blue nighttimes; camren

By milanolivar

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TODAS LAS HISTORIAS ESTÁN SUJETAS A COPYRIGHT Y HABRÁ DENUNCIA SI SE ADAPTA O PLAGIA. Las historias de amor... More

PRÓLOGO
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPÍTULO 8
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34
CAPÍTULO 35
CAPÍTULO 36
CAPÍTULO 37
CAPÍTULO 38
CAPÍTULO 39
CAPÍTULO 40
CAPÍTULO 41
CAPÍTULO 42
CAPÍTULO 43
CAPÍTULO 44
CAPÍTULO 45
CAPÍTULO 46
CAPÍTULO 48
CAPÍTULO 49
CAPÍTULO 50
CAPÍTULO 51
ÚLTIMO CAPÍTULO
EPÍLOGO
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CAPÍTULO 47

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By milanolivar

Camila's POV

—¿Tú qué crees que piensan Calum y Lauren cuando acaban de follar con nosotras? —Me preguntó Normani apoyada en el mostrador, mirándome mientras leía algunos informes.

—No lo sé. Lauren simplemente me sigue besando hasta que lo hacemos otra vez. —Cerré la carpeta con el ceño fruncido.

—Bueno, digo cuando termináis. —Suspiré riéndome.

—No piensa nada porque se queda dormida encima de mí. —En ese momento las dos vimos aparecer a Hollis por el pasillo, y nos hizo un gesto brusco para que fuésemos con él.

—Os necesito en urgencias, tengo una operación en cinco minutos y no puedo atenderlo todo. Sed precisas, rápidas y eficaces. ¿Queda claro? —Nos señaló con el dedo.

—Cristalino, doctor Hollis. —Asentí yo.

Corrimos hacia el ascensor, y las dos estábamos nerviosas por ver qué nos depararía aquél turno. Al salir nos tropezamos con los carritos de las enfermeras donde cogimos un par de guantes, que nos íbamos poniendo a medida que avanzábamos hacia las camillas que entraban de la ambulancia.

—¿Qué tenéis? —En cuanto Normani y yo nos acercamos, nos quedamos petrificadas.

—Una chica de unos veinte años, ha sufrido una paliza a manos de su novio. Tiene contusiones fuertes en el estómago, el tabique nasal está roto y como ve le ha dado una puñalada en el brazo. —No sabía qué decir. Estaba absolutamente petrificada viendo a Dinah allí. Apreté los labios y reprimí las lágrimas.

—Doctora. —Me llamó el enfermero.

—Quiero una radiografía de tórax y al quirófano justo después. —Miré a Normani, que ya se acercaba a la camilla de Nela.

—Yo me quedo con este. —Nela permanecía atado de pies y manos porque estaba gritando, pero ninguna de las dos le hacíamos caso.

—Normani, piensa como una cirujana. —Le advertí antes de irme. —Por favor.

—Esa es la diferencia entre tú y yo, Camila. —Dio un pequeño golpe en la camilla. —Súbelo a una habitación. Quiero examinarlo primero, ¿vale? —Le sonrió a la enfermera, que acató su orden.

—Mani...

—Ni se te ocurra, Camila. —Me advirtió señalándome con un dedo. Y se fue.

*

Normani's POV

—El paciente ya está en la habitación, ¿necesitas algo más? —Sonreí lo más forzadamente que pude y negué, abriendo la puerta.

—No, muchas gracias.

Entré en la habitación y cerré la puerta con cuidado, viéndolo tirado en la cama. La enfermera le había puesto las vías con calmantes para el dolor, y sonreí.

—No sabes cómo deseaba esto, Nela. —Empezó a gruñir moviendo los brazos y las piernas, pataleando, pero no podía gritar porque tenía la mandíbula partida. —Shhh. Nadie te va a oír. —Iba a ponerle relajante muscular para tenerlo a mi merced, pero no. Quería ver cómo se retorcía ese cabrón en la camilla. —Voy a ponerte anestesia local, duele un poquito. —Cogí la jeringuilla y sonreí poniéndome en aquél taburete alto a su altura, pero entonces, antes de llegar a pincharle, comencé a echar la anestesia sobre sus ojos, su cara, sonriendo. Él gruñía y yo estaba complacida, pero aún no. —Vaya, se me ha caído. Era la última jeringuilla, ¿no te parece mala suerte? —Puse la mano en su nariz y la hice crujir hasta ponerla en su sitio. Él se retorció apartando las sábanas de la cama, pero yo sonreía. —¿Con un toquecito y ya estás gritando? Vaya, y tú eres el maltratador. ¿No es una paradoja? —Le apreté la mandíbula partida, viéndolo llorar de dolor. —Esto, y todo lo que va a pasar a partir de ahora es por Dinah. Y te juro que si no sale viva, te mataré. Te mataré y nadie se dará cuenta.

