Big Bad Wolf » Camren

By imheedictator

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Aquellas historias de cuentos de hadas siempre quedarán pequeñas ante el nuevo mundo, lleno de lobos y otros... More

Prólogo
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Already Gone - Sleeping At Least

Camila POV

Sentía los brazos de Normani envolverme con fuerza contra mi pecho, era como si quisiéramos guardar ese momento en nuestra memoria y llevarlo junto a nosotras por un largo tiempo, por todo el tiempo que durará nuestra ausencia porque no sabríamos cuando volveríamos a vernos. Ambas tratábamos de no llorar por esa despedida definitiva, por ese adiós que había llegado inesperadamente acompañado de una noticia desastrosa.

Christopher había sido capturado junto a otras panteras desde hace más de una semana y no habían podido hacer nada para rescatarlos. Al haber intentado una primera misión de rescate, Gust había caído en las garras de los lobos también, dejando al grupo de cazadores de la comunidad sin un líder que pudiera llevar a cabo las misiones de rescate porque Lukas estaba tan afectado por todo que no podía, simplemente no podía liderar y muy aparte de que el Consejo no se lo permitía.

Lo que el Consejo deseaba era que se llevará a cabo una guerra entre lobos y panteras, una guerra que no se había realizado a pesar de la ausencia de Lauren en el Clan de la Luna y es que aunque el Consejo tuviera el poder total al no haber un Alfa que asumiera el cargo, no tenían lo más importante que se debía tener para comenzar una batalla.

La lealtad de cada habitante del Clan de la Luna.

Todas las panteras se habían negado a pelear incluso aquellos que vivían con el odio en sus corazones por aquel ataque que destruyó familias enteras porque el Consejo quería la guerra, pero no participar en ella. Ellos creían que sería suficiente mandar a las panteras a pelear mientras ellos se quedaban cómodamente en sus cabañas y es que además, todos habían sido testigos de lo que había sucedido con Lauren, la habían hecho marcharse, acusándome a mí de algo que no había cometido, con el único propósito de que ella se hiciera a un lado por ser una persona que promovía la paz entre su gente y ninguno de los habitantes del Clan de la Luna habían logrado olvidar esa traición.

Es por eso que cuando Lukas llegó a decirnos todo lo que estaba pasando, temí lo peor. Al instante, el miedo recorrió todo mi cuerpo porque pensé que Lauren comenzaría la guerra, pensé que diría algo más, pero simplemente dijo que quería ir a ver a su padre y que luego vería lo que iba a hacer. Su rostro era inexpresivo durante todo el tiempo que Lukas habló por lo que ninguno sabía lo que ella iba a hacer al llegar al Clan de la Luna.

—No tienes idea de cuánto voy a extrañarlas. —Escuche claramente el susurro de Normani, haciendo que asintiera aumentando la fuerza de mi abrazo, que solamente ocasionó que ella tratará de alejarse un poco de mí por mi continuo aumento de fuerza, que de alguna manera no paraba. —Cuídala, porque yo sé que ella lo hará por ti.

Normani me señaló a Lauren que estaba atrás mío, apretando la mano de Dinah en señal de despedida, ninguna de las dos se había abrazado o dicho algo más, simplemente se miraban sin decir nada, dejando que sus ojos transmitieran todo aquello que ambas querían decir, pero no podían.

—Lo haré con mi vida. —Afirme, volviendo a abrazar a Normani. —Cuídate y cuida de Dinah. —Dije pasando mis manos por su espalda, tratando de agradecerle todo lo que habían hecho por nosotras en todo ese tiempo que habíamos estado con ellas.

En todo ese tiempo que nos habían dado un hogar, una familia y una amistad que valoraría para siempre.

—Ven acá mi puma favorita. —Me llamo Dinah que ya había terminado de despedirse de Lauren y los demás. Ella me esperaba con los brazos abiertos y simplemente dejé a Normani, para ir a abrazarla también. Dinah me hizo girar mientras estábamos abrazadas y pude ver como Lauren abrazaba a Normani, despidiéndose mientras nuestra morena amiga le susurraba algunas cosas a la vez que le daba muchos besos en su frente.

—Las quiero a las dos y me hicieron feliz durante todo este tiempo, gracias por haber llegado a mi vida. —Me sorprendí de las palabras de Dinah porque ella no solía ser sentimental, pero esta vez estaba dejando de lado sus bromas o eso creí hasta que luego comenzó a hablar. —O creo que deberían agradecerme a mí, ya que las encontré en el bosque, a una pequeña loca que le gusta una pantera renegona en forma de bolita negra.

Reímos juntas por lo que había dicho hasta que escuchamos las palabras de Lauren que estaba cargando un par de mochilas que las chicas habían alistado para nosotras con algunas cosas que pusieron ahí para el trayecto de nuestro viaje.

—Camila, es hora de irnos.

Asentí al escucharla, separándome esta vez de Dinah que a pesar de mostrarse calmada, tenía una rara expresión en su rostro como si en cualquier momento se iba a poner a llorar, pero vaya que se estaba aguantando y no era la única, todas queríamos llorar. Sin embargo, no lo hacíamos por Lauren, quién necesitaba de nuestro apoyo, de nuestra fortaleza para sobrellevar lo que sucedía. Imaginando que solo era un viaje, solo era eso y quería creer que así lo era.

—¿Están llevando todo? —Preguntó Normani, atrás de nosotras mientras nos dirigíamos a la salida del apartamento. Lukas y los demás ya se encontraban afuera, esperando por nosotras. —No se olvidan de nada ¿cierto?

—Tranquila Normani, yo misma revisé que todo estuviera en sus mochilas, incluidas las galletitas de Purina Cat Chow. —Dijo Dinah de manera obvia, ganándose un golpe de parte de Normani otra vez que hizo que Lauren interviniera dirigiéndose a nuestra morena amiga.

—No la golpees tanto en nuestra ausencia, que la vas a dejar más idiota de lo que ya esta.

Dinah infló sus cachetes porque Lauren la había defendido, pero igual había encontrado una forma de molestarla. Así que continuamos caminando hacia la salida y al llegar a la puerta, ambas giramos nuestros rostros, levantando nuestra mano en señal de adiós, observándo todo a nuestro alrededor, despidiéndonos de aquel lugar que se había vuelto uno de nuestros dos hogares en la ciudad.

Salimos por aquella puerta, dejando todo atrás, observándo a lo lejos a Lukas conversando con Ally, quien pasaba sus mano por el rostro de su esposo, limpiando sus lágrimas. Lukas estaba tan triste que nunca me hubiera imaginado verlo de aquella manera y es que era fácil darse cuenta que todo el tiempo en que las panteras habían sido secuestradas, para él había sido un claro infierno al no saber que hacer o en cómo ir a buscar a Lauren para darle tal noticia.

Sin embargo, cuando íbamos en dirección al ascensor, tanto Lauren como yo, escuchamos el susurro de Dinah, tan bajo como si lo quisiera decir para si misma, como si esa fuera su verdadera despedida, admitiendo que la extrañaría, a mi novia que se había vuelto su cómplice y el punto de sus bromas por su transformación.

—Te voy a extrañar, Lauren.

Mi novia se detuvo al instante, haciendo que yo también me detuviera. Lauren dejó caer al suelo las mochilas que cargaba de un sólo golpe, haciendo que todos los presentes voltearan a vernos. Todo pasó en un instante, ella se dio media vuelta para ir corriendo donde Dinah y envolverla entre sus brazos, que nuestra amiga correspondió sin esperar ni un solo segundo. Ambas se fundieron en un largo y fuerte abrazo, pero lo que nos sorprendió no fue eso.

Fue que Lauren y Dinah comenzaron a llorar abrazadas.

