Come into my Dream [Mark & Ji...

By jaeiss

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Se suponía que para esas horas de la noche ya todos los internos debían estar en la cama, dormidos, y bien ab... More

Intenta Dormir
Escapa de lo normal
Trata de no morir de aburrimiento
Toma una pequeña siesta
Pide un deseo
Vamos a clases
Sálvame de esta mentira
Plan Chicloso
Chewing Gum
¡Boom!
My First & Last (Parte 1)
My First & Last (Parte 2)
Epílogo

No es una broma

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By jaeiss

—¡Les digo que la pared se abrió!

—Lo que ustedes dos quieren es burlarse de nosotros, ¿cierto? —Jeno no se dejaría engañar tan fácil por esos dos.

—Vamos, chicos, dejen esa tontería y vayamos a comer, ¡por favor! —por primera vez, Haechan apoyaría al aburrido de Jen, además, se moría de hambre, necesitaba algo en su estomago en ese mismo instante o moriría.

—¡No es ningún juego! ¿Por qué no sólo escuchan la explicación de Jisung? —totalmente irritado, Mark trataba de hacer entrar en razón a sus necios amigos.

—Hyung, lo siento, pero se nos hace tarde —Renjun, apenado por su salida irrespetuosa, tomó la mano de Chenle y salieron juntos al pasillo, uniéndose a la fila de estudiantes uniformados que se dirigían a tomar el desayuno antes de que las clases comenzaran.

Uno a uno sus amigos fueron saliendo de la habitación, dejándolos a ambos en un irritable silencio.

—Tal vez la habitación rosa sólo está teniendo unas cuantas fallas, puede que no sea nada —después de un largo suspiro por parte del menor se dio cuenta de que esas no habían sido las palabras correctas.

—No es ninguna falla, no es ninguna alucinación, no es ninguna broma, ¿por qué nadie lo entiende?, ¡incluso tú mismo lo viste! —replicó alzando los brazos al cielo, anhelando que sus tontos hyungs fueran iluminados.

Mark se sintió un poco ofendido, pero tomó aire y siguió al pequeño unos segundos después de que éste saliera al pasillo.

—Mira, lo único que podemos hacer es regresar esta noche y averiguarlo. Puede que esa cosa siga ahí o simplemente ya no esté.

—¡Baja la voz, tonto! —Jisung miró cauteloso alrededor para verificar que nadie los había escuchado.

—¡Hey! Aún soy tu hyung, ¿recuerdas? —a esto recibió una mirada reprobatoria. Tsk, estos niños de ahora ya no tienen respeto por las jerarquías.

—Eso seguirá ahí, estoy seguro —ya estaban frente a las puertas del comedor—. Regresaremos esta noche y lo comprobaremos... pero también nos largaremos de aquí, tenlo en cuenta. Yo me encargo de que los chicos vayan con nosotros —dicho esto, empujó con ambas manos las puertas del comedor, adentrándose a la rutina de todos los días. Lo emocionante era que esa noche, la rutina sería rota en todos los aspectos posibles. Esa noche escaparían.

El húmedo calor que se producía dentro del salón lleno de alumnos en pleno desarrollo envolvía al pobre Jisung, y la gangosa voz del profesor Park intentando explicar cómo se resolvía el terrorífico problema matemático escrito en el pizarrón, lleno de números y una que otra letra; todo en conjunto parecía ser un infierno, y lo era, pero de una u otra forma tenía que pensar en lo de aquella noche. En menos de dos horas estaría entrando a su habitación, donde muy probablemente ya estarían sus hyungs; planeaba limitarse a esperar la hora de la cena, y guardaría todo lo que pudiera caber en su mochila, claro, siendo precavidos de que nadie lo notara; al terminar de comer regresarían a su habitación, y se limitarían a esperar el momento en que la puerta apareciera, no valía la pena el hacer la tarea para el día siguiente porque... pues, simple y sencillamente, ya no habría un día siguiente para ellos en aquel manicomio.

—...Y no olviden leer de la página veinticuatro a la cuarent... —no escuchó el resto, él ya se encontraba caminando a toda prisa por el pasillo de vuelta a los dormitorios.

No planeaba mencionar nada sobre el tema de la huida a nadie sino lo tomarían por un completo psicópata, y al parecer sus amigos ya se habían olvidado de lo que con tanto empeño trató de explicarles en la mañana. Si no le creían, bien; dentro de unas cuantas horas más ya estarían tan lejos del New Culture Institute y toda su basura maquillada con litros de hipocresía.

