base abandonada. Se sorprendieron a ver luz en los abandonados pasillos. 0116 había escuchado a los intrusos y por poco, casi disparan nuevamente, aunque, solo fue alivio. Hoshi corrió al ver a su equipo, JeongHan observó el cuerpo de Lars aun respirando en la improvisada camilla y la figura sonriente de Joshua lo dejó aun más tranquilo.
Jun estaba consiente, siendo invadido por las preguntas del menor del equipo MAZE y Minghao por las de Hoshi. SeokMin se acercó a JiHoon y SeungKwan para poder saber de la situación.

—Estamos en una encrucijada, no tenemos salida, las calles son peligrosas. —había lografo hablar Jun con seriedad. —Aunque tratemos de mantener a vida con Lars, no podemos llevarlo, morirá a penas lo movamos unos metros.

—Sin comida, agua y municiones, jamás lograremos sobrevivir. Estamos completamente aislados. —remarcó Jihoon, cruzado de brazos y apoyado contra la pared. —Y que 1230 nos diga que en el poder no hay más que delincuentes, no ayuda demasiado.

—Hay una solución. —Joshua se levantó de la silla serio. —Que los ayude escapar y yo me quede aquí hasta que consigan refuerzos. Saben perfectamente mi rostro y es lógico pensar que ellos saben, quien fui yo quien mató a ese idiota.

—No puedes quedarte solo. Apenas podemos desplazarnos aquí de noche. —Hoshi fue quien le robó las palabras a Jeonghan en ese momento. —Entramos a este maldito infierno y no hay salida.

—Trajimos algo de dinero, puede que nos sirva para aguantar un poco. Hasta que el Equipo LOTTO llegue por nosotros, o la misma agencia.

SeokMin solo suspiró ante las palabras dichas por Seungkwan, comenzó a caminar nerviosamente por el suelo sucio de aquella oficina y las miradas afiladas en su nuca no ayudaban a esfumar la culpa que sentía en ese momento.

—¿Tienes algo que compartir hermano?

—Diles, pedazo de idiota. —Hoshi reclamó desde su lugar y todos se preocuparon.

—El equipo LOTTO no vendrá. —su voz estaba por abandonarlo, pero tomó aire y prosiguió. —Di órdenes directas a Seungcheol, el tomará el mando de la organización si yo no regresaba en 48hs.

[♦]

Las frías paredes de hierro a sus costados solo les helaron la sangre. El camión en donde los transportaban era duro, casi oscuro y no tenía ventanas al exterior. El peso de las esposas venía acompañado de recuerdos no muy gratos, pero ese día no era tampoco de esos que hay que festejarlos. Estaban presos de su libertad, un error que les costó mucho y algunas vidas que habían derramado sangre en los campos, porque ahora eran convictos de alta peligrosidad. Gracias a esa etiqueta, también llevaban a sus lados un casco para cuando bajaran a los patios de la prisión. No podían matarlos hasta que fueran juzgados, no podían herirlos más de lo que ya estaban.

El mayor levantó la vista hasta que observó la rendija en donde el guardia les gritaría por silencio, pero solo vio la silueta del chofer conduciendo con cuidado y el ruido del motor sólo en la carretera le dio mucho en qué pensar.

¿Habían hecho bien?

—Quién lo diría. —dijo observando a sus compañeros. —Solo bajamos la guardia un segundo. 



____________________
No me maten, es cortito pero necesario. 
Quise dejarlo así porque era mucha información.
Ya lo veran. ♥

¡Gracias por apoyarme siempre! 

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