Normani y yo sabíamos perfectamente que a pesar de sus constantes peleas, ellas dos se querían, solo que les costaba demostrarlo o les costaba decirlo por su forma de ser y sobretodo por encantarles joderse la paciencia entre ellas.

—Te quiero bolita negra. —Dinah comenzó a tratar de dejar de llorar, seguida de Lauren que aunque nuestra amiga ya estaba comenzando a ponerse como la persona bromista que siempre era, mi novia no quería dejar ir a Dinah de ese abrazo. —Ya basta de toda esta mierda sentimental.

—Yo también te quiero, idiota. —Contesto Lauren, dejando ir a Dinah. Luego comenzando a sacudirse la ropa frente a nuestra amiga ante su mirada extraña. —Tú sabes, la idiotez se contagia. —Termino de decir, limpiándose sus ojos, volviendo a recoger las mochilas para esta vez irnos definitivamente, no sin antes dirigirse a todas.

—Esto no pasó, fue su imaginación. —Fue lo último que dijo Lauren volviéndose a poner seria al igual que Dinah, evitando demostrar que aquel abrazo las había conmovido tanto a ellas como a nosotras y a todos los presentes que las habían visto a lo lejos.

—Y yo me mordí la lengua. —Fue la excusa de Dinah entre risas.

Troy nos dio las indicaciones para subir al helicóptero, así que todos comenzaron a subir aquellas pequeñas escaleras para acomodarse en el interior y yo aproveché ese momento en ir a abrazar a Dinah y Normani como nuestra despedida final, luego subiendo apenas Troy hizo que me apresurara. La última en subir fue Lauren, quién al momento de casi entrar por la puerta, giró el rostro para observar a nuestras amigas que levantaban sus manos en señal de adiós.

Lauren se agarró fuerte de aquella escalera y levantó su mano derecha para llevarla al lado izquierdo de su pecho, formando un puño. Le hizo el saludo de respeto a Normani y Dinah que no comprendían muy bien lo que había hecho Lauren a lo lejos, el gesto más grande entre su gente.

Finalmente, entró al helicóptero y se sentó a mi lado, agachando la mirada aferrándose a su mochila con ambos brazos, viendo por la ventana como comenzábamos a despegar.

Y así nos fuimos de la ciudad.

Esta vez cada una dejando un pedazo de nuestros corazones en lo que había sido nuestro nuevo hogar, nuestra nueva familia y sintiendo como solamente habían pasado unos minutos en aquel helicóptero, que ya extrañábamos lo que habíamos formado ahí, esos fuertes lazos con Dinah y Normani.

En un momento no me di cuenta que Lauren había abierto una de las mochilas que las chicas habían preparado para nosotras, sacando de ahí una pequeña bolsita que tenía un gato como imagen, imaginaba que eran las famosas galletitas de Purina Cat Chow que Dinah había mencionado, aunque al comienzo pensé que sólo había sido una broma.

Lauren apretó la bolsita pasando sus dedos por el gatito de la bolsa, soltando una pequeña risita que a pesar de ser tan baja, inundó aquel silencio que se había instalado en el helicóptero. Mi novia abrió la bolsa y tiró una galleta al aire, atrapándola con su boca. Lo hizo un par de veces más hasta que le tiró una a Lukas, quién se encontraba al frente de nosotras, para que la atrapará también, cosa que él también hizo.

Ambos se olvidaron de sus problemas y las cosas que cargaban sobre sus hombros durante aquellos minutos que duró su pequeño juego de tirarse galletitas para gatos. Aquellos minutos que tuvieron paz simplemente por unas galletas que había conseguido Dinah.

Fue en ese preciso momento en que me di cuenta que nosotras habíamos llegado a la ciudad en un amanecer, lleno de luz y esperanza por una nueva vida lejos de todo lo que nos atormentaba.

Pero esta vez nos íbamos en la noche, llena de oscuridad con un futuro incierto y sin la promesa de que íbamos a regresar.

Unas horas después en la ciudad:

Normani caminaba de un lado a otro, preocupada por lo que posiblemente pasaría cuando Camila y Lauren llegarán al Clan de la Luna. Se arrepentía demasiado en esos momentos de dejarlas ir, pero Lauren debía ver a su padre y salvar a su hermano, no había otra forma. Y ellas dos eran unas simples humanas que no podrían hacer diferencia alguna, además de que Lauren no les hubiera permitido ir con ellas.

Levantó la vista para ver a Dinah envuelta en una manta en forma de bolita literalmente, recostada en el sofá de la sala viendo televisión a la vez que mordía el control remoto.

Apenas habían vuelto Dinah le había pedido a Normani que se quedará en su apartamento con ella porque no quería sentirse sola por la ausencia de sus amigas. Ella se había acostumbrado tanto a la presencia de Lauren y Camila, que ahora le dolía tanto que se hubieran ido, por lo que no quería dejar que la tristeza se apoderará de ella.

—¿Qué haces? —Preguntó Normani, acercándose a Dinah. —¿No vas a dormir?

La morena no recibió respuesta alguna, así que se sentó al lado de su amiga en el sofá, poniéndose a ver también lo que Dinah estaba viendo en la televisión.

Un programa de Animal Planet.

—¿En serio Dinah? —Volvió a preguntar Normani, mirando fijamente a su amiga, no creyendo que se había puesto a ver un programa de animales salvajes y no había pasado ni un día en que las chicas se habían ido.

—No es una broma, pero me siento más cerca a ellas. —Comentó Dinah, luego dándose un golpe a si misma por ser tan sentimental a su manera. —Una pantera y una puma han cambiado mi vida, que loco debe sonar eso.

—Han cambiado nuestras vidas, pero las volveremos a ver. —Le aseguro Normani, recalcándole a Dinah que para ambas ahora todo era distinto. —Si ellas no vuelven, nosotras iremos a verlas.

No era difícil adivinar para Normani que Lauren iba con un único propósito a su comunidad y ese era tomar las riendas de su población, convertirse en la líder de su gente que siempre había sido desde un comienzo, pero ella tampoco sabía una cosa, si Lauren comenzaría con esa tan ansiada guerra de la que ya todos conocían.

Estuvieron viendo aquel programa durante un buen rato acurrucadas en el sofá, de vez en cuando riendo porque se imaginaban las posibles escenas de una Lauren enojada por andar comparándola con los animales que aparecían en el programa, hasta que escucharon el timbre del apartamento sonar. Ambas se miraron confundidas porque no tenían idea de quién podría ser a esas horas de la noche y aún era demasiado pronto para que Troy hubiera vuelto.

Esta vez fue Dinah la que se levantó del sofá, dirigiéndose a abrir la puerta, aún envuelta en la manta, pero cuando llego a abrir, se quedó con la boca abierta al ver a la mujer parada frente a ella.

Tara Wells, en persona.

—¿Qué hace usted aquí? —Preguntó Dinah, mirándola de arriba a abajo. Ella ya sabía perfectamente la clase de persona que era aquella mujer, quién había sido la asesina de los padres de Camila, por lo que de solo verla en la puerta de su hogar la llenaban de todo tipo de ideas como botarla de una sola patada. —¿Cómo se atreve a venir hasta aquí?

—Buenas noches. —Saludo a Normani y Dinah. —Quisiera hablar con Lauren y Camila. —Pidió levantando el rostro en alto, tratando de no dejarse intimidar por aquellas dos mujeres. —Ya que ninguna contesta mis llamadas.

—¿Para qué quiere hablar con ellas? —Preguntó Normani acercándose.

Las dos chicas sabían que Lauren y Camila, habían dejado sus celulares porque creían que no iban a necesitarlos en el bosque. Al ver como Tara intentaba dar un paso para buscar a las chicas con la mirada, Normani puso su cuerpo para que Tara no diera ni un paso más dentro del apartamento. A ambas les importaba un comino si sus amigas no estaban, igual esa mujer no era bienvenida en ningún lado donde estuvieran ellas.

