My Complement. MADLY IN LOVE...

By ButterflyWings1994

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Cindy nunca estuvo hecha para las responsabilidades. Su vida era un desastre, no tenía trabajo y tenía que ma... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 12-Maratón 1/3
Capítulo 13-Maratón 2/3
Capítulo 14-Maratón 3/3
Capítulo 15
Capítulo 16
NOTA DE LA AUTORA.
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47-Maratón 1/3
Capítulo 48-Maratón 2/3
Capítulo 49-Maratón 3/3
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Just a woman. The Truth.
Capítulo 55
Capítulo 56
Boletín informativo...
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60. Final.
Epílogo Part. 1
Epílogo Part.2
Capítulo extra 1.
Capítulo extra 2.

Capítulo 11

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By ButterflyWings1994


Embarazo...

Embarazo...

Esa palabra no dejaba de repetirse en mi mente de camino a la farmacia. Es que no podía ser que yo estuviera... ya saben.

No estaba preparada para ese tipo de responsabilidades, no tenía ni la madurez ni el dinero para tener un bebé.

Todo por cometer la estupidez de acostarme con él.

¡Dios, porque a mí! Calma, aun nada es seguro, aun pude ser todo causa de un terriblemente hermoso malestar estomacal.

Lily bajó a comprar las pruebas, ya que yo aún estaba en estado de shock y a Caroline decía que ya estaba demasiado vieja para esas cosas. Volvió al auto con cinco pruebas de embarazo, todas diferentes.

Caroline manejó por sobre el límite para llegar más rápido a casa, aun cuando lo que menos quería era tener que llegar, hacer las malditas pruebas y que estas me dijeran lo que probablemente todos ya sabíamos.

Entramos todas juntas a casa, yo subí al baño de Lily con ellas pisándome los talones.

—¿Sabes cómo hacerlo? —me preguntó Caroline con evidente nerviosismo.

—Sí, eso creo —murmuré antes de encerrarme en el baño.

Tenía miedo, mucho.

No por el hecho de lo que esta prueba podría decir, si no por las consecuencias que el resultado podría traer. Me aterraba qué pensaría Jack, no quería decepcionarlo ni que pensara que era una cualquiera, aun cuando sabía que mi hermanito nunca me lo diría si así lo pensara.

Además, por otro lado, ¿Cómo le dices a un hombre que apenas y conoces que estas esperando un hijo suyo? Sin contar que ese hombre es tu jefe, claro.

Todo esto era un maldito desastre. Yo no podía ser madre. No, tenía que ser un error.

Hice lo que las instrucciones decían y luego salí con las cinco pruebas en sus respectivas cajas.

—¿Terminaste? —me preguntó Lily con una sonrisa temblorosa.

Yo no me sentía con fuerzas para hablar por lo que simplemente asentí y le di las pruebas.

—Bien, en algunas dice que hay que esperar diez minutos, pero en otras dice que cinco, por lo que simplemente vamos a esperar diez y las vemos todas —Explicó Caroline leyendo las instrucciones de una caja.

Yo me senté en la cama de Lily a esperar lo peor.

Cada maldito segundo se me hizo eterno. ¿Les ha pasado que entre más rápido que quieran que pase el tiempo, más lento pasa? Bien, eso me pasó durante los tortuosos diez minutos, los sentí como si hubieran sido horas.

—Aquí dice que dos rayitas quiere decir que estas, una que no —explicó Lily— ¿Miras tu o miro yo?

—Mira tú —susurré mordiéndome las uñas.

—Bien.

Ella tomó todas las cajas y una por una fue mirando en su interior sin dejarme ver nada. Su rostro no expresaba nada por lo que no podía hacerme una idea de lo que estas decían. Cuando las hubo mirado todas dirigió toda su atención en mí. Mucho antes de que hablara ya sabía la respuesta.

—Pues... Hay cuatro que tiene dos rayitas, la otra solo tiene una —dijo con una mueca— Estas embarazada.

Estoy embarazada...

¡Estoy jodidamente embarazada!

—No —susurré— no puede ser cierto, tiene que ser un error.

—Linda, aquí dice que son 99.9% seguras —dijo suavemente Caroline.

—Pero aún hay un 1% ¿no?

—Sí, pero... Cindy, son cuatro, no solo una —replicó Lily.

—No ¿Cómo voy a decirle a Jack? ¿Cómo voy a explicarle que... que estoy jodidamente embaraza?

—Cindy, Jack va a entenderlo, él nunca te juzgaría —trató de consolarme Lily.