—¿Por qué no vamos a jugar un rato, chicos? —la puerta de la rosada habitación ya estaba frente a ellos, lista para ser abierta, y aún no pasaban de las diez.

—Lo siento, Sunggie, tengo que terminar este reporte para mañana —Jeno escribía ferozmente sin apartar los ojos del cuaderno frente a él.

Nadie más se digno en siquiera mirar al pequeño; mientras Jaemin y Chenle jugaban totalmente concentrados al ajedrez Haechan los miraba aburrido, Renjun dormía a sus anchas sobre su cama, seguro el entrenador los había explotado físicamente durante la clase de gimnasia, y Mark había ido a tomar una ducha y aún no regresaba.

—¡Bien! ¡Ustedes se lo pierden! —y con un puchero en los labios, abrió y azotó detrás de él la puerta.

Nadie lo notó, pero la puerta con halo rosado pareció desintegrarse, y en menos de un segundo, ésta ya había tomando de nuevo su forma y estabilidad de siempre.



—¿Dónde está Jisung? —Mark asustó a los demás al entrar al dormitorio tan abruptamente, causándoles un ligero brinquito.

—¿Jisung?

Todos lo miraban extrañados, pues el mayor abría la puerta del dormitorio y miraba ambos lados del pasillo casi cada minuto.

—Hyung, tranquilo.

—¿Qué pasa?

—Oye, estás actuando muy raro, hyung.

No le prestaba atención a nada de lo que ellos dijeran. Para Mark era algo realmente obvio que si Jisung no estaba ahí seguramente estaría dentro de la habitación, y tenían que darse prisa en alcanzarlo.

—Escuchen, debemos irnos. Ahora —a pesar de sus palabras, nadie se movió ni reaccionó—. Tomen lo que crean necesario y vámonos, apresúrense, por favor —caminó hacia su cama y en ella vació el contenido de su mochila, derramando libros y lápices gastados sin importar que cayeran al suelo, y en seguida fue hacia al mueble de madera donde en conjunto guardaban la poca ropa que tenían, y con prisa guardó lo que le pertenecía: nada más que la ropa que llevaba puesta el día que llegó al instituto y una pequeña caja de cartón, la cual estaba prohibidísima para cualquiera que no sea él.

—Vamos, ¿qué esperan? —los niños seguían de pie observando todo eso, sus rostros reflejaban confusión y miedo.

—Hyung, em... bueno, no sé si no lo hayas notado, pero no se nos está permitido salir del edificio y...

—No te preocupes, Jae, esto es parte de la broma de la mañana —Haechan tranquilizó a su amigo. Los demás reaccionaron aliviados ante lo dicho, mostrando sonrisas incómodas.

—Oigan, esto de verdad no es... —no pudo terminar de hablar debido al alboroto que los chicos comenzaron a hacer, comentando sobre lo graciosa que era la broma. Quiso darse de golpes contra la pared, y ahora entendía cómo debió haberse sentido Jisung en la mañana.

—¡Regresó! ¡El portal regresó! —los gritos del maknae hicieron que todos guardaran silencio, volviendo a su anterior estado entre asombro y miedo.

—¡Shhh! —corrió hacia el pequeño frente a la puerta de la habitación, cubriéndole la boca con una mano.

Resentido por haber sido ignorado anteriormente y ahora por ser callado, intentó liberarse del agarre, moviéndose sin parar, pero fue inútil, pues el brazo que Mark tenía libre fue suficiente para retener al pequeño cuerpo de Jisung.

—Oigan, chicos, ustedes sí que están actuando muy raro —Haechan se dio la vuelta y se propuso recostarse sobre su cama para así dormir y dar por finalizado todo aquel teatrito.

—Por favor, escúchenme —Mark aún no soltaba el agarre en Jisung, quien seguía intentando liberarse—. Todos vamos a entrar a la habitación y ahí planearemos qué hacer, ¿de acuerdo? —todos prestaron atención a los susurros del mayor, no se explicaban por qué susurraba pero aún así obedecieron.

Como ya era costumbre, el halo rosado los envolvió por unos segundos para después dispersarse poco a poco y mostrar la infinita y rosa habitación, sin embargo, ahora se podía observar un pequeño punto brillante a lo lejos, el cual parecía estar a kilómetros de distancia y a penas lograba distinguirse.

—¿Qué es eso, hyung? —Renjun no podía dejar de mirar aquello; nadie podía, incluso estaban en algún tipo de shock.

