Hospital de la ciudad ...
— Al parecer aun no despiertas del todo y es por culpa de ese estúpido. — Masculló enfadada paseando por toda la habitación blanca.
Volteó rumbo a la camilla, y se dirigió hasta ella pasando la yema de sus dedos por las sabanas de seda blanca hasta llegar al cuello del joven en donde se detuvo tras notar una mueca de dolor por parte de él.
— Oh. — Esbozó con impresión tras mirarlo removerse un poco.
Se retiró, guardando una distancia considerable.
— ¿Qué paso? ¿Dónde estoy? ¿¡y, Ikki!?.— Preguntó alterado tras verse en la camilla con una desconocida a lado, su cabeza comenzó a doler demasiado feo; las punzadas de dolor eran incontrolables. Sus manos débiles fueron a los costados sobando su sien repetidas veces para que el dolor cesara, pero era imposible.
— Ikki no está, tranquilo, además yo soy quien cuidara de ti por ahora, es un gusto verte mi señor... — La rubia hizo reverencia.
¿Cuánto tiempo había estado allí?, de seguro sus viejos padres estarían buscándole por todo Japón.
El joven volteó a verle un poco asustado y desconfiado, el dolor no se iba, aun seguía y cada vez más fuerte al igual que otras veces.
Esa voz la reconocía en alguna parte, pero no sabía de dónde.
— Due.. duele.— Se quejó fuerte.
— Solo trata de tranquilizarte es normal y más con la caída que te has dado.—Explicó amable mientras le daba unas pastillas para el dolor de cabeza, —La enfermera las dejo, son para el dolor. Sonrió tiernamente lo cual era raro en ella, pero ese chico el que estaba allí le hacía ser rara.
Este estiro su mano lentamente, para tomarlas.
Aquella chica ya se había ganado un poco su confianza.
"¿Caída? Nunca me he caído, más bien me han aventado " Pensó con dificultad y a decir verdad tenia demasiada razón, él nunca se cayó, él fue aventado por alguien extraño el cual era un enemigo.
Las tomó de golpe, su cabeza estaba hacia tras, despegando sus cabellos del frente dejando ver algunas banditas a lo largo de su cara.
El dolor comenzó disminuirse poco a poco.
— Yo no me he caído, llegó un loco, un psicópata disfrazado. Explicó con repudio tras recordar la mano vagar por su abdomen y después en adentrarse sin piedad alguna, sintiendo dolor.
—¿Disfrazado?
Éste asintió con lágrimas en sus ojos, la rubia le miró expectante.
Y si esa persona volvía por él, y si lo lastimaba de nuevo.
Tenía demasiado miedo, que podía notarse en sus ojos y sin querer comenzó a llorar, sus lágrimas nuevamente recorrían a lo largo de su cara, mientras algunos hipos se hacían presentes, era inevitable.
— Tranquilo, te aseguro que estarás bien, yo cuidare de ti. Comenzó acercarse para poder abrazarle, claro no sin antes preguntar:
—¿Puedo?. — Asintió, entonces le abrazó tratando de calmarlo.
— Lo siento, ni si qui-quiera te... te conozco y estoy llorando, dan-dan-do-dote mal imagen de mí. — El hipo no lo dejaba hablar, pronto sintió un dolor en todo su abdomen.
Gimió de dolor.
— No te preocupes, mi nombre no es importante ahora, lo importante es de que tu estés bien. ¿Podrías decirme quien te ha hecho esto?¿Sabes cómo es?. Pregunto apartándose un poco para poder dejar hablar al chico.
Se juró que encontraría aquella persona y le haría pagar por todo.
— Emm.. yo, no pu-pude ver su rostro, tenía una máscara extraña y lo único que recuerdo dijo que buscaba a caballeros y que era un tal Sahara no sé qué. —Dijo y para entonces la rubia se apartó lejos de él.
Negó.
— después ya no supe, solo que Ikki me trajo aquí.
"—No me creerás si te lo digo, además de que no puede saber. Solo conformaré de que este aquí. " recordó lo que le había dicho Ikki hace dos días. "—Solo le defendí" .
Palideció.
Su corazón se aceleró, todo daba vueltas y no podía creerlo y maldición por ello.
Y más cuando todo era lógico, sabía que su pequeño hermano y sus amigos eran caballeros pero ella no sabía que él era uno, hasta hoy que todo cuadraba.
Ikki era un caballero.
Y con pensarlo su corazón se rompió, era imposible.
Lo peor de todo el caso es qué lo había dañado alguien conocido para ella.