—¡No! sabes que eso no es a lo que me refiero, claro que él no me juzgaría, pero voy a decepcionarlo tanto —susurré con la voz quebrada— no quiero decepcionarlo.

No pude contener más las lágrimas y simplemente las dejé ir. Lily se acercó a mí para abrazarme.

—No te atormentes. Quizá se sienta un poco molesto, pero tú nunca podrías decepcionarlo. Él va a apoyarte.

—Yo no quiero que él me apoye, yo debería ser quien lo apoyara, yo debería verlo cometer errores, no él a mí.

—Linda, lo hecho, hecho esta. No puedes cambiar nada de lo que has hecho, pero si puedes hacer intentar hacer las cosas mejor desde ahora en adelante —dijo Caroline con voz maternal.

—¿Cómo voy a decirle al padre?

—Pues diciéndoselo. Él tiene tata responsabilidad en esto como tú, ahora tiene que hacerse cargo —dijo Caroline como si fuera obvio, pero claro ella no entendía.

—No, tú no entiendes, Caroline. El padre es mi maldito jefe, ¡¿Cómo le digo a mi jefe que estoy esperando un hijo suyo?! —exclamé desesperada apartándome de Lily.

—Hay niña, ¿cómo fuiste a acostarte con tu jefe?

—No... cuando paso yo no lo sabía, lo conocí en una discoteca unos días antes de saber que era él hijo de mi jefe, quien para mi mala suerte, ahora está a cargo de la empresa y por ende es mi jefe —expliqué agobiada.

—Pues se lo dices y ya, ¿O tiene novia? —dijo Lily como si fuera muy fácil.

—No lo sé, no sé nada de él.

—Tienes todo un fin de semana para pensar en eso, ahora lo que tienes que pensar es en cómo vas a decirle a Jack, no puedes esperar a que se empiece a notar —aconsejó Caroline.

—Lo sé, ¿pero tiene que ser ahora?

—Cindy, lamento decírtelo, pero Jack va a darse cuenta si no se lo dices. Probablemente sea la persona que más te conoce en el mundo y va a notar que actúas diferente, por no hablar de los vómitos —dijo Lily con una sonrisa—no puedes posponerlo, no con él.

Ella tenía toda la razón, no había manera en el mundo en que Jack no notara que había algo raro conmigo, era demasiado inteligente y me conocía demasiado.

—Sí, tienes toda la razón.

—¿Quieres que te lleve a casa? —me preguntó Caroline.

—No, no se preocupen, estoy bastante cerca y no puedo dejar mi auto aquí.

—Bien, pero maneja con cuidado —me pidió preocupada mi amiga.

Les regalé un amago de sonrisa que estoy segura lucía más como una mueca y salí de la casa con mi cartera en la mano.

Aun no digería la noticia completamente y ni el camino a casa logro que lo hiciera. Creo que por más tiempo que pasara no terminaría de creérmelo.

Cuando llegué a mi departamento me quedé unos minutos dentro del auto para prepararme. Jack no se tomaría bien la noticia, lo sabía, pero creo que lo correcto era que se enterara por mí y no por su cuenta.

Tomé una bocanada de aire y salí del auto para posteriormente subir las escaleras hasta el quinto piso.

Abrí la puerta del departamento y como siempre dejé la cartera en el recibidor. Como mi hermano probablemente estaría en su habitación me dirigí a esta y toqué su puerta al mismo tiempo que ésta de abría.

—¡Cindy, tengo magnificas noticias que contarte! —exclamó con una sonrisa.

—Sí, yo también tengo algo que contarte, no tan magnifico como lo tuyo —murmuré con una falsa sonrisa para no preocuparle.

—Pasa —se hiso a un lado para dejarme pasar y me senté en su cama.

Su habitación estaba mucho más limpia y ordenada que la mía, no digo que la mía pareciera un arenero, pero mi hermano era un obsesivo con la limpieza y el orden.

—Y dime, ¿Cuál es esa noticia tan maravillosa que te tiene tan feliz, Jack?

—No, dime tu primero, lo mío puede esperar.

—No, habla.

—Bueno, ya que insistes —dijo con emoción— ¡Me aceptaron en una academia de canto! ¡Y me dieron una maldita beca!

—¡Te lo dije! —Exclamé con verdadera alegría— lo sabía, sabía que podías lograrlo —dije antes de acercarme y estrecharlo entre mis brazos.

—¿Qué es lo que querías decirme tu? —me preguntó sin separarse de mí.

—Nada, una estupidez, ya sabes como soy —mentí. No quería destruir la felicidad de mi hermano con noticias que lo agobiarían y molestarían.

