Eterna Oscuridad

Da mariamelaine

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Una chica huérfana que vive en las calles sin saber de su pasado descubre que es hija de un cazador de vampir... Altro

Eterna Oscuridad
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27

Capítulo 18

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Da mariamelaine

            Al anochecer, justo cuando salían de la casa tras perfeccionar el plan, Max se unió a ellas, lo que hizo detener a Meira.

            -¡Eh, eh! ¿A dónde crees que vas tú?

            -Con vosotras, quiero ayudar.

            -Pero si no sabes luchar…

            -Bueno… pero cualquier ayuda es buena… creo yo…

            Meira miró a sus compañeras y Hanna arqueó las cejas.

            -Podrías ser más un estorbo que una ayuda- murmuró sin cortarse un pelo.

            Max la miró con los ojos entrecerrados.

            -No podríamos estarte cuidando, Max…- murmuró Meira, mas no quería que su amigo se sintiera mal.

            -Ah claro y la niñita esa sí va…- dijo Max cruzándose de brazos. Hanna se acercó a él, alzando el mentón.

            -Yo soy una cazadora, sé defenderme.

            -¡Ja! Seguro…

            Ella lo fulminó con la mirada antes de cogerle de improviso por el cuello y apuntarle con una daga justo entre los ojos.

            -Debes estar siempre alerta.

            -Eso no vale…

            Hanna lo soltó.

            -Coméntaselo a los vampiros.

            -Debemos darnos prisa- interrumpió Ligna.

            -Ligna tiene razón- dijo Nitza- Max, si quieres mañana te enseño lo que quieras pero déjanos ir, la vida de los cazadores dependen de nosotras ahora mismo…

            Meira miró a su colega para ver su reacción y este puso cara de enfadado, como un niño cuando le niegan un juguete.

            -Oh… venga ya- se mofó Hanna.

            -Lo sentimos, Max, ojalá pudieras acompañarnos pero será mejor que lo hagas la próxima vez- dijo Ligna.

            Meira miró a Hanna y esta tras comprender, sonrió.

            -Vente, enano, yo me encargaré de ti y espero que no me des problemas.

            A Max se le iluminó la cara y sonrió. Ligna y Nitza no se mostraron muy conformes, aún así no opusieron resistencia ya que estaban deseando poner el plan en acción. Entonces se pusieron en marcha para montar en el coche. Meira se acercó a su amiga Hanna y le susurró.

            -Gracias…

            -De nada, espero no arrepentirme…

            -No te dará problemas, ya lo verás…- Meira fulminó a Max con la mirada, advirtiéndole. Él levantó las manos como respuesta a que la había entendido.

            Media hora después se hallaban ante el club El Inframundo, era del que más se leían mensajes en la Web y como Meira estaba dispuesta a hacer un ataque por todo lo alto, lo había decidido hacer allí. Un club que al parecer frecuentaban vampiros de ambos lados y donde dejaría bien claro que no la atraparían sin más, que lucharía hasta el final y que debían pensarse si dañar a los cazadores era una buena opción. Ya estaban frente a la puerta, camufladas, donde las esperaba el resto de las cazadoras. Meira escondió su cabellera rojiza bajo un gorrito de lana y se colocó bien la chaqueta que actuaba como arsenal. Cuando pasó junto a las cazadoras que estaban por allí, como si no se conocieran hizo un leve e imperceptible gesto de asentimiento y entró en el local. Miró alrededor, el lugar estaba bastante concurrido, las superaban en número pero no por ello se iba a dejar intimidar. Por su lado pasaron Nitza y Ligna, al igual que Hanna quien había cogido de la mano a Max para que no se le perdiera.

            -Tened cuidado- les susurró y se separaron adentrándose en el local. Meira, entonces, se acercó a la barra donde había varios vampiros magreando a vampiresas, se apoyó como si nada, de espaldas y echó un vistazo rápido, tomando nota de todo cuanto se extendía ante ella. Buscaba a los vampiros más grandes, los que podrían estar liderando pequeñas bandas, quería tenerlo todo controlado. Entonces oyó la voz de Nitza a través del pinganillo que llevaba en la oreja.