— Lucas, perdón, tengo que retirarme un momento. — Sonrió débil, caminó hasta la puerta la cual abrió rápido y cerró para recargarse.
Tenía que avisar cuanto antes que alguien estaba traicionando.
— discúlpame tarde demasiados días, por fin di contigo mi Diosa, es que esta ciudad es rara para mí. No logro acostumbrarme. — Volteó rápido, — Oh, ¿Estas bien? ¿Pasa algo?. — Le atacó con preguntas tras verle mal.
— Necesito que vayas tan rápido como puedas. — se pauso antes de decir lo otro, había un nudo en su garganta, — Hay un traicionero entre nosotros y es Sahara Jaloque.
La chica casi se iba hacía atrás.
— Esta bien, iré lo más rápido y por cierto aquí tiene lo que me ha pedido, lo busque por toda la ciudad hasta que lo vi en manos de unos tontos, tomé. —Entonces la chica le entregó el collar con su nombre.
Si aquél collar que la bulliciosa había encontrado y después perdido en manos de Jabu.
Aquel collar que era idéntico al de ella.
Lo tomó con sus manos apretándolo fuerte.
— Jamás volveré a perderte, mi bello tesoro. — y sin más lo metió a su bolso.
...
Mansión kido, habitación de Seiya.
— Maldición la televisión no enciende, Saori, ayuda. — Seiya comenzó a gritonear por toda su habitación.
No era posible, la señorita Saori, su diosa generosa, les había mandado televisiones nuevas y modernas.
Golpeó la parte de arriba consecutivamente, el plástico sonaba y si daba otro golpe más de seguro la partiría.
— Hice mal en tirar la otra. — Lloró.
— Moriré más del aburrimiento en esta mansión.
Se tiró al piso por completo, esperando a que la muerte se apoderara ya de una vez.
Cayó en cuenta de que no se iba dejar vencer por un simple tele, pero qué hacia, ni que con una batalla fuese a funcionar.
Entonces se dio cuenta de que estaba desconectada.
— Anuma si cierto. —Se golpeó mentalmente y feliz corrió a conectarla.
"Bienvenido a flash informativo de Tokio, ésta tarde un letrero cayó encima de unos departamentos, gracias a Dios y no hubo ningún herido, éste ocurrido se debe a las fuertes olas de viento que están comenzado a surgir por todo el mundo, tenga cuidado".
— Noticias, que aburrido.— Se quejó y decidió cambiarle con el control remoto.
Buscó algún canal que fuese de su agrado, duro así varios minutos y sin éxito, no encontró nada.
—Hay puros canales de bebés, agg, ya me dio hambre.
Sus tripas comenzaron a gruñir, se podían escuchar por todo el cuarto.
Convencido bajo hasta la cocina para ver que podía comer.
Notó que no estaba el candado en el refrigerador que siempre ponía Shiryu, para que evitase que agarrara alimentos.
Lo abrió y no había absolutamente nada.
— Nadie ha comprado mandado.
—No joven Seiya, sus demás amigos fueron a comer. —Le aviso una sirvienta de la casa.
— No me invitaron. — se enojó y salió de la cocina.
"Piensa Seiya que puedes hacer en estos casos, Ah, ya sé, ayer fui a la sala de estará y había una bolsa rara con comida realmente rica, de seguro ha de estar allí" Pensó mientras iba a la mesa.
—Imposible, no hay nada... Lo que faltaba, Saori!!!. —Lloriqueó fuerte, no había nadie en casa o eso creía.
— Deja de gritonear.
Volteó rápido a donde estaban las escaleras, era nada más y menos que el dragón.
—¿Qué quieres lagartija? —Preguntó fastidiado mientras se tallaba los ojos.
— Deja de decirme así mi nombre es Shiryu. Corrigió con enojo.
— Si no me dices ni en cuenta, la verdad, ¡serpiente de bolsillo!,Jum.—Se cruzó de brazos y apartó las vista, posándola en la entrada.
— Sigues. — El caballero de dragón cerró los ojos, negando, los abrió nuevamente y suspiró antes de poder decir lo que quería.
— Lo siento, te pido una disculpa. — Se detuvo, Seiya abrió los ojos de golpe, así que se giró para verle, — sé que me porte mal contigo y...
— No, la respuesta es no, ahora vete. Sonrió, él tenía dignidad.
— Al menos déjame explicarte, lo he pensado bien y.
— ¿Qué no sabes que es no?. — Ahora que él se comportaría cortante seria Seiya.
— Si, pero si me dejaras explicártelo entenderías.