—Ya, dime —insistió.

—Déjalo, Jack, no es nada de qué preocuparse, tonterías mías.

(***)

Me sentía culpable, muy culpable.

Tendría que habérselo dicho en la cena, o como mínimo al otro día, pero ya estábamos a lunes y aun no encontraba el valor para decirle a mi hermano que estaba jodidamente embarazada. Y peor aún, que el padre era mi maldito jefe.

Tampoco tenía intenciones de contarle a Ian sobre la sorpresa que venía en camino, digamos que no me sentía demasiado emocionada por ser una embarazada desempleada.

Por otro lado me sentía fatal, levantarme para ir al trabajo estaba siendo toda una batalla para mí. Tenía mucho sueño.

Me coloqué un vestido negro sencillo, me calcé unos zapatos negros con poco tacón y peiné mi cabello en una simple cola de caballo. No me apetecía pelear contra mis risos rebeldes y llevarme por delante la mitad de mi cabello.

Tenía un humor de perros, todos los días Lily había estado llamándome para preguntar si ya le había contado a Jack, yo siempre le respondía con evasivas o le daba excusas que hasta para mi resultaban simplemente penosas. Pero cuando ya íbamos por la llamada número 20, dejé de intentar sonar algo convincente. 

Entendía que tarde o temprano tendría que contarle, pero prefería que fuera más tarde que temprano.

Salí del departamento enfurruñada y abrigada como para ir al polo norte. Esa mañana hacia un frió horroroso y aunque yo siempre había amado el frió, esta vez lo único que deseaba era quedarme bajo el calor de mis mantas viendo una película horriblemente empalagosa comiendo pizza y helado.

Pero no, el deber me llamaba. Y si no quería terminar en la calle, alimentando a mí bebe con sobras de la basura, tenía que levantarme y trabajar.

El camino a la empresa me la pasé cantando canciones tristes sobre el desamor, obviamente cantadas por la preciosa (aunque algo resentida) Taylor Swift.

Cuando llegué bajé de mi auto y me encaminé en dirección a la empresa.

En recepción, como siempre, estaba la preciosa Lindsay con una radiante sonrisa hablando con Jim de contabilidad. Cuando me vio agitó la mano en mi dirección sin perder en ningún momento la sonrisa. Yo por mi parte simplemente di un asentimiento en su dirección sin sonrisa ni nada. No estaba de humor.

Para mi mala suerte habían bastantes personas esperando el ascensor, por lo que cuando por fin sus puertas se abrieron termine al final de éste, aplastada, codeada e inevitablemente algo manoseada.

No sé qué comía esta gente, pero alguien se había tirado un gas y podría apostar a que esa persona o se estaba pudriendo por dentro o había comido algo en proceso de descomposición. No era ni un poco normal apestar de ese modo.

En cuanto llegamos a mi planta bajé dando codazos para que me dejaran pasar. Gracias a dios seguía de una pieza.

Caminé en dirección a la oficina de mi jefe con una mueca en el rostro. Aun no me sentía preparada para mirarle a la cara ahora que sabía que dentro de mí había algo nuestro, pero no tenía opción.

Entré sin tocar y para mi buena suerte y extrañeza Ian aún no había llegado. En el poco tiempo que llevaba al mando de la empresa nunca había llegado después que yo.

Era un hombre muy puntual, excesivamente serio y muy controlador.

Ignoré la ausencia de mi jefe y me metí en mi oficina para comenzar con mi tediosa jornada laboral.

Desde que el reloj marcó las ocho, el teléfono no había dejado de sonar, pero no tenía a quien pasarle las llamadas ya que Ian aun no daba señales de vida, por lo que simplemente tomé todos los recados y me excusé con cada persona.

Para mi buena suerte, todos habían sido excepcionalmente educados y me habían tratado bien, lo que era una buena noticia porque como ya había mencionado, no estaba de humor.

Era bien sabido por cada uno de mis conocidos y amigos que una Cindy de mal humor nunca eran buenas noticias.

Para cuando por fin fue la hora del almuerzo estaba más relajada y de mejor humor.

Esperaba de todo corazón que Ian no viniera hoy a trabajar, porque eso significaría que podría irme a casa más temprano y nunca vienen mal unas cuantas horas más de descanso

Tomé mi cartera y salí de la empresa dispuesta a comer cualquier cosa que me pusieran en frente. Con Linda habíamos quedado de juntarnos en un restaurante italiano que estaba a dos cuadras de la empresa. Tenían una pasta deliciosa y un pastel de chocolate que estaba para chuparse los dedos. Lastimosamente no podría probarlo.

