Quiero partir esta maratón agradeciéndoles por estar aquí, votar, comentar o simplemente leer desde la oscuridad. No se preocupen, yo también he sido una lectora fantasma ;)
¡Gracias por los 1.2 K de leídos! Para algunos podría verse como un número pequeño en comparación con otras historias, pero para mi lo es todo y mucho mas <3
Las amo, de verdad.
Y ya me dejo de sentimentalismos. Pueden Leer *3*
La mayor parte del camino nos la pasamos en un incómodo silencio. El silencio era tan incómodo que me había sentido tentada a prender la radio, pero rechacé esa idea cuando recordé que no estaba en mi auto y que muy probablemente terminaría cantando cual fuera la canción que estuvieran pasando.
Era ese tipo de persona, que no importa la canción, no importa el momento, no podía evitar cantar cuando escuchaba música. Y Si no sabía la letra, me la inventaba.
Un par de veces me había encontrado mirándole, admirándole. Sus ojos nunca dejaban el camino y había notado que cuando se concentraba demasiado en algo o estaba molesto hacia una extraña, aunque adorable, mueca con la boca, además de fruncir constantemente el ceño.
Sus grandes y fuertes manos agarraban con firmeza el volante. Manos que hace solo unos días había acariciado cada parte de mi cuerpo. Ojos que habían dejado un rastro de fuego a su paso. Labios que habían besado y mordido cada centímetro de mi piel. Cuando le miraba, no podía dejar de pensar en esa noche.
No sabía si a él le ocurría lo mismo, pero si así era, sabia ocultarlo de las mil maravillas. A diferencia de mí, que parecía que fuera a saltarle encima en cualquier momento.
Cuando por fin llegamos a mi edificio estaba tentada a correr fuera del auto y alejarme lo más rápido posible de él y su embriagador aroma. Pero eso sería descortés, desagradecido, y nunca había sido ninguna de esas cosas.
—Gracias por traerme, señor Goodwins —agradecí con una tímida sonrisa.
—No es nada —le restó importancia— Espero que te recuperes pronto. Hasta mañana, Cindy.
Si, recuperarme pronto. Te aseguro que en nueve meses más vuelvo a estar tan campante como siempre, pero con un bebé. ¡Ja!
—Hasta mañana —susurré para posteriormente bajar de lujoso auto y emprender camino a la entrada de mi edificio.
Sentía su mirada quemar en mi espalda, pero no iba a girar, no. No quería mirar. Bueno, quizá si quería, pero no debía.
Gracias a dios oí su auto arrancar una vez estuve dentro del edificio. Ahora lo único que esperaba era Jack no me hubiera visto con llegar con él. No estaba preparada para un interrogatorio y mucho menos para intentar mentirle.
Como ya es cotidiano en mi vida, no había siquiera una gota de suerte en mí.
El ascensor estaba dañado por lo que tuve que subir las escaleras. Y no es que me molestara subir escaleras, solía hacerlo de vez en cuando, pero no me sentía físicamente bien como para hacerlo. Aun después de haber vomitado seguía con el estómago revuelto y había comenzado a dolerme la cabeza.
Subí los cinco malditos pisos y cuando por fin estuve en mi planta mi respiración estaba agitada, me dolían las piernas y mi corazón iba tan rápido como una locomotora.
Saqué las llaves de mi bolso dispuesta a abrir la puerta, pero no alcance ni a meterla en la cerradura cuando la puerta fue abierta.
—¿Quién era el tipo que vino a dejarte? —Preguntó aceleradamente Jack.
—¿Quién? No se dé que me hablas —me hice la desentendida— Quítate, no me dejas pasar — murmuré molesta.
Él se hizo a un lado para dejarme pasar y luego cerró la puerta detrás de mí.
—¡Cindy! —Se quejó— no trates de verme la cara de idiota.
—No es mi culpa que tengas cara de idiota —Bromeé mientras dejaba mi bolso en el recibidor y me lanzaba al sillón.
—Deja de evadir la pregunta, vamos, dime ¿Quién era? —insistió tomando asiento a mi lado.
—Mi jefe, ¿Contento? —me quité los malditos zapatos con tacón y solté un suspiro de alivio cuando estos dejaron de torturar mis pies.
—¿Porque tu jefe te traería a casa?
—Jack —suspiré— ¿podrías dejar el interrogatorio de hermano celoso? Simplemente me trajo a casa porque me sentí mal, vomite frente a sus narices y creo que le preocupo que condujera a casa en ese estado. Deja de montar historias en tu cabeza.
—Lo siento, ¿estás bien? —Preguntó ahora preocupado dejando de lado sus celos— estás pálida.
—No es nada, estoy bien —le reste importancia con la mano en señal de desdén.
—No quiero sonar insistente, pero si estabas tan mal como para que tu jefe te trajera a casa... creo que deberíamos ir al médico.
—¡NO! — Exclamé demasiado rápido ganándome una mirada confundida de su parte— digo, no, solo... necesito descansar. Debe ser algo que comí, nada de qué preocuparse. En unas horas ya verás cómo se me pasa.