            -Estoy cerca de uno de los grandes…

            -Bien, no te separes de él…- murmuró Meira y vio como Ligna se colocaba junto a un amplio grupo de vampiros que jugaban al billar, justo en el fondo del local. Hanna disimulaba con Max ser una pareja pero sin dejar de observar a su alrededor, cuando Meira la miró le indicó con el pulgar hacia arriba que se encontraba en una situación estratégica y que de allí lo captaría todo con la cámara de vídeo que guardaba bajo el pulóver. Por lo demás, las otras cazadoras se habían sabido distribuir a la perfección, no había ni un sitio donde se hallaran vampiros donde no hubiera una de ellas. Sonrió, la primera parte de su plan había salido a pedir de boca, no habían sospechado. Ahora pondría en marcha la segunda parte. Se volvió hacia el interior de la barra. El camarero que limpiaba un vaso, se percató de la presencia de Meira y se acercó.

            -¿Desea algo, preciosa?- se dirigió a ella con total confianza. Meira sonrió y sus ojos brillaron de desprecio al ver los colmillos que este le enseñaba.

            -Quisiera un plato de vampiros a la brasa pero creo que eso no va a poder ser ¿verdad?- habló con cierta inocencia pero sin poder detener la mordacidad de su tono. El camarero la miró fijamente y vio que algo sobresalía de su chaqueta. Rápidamente se apartó para gritar que había una emboscada pero Meira fue mucho más veloz y lo cogió del cuello, clavándole levemente las uñas postizas de hierro plenamente afiladas que se había colocado esa misma tarde, mas quería ponerse a la altura de los vampiros en todos sus sentidos- como de tu boca salga un simple aullido, caerás al suelo antes de que alguno de este local pueda ponerse alerta.

            -¿Quién eres?- preguntó el camarero.

            -La que dará fin a vuestra raza, créeme.

            -¿Eres la chica que todos buscan? ¿La de la daga?

            Meira miró de soslayo a los vampiros que había a su lado, que la miraban con recelo por como tenía al camarero, sonrió y besó con ferocidad al que sostenía disipando las sospechas de los que la rodeaban.

            -¿Tú qué crees?- se saboreó los labios después, en sus ojos resplandecía el odio que le tenía, tanto a él como a todos los que estaban en aquel lugar disfrutando de la sangre de humanos inocentes.

            -¿Con quién has venido? Los cazadores los tiene Wulf…

            -Veo que estás muy bien informado… pero resulta ser que habéis subestimado a las mujeres y van a ser ellas las que os manden al infierno.

            -Os superamos en número…

            -Ello le da más emoción a la cosa ¿no crees?

            -Te atraparán…

            -Ya lo veremos…- tiró de él- súbete a la barra, vamos a sorprender a tus queridos amigos.

            -¡No!

            -Si no colaboras tendré que matarte desde ya…- habló ella con calma.

            -Pues hazlo.

            -Que lástima- Meira clavó sus uñas en el cuello del vampiro y sin compasión, lo desgarró, seguidamente, de un brinco se montó en la barra y le dio una patada a la cabeza, terminándosela de arrancar y atrayendo a su vez la atención de todo el local. Los vampiros al ver lo que pasó, decidieron atacar. Meira se sacudió las manos, antes de hablar- un momento- hizo una pausa cuando todos la miraron, furiosos- vuestro compañero se lo merecía, fue muy grosero…- meneó la cabeza con desaprobación.

            -¡Eres una cazadora!- exclamó uno de ellos furioso.

            -Muy listo… pero no una cazadora cualquiera- sonrió y se quitó el gorro de modo que su reluciente melena desbordó sobre sus hombros. Hanna cogió el plano de todo el local y en concreto el rostro de Meira.

            -¡Es la hija de Raznarok!- exclamó uno de ellos.

