20.Jace.
✣✣✣
Una semana había pasado desde que fuimos amenazados, ninguna familia había intentado alguna broma para evitar problemas por el momento, debíamos mantener todo serenos por unos cuantos días, lunes en la mañana John llegó a firmar unos últimos papeles antes de irse a su luna de miel. Nadie quería que se fuera.
― ¡Por amor a los cupcakes John no te vayas! ― rogaba mientras el me arrastraba por todos los pasillos.
Me había sujetado de una de sus piernas cual garrapata para evitar su salida.
—Alex, déjame ir.
― ¡No!
― ¡Alex! —el pobre ya estaba perdiendo la paciencia ― El tiempo pasará rápido y pronto estaré de regreso.
Nadie se podía creer que las dos familias enemigas, por el territorio de mejor bromista en la escuela, estuvieran juntas rogando para que John no se fuera, no llegaban a mi nivel, pero iban detrás de él mencionando todas las razones por las cuales no se debía de ir.
"Todos sabemos por qué están así."
Nos dejaban a cargo de Troncha Toro, ya había visto la película tantas veces que sabía de memoria lo que esa mujer...
"Si se le puede llamar así."
No me interrumpas, quería hacer con nuestras pobres almas. Yo no seré la niña de las trenzas, suficiente tengo con la vida.
― ¡John, no te vayas!
― ¡No nos dejes con ese intento de mujer! ― gritó Jake al borde de las lágrimas.
"Qué horror, como la describe."
Sultanita la verdad duele.
"Es cierto, para qué engañarnos."
― ¡Maribel es buena persona!
― ¡Lo dice el que no ha visto Matilda! — señaló una Annie desesperada.
—Lo siento chicos, pero debo irme.
John logró zafarse de mi agarre en su pierna para bajar los escalones de la entrada de la escuela para dirigirse a su auto.
― ¡¿Es que Lisa no pudo esperar hasta las vacaciones?! — le grité lo más fuerte que pude.
― ¡No, además, lo vengo posponiendo desde hace mucho y si no íbamos en estos momentos me pedía el divorcio! ¡No estoy para que me quite mi casa, Alex!
― ¡Que mentira más grande! ¡Lo haces para que te comparta la herencia de su tía! — decretó Tom degustado viéndolo subirse a su auto y encenderlo.
John nos contaba muchas cosas.
"Lo que es la confianza."
No Sultanita, lo que es ir mucho a su oficina, la mayoría del tiempo estábamos en ese lugar.
John asintió dándole la razón al castaño para salir del recinto escolar dándonos una señal de despedida.
― ¡Esto no puede estar pasando! ― gritó Max afligido.
Todos estaban lamentándose cuando sentí que algunas lágrimas caían por mis mejillas. Era una jodida dramática por estar actuando de esa forma, pero no quería ser la niña de las trenzas, a veces suelo peinarme así.
"Al fin aceptas tu realidad."
¡Cállate maldita insensible!
James estaba a mi lado al igual que yo, de rodillas viendo cono el auto del hombre que evitó que los militares nos llevaran por hacer una broma que los involucró, se alejaba. Él puso su mano en mi hombro en modo de apoyo, lo observé asombrada por su gesto, él me dio una sonrisa sincera en señal de que me comprendía.
"Y ya apareció la Alex cursi."
¡¿Qué te dije maldita insensible?! Que te callaras que estoy en mis días.
"Con razón lo cursi."
Miré si mis hermanos, mis amigos o sus hermanos se dieron cuenta de lo que hizo, pero todos estaban llorando por John. Iba a seguir con mi dramatismo cuando el sonido de un trueno sonó provocando que Max se asustara y saltara para que Scar lo cargara.
Scar lo atrapó, pero lo dejo caer al suelo, por mi parte miré el cielo y grité.
― ¡¿Es enserio?! ¡¿Lluvia?!¡ ¡El pronóstico de hoy dijo que no iba a llover! ¿Qué falta, qué Max se depile?
Estaba enojada, frustrada e irritada.
Maldito Andrés.
—No seas exagerada Alex, además, esos pronósticos nunca aciertan— indicó Taylor haciéndose como el que lo sabía todo.
La rubia iba hablar cuando el sonido volvió hacer presencia, el castaño miró hacia arriba comprobando que si iba a llover.
― ¿Decías?
Blake quiso comentar, pero otra vez estaba el trueno hasta que Emily sacó su teléfono de su mochila con una sonrisa avergonzada y la cara toda roja.
—Disculpen.
― ¿Es enserio? Casi quedo como un tonto.
―No necesitas eso, ya lo eres de nacimiento.
(....)
Después de la escuela con mis hermanos decidimos ver una película para pasar la tarde habíamos estado moviendo muebles para reemplazar los otros que las cabras habían dañado. Estuvimos persiguiéndolas, durante toda la tarde y parte de la noche anterior, con los Scott.
Así mismo, con los Scott, una de las cabras entró en su casa, no teníamos ni la menor idea de cómo habían llegado a su casa, pero las muy hijas de su madre hicieron de las suyas y todos terminamos cubiertos de mierda.
"Cabras cagonas."
Ni lo menciones Sultanita, ni lo menciones.
El timbre sonó, haciendo que todos quisieran abrir la puerta, nótese mi sarcasmo, rodé los ojos fastidiada de ver como todos preferían ignorar el ruido por lo que me levanté para abrirla, esperaba encontrarme con una persona que repartiera pizza gratis o helado, pero me encontré a nada más y nada menos que a Jace Foster.