—Voy a hacer como si no acabaras de actuar de forma sospechosa y simplemente voy a dejarte ir para que puedas descansar —dijo antes de tomar mi rostro y plantar un beso en mi frente— Luego pido algo de comer.
—Gracias —murmuré realmente agradecida.
Dejé a mi hermano solo en la sala de estar y me encerré en mi habitación.
Enterré la cara en la almohada y comencé a regañarme por mentirle a Jack y omitirle cierta información a Ian.
—Mentirosa, eres una mentirosa, Cindy Cooper —dije— Deja de mentir o acabarás metiendo la pata más temprano que tarde.
No sé cuánto tiempo estuve en esa posición, pero lo último que supe antes de dormirme, fue que necesitaba lavar mi almohada porque estaba comenzando a oler raro.
(***)
Dios, creo que me había quedado dormida en una posición nada favorable, porque sentía el cuello algo torcido y cada vez que giraba la cabeza hacia un lado sentía un tirón en éste.
Levanté el rostro de la almohada y me adapté a la tenue luz que entraba por la ventana.
—Dios, ¿Qué hora es? —susurré tanteando mi mesita de noche para tomar el despertador. Éste marcaba las 12:05 am. Probablemente Jack ya estaría dormido.
Me había despertado porque mis tripas habían decidido que no era justo irse a dormir sin comer y comenzaron a torturarme exigiendo comida. Además, ahora que estaba embarazada tendría que comenzar a comer a mis horas, saludable y en mayor cantidad.
Bueno... lo de saludable va a ser que no. Pero lo demás no sonaba tan complicado.
A regañadientes me levanté de la cama y sin encender la luz salí de mi habitación para curiosear que había comprado Jack para la cena.
Traté de que mi torpeza no hiciera su maravillosa aparición, pero como ya deberían de saber, fallé estrepitosamente.
Me llevé por delante una silla, golpeé mi dedo chiquito del pie con la esquina de un mueble y casi rompo un florero. Gracias a dios había alcanzado a agarrarlo antes de que se hiciera añicos contra el piso y despertara a mi hermano en el proceso.
Entré en la cocina gimiendo de dolor por mi pobre dedito. Encendí la luz y busqué algún indicio de comida comprada, pero todo estaba tan limpio y ordenado como siempre.
Por un momento consideré la idea de que quizá Jack no había dejado nada para mí, pero luego negué riñéndome por ser tan estúpida. Jack nunca haría eso.
Y lo confirme cuando por casualidad fije mi atención en la nevera. En esta había un papel con la letra de Jack pegado a la nevera gracias a un imán.
Me acerqué y quité el imán con forma de sandía, para luego coger la nota.
Cindy:
Me dio pena despertarte porque lucías demasiado cómoda dormida y sé que te sentías mal.
Espero que para cuando leas esto ya te sientas mejor.
He dejado comida para ti en el horno. Es comida china porque se lo mucho que te gusta. Solo procura no dormirte demasiado tarde y no hacer demasiado ruido o los vecinos comenzaran a quejarse.
Buenas noches.
¿Ven porque le amo tanto? Es un amor de chico. No podría haber pedido un hermano mejor.
Saqué mi maravillosa comida del horno, me serví un vaso de coca cola y engullí todo para saciar a mi molesto estómago. Cuando terminé tenía la barriga algo hinchada, parecía como si estuviera embarazada.
Me tomé un momento para evaluar lo que acababa de pensar y me pateé mentalmente.
Estás embarazada. Idiota.
Me quedé embelesada mirando mi hinchada barriga ¿Así luciría cuando mi bebe comenzara a crecer?
Pues no estaba tan mal.
Sabía que probablemente esto era nada comparado a la bola que tendría allí, pero... no lo sé, como que me emociono un poco imaginarme con mi bebe creciendo dentro, alimentándose, viviendo dentro de mí. Era... lindo.
Al parecer tan lindo como para que mis ojos se llenaran de lágrimas.
—Sabes —le hablé a mi barriga— No estoy muy segura de poder hacerlo. No confió lo suficiente en mí como para tener la certeza de que no voy a arruinarlo. Pero te prometo que voy a intentarlo, por ti. Sé que quizá la mayor parte del tiempo desearás haber tenido una madre menos loca e inmadura, pero yo... —acaricié mi barriga—... te quiero. A pesar de la forma en que fuiste concebido y de que probablemente aún no eres más que una pequeña cereza. Espero que eso sirva de algo, porque por ahora, es todo lo que puedo darte.
No estaba segura de poder ser la madre que él o ella necesitaría, ni de poder con todos los gastos, responsabilidades y problemas que esto acarrearía. No estaba realmente segura de nada. Pero si algo tenía claro es que lo intentaría tanto como me fuera posible. Si me equivocaba, volvería a intentarlo. Porque no estaba dispuesta a renunciar a esto. No podía renunciar.
Y con eso en mente volví a la cama.
En multimedia, Love is easy de McFly.