Estar embarazada apestaba.

Bajé hasta la primera planta y salí de la empresa con una sonrisa en el rostro. Casi podía saborear ese delicioso pastel de chocolate, mis tripas se revolvieron en respuesta.

Las calles estaban atestadas de hombres y mujeres con sus trajes elegantes, cada uno de ellos con rostros serios y amargados.

Para cuando llegue al restaurante me dolían los pies, estaba algo agitada y la mitad de mi cabello estaba fuera del moño.

Entré por la puerta buscando con la mirada a Linda y Mia. Mia era una morena de los más simpática y extrovertida. Nada que ver con la pelirroja, quien era tímida y adorable como un gatito bebe.

—¿Qué tal? —saludé con una sonrisa tomando asiento frente a estas.

—Hola, Cindy. ¿Cómo te va con el bombón de Ian? —Preguntó con una sonrisa descarada Mia.

—Mia —la regaño Linda.

—¿Qué? Pero si es verdad, ese hombre esta como quiere.

—No lo sé —contesté encogiéndome de hombros antes de que comenzaran a discutir— No se ha aparecido por la oficina hoy.

— ¿Y eso? —preguntó con una ceja alzada Mia.

—Tampoco lo sé, no ha llamado ni nada —tomé un pedazo de pan de ajo y mordí un trozo— Y ustedes, ¿Algo interesante que contar?

—Nada que valga la pena ser mencionado —se encogió de hombros la morena— pero se comenta que Melanie podría estar embarazada de Ian.

Me atraganté con un pedazo de pan y Linda dio palmaditas en mi espalada a la vez que Mia me alcanzaba un vaso con agua.

—¡¿Qué?! Tienes que estar bromeando —dije una vez pude respirar y hablar.

—Pues eso, pero yo no me lo creo. Seguramente se lo haya inventado Melanie para llamar la atención —negó Linda— ya sabes como es.

—Cuando Ian se entere... — comentó Mia con una sonrisa — la que se le va a armar.

—No digas eso —la defendió Linda— podrían despedirla.

—Pues no me molestaría dejar de ver su egocéntrica y molesta cara —rió Mia— Pero tienes razón. No me gustaría estar en sus zapatos.

Me removí incomoda en mi asiento. Los embarazos no eran un tema que me gustar tocar en este momento.

Gracias a dios el mesero llegó a tomar nuestra orden y luego de eso no se volvió a tocar el tema.

—¿Vas a hacer algo el viernes? —me preguntó Linda.

—No, ¿Por qué? —pregunté a la vez que me llevaba un bocado de pasta.

Solté un gemido, esto estaba delicioso.

—Linda y yo vamos a salir de fiesta ¿Te gustaría venir con nosotras? —inquirió Mia con una sonrisa.

Estaba a punto de decir que si, cuando recordé mi resiente descubrimiento.

¡Una embarazada no podía beber alcohol! No es que fuera una borracha o no me pudiera divertir sin alcohol, pero inevitablemente en algún punto me incentivarían a beber aunque fuera un trago.

—Lo siento, pero acabo de recordar que tengo que ayudar a mi hermano a hacer un proyecto de ciencias —mentí, mi hermano ya había terminado la escuela— me encantaría ir, pero lo dejamos para la próxima ¿No?

—Claro, no hay problema.

De postre me pedí una copa de helado frambuesas con fresas y mucha crema batida.

—¿Realmente crees que puedas con todo eso? —inquirió Mia con una ceja alzada.

—Me subestimas, querida Mia —respondí con una sonrisa a la vez que me llevaba una cucharada de helado.

Salimos de restaurante diez minutos después y caminamos entre risas, devuelta al edificio.

—Nos vemos luego —se despidió Mia una vez que llegamos.

Ella no trabajaba con nosotras, si no que era secretaria en un buffet de abogados que estaba en el edifico frente a nosotras.

—Adiós —me despedí con una sonrisa.

Subimos al ascensor y Linda se bajó en su planta luego de despedirse.

Yo por mi parte espere a llegar a mi planta y cuando por fin las puertas del ascensor se abrieron caminé en dirección a la oficina.

Abrí la puerta de está esperando encontrármela vacía. Pero no fue así.

Ian estaba reclinado en su asiento revisando unos documentos.

— ¿Tienes algún recado para mí? —me preguntó sin levantar la vista de los documentos.