—Hola Alex—saludó entrando junto con sus maletas.
Estaba en shock. Ese prójimo debía de estar en New York, no en mi casa.
—Alex, ¿al fin se cumplió nuestro sueño de...
La pregunta de Taylor quedó en el aire al ver a Jace con maletas en nuestra casa, los demás aparecieron y se quedaron sin palabras del asombro.
― ¿Qué demonios haces aquí?
Siempre tan amable Chad.
"Y luego dicen que de dónde salió la mafiosa."
Ahora que lo pienso somos muy mala influencia.
"Que lenta, hasta ahora se dio cuenta."
—Vine a vivir con ustedes y... Alex cierra la boca que hay moscas... ― la típica frase de mamá — de paso cierren la puerta, pueden entrar ladrones.
—Dos ya entraron.
― ¡Al fin lo aceptas Tom!
― ¿Qué?
—Que eres un ladrón, idiota.
—No me llames idiota, idiota.
—Aquí vamos de nuevo, —habló la rubia— es bueno tenerte aquí Jace, pero ¿por qué estás aquí? No es que nos moleste tu presencia, es simple curiosidad.
― ¡No le digas esas cosas que se las cree! ― se quejó Chad ― Claro que molesta.
—Tal vez Alex sepa—dijo la mafiosa acariciando a Juanita.
― ¡No me miren a mí! No tenía idea.
—Eres la que más habla con este intento de humano.
—Yo también te quiero Taylor.
―Nunca me dijo que iba a venir
― ¡Quería que fuera sorpresa! ― todos dejaron de culparme para escuchar al castaño.
"Querrás decir que pararon su intento de lincharte."
—Vine porque voy a estudiar en su escuela y porque tía Alicia no confía mucho en el oxigenado.
Chad puso su mano en su pecho indignado por semejante cosa.
"Se indigna por la verdad."
La verdad duele Sultanita.
—Hay que ser realistas, la última vez que fuiste niñero terminaste colgando de un techo.
—Y eso que el niño sólo tenía tres años ― recordó Violet.
—En mi defensa ese niño era un demonio.
—Solo buscas una excusa para no quedar con tu dignidad hecha mierda porque un niño te engañó en tu primer día de trabajo ―Cass ya era amiga íntima de la gallina.
Él iba a protestar, pero término rojo de la vergüenza por las palabras de la menor.
(....)
Eran como las ocho de la noche cuando escuchamos un grito en la casa de los Scott, pero no les dimos importancia, casi siempre los gemelos hacían de las suyas y más de una vez hacen que James y Matt gritaran, pero cuando el timbre sonó y nadie quiso abrir a lo que fui yo, otra vez, me encontré con un paquete grande.
Lo tomé un tanto extrañada y lo llevé a la sala, los chicos pensaron que era una broma de los idiotas, pero descartamos la idea al ver que había una tarjeta con el nombre de la escuela. Sin perder tiempo lo abrimos y nos encontramos con un montón de uniformes.
—¿Uniformes? — preguntó Jace extrañado tocando una camisa —¿No era que no usaban uniformes?
—Y no usamos. ― Tom tomó de la caja un sobre lo abrió y empezó a leer― Queridos estudiantes les informamos que a partir de mañana utilizaran uniformes para estar en el instituto...
La rubia dejó caer el pantalón que tenía en sus manos y observó con miedo a Tom.
―... el estudiante que no siga las reglas tendrá un castigo atentamente, directora Maribel.
Ahora comprendo el porqué del grito de nuestros "bellos" vecinos.
—Genial, me fui de donde estudiaba para no usar uniformes y ahora voy a tener que usar.
—Hermano, tú tienes muy mala suerte.
—Troncha Toro rebasó los límites obligarnos a usar uniforme es un delito.
—El que no los use tendrá castigo, ya me imagino qué clase de castigo ― bufó Tom tirando la nota dentro de la caja.
—Lo bueno es que yo me libré.
Chad soltó una carcajada que hizo que el castaño lo mirara confuso.
—También mandaron tu uniforme. Una mierda de que te libraste, debió preguntarle a tu madre cuando hizo el proceso sobre tu talla, la de todos nosotros ya estaban en los registros ― Chad procedió a enseñarle su uniforme haciendo que Jace lo mirara con la boca abierta.
―Atrevida.
—Rubia, ¿qué tienes? — interrogué preocupada de que no hubiera dicho nada, estaba perdida en sus pensamientos.
En ese momento me arrepentí de haber preguntado, soltó un gran grito que hizo que nos cubriéramos los oídos, tiró la caja al suelo para después irse a encerrar a su habitación.
—Para mí si aplica la frase, yo sí me libré.
"Mafiosa con suerte."
—Algún día Cass, algún día.
Con los chicos levantamos las cosas que tiradas hasta que recordé a mi rubia amiga, al parecer no fui la única en pensar eso porque todos tenían la misma expresión que yo, excepto Jace, estaba concentrado en ver con asco su uniforme.
—Scar.
Ella no vivía tan lejos, como a unas dos o tres casas, pero lo suficiente para escuchar como dio un grito causando que Juanita se hiciera en la alfombra.
"Dios, que aguante de gallina."
Ni que lo digas Sultanita, ni que lo digas, primero las cabras ahora ella. Alguien va a terminar hecho en sopa a ese paso.