—Disculpen, pero ese es un asunto entre nosotras. —Dijo Tara con tranquilidad. —¿Pueden hacerles saber que estoy aquí por favor?

—No están aquí. —Respondió Normani con frialdad.

—¿Cómo que no están?

—Tampoco tenemos porque darle explicaciones a usted. —Dinah la imitó señalándola con el dedo, luego tratando de que Tara retrocediera para así poder tirarle la puerta en la cara.

—Esperen. —Tara puso su mano para que Dinah no le cerrará la puerta. —¿Camila está bien? ¿Ya sabe la verdad? —Preguntó mirando a los ojos a las dos mujeres frente a ella, tratando de encontrar en sus miradas las respuestas que necesitaba. —Necesito saber cómo se encuentra Camila después de saber la verdad.

—¿De qué verdad habla usted? —Preguntó Dinah quedándose quieta, haciendo que Tara admitiera la verdad de una vez por todas, aquella verdad que pudo haber sido dicha desde un comienzo, pero que fue evitada por la posibles consecuencias que tendría en Camila y en todo lo que pudiera llevar acabó en ella.

—Que su madre sigue viva.

Normani y Dinah abrieron los ojos sorprendidas por lo que había dicho Tara, no sabiendo que decir o si creer en lo que ella decía. Sin embargo, cuando a Dinah se le escapó que Lauren y Camila estaban de camino al bosque, ninguna de las dos hubiera esperado la reacción de Tara, a ella le empezaron a fallar las piernas y se puso más nerviosa de lo normal, casi cayéndose al suelo sino fuera porque Normani la atrapó entre sus brazos, evitando que cayera.

Y es que ninguna de ellas dos sabía que Tara había puesto la foto de la madre de Camila entre todos esos documentos que había enviado, pero el destino se había encargado de que ninguna hubiera visto aquella foto, a pesar de que Normani se había llevado la mitad de los documentos para revisarlos después con tranquilidad.

Lauren y Camila estarían en el bosque, al igual que Amarok con Suka, quién había sido liberado por Lawrence, su hermano quien estaba organizando un pequeño Ejército para ir al Clan del Sol y luego al Clan de la Luna, con el único propósito de asegurarse de que Camila no estuviera en el bosque.

Y ahora Camila estaba yendo al bosque junto a Lauren a su encuentro.

Entonces, Tara tomó la decisión más difícil de su vida. Ella iría al bosque, pero no iría sola. Tenía muchos contactos por el poder que le otorgaba ser una Wells y sobretodo cuando podía tener la ayuda de las personas que querían el bienestar de Lauren y Camila.

Los infiltrados del Ejército y sí, en ese grupo también estaban consideradas Normani Hamilton y Dinah Hansen, ya que Tara tenía toda la información necesaria sobre absolutamente todo lo que sucedía en el Complejo y en el Ejército, incluso sobre ese grupo de personas que había sido formado para averiguar los malos movimientos de Lawrence al mando.

Al llegar al bosque, sabía que Amarok, Lawrence y ella tendrían una reunión familiar, pero ninguna como alguna vez hubiera soñado.

El helicóptero hizo su aterrizaje en medio de la noche, al instante todos bajaron dándole la señal a Troy para que regresara cuanto antes, porque todo era tan complicado que Lauren no lo quería ni un segundo más en el bosque, porque aún no tenía idea de como seguían las cosas en ese pequeño trayecto que había sido la ausencia de Lukas, Ally y esas dos panteras que iban a la ciudad por provisiones.

Así que cuando todos estuvieron solos porque el helicóptero despegó para regresar a la ciudad, Camila se dio cuenta de una cosa, que habían llegado en medio de la oscuridad porque eso era todo lo que les esperaba.

—Nos transformaremos todos y Camila, tú puedes ir en el lomo de Lauren. —Comenzó a decir Lukas. —Correremos lo más rápido posible sin mirar atrás.

Lukas no tenía la más mínima idea de que Camila ya había logrado su transformación, por lo que se quedó con la boca abierta cuando ella se transformó en una puma, recogiendo con su boca la mochila para poder llevarla.

—¿Qué acaba de pasar? —Preguntó Ally mirando a Camila, admirada por su transformación. Era la primera vez en toda su vida que veía a un puma, un animal extinto por las garras de los lobos.

—Ya hablaremos de eso, ahora vámonos. —Dijo Lauren, transformándose al igual que los demás.

Las cinco panteras comenzaron a correr al igual que la puma, pero Lauren no era la que lideraba está vez el camino, fue Camila quien corría a gran velocidad, incluso más rápido que todas aquellas panteras con años de experiencia. Sus instintos le hicieron seguir el camino que pensaba que no conocía a la perfección, pero que de alguna manera estaba grabado en su memoria.

Llegaron al Clan de la Luna acompañados de un amanecer, agitados por el camino que habían recorrido, pero Lukas inmediatamente quitó su transformación para poner la clave de entrada, haciendo que todos entrarán rápidamente para así poder sentirse a salvo de alguna forma.

Cuando Lauren entró observó todo como la última vez que se había ido. Los guardias de la entrada se dieron cuenta de su presencia, por lo que le dieron la clásica reverencia, pidiéndole sus cosas para llevarlas a su cabaña, cosa que ella no negó, dejó que se llevarán las mochilas.

Lauren comenzó a caminar seguida de Camila, Lukas y Ally, dirigiéndose a la cabaña de su padre sin esperar ni un segundo más y con cada paso que daba, cada persona se enteraba de su presencia, ganándose una y otra reverencia e incluso saludos de respeto, al ver por fin a la verdadera heredera, a la Alfa de la comunidad haber vuelto a donde pertenecía.

—No quiero que me acompañen. —Lauren giró su rostro para dirigirse a Camila y a Lukas con Ally. —Quiero estar a solas con mi padre, agradecería que respetarán eso.

Lukas y Ally asintieron al igual que Camila, aunque ella lo hizo sintiendo la impotencia recorrer todo su cuerpo porque ella quería estar con Lauren, quería ser su apoyo, pero esta vez debía respetar su decisión y dejarla ir en ese momento.

Ally tomó la mano de Camila, llevándola a su cabaña seguidas de Lukas, para que pudieran conversar con calma y que pudiera contarle acerca de su transformación. Sin embargo, Camila aún tenía la vista fija en Lauren que recibía está vez la reverencia de los guardias que estaban afuera de la puerta de la cabaña de Michael.

Camila vio entrar a Lauren, a su novia, a su Luna, pero no imagino en ningún momento que la persona que ella amaba, cambiaría al salir de aquella puerta.

Pensó que las cosas cambiarían en su estadía en el Clan de la Luna, pero nunca que lo hicieran apenas habían llegado.

Goodbye - Fifth Harmony

Lauren entró a la habitación de su padre, dándose cuenta que él se encontraba recostado siendo atendido por una de las enfermeras del Clan de la Luna. Se acercó a pasos lentos, sintiendo como su cuerpo comenzaba a temblar por ver a su padre en tan mal estado, en como poco a poco la vida lo estaba arrebatando de su lado.

La enfermera se dio cuenta de la presencia de Lauren en la habitación, por lo que le dio una pequeña reverencia para retirarse sin decir nada más, dejándola sola para que pudiera usar la silla que estaba al costado de la cama de Michael.

Al ver la respiración entrecortada de su padre, Lauren se cubrió la boca, evitando que saliera aquel sollozó que trataba de ocultar, no quería llorar ni mucho menos quebrarse en su delante. Le debía demostrar a él y a todos que está vez sería fuerte, que está vez no se dejaría caer.

