Capítulo 4

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            Gunnar entró nada más anochecer al cuarto de Harek portando una bandeja con suculentos manjares para Meira pero para su sorpresa, ella no estaba allí y las cortinas se agitaban por la brisa nocturna. Dejó la bandeja en una mesita y se acercó a la ventana donde encontró el lazo negro del vestido.

            -¡Mierda!- exclamó y fue corriendo al salón donde debía encontrarse Harek. Abrió la puerta. Harek que estaba bajo la mesa con Yuritzy, levantó la cabeza.

            -¡Gunnar! ¿Qué haces?

            -¡Se ha escapado!- exclamó Gunnar- se suponía que la vigilabas…- indicó la pantalla del televisor que seguía encendida.

            -Y estaba vigilando- dijo y al mirar la pantalla, exclamó- ¡mierda!- Gunnar meneó la cabeza incrédulo y salió de allí.

            -Yuritzy, vete…- dijo Harek conteniendo la ira.

            -Pero…- la mujer agitó su melena y recogió su traje- no puedes dejarme así.

            -Tenía que vigilarla y se ha escapado por tu culpa.

            -¿Por mi culpa? ¡¿Por mi culpa?!- exclamó ofuscada Yuritzy- a ti no te importó juguetear conmigo, además, esa mocosa no llegará muy lejos, tenlo por seguro- dijo convincente en lo que se vestía.

            -¡Maldita sea, la Hermandad también la busca!

            -¿Te crees que no lo sé?

            -Pues me lo estoy replanteando… quiero que organices un grupo de búsqueda ¡ya!

            -A sus órdenes ¡señor!- dijo Yuritzy y salió de allí- maldita mocosa… pagarás por esta, te lo juro.

            -¡Gunnar!

            Gunnar apareció al cabo de unos segundos.

            -¿Me llamabas?

            -Quiero que la encuentres, búscala como si es debajo de las piedras pero encuéntrala y tráela.

            -Claro, dejaré mis planes para esta noche sin remedio… le debo dar las gracias a Yuritzy por eso ¿no?

            -¡Haz lo que te dé la gana pero encuéntrala!

            -Como mandes- irritado, Gunnar salió de allí y tras coger su chaqueta, bajó las escaleras para salir a la calle.

            Yonath y Max acababan de llegar al hospital. Subieron las escaleras con rapidez y tras preguntar en el mostrador se dirigieron a la habitación que ocupaba Meira. Al entrar, la encontraron tendida en la cama, dormida y a la madre de Max, observándola.

            -Oh, hijo, ya estás aquí…- dijo la mujer nada más verle y se fijó en el acompañante de su hijo- ¿quién es él?

            -Él es un amigo de la familia de Meira, conoció a su padre…

            -Oh… Ana, es un placer- le tendió la mano la mujer tras incorporarse.

            -Lo mismo digo, señora, soy Yonath.

            La mujer sonrió y volvió la vista hacia Meira.

            -Desde que entré ha estado así…

Eterna OscuridadWhere stories live. Discover now