Draco.
Al principio ella se resistió. Tuvo que obligarla a que abriera los labios con la lengua, pero acabó cediendo. Y menos mal, porque necesitaba que cooperase, que se rindiese a él.
No quiso analizar por qué la estaba besando, ya lo haría más tarde, ahora solo quería disfrutar de su olor, olor que llevaba inundando sus sentidos desde que la cogió en brazos. Era suave y fresco; y su sabor, sabía a menta y a algo más…chocolate, le hizo gracia.
¡¡¡¡¡Plaf!!!!!
Él se apartó al sentir la bofetada, abrió los ojos, la miró y pudo distinguir odio y asco en su mirada, pero también...deseo.
Hermione.
Hermione se apartó de él y le dio una sonora bofetada.
- ¡Cómo te atreves a besarme Malfoy! - escupió mientras forcejeaba con él para que la soltase.
Silencio.
- Te he hecho una pregunta, ¿Qué coño estás tramando?
Silencio.
- ¡¡¡Contéstame maldita serpiente!!!
Más silencio.
La bajó al suelo con cuidado, casi con delicadeza, apoyándola en una pared.
- No tramo nada Granger.
- ¿No? ¿Y a qué ha venido el beso eh, listillo?
Draco se encogió de hombros con indiferencia. Su expresión seguía siendo inescrutable.
- Me apeteció. ¿Alguna pregunta más?
- No. Una aclaración más bien, la próxima vez que te apetezca besar, Malfoy, búscate a otra – le contestó ella clavándole un dedo en el pecho.
- Ya veremos. – le dijo y volvió a cogerla en brazos.
Hermione no dijo nada más, por alguna extraña razón le había gustado el beso y que fuese él quien se lo diese. También le gustaban sus músculos, los cuales se le marcaban al tenerla en brazos, ¡¡y vaya músculos!!
La verdad es que era refrescante estar con un Draco que no la insultaba ni humillaba y, siendo sincera consigo misma, ese Draco le…¿gustaba?.
Bien, ya era oficial. ¡¡Se estaba volviendo loca!! ¡Pero en qué pensaba! No podía gustarle, no lo permitiría. Ella odiaba a los Malfoy y a todo su círculo por igual. Seguro que él fue el primero en reírse de ella cuando sus “chuchos” le contaron lo que pasó. Hasta puede que fuera él quien lo ordenase.
No, que le gustase Draco Malfoy era un lujo que no quería ni podía permitirse.
Draco.
¡¡¡Joder, no hay quien entienda a las mujeres!!!
¿Por qué demonios se había puesto como una loca si ella le estaba devolviendo el beso? Y qué pesada con tanta pregunta, ¿cómo iba a responderla si el mismo no sabía por qué lo había hecho? No es que lo tuviese planeado ni nada pero cuando se empezó a reír y le hizo reír a él también, no lo pensó, simplemente la besó.
Se alegraba de haber tomado otro camino a la enfermería, que le viesen con Granger era malo, pero que lo hiciesen besándola era peor, mucho peor. Tendrían que atravesar el segundo piso para luego subir hasta el tercero, pero merecía la pena por varias razones: la principal, que no les viesen; otra, porque disfrutaba teniéndola en brazos, sintiendo su cuerpo, su olor, las demás, mejor no analizarlas.
Aún le dolía la mejilla, menuda fuerza tenía para ser una chica.
Hermione.
Estaban en el segundo piso, interesante ruta a la enfermería… Y ya que estaban ahí, mejor aprovecharse un poquito de él.
- ¿Te importaría hacer una parada, Malfoy?
Silencio de nuevo, parece que volvían al principio…
- Tengo que hacer una cosa, y ya que estamos aquí, me gustaría aprovechar.
Silencio, ceja levantada, sonrisa de medio lado…Pues eso, al principio.
- Sí o no, Malfoy. – Ya estaba empezando a cabrearla con tanto silencio.
Se paró y la observó unos instantes.
- ¿Para qué?
- Te lo he dicho, tengo que hacer una cosa.
- Hazlo luego, mi tiempo no es para gastarlo contigo, Granger.
Maldito petulante de mierda.
- Está bien, déjame bajar y vete, así no gastarás tu tiempo conmigo.
- No.
- Sí.
- No - y siguió caminando el muy imbécil.
- Bájame ahora mismo Malfoy, o me pondré a chillar.
- No.
- Está bien, tú lo has querido – cogió aire para gritar, pero antes siquiera de poder empezar, él se paró y la taladró con la mirada.
- No chilles, he dicho que te llevaría a la enfermería, no cómo lo haría…
- ¡Joder Malfoy! ¿Es qué siempre tienes que ser así? No tardaré más de cinco minutos.
Nada, ni un gesto, solo silencio.
- Por favor - Al final había tenido que suplicar. No sabía quien daba más asco, si él por ser… él, o ella por rogarle. No es que le necesitase para lo que quería hacer, pero si iba con él, Myrtle no la retendría mucho tiempo y ya iba retrasada en algunas cosas. La miró fijamente a los ojos y tras lo que parecieron siglos, se paró.
- ¿Dónde quieres ir?
- Al baño - Si le decía por qué, estaba segura de que se negaría.
- ¿Y no puedes esperar? - ¿Se lo preguntó un poco sonrojado o se lo había imaginado?
- Esto…Eh…No, no puedo.
- Está bien.
Él siguió caminando y pasó el baño de largo.
- Malfoy, te has pasado el baño.
- No. Ese es el de Myrtle La Llorona.
- Sí, lo sé.