Lauren se sentó en aquella silla, levantando su mano, para intentar tomar la de su padre, a pesar de sus nervios. Así que temblando un poco, la tomó entre las suyas, comenzando a acariciar el dorso de la mano del hombre que le había enseñado todo lo que ella sabía sobre la vida.

—¿La... Lauren? —Suspiro su padre sin abrir los ojos, pasando su dedo sobre la palma de la mano de su hija. Había sentido su presencia, pero sobretodo sabía reconocer el toque de su niña, de su pequeña. —¿Has... vuelto?

Lauren asintió tomando la mano de su padre con un poco más de fuerza, llevándola a su rostro para que él sintiera que era ella, su hija. Luego, comenzando a darle besos por toda la extensión de su mano. Lo había extrañado tanto, a pesar de todo lo que había sucedido, a pesar de que no quería pensar en su familia ni en el Clan de la Luna. Pero estar ahí a su lado, le hizo dar cuenta cuánto había extrañado su otro hogar.

—¿Por qué? —Preguntó Michael comenzando a mover su cabeza de un lado a otro, tratando de levantarse de aquella cama. Lo que ocasionó que Lauren tratará de calmarlo, poniendo ambas de sus manos sobre los hombros de su padre. —¿Por qué... volviste?

—Quería verte. —Fue la simple respuesta de Lauren, tratando de evitar explicar más cosas en esos momentos. —Te he echado de menos, papá.

Michael al escuchar aquellas palabras de su propia hija, comenzó a llorar con fuerza y es que eran unas simples palabras, pero para él luego de aquella traición, significaban demasiado porque pensaba que había perdido a su hija para siempre.

—No llores, por favor. —Lauren trató de consolarlo, limpiándole las lágrimas a su padre, que poco a poco se volvía a tranquilizar. Sin embargo, cuando ella tomo un trapo mojado para limpiar el rostro de Michael, su padre le hizo una pregunta que hizo que se detuviera.

—¿Fuiste... feliz? —Michael la miró a los ojos, tratando de encontrar en el rostro de su hija algún signo de que había sido lo mejor para Lauren, el haber hecho que se marchará, pero a pesar de todo, no podía perdonarse la forma en la cual lo había permitido.

—Fui feliz. —Respondió Lauren, brindándole una sincera sonrisa a su padre. —Soy feliz ahora porque he vuelto.

—Esta no es una vida para ti. —Afirmo Michael. —No dejes que ensucien tu corazón.

—Soy la heredera, soy el Alfa de esta comunidad.

—No, tú eres Lauren, eres mi niña.

Ambos se quedaron en silencio durante un momento, hasta que Michael le hizo una señal a Lauren para que tomará el cofre que estaba al lado de su cama. Ella lo tomó entre sus manos, esperando la orden de su padre.

—Ábrelo. —Ordeno Michael.

Lauren levantó la tapa, sorprendiéndose de ver el collar de su madre junto a un doblado papel. Lo primero que hizo fue tomar aquel collar que era una pantera tallada en madera que colgaba de una pita, que su padre le había dado antes de que sucediera la batalla de herederos, pero que dejó en su cabaña porque no quería tenerlo ya que se sentía tan indigna de siquiera tomarlo.

—¿Por qué... dejaste el... collar? —Preguntó Michael, haciendo que Lauren tragara saliva sin saber que decir. —Es tuyo... tómalo. —Su padre le dio la indicación para que se lo pusiera, pero ella negó su petición, haciendo que su padre comenzará a hablar nuevamente.

—Recuerdo... que le di a tu madre ese collar y su... sonrisa al recibirlo podría haber... iluminado el mundo entero. Clara... se encontraba tan feliz, que le... pregunté: “¿Por qué... estás tan feliz de recibir algo tan común como... una pantera tallada que cuelga de una pita marrón?” y su respuesta fue: “¿Por qué no... habría de estarlo? Si es... único en el mundo.”

A Lauren se le cayó una lágrima al escuchar a Michael, sintiéndose mal de haber dejado algo tan importante como ese collar en su cabaña por todas las ideas que recorrían su mente, pero sobretodo por no haberse perdonado.

—Sé... como te sientes... soy tu padre. —Comento Michael. —Pero... debes saber que tu madre... hubiera estado muy orgullosa de la mujer... en la que te has convertido. Ella hubiera querido... que tú tuvieras ese collar. Es único en el mundo... como lo eres tú.

—No puedo. —Murmuro Lauren agachando la mirada, evitando ver a su padre a los ojos.

—¿Por... qué?

—No lo merezco.

—Lauren... no deberías cargar en tus hombros... todas las muertes que ocasionó aquel... ataque. No eras el Alfa del Clan de la Luna... no era tu responsabilidad. Eres mi hija y lo único que importaba... es que tú y Christopher estuvieran a salvo.

—No regrese por mamá, la dejé morir mientras me escondía en aquella cueva. —Lauren apretó los dientes y las manos, sintiendo aquel dolor en su corazón que solamente se calmaba cuando estaba con Camila. —La dejé morir.

—¿Alguna vez... me preguntaste acerca de las últimas palabras... que me dijo tu madre? ¿Alguna vez... tuviste la valentía de... preguntarme cómo murió?

—Tuve miedo.

—¿Miedo? ¿A saber qué... fue lo último que dijo... mientras su corazón latía?

—No quería saberlo porque aumentaría mi culpa. —Michael al escuchar a su hija hablar de esa manera, ignoró su comentario porque Lauren ni Christopher tenían ni idea de como habían sucedido las cosas.

—Al ver como sus ojos... perdían el brillo que alguna vez me encantó... traté de aferrarme a tu madre y hacerle saber... que la amaba, que la amaba con toda... mi alma. Sus últimas palabras... fueron: “No habrá un cielo... que me separé de... ustedes.”

—Debí haber vuelto esa noche, ella estaría aquí a nuestro lado. —Lauren tocó la parte libre de la cama de su padre, sintiendo esa ausencia. —Estaría con nosotros, me tendría entre sus brazos y me diría todo lo que necesito escuchar.

—Tu madre murió... porque me salvó la vida.

—¿De qué estás hablando? —Lauren se quedó mirando fijamente a su padre, sintiendo como si su corazón se hubiera detenido al igual que su respiración.

—Un lobo... que estaba atrás mío estaba a punto de... atacarme y ella puso su cuerpo para... salvarme por amor, cuando yo fui... quién debió protegerla... era mi deber como su esposo y como... su Alfa. ¿Entonces por qué... nosotros tres cargamos con la culpa... de la partida de tu madre? ¿Somos tan egoístas... de no brindarle paz luego de su... muerte?

—Porque duele. —Respondió Lauren, admitiendo lo que sentía.

—Duele... porque cada uno de nosotros... se centró en su propio dolor... cuando debimos llorar juntos... cuando debimos ser una familia y... permitirnos sanar.

Lauren tragó saliva comprendiendo muy bien a lo que se refería su padre. Ninguno de los tres lloró en los brazos del otro, buscando el consuelo. Simplemente se cerraron ante el mundo, dejando que aquel dolor aumentará por no haber sido capaces de liberarse.

—Toma... ese papel. —Michael señaló a duras penas aquel papel que se encontraba también en el cofre.

—¿Qué es esto? —Preguntó Lauren, mirando fijamente a su padre, apenas había tomado aquel papel gastado entre sus manos.

—Es de... tu hermano, léela.

Lauren tragó saliva al saber que era de Christopher, viendo claramente como sus manos comenzaban a temblar, así que con cuidado trato de desdoblarlo poco a poco hasta que se encontró con la caligrafía de su hermano, comenzando aquella lectura que era acerca de los sentimientos de Chris, cosa que nunca imaginó leer.