Adoraba verlo llorar así, casi suplicándome por su vida. Así debió llorarle Dinah hacía unos minutos, pero él no tuvo compasión, y si Dinah no sobrevivía, yo tampoco la tendría con él.

—Bien, empecemos. —Cogí el hilo y la aguja, pero él negaba rápido. Me hacía gracia, su mandíbula se movía casi como si fuese gelatina. —Shh, no muevas la cabeza. —Entonces sí que me decidí a ponerle el relajante muscular. Esperé unos minutos, y cuando ya sólo lloraba, comencé a coserle la ceja.

Yo comencé a silbar bajo la sintonía de Kill Bill, viendo sus lágrimas caer. Me tomaba mi tiempo, empujaba la aguja bien fuerte, lo hacía bruto, y él ni siquiera podía hablar. Sólo llorar y gruñir, aunque nadie lo escuchaba. Sentía la aguja atravesar la carne, viva, caliente, gruesa, dolorida, abierta, y me encantaba. Me encantaba saber que estaba sintiendo cómo la aguja le resquebrajaba la piel, me encantaba que él supiese que lo estaba haciendo sufrir. Adoraba verlo llorar, sobre todo cuando mi hilo se quedaba trastabillado (a posta) y tenía que volverlo a sacarl.

—¿Piensas que esto es una pesadilla? —Terminé con su ceja cortando el hilo. —Oh, cariño. —Coloqué su mandíbula encajándola de nuevo con brusquedad, pero aquello me estaba produciendo placer. —Después de esto si quieres denúnciame, pero creo que te va a salir más caro que declare contra ti en un juicio por el que te podrían mandar de por vida a la cárcel. —Vi el miedo en sus ojos, vi cómo lloraba, pero ni un resquicio de lástima sentí.

—Puta... —Susurró con la voz quebrada. Entonces, tiré de los hilos de la sutura que acababa de hacerle, fuerte, y él comenzó a llorar de nuevo. Abrí la puerta y llamé a la enfermera que estaba en el pasillo.

—Termínalo tú. Le he puesto calmantes porque se ha puesto un poco nervioso, pero tengo una operación.

—Claro. —Y en cuanto la enfermera entró y se quedó de espaldas, lo miré con una sonrisa negando.

—Mereces morir.

*

Camila's POV

—Doctor Hollis, tengo las radiografías de la chica que ha entrado en urgencias. Necesita una operación rápido. Tiene un neumotórax traumático y el cuchillo clavado en el brazo. Si esperamos mucho más podría morir. He reservado quirófano. —Decía casi corriendo tras él con los resultados de la radiografía en la mano.

—¿Ahora te tomas la libertad de reservar quirófanos cuando tú quieres? —Comentó con el ceño fruncido.

—Doctor, con el debido respeto, debe hacerme caso. —Él suspiró y asintió, cogiendo los resultados.

—Cinco minutos. —Respondió.

—Tres. —Repliqué yo. El tiempo era oro, y más si la que estaba en peligro era Dinah. —Por favor.

—Vete al quirófano y ve preparándote. Llama a Hamilton también

Me faltaba tiempo para llegar al quirófano. Me lavé las manos y los antebrazos unas tres veces con jabón, y Normani llegó agitada poniéndose la mascarilla.

—Nela le ha pegado tanto que las costillas le han perforado el pulmón. —Me sequé las manos negando, apretando la mandíbula.

—Si me dices una palabra más me lo cargo, así que cállate. —Arrancó un trozo de papel con mala gana.

Yo no sabía hasta qué punto llegaba mi frialdad hasta que ayudé a operar a Dinah. No lo sabía. Sabía que tenía madera para ello, pero hasta que no la vi entubada y con medio pecho abierto no lo supe. Sólo miré su brazo, me centré en él, no iba a dejar que los nervios me jugasen una mala pasada. Podía tocar una vena al sacarlo, lo que fuese, pero un error mío podría acabar con su vida. Normani sostenía las pinzas con el doctor Hollis, mientras yo conseguía sacar el cuchillo con delicadeza, dejándolo en la bandeja.

—¿Algo dañado?

—Nada, doctor.