—Yo... si, en un segundo se los traigo —me apresuré a decir antes de encaminarme a mi oficina tratando de no tropezarme con mis propios pies. No estaba mentalmente preparada para verle, es más, contaba con no tener que hacerlo. Al menos no por hoy.

Tiré mi cartera en la silla y tomé mi libreta para volver con mi jefe.

Le informé sobre todas las llamadas y respondí a cada una de sus preguntas milagrosamente sin avergonzarme a mi misma.

Temía que en cualquier momento mi boca me traicionaría y terminaría soltándolo todo.

Conociéndome, probablemente lo haría de la peor forma posible. Era de ese tipo de persona que hablaba y luego pensaba. Nunca había apreciado ese maravilloso defecto.

—¿Entonces Albert quieres que le llame para concertar una cita? —Rió— Está loco si cree que voy a rebajarme a trabajar con una persona como él. No quiero tener nada que ver con sus negocios sucios —murmuró para sí mismo— No me pases ninguna de sus llamadas, y si vuelve a llamar dile que no estoy interesado en trabajar ni hablar con él.

—Bien —murmuré realmente sin prestar atención— ¿Algo más?

—Nada, puedes irte.

Me metí en mi oficina algo mareada. Tenía el estómago revuelto y sentía que en cualquier momento vomitaría las tripas por la boca.

Apoyé la frente contra el frio vidrio del escritorio e inhalé y exhale para tratar de disipar las náuseas.

—Cindy, podrías llamar a... —Pidió Ian entrando a mi oficina, pero no sé qué tan mal lucía que en cuanto me vio se calló abruptamente— ¿Te encuentras bien? —Preguntó algo preocupado.

—Sí, no se preocupe, es solo un dolor de... —no pude continuar porque sentí como la comida hacia su camino de vuelta. Gracias a dios, alcancé a agarrar la papelera y no tuve que lidiar con la vergüenza de llenar el piso de vomito.

Al menos ahora tendría una razón que no fuera mi recién descubierto embarazo para no poder mirar a Ian a la cara sin sentir vergüenza.

Cuando por fin termine de devolver mi almuerzo levante la cabeza de la papelera para encontrarme con mi jefe mirándome con una mueca incomoda en el rostro.

—¿Quieres irte a casa? —Ofreció amable— no luces bien.

Perfecto. Ahora me estaba llamando fea.

—Hey, gracias por eso último —susurré con ironía.

Si, probablemente luciría del asco, pero él no tenía por qué recordármelo. No era amable.

—Lo siento, no quise que sonara de esa forma —Se disculpó con las mejillas algo sonrosadas— Deberías ver un médico.

—No, estoy bien —Negué. Sabía exactamente qué era lo que me estaba ocurriendo.

—¿Estas segura? Porque, sin ofender, no luces como una persona que está "bien"

—Estoy completamente segura. Pero voy a tomar tu oferta de irme a casa, me gustaría descansar.

—Claro ¿Necesitas que te lleve? —ofreció con una incómoda sonrisa.

—No te preocupes, tengo un auto.

—No creo que estés en condiciones de manejar, Cindy. Al menos deja que te lleve y me cerciore de que llegues a salvo a tu casa —insistió— por favor.

No era una buena idea, joder. Probablemente terminaría en una muy incómoda situación. Él y yo, solo en un auto, justamente el mismo auto en él que me había llevado a su casa para posteriormente... tener un poco de acción.

Sabía que no era una buena idea, el mundo lo sabía, dios lo sabía, ni lucifer apoyaría una locura como esta. Pero nunca fui conocida por tomar buenas decisiones.

—Está bien —acepté derrotada— llévame a casa.

¡Capítulo largooooo! 

Ahora ya hemos confirmado que Cindy, alias mala suerte, está embarazada. ¿Cómo creen que Jack e Ian lo tomen? ¿Creen que Ian reaccione a lo Christian Grey? (Si leyeron la saga, me entenderán) Ya lo veremos, señoritas.

Les tengo una propuesta. Si en este capitulo, llegamos a los diez votos antes del miercoles, hago un maratón de tres capítulos. Vamos, vamos, si quieren esos capítulos voten y recomienden la historia a más personas para que tambien voten.

¡Espero que les haya gustado, las amo y nos leemos hasta el próximo capítulo! 

PD: En multimedia lying is the most fun a girl can have without taking her clothes off de Panic! at the disco. Creo que esa es la canción con nombre más largo de este mundo, pero la amo.

PD2: Nuestro sexy, comprensivo, perfecto, hermoso y mejor hermano del mundo, Jack Cooper.  

Bye.

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