“Lauren

No sé si algún día leerás esta carta o será consumida por el fuego de alguna guerra que yo he añorado durante tanto tiempo. No tengo idea si seré lo suficiente valiente para dártela mirándote a los ojos y darme cuenta que todo está roto entre nosotros.

No tuve el valor de darte de mis propias manos, aquel pequeño muñeco tallado que logré encontrar un día que caminaba por el bosque. Un día que quise destruirte con el pensamiento y que por azar del destino lo encontré tirado casi consumido por el fuego. Quizás no fue el destino y fue mi madre que de alguna forma lo puso ahí, para hacerme recordar todo lo que yo estaba haciendo mal y en todo lo que yo me había convertido.

Te he odiado durante tanto tiempo, Lauren, cuando en realidad me tuve que odiar a mi mismo. Lamento haberte hecho tanto daño por una situación que me destrozó, que nos destrozó a ambos. No fue tu culpa que mamá muriera y no fue tu culpa tratar de revivir mis esperanzas de que ella volviera con nosotros.

Si lo piensas bien, la razón por la que no volviste fue por mí, no podía transformarme y mamá te obligo a cuidarme. No quiero que sientas lástima por lo que te digo, porque sé de la culpa con la que cargas y créeme, que me he sentido tan culpable como tú durante todo este tiempo.

Enfoque todas mis energías en odiarte y en odiar a los lobos, porque no sentía nada por mí, como dijiste estoy muerto en vida que ni siquiera podía odiarme a mí mismo. He querido durante tanto tiempo una guerra, para poder enfocar todo mi dolor en aquellos que me dañaron.

Me lastimaron, Lauren.

Me quitaron a mamá y me duele saber que ella nunca más volvera a estar con nosotros, duele saber que no puedo recordar lo que se sentía su toque en mis manos. Ni siquiera puedo recordar el tono de su voz, porque la vida me está obligando a olvidarla por más que este tan marcada en mi corazón.

Mamá nos amaba Lauren, nos amaba tanto que nos quería lejos de todo esto. Y le falle, porque me convertí en todo lo que ella evitaba que yo fuera.

¿Quién diría que el chico cobarde que huía de todo, sería el bastardo más grande que pudiera existir?

Pero la vida me ha castigado.

La vida ha castigado cada pensamiento que he tenido, cada pensamiento de odio hacia cualquiera. La vida me castigo de la forma más extraña que pudiera haber existido.

La vida me castigo dándome amor.

Sí, la vida me hizo enamorarme, amar a alguien más cuando creí que quería morir en cualquier momento solo y sin nadie a mi lado. Me enamoré y de una loba. La persona que más odio les tiene a los caninos, se enamoró de una loba que encontró en el bosque.

He tratado de evitarlo, de olvidarme de ella pero se impregnó en cada parte de mi cuerpo y mente. Y a pesar de estar enamorado, nunca estaré con ella, aunque sé perfectamente que ella también corresponde mis sentimientos.

Te conozco muy bien y sé que dirás: “Deja de ser un imbécil y huye con ella.”

Pero no es fácil y eso tú lo sabes bien.

Hermanos herederos de un Clan de panteras, lograron tener una conexión con dos mujeres que no son de su misma especie, que irónico.

He odiado a cualquier persona que intento acercarse a mí y odie a Camila con el alma porque creía que te usaba, que estaba aquí con el único propósito de no comenzar una guerra con su ex manada, que quería algo más de ti pero aquella vez que discutimos y no soporte que la defendieras tanto y que te golpeé, pude ver la preocupación en sus ojos por ti y el brillo de los tuyos al mirarla, era como si no hubiera nadie más, solo ella y tú.

Me hizo recordar tanto a Areliz, la loba de la cual estoy enamorado y he visto a escondidas durante un tiempo. Fue fácil engañar a los cazadores para que me dieran libertad en hacer lo que se me diera la gana y poder verla aunque sea un pequeño momento cuando salía de caza. Es esa la razón por la que me he perdido durante largos días.

Sin embargo, nada es perfecto y Hebah se enteró, de todas las personas posibles que pudieron sentir el olor de la loba que amaba impregnada en mi piel, fue él. Me amenazó con hacerte daño a ti, a Camila y a Zenith, por lo que me ordeno hacer todo lo posible para que te vayas del Clan. Y aunque Hebah tenía otras intenciones para que tú te fueras, en el fondo él tenía razón, tú debías marcharte, era lo correcto y de la forma que fuera.

Sólo quiero que sepas que no iba a lastimar a Camila, no podría cuando me he dado cuenta cuánto la amas. Pero aún siento odio Lauren, es algo de lo que no puedo recuperarme y ni tú ni Areliz serán capaces de lograr cambiar en mí.

Quiero la guerra, quiero pelear y quiero vengar el nombre de mamá y de todas las familias que perdieron a quienes amaban.

Y tú, tú estás muy bien alejada de todo esto porque tu corazón sigue limpio y sé muy bien todo el dolor que sientes, pero esta guerra Lauren, yo sé que nunca las has querido pero a veces hay cosas que simplemente tienen que suceder.

Lamento haber sido un bastardo contigo todo este tiempo y nunca me perdonaré todo lo que te he lastimado y espero que no me perdones por el bien de ambos porque Hebah no es el único causante de todo, fueron mis acciones las que te hicieron daño y con el puño en el corazón te digo que seas feliz con quien amas, te lo mereces.

Christopher.”

Lauren termino de leer aquella carta, arrugándola con todas sus fuerzas, agachando su cabeza para no mirar a su padre a los ojos, no quería que él la viera llorar, no quería demostrar que le dolía tanto que su hermano se hubiera sentido de aquella manera y que ella no había podido consolarlo, porque a pesar de todo, Christopher seguía siendo su hermano menor, el pequeño que ella adoraba con todo su corazón, lo había visto crecer ante sus ojos.

—Encontraron esa carta... en su cabaña luego de... que fue secuestrado. —Dijo Michael, perdiendo la voz. —Perdónalo, Lauren. —Le pidió su padre tomando la mano de su hija. —Perdona a tu hermano y... perdóname a mí, perdonamos... por no haber tomado... las decisiones correctas.

Lauren no podía articular ninguna palabra, comenzó a asentir con torpeza a la vez que agachaba la cabeza contra el pecho de su padre, comenzando a llorar con fuerzas. Michael levantó su mano con tristeza, comenzando a acariciar los largos cabellos de su hija mayor.

—Tienes que... ser feliz. —Michael levantó su mano con cuidado para acariciar el rostro de su hija. —Por favor.

Lauren se mordió el labio comenzando a asentir nuevamente, tratando de aguantar. Ella sabía perfectamente que la presencia de su padre a su lado era cuestión de tiempo, por lo que no podía pensar claramente. Ella odiaba las despedidas y la vida le estaba obligando a despedirse de su padre, pero esta vez sin Christopher.

—Lo único que... quiero es que mis hijos sean... felices.

—Traeré a Christopher, lo prometo padre. —Lauren tomó la mano de Michael entre las suyas.

—No hagas promesas... que no puedes cumplir.

Michael y Lauren hablaron de tantas cosas, incluso sobre las experiencias que ella había vivido en la ciudad junto a sus dos nuevas mejores amigas. Su padre mejoró notablemente su estado anímico escuchando las anécdotas de su hija, sobre las bromas de Dinah e incluso le habló sobre Camila y el futuro que ella quería tener a su lado. Su padre sintió que su pequeña hija había vuelto, que Lauren era nuevamente ella misma, pero todo tiene un final. Porque Michael no tenía idea de lo que iba a causar su partida en esa mujer que tenía en su delante, cuando la vida solamente le había regalado fuerzas para una última conversación con su hija.

