Capítulo 9

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El club al que acababan de llegar no agradó para nada a Meira, se llamaba: los Soles y estaba rodeado de grandes edificios de ladrillos, desde fuera oía el bullicio y la música del interior. Cuando se bajó del coche tras Hanna, sus fosas nasales se vieron invadidas por un hedor horroroso que provenía de unos contenedores cercanos.

            -Este lugar es peor que las calles por las que he vagabundeado…- no pudo evitar comentar en lo que se metía la daga en el interior de una de sus botas.

            -Espero que tengas estómago para lo que encontrarás- dijo Kron.

            -Sí, en este club se reúne lo peor, me agrada saber que los vampiros de alto rango tienen mejores gustos- sonrió Hanna y se echó delante. Los demás la siguieron. Así que pasaron por el lado de los guardas que custodiaban las puertas y se adentraron en lo que Meira, denominó un mundo de locos. La gente bailaba por todos lados e incluso se subían a las mesas y a la barra. Había botellas rotas y otros muchos rociándose de ron y todo lo que encontraban sobre sus cuerpos semidesnudos para que luego sus parejas los lamieran. En algunos lados, la gente parecía tranquila bebiéndose una copa pero en otros había peleas en las que nadie interviniera y si quiera se percataban como si estuvieran acostumbrados a verlas cada dos por tres. Incluso había parejas haciendo el amor delante de todos. Impactada siguió a sus compañeros hasta la barra donde Kron apartó unos cuantos para dejarles hueco.

            -Eh tú, ten cuidadito- dijo un vampiro. Kron lo fulminó con la mirada, allí los vampiros se mostraban abiertamente enseñando sus colmillos a todos cuantos quisieran asustar, sin preocuparse que fuera humano o cazador.

            -Kron, para- dijo Hanna.

            -¿Por qué? ¿No hemos venido a divertirnos entre otras cosas?- preguntó el hombre sin apartar la mirada del vampiro.

            -¿Sois cazadores?- la pregunta hizo sonreír a Kron que abriendo su chaqueta le mostró su arsenal respondiendo así a su pregunta- ¡cazadores!- gritó el vampiro.

            -Te lo dije…- resopló Hanna. En menos de un minuto todos los presentes se apartaron dando paso a los vampiros que los rodearon. Eran por lo menos veinte, lo que hizo que Meira se pegara a la barra justo al lado de Yonath.

            -No te preocupes- dijo Yonath- podremos con ellos.

            Meira sonrió levemente.

            -Quisiera poder creerte…

            -Vaya, vaya… pero si son la Hermandad de la Daga Dorada- habló el más alto y robusto de los vampiros con el cabello rubio que le llegaba hasta los hombros y los ojos marrones casi negros- se puede saber ¿qué os trae por nuestros dominios?- preguntó fulminándoles con una mirada que derritió la pizca de valentía que le quedaba a Meira.

            -Primero queremos saber ese plan sobre lo de acabar con Harek…- dijo Yonath. El vampiro miró a sus compañeros.

            -Eso no es asunto vuestro y aparte no estamos metidos en ese meollo, es cosa de Wulf y sus seguidores, nosotros vamos por nuestra cuenta aunque si podemos ayudar atrapando a la chica para luego recibir una recompensa… -mostró sus colmillos- mejor que mejor.

            -Me parece que te quedarás con las ganas.

            -Quizás… y quizás no- murmuró el vampiro indiferente- ¿vas a tener aunque sea la cortesía de presentárnosla? Digo, no podrás esconderla siempre.

Eterna OscuridadWo Geschichten leben. Entdecke jetzt