—Genial, Cabello. —Vi de reojo cómo soltaba los instrumentos en la bandeja y se alejaba de la camilla. —Cosedla y que la lleven a la UCI. Pasará la noche allí.

—Gracias, doctor. —Normani apreció el gesto y tomó el lugar de Hollis, comenzando a coserla.

—Que no le quede una cicatriz muy visible. —Murmuré antes de seguir cosiendo yo también.

*

Somewhere over the rainbow — Israel Kamakawiwo'ole

Michael's POV

Saber que Dinah estaba bien pero no poder entrar a verla me mataba un poco. Quería pasarme el día entero con ella y decirle que yo también la quería, pero no podía. Así que me senté allí, en el pasillo donde entraba la luz del sol, y me llevé aquél pequeño ukelele que apenas utilizaba porque a mí no me gustaba ese tipo de música.

Comencé a tocar y a cantar con voz tímida, bajo la mirada incrédula de las enfermeras que pasaban por allí.

Somewhere over the rainbow,
way up high,
in a dream that you dream of,
once in a lullaby,
oh somewhere over the rainbow,
bluebirds fly,
and the dreams that you dream of
dreams really do come true.
—Mientras tocaba, algunas enfermeras iban a decirme que parase, pero las puertas de algunas habitaciones se abrieron para poder escuchar lo que tocaba.

Someday i'll wish upon a star,
wake up where the clouds are far behind me,
where troubles melt like lemon drops,
high above the chiminey tops,
that's where you'll find me.
—Entonces, mientras cantaba, la persiana de aluminio se abrió un poco, y Dinah estaba allí mirándome con una sonrisa y los dedos pegados al cristal, dando pequeños toquecitos con sus uñas.

The colors of the rainbow,
so pretty in the sky,
are also on the faces,
of people passing by,
I see friends shaking hands,
saying how do you do,
they're really saying,
I, I love you
.

Dinah movió el dedo para indicarme que fuese con ella y me levanté acercándome a la ventana. Luego miró la puerta y negué.

—No me dejan entrar, sólo familiares. —Dije alzando un poco la voz.

—Entra. Pero si te pillan di o que eres su hermano o que te has colado. —Susurró Normani al pasar, abriéndome la puerta de la habitación para después irse.

—Gracias. —Murmuré antes de que se fuese.

Entré en la habitación y cerré la puerta con cuidado. Vi el bolso de su madre en la mesita, y di gracias a que no estuviese. Dinah no estaba maquillada, no como siempre. Tenía ojeras, moratones en los brazos, y el pelo algo alborotado. Pero había algo que superaba con creces aquella imagen 'arreglada' de Dinah, y era que esbozaba una pequeña sonrisa y me miraba con los ojos brillantes.

—Hola, no quiero molestarte. ¿Me puedo sentar aquí? —Señalé justo al lado de su pierna, y asintió levemente. —¿Puedes hablar? —Con la mano hizo un gesto de más o menos.

—¿La puerta...? —Preguntó Dinah, tomando un poco de aire. —¿Cómo...?

—En el pasillo había un extintor así que... Me cargué la cerradura y eso. Y... —Me rasqué la nuca apretando los labios.

—Mi aspecto. —Hizo una mueca algo triste, ladeando la cabeza en la almohada.

—Yo creo que estás preciosa siempre, mmh... —Sonreí encogiéndome de hombros. —Incluso ahora, porque sonríes. Entonces ahora estás más guapa que antes.

—Gracias. —Su voz era más baja de lo normal.

—Oye, cuando me dijiste que... Ya sabes que me querías, decías como... Como amigo, ¿no? —Alcé las cejas al preguntarlo. Dinah cerró los ojos y negó, sonriendo. —O sea que... Te gusto. —Dinah negó con el ceño fruncido. —¿Entonces me quieres como a un hermano?

—Michael, hijo mío, que está enamorada de ti. Que no te enteras. —Entró Normani dejando la carpeta en la mesa que estaba a los pies de la cama. Miré a Dinah y asintió con los ojos cerrados mientras reía.

—¿De mí? ¿Por qué? Q—Quiero decir... —Dinah se reía más, y Normani me miraba con las manos en la cintura. Me puse nervioso y sacudí la cabeza. —No puedo con Normani aquí.

—Pues díselo luego. —Entrecerró los ojos y negó.

—Esta noche. —Respondió Dinah.

—¿Quieres que me quede esta noche contigo? —Dinah asintió. —Vale, vendré esta noche. Mmh... Hasta luego. —Me despedí con media sonrisa, y ella también. 

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