Se dio cuenta que a pesar de la felicidad que le causaba escuchar a su hija y como eso revivía su corazón, la vida le estaba obligando a marcharse.

Lauren no fue ajena a ese suceso, comenzó a acariciar la frente de su padre que poco a poco dejo de hablar y a respirar entrecortadamente, mientras su hija trataba de no derrumbarse en ese preciso momento.

—Descansa, papá. —Lauren pudo notar como una pequeña lágrima caía por el rostro de Michael, él la miraba a los ojos, observándo claramente el verde de sus ojos, el último recuerdo que quería tener en la vida. —Soy feliz porque tendrás paz.

Michael se quedó en silencio comenzando a cerrar los ojos lentamente. Sin embargo, antes de partir le brindó a Lauren las mismas palabras que había usado Clara cuando ella había muerto.

—No habrá... un cielo que me separé... de ustedes.

—Ve con mamá, encuentra la paz a su lado.

Y luego de eso, cerró sus ojos para siempre.

Lauren lo abrigo con las mantas, arropándolo con amor, entre fuertes sollozos que se le escapan, pero que trataba de evitar. Lo abrazó con fuerzas, a su padre, al hombre que tanto había amado. Pidiéndole a la vida que no dejará que olvidará a su padre del todo, que no olvidará el toque de sus manos, el sonido de su voz ni ninguna otra cosa que hicieran amarlo con intensidad.

Y es que cuando alguna persona pierde a un ser amado, tenemos las fotografías y los vídeos para aferrarnos a esos recuerdos, para aferrarnos a esa felicidad que pudimos sentir cuando estaban con nosotros antes de su partida y así poder rebobinar una y otra vez, todos aquellos recuerdos a lo largo de su estadía en este mundo.

Pero Lauren y Christopher no tenían fotografías, vídeos o audios que les hicieran recordar a sus padres al igual que Camila y todos aquellos que perdieron a alguien en el bosque. Sólo tenían los recuerdos que quedaban grabados.

Grabados, pero en sus corazones.

Todos los habitantes del Clan de la Luna estaban a la expectativa, esperando a que Lauren saliera de la cabaña de su padre a decir algo, a que les diera una solución a los problemas de la comunidad, ya que la lealtad de todos los que vivían ahí desde que la comunidad se levantó desde las cenizas estaban con ella y no con un Consejo, que lo único que hacía era regocijarse de los beneficios de sus funciones.

Esa era la razón por la que todos esperaban e incluso Camila al lado de Lukas y Ally, que habían respetado la decisión de Lauren de no entrar junto a ella, porque quería hablar con su padre a solas. Pero Camila ya no podía seguir esperando en la cabaña por lo que había salido al patio seguida de Lukas y Ally, junto a Pat y Zenith que ya se habían reencontrado al haberse enterado de que las dos chicas habían regresado.

Sin embargo, cuando observaron claramente como un guardia salía corriendo de la cabaña del padre de Lauren, para ir a tocar el tambor varias veces seguidas todos supieron que había sucedido lo inevitable, todos menos Camila y Pat que no comprendían lo que pasaba.

Pero ella lo entendió cuando absolutamente todos los habitantes del Clan de la Luna cayeron arrodillados al suelo, agachando la mirada en señal de respeto, solamente observando la tierra del suelo. En ese momento escucho los fuertes sollozos de Zenith que era consolado por Pat y los llantos de Lukas que era consolado por Ally.

Fue en ese momento en que se dio cuenta que Michael había muerto.

Ella se quedó ahí parada, dudando si dar un pasó adelante para ir en busca de Lauren y abrazarla con todas sus fuerzas. Pero sus dudas quedaron ahí cuando vio a Lauren salir de la cabaña caminando con tranquilidad, con el rostro en alto y serio, aparentemente sin ninguna expresión en su rostro.

Absolutamente todos se pararon al ver a Lauren que apareció mostrándose ante todos como la líder que sería a partir de ahora, pero cuando esperaban que ella se retirará a su cabaña en silencio para tener su momento de duelo, pasó todo lo contrario, ella levantó la voz, comenzando a hablar fuertemente.

—¡Soy el Alfa del Clan de la Luna! —Lauren levantó la voz con firmeza, dirigiéndose a todos los que la observaban con admiración, porque su padre había muerto pero ella seguía firme sin haberse derrumbado o eso era lo que creían. —¡No necesitaré ninguna ceremonia para reclamar mi derecho como heredera total! —Afirmo, sorprendiendo a todos.

En ese preciso momento, apareció el Consejo formado por cinco panteras, incluido Hebah a la cabeza, a falta de Lukas y Gust. Todos ellos se pararon frente a Lauren con el único propósito de no dejarle tomar el mando de la comunidad, porque según ellos ese poder ahora era totalmente del Consejo del Clan de la Luna.

—¡¿Cómo te atreves mocosa insolente?! ¡¿Te das cuenta de que insultas nuestras tradiciones solamente con tu presencia?! —Le grito Hebah. —¡¿Tienes las agallas de regresar luego de que fuiste expulsada?!

—Luego de que usted acusara a Camila de robo. —Dijo Lauren entre dientes, casi al borde de la transformación. —Engañando a nuestra gente, a mi hermano e incluso a mi padre.

—¡Tu padre no movió ningún dedo por ti!

Ese fue el comienzo de todo, Lauren tomó del cuello a Hebah apretando sus dedos, pero no solamente fue eso, sino también sus garras que se incrustaron en su piel, haciendo que Hebah tratará de escapar de su agarre, pero era imposible. Lauren lo tenía agarrado con fuerza, mirándolo con odio. Ella se dejó llevar y apretó aún más sus garras, lo que hizo que Hebah comenzará a botar abundante sangre por la boca, soltando unos quejidos difíciles de entender y luego muriendo al instante.

Lauren lo había matado en unos segundos delante de todos.

Lauren lo tiró a un lado como cualquier cosa, agitando sus manos para quitarse la sangre de ese hombre que ahora no era nada, ante la atenta mirada de todo lo que quedaba del Consejo. Ella miró sus garras, la sangre que caía no era lo único que ensuciaría sus manos ese día, aún tenía una misión y era matar a Amarok, acabar con él hasta hacerlo polvo.

Cuando levantó el rostro, trato de que su mirada no se encontrará con la de Camila, no quería verla ni sentir arrepentimiento de la decisión que iba a tomar, quería olvidarse de todo lo que habían vivido juntas para así poder seguir con lo que debía.

—¡No existe un Consejo en esta comunidad! ¡A partir de ahora eso se acabó! —Dijo Lauren de manera desafiante, viendo como claramente todos los miembros que quedaban del Consejo se llenaban de cólera por sus palabras, pero todos cambiaron sus caras ante la amenaza que salió de los labios de la nueva Alfa. —A menos que quieran una muerte rápida por no respetar mis decisiones como la Alfa del Clan de la Luna.

Lauren dio un paso adelante, haciendo que todo el Consejo retrocediera y se hiciera a un lado por el miedo que ella causaba. Entonces, Lauren dio un suspiro y miró al cielo, pero se dio cuenta que el cielo no estaba, ella ya no estaba en la ciudad, no había un amanecer ni atardecer que le diera calma. Ahora sólo estaba el mar brillante, el recuerdo de que estaba en el Clan de la Luna, tomando una de las decisiones que siempre había tratado de evitar.

—Les he declarado la guerra a los lobos. —Afirmo Lauren sin levantar la voz porque no podía, una parte de ella no podía sentir orgullo en decir tal cosa. —La guerra es el comienzo de una nueva etapa en nuestra comunidad. Una etapa en donde dejaremos de escondernos para demostrar que somos mejores que ellos, quienes siguen haciéndonos daño. Pelearemos por nuestras familias y por una vida libre.