            -Y vengo a daros muerte a todos, aunque no sola…- miró a su alrededor y todas las cazadoras se descubrieron sacando sus armas- será la mejor lección hacia vuestros superiores, así comprenderán con quien están jugando.

            Con un movimiento de sus muñecas, sacó las sais de las mangas de su chaqueta y sonrió malévolamente. Ya no era una niña y ahora haría que le temblaran las piernas a todos con solo verla. Al momento comenzó una gran pelea de cazadoras contra vampiros. Hanna se colocó delante de Max tanto para protegerle como para poder seguir grabando. Los vampiros subían a la barra con rapidez buscando atrapar a la elegida y la atacaban sin piedad. Meira esquivaba sus ataques y aprovechaba sus movimientos para despedazar todo cuanto se ponía ante sus armas.

            -Guau, nunca había visto a Meira así- susurró Max, sorprendido.

            -Pues eso no es nada…- murmuró Hanna. Ligna lanzó las hojas retráctiles que llevaba a sendos vampiros que tenía delante y se giró al presentir que uno se le acercaba por detrás para clavarle la estaca que llevaba en la mano. Los sudores le corrían por la frente, no había tiempo ni para pensar si querían salir victoriosas. Nitza peleaba con rabia, en su cara se podía ver el mayor odio jamás visto en alguien. Lanzando dagas a diestro y siniestro a los que se encontraban algo más lejos y clavando estacas a los que tenía cerca. Uno le aruñó el antebrazo y ante su gran enojo pensó en Yonath y sacando la espada que guardaba, lo rajó de arriba abajo sin darle tiempo siquiera a respirar.

            -¡Os odio a todos!- espetó apretando los dientes y se lanzó a por otro vampiro.

            -Vais a pagar por todos los inocentes a quienes habéis matado…- decía Meira cogiendo aire en lo que levantaba su facón contra otro vampiro. Hanna ya no sabía a dónde apuntar con su cámara, todo allí era un espectáculo digno de ser grabado, cuando un vampiro la cogió del hombro y la giró hacia él…

            -Oh no…

            -¿Qué haces, pequeñaja?- le preguntó el vampiro.

            -Grabar la pelea para que haya constancia- con la mano tocó a Max y le acercó la cámara- pero creo que no me vas a dejar hacerlo tranquila ¿no es así?

            -Hanna, ¿qué haces?- le preguntó Max.

            -Coge la cámara y no pierdas detalle- le dijo ella tras dársela y sacar de su chaqueta un facón. El chico obedeció y siguió grabando. Entonces Hanna se aplicó con el vampiro que se había metido. Este la empujó contra la pared e hizo que se le cayera el facón pero aún así, ella no se detuvo y sacando un botecito de agua bendita, le bañó el rostro. El vampiro cerró los ojos sintiendo como le abrasaban los ojos y ella aprovechó para clavarle una estaca- uff, casi…- guardó el botecito y buscó el facón. La pelea duró bastante tiempo, en el que las cazadoras supieron aprovechar bien sus ataques. El plan que Meira había planeado había dado resultado de principio a fin, ya solo quedaban unos pocos vampiros en el local y aquello parecía una masacre. Todo lo que Meira quería plasmar en el vídeo. Los vampiros que quedaban intentaron huir, Hanna les cortó el paso justo en la entrada, impidiéndoselo.

            -Ah no, no deben haber supervivientes…- Meira bajó de la barra y se acercó a ellos. Max no quería perder detalle del esperado final.

            -Déjanos ir…- dijo una chica que al parecer trabajaba en el local, casi tan joven como Meira.

            -¿Por qué?- el local había quedado sumido en un silencio sepulcral, que solo era todo por el sonido de los tacones de Meira que iba hacia la entrada, decidida, con la daga dorada en la mano.

            -Porque yo no quiero hacer daño, ya me hicieron suficiente a mí… yo no elegí ser vampiresa…

            Las cazadoras miraron a Meira y ella se detuvo.