- ¿¿Quieres ir al baño de Myrtle La Llorona?? – Le preguntó sorprendido.
- Sí.
Dijo algo entre dientes y dio la vuelta hacia dicho baño. Ya en la entrada esperaba que la dejase en la puerta, pero en contra de lo esperado, la metió dentro dirigiéndose hacia uno de los retretes.
- ¿Qué haces? - le preguntó.
Se paró y la miró.
- Llevarte al baño.
Y no dio tiempo a más. Myrtle apareció chillando de alegría.
- ¡¡¡¡Hermione, Hermione!!!! ¡Has venido! ¡Cuánto me alegro de verte! - canturreó el fantasma.
Myrtle, La Llorona, fue una alumna del colegio asesinada el 13 de junio de 1943 por el basilisco de la Cámara de los Secretos.
En vida, fue una joven con el pelo negro y gafas que se escondía en el baño de las chicas siempre que se metían con ella, lo que le valió el apodo de llorona. Tras convertirse en fantasma con 16 años, siguió gimiendo, gritando y tirando agua del retrete a quien se acercaba siempre que se sentía triste o miserable. Esto hizo que la gente dejara de ir a aquel cuarto de baño en el segundo piso.
- Hola Myrtle ¿Cómo lo llevas? – le preguntó la chica.
- Muy bien Herms, ya casi me sé los pasos ¿Me has traído más?
- Claro, ¿por qué crees que he venido si no?
- ¡¡¡Síííííí!!! – gritó la fantasma. – Pero ¿Qué haces con él? – dijo haciendo un gesto con la cabeza señalando a Malfoy.
- Me caí de camino a clase y me hice daño en el tobillo, me está llevando a la enfermería, pero ha accedido a hacer una parada para traerte esto – metiendo la mano en el bolsillo de su cartera, sacó un aparato desconocido. – ¿Te importa dejarme en el suelo, Malfoy?
- Sí.
Al ver que no se movía le preguntó.
- ¿Y eso qué quiere decir?
- Que sí que me importa. Dijiste que querías ir al baño.- dijo él un poco enfadado.
- Exacto. Lo que no dije, fue para qué.
Volvió a hablar entre dientes y a ella le pareció escuchar la palabra “mujeres”, aunque al final la bajó.
- Tienes cinco minutos Granger.
- Gracias Malfoy. Myrtle te he traído algo nuevo. – y colocó el aparato encima de un lavabo cercano – Funcionará con tu voz porque no puedes hacer magia, así que tendremos que grabarla primero.
- ¿Con mi voz? ¿Estás segura, Hermione?
- Claro, yo misma lo he diseñado.
El aparato era un viejo Mp4. Ella misma lo había transformado en una especie de video reproductor mágico. La idea era que al reconocer una voz previamente grabada, funcionase a antojo de ésta, es decir, encenderse, apagarse, subir o bajar el volumen y la opción de elegir entre canciones o videos musicales.
- ¿Preparada?
- Sí, sí ¡¡¡Sí!!! – contestó una Myrtle emocionada.
- Bien. Cuando asienta con la cabeza di una frase, la que sea, mientras que no sea muy larga ni muy corta. Algo como: me gusta la cerveza de mantequilla.
Hermione sacó su varita y apuntó al aparato murmurando un hechizo. Acto seguido le hizo el gesto a Myrtle.
- “Quiero mucho a mi mejor amiga” – fue su frase. Y antes de que ella pudiese finalizar el hechizo escuchó a Malfoy decir en voz baja “eso es porque no tiene más”
Hermione se giró y le taladró con la mirada no sin antes finalizar el hechizo. Por lo menos tuvo el detalle de sonrojarse. Volvió a mirar a su amiga.
- Ya está Myrtle. Funciona con ordenes, por ejemplo: si quieres un video dices: Videos, y como van numerados solo tendrás que decir el numero del que quieras ver y lo mismo para las canciones. Solo hazme el favor de no poner la música muy alta para evitarnos problemas ¿Vale?.
- ¿Lo dices en serio, verdad? Puedo escuchar música cuando yo quiera. -dijo demasiado emocionada. Y empezó a llorar tan fuerte que ambos tuvieron que taparse los oídos.
- ¡¡¡Myrtle, para!!! ¡¡¡Nos vas a dejar sordos!!! – chillaba ella.
- ¡¡¡Cállate, maldito fantasma!!! - grito él.
Pero nada. La fantasma siguió llorando sonoramente. Tanto que empezó a sentir un dolor de cabeza brutal.
- ¡¡¡Myrtle, para por favor. Nos haces daño!!! – suplico ella y sintió que perdía el equilibrio. No llegó a caerse. Draco la sujetó con un brazo y la atrajo hacia su cuerpo.
La fantasma seguía ajena a nada que no fuese su descomunal llanto.
Hermione notó que Malfoy también estaba mareándose porque había dejado caer el brazo con el que la sujetaba, se iban a desmayar. Dejó caer su varita. Ya no tenia fuerzas para seguir sosteniéndola.
¡Oh, Dios! No podían perder el conocimiento, al menos no juntos – pensó – No podía permitir que los encontrasen a los dos solos en un baño prácticamente abandonado. Y de repente empezó a notar algo en ella, algo puro, antiguo, poderoso…
Su cuerpo se movió solo, como por instinto, rechazando la situación. Levantó una mano hacia Myrtle y dijo:
- PARA - y sintió un gran poder emanar de ella. Al segundo, Myrtle salió despedida atravesando los retretes y desapareció.
Y se dejó vencer por la inconsciencia.