Camila al escucharla casi se siente desfallecer porque no solamente la mujer que amaba iba a ir a una batalla contra los lobos, eso también significaba que iba a haber más sufrimiento del que ya había en esos momentos.

Lukas que ahora estaba en contra de la guerra, trató de ir donde Lauren para decirle todo lo que pensaba y vaya que no iba a ser nada bueno, pero fue detenido por Ally quien no lo dejó avanzar, porque Lauren ya no estaba. Ella seguía ahí parada, pero esa mujer no era su amiga.

Lukas había tenido razón, Lauren se había perdido entre el odio y la venganza, entre el dolor de perder a su padre y no saber sobre su hermano.

—Como Alfa de esta comunidad sé el dolor que puede causar la perdida de un ser querido, lo he sabido durante toda mi vida por lo que no obligaré a ningún miembro del Clan de la Luna en ir a la guerra. —Comenzó a decir Lauren. —Y los que quieren acompañarme en esta batalla, saldremos al toque del tambor de la noche. Son bienvenidos todos los varones mayores de dieciséis años que puedan transformarse, tienen todo este día para prepararse.

Y sin más Lauren se fue a su cabaña sin decir nada más, como si aquellas palabras que había soltado tan tranquilamente no hubieran significado una completa revolución en el Clan de la Luna.

Apenas Lauren entró a su cabaña fue en busca de su lanza y sin darse cuenta la puerta fue abierta con fuerza, pensó que era Camila, pero se encontró con Zenith en su lugar. Él tenía los ojos rojos llenos de lágrimas y se dio cuenta que ella no había sido la única en perder a un padre, porque Zenith a pesar de ser adoptado, era tan hijo de Michael como ella y Christopher. Además, de que ese pequeño también había perdido a Gust, quién era su mejor amigo y no sabían si seguía vivo o no.

Se quedó quieta apoyando sus manos en aquella mesa sin decir nada porque no sabía que decir, ella no era capaz de consolar a nadie cuando se encontraba tan rota por dentro. Pero Zenith no quería hablar de su padre, él había seguido a su hermana para hablar sobre aquella guerra que comenzaría en unas horas.

—¿Por qué? —Preguntó viendo a su hermana a los ojos. —¿Por qué dejas que el odio tome las riendas de esta comunidad?

—Aún estás muy pequeño para entender lo que sucede, Zenith.

—Tengo la edad suficiente para saber que lo único que nos traerá esto es sufrimiento. —Él la miró tan enojado, haciendo sentir mal a Lauren porque ella no tenía recuerdo alguno de su hermano menor en que la mirará de aquella forma.

—No eres el Alfa, no sabes lo que es mejor para nosotros.

—¿Y tú sí? —Preguntó con ironía. —¿La Alfa que no se quedó a escuchar los llantos de todos los que comenzaron a despedirse de sus familias?

—¡No estoy obligando a nadie a pelear! —Lauren levantó la voz, golpeando la mesa.

—Nadie dejará que vayas sola a enfrentarte a los lobos. —Las palabras de Zenith afectaron a Lauren a tal punto de enloquecer porque eso le hizo sentir que estaba llevando a su gente a un destino de destrucción y esa era la triste verdad. —¡Todos van a pelear por ti!

—¡Lárgate! —Grito Lauren tirándole una silla a Zenith, haciendo que él la esquivara rápidamente. Ella comenzó a destrozar toda su cabaña ante la atenta mirada de su hermano menor, viendo como Lauren lanzaba la mesa y botaba todo lo que encontraba a su alrededor. —¡Lárgate de mi vista!

En ese preciso momento, Camila entró a la cabaña, observándo como Lauren estaba fuera de si. Le hizo una señal a Zenith para que saliera y cuando él se fue se acercó a su novia que seguía destrozando todo a su alrededor y lanzando por los aires cualquier cosa que encontraba.

La abrazo por atrás y Lauren intento zafarse del agarre de Camila, la única que podía darle paz, pero eso no era lo que ella necesitaba en esos momentos. Así que intentó separarse sin éxito porque Camila no la dejó ir y al final ambas cayeron arrodilladas al suelo.

Lauren se mordió la lengua para no llorar, pero fue en vano al sentir como el rostro de Camila se recostaba en su espalda y de pronto su novia comenzaba a llorar, por la muerte de Michael, por la guerra que había declarado ella misma y por el miedo a perderla.

—Dime que no te he perdido del todo. —Dijo Camila entre sollozos. —Dime que no has dejado que el odio se apodere de ti.

—Camila, suéltame. —Pidió Lauren, tratando de pararse.

—Te amo, Lauren. —Dijo ella, haciendo que su novia soltará varios suspiros seguidos. —Te amo tanto, pero este no es el futuro que yo quiero a tu lado.

—Tienes que dejarme ir, tengo una guerra que preparar. —Dijo Lauren, ignorando las palabras de su novia, haciendo que Camila soltará su agarre, viendo como la nueva Alfa se paraba para seguir con su búsqueda.

Camila siguió arrodilla sin creer todo lo que había sucedido en unos momentos desde que habían llegado porque era como si todo se hubiera derrumbado. Si alguna persona le hubiera dicho lo que iba a pasar, no lo hubiera creído. Ella podría pensar en cualquiera, que cualquier persona podría comenzar la guerra menos Lauren. Nunca lo imagino, que la persona que siempre había estado en contra, sería la que comenzará con eso. Su novia había comenzando con una guerra que comenzaría en unas horas y no había vuelta atrás.

Pero Camila se dio cuenta de algo al ver la forma en como Lauren a pesar de estar con el rostro serio y forma dominante, caminaba con dificultad por la cabaña buscando lo que sea que estaba buscando, cubriendo su boca. Supo que Lauren estaba tan afectada y es que la conocía tan bien porque la amaba con todo su corazón.

Se dio cuenta de que ese día Lauren tendría dos guerras, una contra los lobos y otra contra sus principios.

Cuando sonó el tambor de la noche, Lauren salió de su cabaña, había estado a solas durante todas esas horas y ahora más que nunca se arrepentía de no haberlas pasado junto a Camila, perdiéndose entre sus labios. Todo por su orgullo, su estúpido orgullo que no le dejaba estar a su lado en esos momentos porque le había fallado cuando había prometido que evitaría todas las guerras posibles. Su padre tenía razón, no debió hacer promesas que no iba a poder cumplir.

Al salir pudo notar como absolutamente todas las panteras estaban formadas en varias filas, listas para ir a la guerra junto a su Alfa.

Iba acercándose al grupo hasta que una mano jaló de su brazo para que volteara a verla. Era Camila que la miraba con amor, a pesar de todo lo que había sucedido y de todo lo que iba a hacer. Pero Camila la amaba, la amaba tanto que ella sí iba a cumplir su promesa, de no ser una luz que se apaga en su camino, de estar para Lauren a pesar de que hace unos momentos necesitaba tranquilizarse.

—Nuestro amor es para siempre. —Dijo Camila, perdiéndose en el verde de sus ojos. —Recuerda eso y que te amo.

—Perdóname. —Lauren agachó la mirada, apretando los dientes. —Te amo y te estoy lastimando.

Camila la abrazó, negando con su cabeza, tratando de hacerle entender a Lauren que a pesar de que estaba tomando una decisión equivocada, ella la entendía tan bien, porque ella sabía perfectamente el dolor que causaba la partida de un padre y en esos momentos su novia estaba lidiando con esa clase de dolor.

Se separaron de ese abrazo porque el momento se acercaba, Camila tomó el rostro de Lauren acercándola para darle un beso, un beso que intentó que pudiera transmitir todo el amor que sentía por ella.

—No cometas ninguna locura, quédate aquí y ayuda a Ally a cuidar de nuestra gente.