            -Yo tampoco elegí ser lo que soy…

            -Entonces, puedes comprenderme…

            Meira miró a los otros vampiros junto a la chica.

            -No nos mates… ya has matado a muchos- dijo uno de los que estaba detrás de la joven.

            -¿Tenéis miedo?- Meira ladeó la cabeza al preguntarles, aún así no había compasión en su mirada.

            -Sí, nos has demostrado que eres más fuerte que nosotros- dijo la chica. Meira miró a la cámara que la apuntaba ante un expectante Max, quien se preguntaba si su amiga tendría la suficiente sangre fría como para darles muerte como a los otros.

            -Aquí no hay piedad…- habló Meira a la cámara- cada vez que me entere de que habéis dañado a uno de los cazadores, veinte de los vuestros acabaran muertos. Mas la cosa es entre nosotros, no metáis a inocentes- levantó la daga y se volvió hacia los vampiros. Hanna se horrorizó, su amiga no iba a ceder, se tapó la boca. Meira hizo unos rápidos movimientos con la daga, se oyeron gritos y Max apagó la cámara incapaz de seguir grabando por las súplicas que se oían.

            -No, Meira, no sigas…- se apresuró a decirle y cuando Meira se detuvo, se dio cuenta de que los vampiros tenían unos leves cortes.

            -Largaos, antes de que me arrepienta- les dijo Meira cogiendo aire profundamente. Todos se fueron, excepto la chica.

            -Puedo ayudaros… sé muchas cosas sobre lo que hace Wulf.

            Meira miró a sus compañeras y luego se cubrió el rostro antes de salir de allí. Las demás se miraron.

            -Es bueno tener una espía pero es peligroso- dijo Nitza.

            -Tanto para nosotras como para ti- añadió Ligna.

            -Estoy dispuesta a correr el riesgo, quiero ser libre y humana, como antes.

            Max y Hanna salieron tras Meira.

            -¡Meira, espera!- gritó Max. Su amiga se sentó al borde de la acera- Meira ¿por qué has salido así?

            -Tenía que haberles matado…- murmuró Meira.

            -Lo sabemos pero tú no eres tan despiadada.

            -Y por eso los vampiros alardean sobre que me capturarán fácilmente, porque yo nunca tendré la sangre fría que ellos- Hanna se sentó a su lado y le pasó la mano por el pelo.

            -Esta noche has demostrado mucha sangre fría- le dijo Hanna.

            -No la suficiente… después de lo que me han hecho, no debería siquiera compasión.

            Meira dirigió su mirada a la calle y se perdió en ella. Odiaba a Harek por lo que le había hecho y se había desahogado con otros por ello, mas tenía que salvar a los cazadores, no podía con el peso que se le echaba sobre los hombros.

            -Tienes que descansar, Meira, estás algo pálida y se te nota exhausta- dijo Hanna.

            Meira asintió, sin ánimos de discutir. Max le rodeó los hombros con un brazo y la atrajo hacia sí.

            -Me ha sorprendido tu actuación de hoy… nunca te había visto en acción pero eres magnífica, podrás con todo… ya lo verás- le besó la frente con cariño. Hanna le miró, ese sí que era un amigo y no queriendo molestar entró para hablar con las otras cazadoras y así marcharse todas, antes de que más vampiros se dignaran a aparecer.

            -De acuerdo, trabajarás para nosotras pero a la mínima acabaremos contigo- dijo Ligna, la joven asintió.

            -Lo entiendo… por cierto, mi nombre es Liz.

            La joven tenía los ojos color aguamarina y el pelo corto rubio con mechas negras, mas tenía pinta de ser tímida e inocente en todo. Nitza se acercó a ella y le dijo.

            -Si vas a donde está Wulf, dile a Yonath que no se preocupe, que lo salvaremos.

            -¿Yonath?- la joven frunció el ceño.

            -Sí, el líder de los cazadores, lo tiene lejos de los demás…

            -Oh… veré que puedo hacer…

            -Gracias…

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