— Pues no quiero que lo expliques, no tengo nada que hablar contigo así que déjame aquí con mi soledad y problema con la comida. — Señaló arriba para que se fuera pero éste solo negó.
"Quizás si le digo que le compro algo de comida igual acepte escucharme "Shiryu pensó tristemente, no era así, pero no quedaba de otra.
— Si quieres puedo mandar a traer una pizza, digo si tú quieres, pero a cambio de ello tienes que escucharme. — Propuso con esperanza.
Al pegaso le brillaron los ojos tras escuchar pizza.
Pero luego se cacheteó tras pensarlo.
— ¿Crees que soy tan fácil? ,Ja, Ja.— Rio sonoramente.
Sus tripas gruñeron de nuevo, asi que solo agarro su estomago
Shiryu sonrió victorioso.
— De hecho sí.
Y el pegaso se enfadó por ello.
— Mentira, una mendiga pizza no me hará caer, ja.
Le dolía decir aquello, tenía demasiada hambre como para rechazar aquella propuesta digna de los dioses.
— También puedo mandar a pedir ramen, tu favorito sino que también pie de cajeta y queso. —Agregó viendo como, sufría su amigo y camarada.
El sudor era notable en su frente y se le notaba como combatía con su mente y su boca para que esta no fuera a decir un si.
"Vámos Seiya no digas que sí "
"No digas que"
"No digas"
"No"
— Si, aceptó, pero también quiero unos hotdogs, una hamburguesa, banderilla, nieve de chocolate, papas, refresco grande de mandarina y unas gomitas.
Shiryu quedo mirándole, se iba a quedar sin dinero ese chico sí que lo dejaría en la calle, pero no importaba lo valía y más por que le diría algo que en su mente y corazón estaba ya exigiéndole.
Le quería y le amaba.
Y se lo diría.
...
En algún lugar del mundo.
— ¿Has sido tú Sahara Jaloque?. Era de nuevo el hombre que siempre se la mantenía sentado en el trono que estaba rodeado de nubes..
Tras no ver respuesta, se dirigió a la chica observándole, está se arrodilló y nuevamente se giró.
— Si, si, fui yo, casi fue un éxito de matar al ave Fénix pero llegó a salvarme mi amo Nicolás.
— Hizo bien. El hombre comentó con una sonrisa malvada, negó entre sus adentros, sería una pena que le matara y más cuando estaban a punto de comenzar una guerra.
— Gracias. Dijo sin voltearme a ver, estaba allí, arrodillado frente a él con un poco de miedo.
"¿Se habrá dado cuenta? ¡Imposible! Mi señor Nicolás no lo creo capaz, me ha dado demasiados tratos" pensó, el sudor de su frente y su sonrisa falta lo delataban, sentía miedo.
— No hablaba de ti, hablaba de Nicolás. — Entonces levantó su cabeza mirándole que se ponía de pie lentamente.
— Sabes.— el hombre dijo con tanta tranquilidad, suspiro, — ¡Casi matas a nuestro Dios, casi matas a Céfiro!. Gritó de ira mientras aventaba alguno de los jarrones que tenía a lado.
Ante esa confección la sangre se heló por completo.
Se había dado cuenta.
— ¿¡Qué!?¿¡Por qué lo dice!?No haría eso, nunca le haria daño a él, se equivoca... y-yo.. yo...
— Ush. Le calló.
— Sahara, es aquél Joven...
"Maldición" le habían descubierto, todo estaba mal, de hecho no había dejado huellas más que esa batalla que tuvo con el caballero de Atenea.
Con el caballero de fénix.
—Sahara, eres uno de mis fieles sirvientes y me haz traicionado.— volteó a donde provenía aquella voz, era su dios, su amo, Nicolas.
Él lo había mandado, ambos sabían donde se encontraba vagando el cuerpo de céfiro, así que un día su amo decidió mandarlo por ciertas razones justificadas.
Él le era fiel, pero él no.
Y antes de que atestiguara la verdad cayó en el suelo blanco manchándolo de sangre.
— Era un gran sirviente, lástima que hiciera esto. — Nicolás comento falsamente triste.
Maldijo por haber dejado huellas, si no las hubiese dejado el ya estaría en el hospital matando a 'Lucas'.
— Cloris limpia esta basura. —Ordenó con repudio.
La mujer salió entre las sombras demasiado tristes.
Ahora era cuando todo comenzaría y más cuando el despertar estaba cerca de algunos minutos.
Bueno chicas este cap es corto pero así es, :) ya falta poco.
¿Qué opinan?