Camila trago saliva, volviendo a asentir. Sintiendo como Lauren dejaba un suave beso en su frente, dirigiéndose al grupo de panteras para comenzar a salir de la comunidad en dirección al Clan del Sol.

Lauren llevaba su lanza en mano y cuando paso por el lado de Camila nuevamente para salir, llevó su mano al lado izquierdo de su pecho, mostrándole a su novia, su promesa de amor.

Sin embargo, Camila no sintió todo aquello como una despedida. Ni mucho menos cuando la vio desaparecer por la puerta del mar brillante. Porque aquello era solo el comienzo de una etapa, una de las que Camila nunca se hubiera imaginado.

Lauren pudo haber detenido su decisión de ir a la guerra si se hubiera quedado en el Clan de la Luna unos minutos más y así ser testigo del mareo de Camila, que fue ayudada por Ally, llevándola a la enfermería.

Camila había tenido otro mareo, uno más de todos los que había tenido ese día.

Todos continuaron con el camino hacía el Clan del Sol, liderados por Lauren a la cabeza, acompañada de Lukas y Pat, cada uno a su lado. Caminando con firmeza y tranquilad, pero eso no significaba que lo estuvieran en realidad. Cada persona tenía una historia diferente en su cabeza, una posible despedida o solamente se aferraban a un recuerdo feliz porque sabían perfectamente que después de aquella guerra no habría nada más que muerte.

Y Lauren también lo sabía.

Ella sabía perfectamente que aquella decisión que había tomado traería daño y sufrimiento. Con cada paso hacía su destino, veía las caras de todos a su alrededor, de posibles personas que no regresarían a sus cabañas con sus respectivas familias. Su decisión estaba poniendo en riesgo a su gente por el odio que se había instalado en su corazón, por la venganza y el dolor de haber perdido a su padre.

Lauren quería luchar porque quería desquitarse, quería sacarse el daño que le había causado la muerte de Michael, quería ver la sangre de Amarok en sus manos, quería destruirlo y hacerlo polvo.

Fue en ese preciso momento que la realidad la golpeó.

Se había convertido en todo aquello que había evitado, se había vuelto como su propio hermano, había dejado que el odio y la sed de venganza invadiera su corazón, pero sobretodo se dio cuenta que ya era demasiado tarde para evitarlo.

—Un grupo se quedará escondido entre los arbustos, en sus formas humanas. —Ordeno Lauren, haciendo que varias de las panteras que la acompañaban quitaran su transformación, comenzando a esconderse.

—¿Lukas? —Lo llamó haciendo que él volteara a verla. —Retare a Amarok a una batalla a muerte.

—¿De qué mierda estás hablando Lauren? —Preguntó Lukas furioso.

—Lo que has escuchado, quiero que des la orden de atacar cuando le de muerte, no tendrán un líder que seguir.

—¿Estas loca?

—Son mis órdenes. —Dijo dándole una mirada desafiante, pero antes de continuar con el camino se detuvo para volver a dirigirse a Lukas. —Atacaremos y destruiremos todo a nuestro paso, pero no acabaremos con la vida de mujeres y niños.

Y sin más todas las panteras continuaron con el camino, guiadas por su Alfa a la cabeza, que aún seguía en su forma humana con una lanza en su mano derecha. Lauren traía puesto el collar de su madre y cuando llegaron lo suficientemente cerca al Clan del Sol, lo tomó entre sus manos tratando de encontrar las fuerzas para todo lo que sucediera aquel día.

Ella levantó la lanza y la tiró apuntando a la cabeza de un hombre que se encontraba haciendo la vigilancia, dándole muerte al instante. Ese era el claro mensaje que quería brindar, solo habría muerte y nada más.

Todos los habitantes del Clan del Sol comenzaron a correr transformándose al ver como una gran manada de panteras salía de los arbustos, lideradas por su Alfa, comenzaron a prepararse para saltar y atacar a los lobos, pero Lauren les hizo un gesto para que se detuvieran.

—¡Amarok! —Grito Lauren viendo claramente toda la desesperación de aquel Clan por su presencia. —¡Amarok! —Volvió a levantar la voz.

Todos los lobos fueron agrupándose y cuando esperaban ver a Amarok, vio a Suka salir en su forma humana, no tan sorprendido por la presencia de Lauren y su manada porque ya era algo que se veía venir, luego de haber capturado a esas panteras, incluido su hermano.

—Veo que has recuperado tu puesto, ¿te lo regalaron o te lo devolvieron por pena? —Preguntó Suka soltando una risa irónica.

—¿Dónde están todas las panteras?

—¿Panteras? ¿Existían panteras en el Clan del Sol? —Suka se hizo el pensativo, mirando a su alrededor. —Yo no veo panteras en mi Clan.

—Tuviste la valentía de pelear conmigo cuando estaba golpeada por un cobarde como tú. —Comenzó a decir ella. —Pero no estás ante la misma mujer que maltrataste en el Complejo.

—¡Ven aquí y demuéstrame de lo que estás hecha! —Suka le hizo una señal con el dedo para que se acercara a la vez que le mostraba todos sus colmillos.

—¡Llama a Amarok, él es el primero en mi lista! —Lauren le mostró los colmillos a Suka al igual que todas las panteras a su alrededor que tenían todos sus hocicos arrugados ante el grupo de lobos que tenían al frente.

En ese preciso momento Amarok hizo acto de presencia, aún en su forma humana, mostrándose sin miedo ante todo el ejército de panteras que había reclutado Lauren, que se habían atrevido a poner un pie sobre sus tierras.

—Ordena a todo nuestro ejército mientras yo me encargo de esto. —Le susurró Amarok a Suka en el oído, dando un gran saltó transformándose en aquel lobo, que era el General del Clan del Sol.

—¡¿Quieres comenzar esta ansiada guerra?! —Preguntó Amarok, riendo porque se sentía tan confiado en ganar, ya que los lobos eran más fuertes que las panteras. —¡¿Cómo tienes la osadía de venir a llamarme por mi nombre para que te elimine?!

—Quiero una batalla contra ti, a muerte.

—Entonces, muerte es lo único que tendrás.

Lauren se transformó en una pantera dando un gran salto al medio, entre la comunidad del Clan del Sol y entre el bosque al alrededor donde estaban todas las panteras. Tanto ella como Amarok, comenzaron a caminar con cautela en círculos esperando por quien se atrevería a dar el primer golpe en aquella batalla.

Esa batalla que sería el comienzo de la verdadera guerra.

Lauren no tenía la menor idea de que mientras ella estaba apunto de comenzar una batalla a muerte contra Amarok. En el Clan de la Luna se llevaba acabo otra batalla. Se podían escuchar claramente los gritos provenientes de toda la comunidad, los gritos de los habitantes del Clan de la Luna al sentir la desesperación de ver que no estaba más aquella protección que los había escondido y protegido de cualquier amenaza del exterior. Aquel mar brillante que les había permitido volver a ser aquella comunidad que alguna vez fueron, aunque por dentro cada uno aún cargaba con las cicatrices de aquel ataque, porque todos ellos aún no habían olvidado.

Camila sintió la desesperación de toda la gente a su alrededor, comenzando a correr junto a Ally y Zenith para poder ayudar a las personas a que se tranquilizarán, porque todos corrían desesperados al poder ver la oscuridad de la noche, a pesar de que no había alguna amenaza o eso creían. Ella se transformó en un puma corriendo a todos lados para seguir intentado que todas las personas se calmaran porque había sucedido lo inevitable.

El mar brillante había sido desactivado.

Bueno, luego de leer este capítulo quiero que recuerden que el dolor no es eterno.

Espero que tengan un buen día, hasta el próximo capítulo.

🐺 vs. 🐯

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