—Es de lo que tanto hablábamos Mark hyung y yo —Jisung, aún dolido, los miro cruzando lo brazos en señal de enojo.

—¿Es verdad todo eso del portal? —nadie podía creerlo, seguían con la boca abierta.

—Ahora, presten atención —el tono de voz del mayor los hiso regresar en sí—. El Rector Gu sospecha de nosotros —un mini ataque cardiaco asaltó al pobre Jisung—. Cuando venía de regreso de las duchas, lo vi hablando con el Director Lee, se veían muy sospechosos... y hace unos días, en la azotea del edificio, Jisung y yo escuchamos a los de intendencia diciendo algo sobre un secreto del Director con el cual lo extorsionarían, o algo por el estilo... y no sé si tenga algo que ver, pero últimamente ya no he vuelto a ver a esos tipos, y ahora quienes hacen la limpieza son diferentes. A lo que voy, es que Lee y Gu se traen algo entre manos; así que cuando los vi juntos hice todo lo posible para escuchar de qué hablaban, no escuché mucho, pero... —hizo una pausa, y los atentos escuchas se acercaron un poco más, anticipando lo que podría decir— ...hoy en la mañana, cuando Jisung y yo caminábamos hacia el comedor, Gu nos escuchó hablando sobre esta noche.

El silencio los rodeó durante un par de segundos, analizando y digiriendo aquellas palabras, la tensión en ellos era palpable, incómoda y atemorizante.

—Entonces nos descubrieron —Jisung miraba al suelo, luchando contra la impotencia y la rabia que sentía en esos momentos.

—¿Nos descubrieron? ¿De qué? No hemos hecho nada.

—Haechan, no seas tonto, ¿aún no lo entiendes? —Jaemin palmeó su cara, frustrado y divertido por lo tonto que podía llegar a ser su amigo.

—No hay tiempo, debemos irnos ahora.

—No tan rápido, pequeñines —una risueña pero ridícula voz detrás de ellos los tomó por sorpresa, y un segundo mini infarto atacó al más pequeño.

Inmediatamente todos miraron a la dirección de donde provenía aquella voz que tanto conocían. El Rector Gu se encontraba debajo del umbral de la puerta, con una sonrisa que les recordó al Grinch; en cualquier otra situación, se habrían doblado a causa de la risa por tan ridícula expresión, pero justo ahora se morían de nervios, y algo en su estómago se revolvía ocasionando un horrible nudo en la garganta de cada uno de los niños.

—Vaya, vaya —alargó aquellas palabras, disfrutando del terror plasmado en los rostros de aquellos mocosos que tanto lo sacaban de sus casillas—. Miren qué tenemos aquí —entró por completo, saliendo del aburrido y normal dormitorio azul para dejar que su cuerpo fuera cubierto por el halo rosado de la habitación, aquella habitación que jamás había visto y no se explicaba cómo había llegado ahí.

Se pavoneó caminando a sus anchas tan tranquilamente, sin despegar la vista de su alrededor; los pequeños, sin darse cuenta, se juntaron, acortando distancias entre ellos, formando algún tipo de barrera o escudo imaginario, dándose apoyo los unos a los otros con el simple hecho de estar todos ahí. Miraban fijamente al intruso, lo odiaban a muerte, y ahora lo odiaban mucho más por haber infringido en aquel lugar que ya tomaban como propio y de nadie más. Pero ninguno dejaría que el tonto y fastidioso Rectur Gu les pusiera algún absurdo castigo como los que acostumbra, ninguno dejaría que les quitara la oportunidad de escapar de ese lugar, y mucho menos dejarían que se adueñara de la habitación ni de sus vidas. Mark estaba decidido, sacaría a los chicos de ahí sin importar lo que sucediera; eran sus amigos, sus únicos y verdaderos amigos, y de ninguna manera permitiría que vieran de nuevo cómo se aleja la libertad que tanto merecen y que les fue arrebatada. Con un firme agarre en la mano de Jisung, lo cual le daba el coraje que necesitaba, gritó:

—¡Largo de aquí, Gu! —sus amigos lo miraron sorprendido, despegando la vista de el rector por primera vez desde que entró el mencionado.

Una carcajada no se hizo esperar. ¿Unos niñitos confrontándolo? ¡Qué estúpidos! Ya verán cuando los lleve a la oficina del Director Sooman. Probablemente y hasta reciba un asenso de puesto por haberlos capturado con las manos en la masa.

—¿Cómo te atreves a hablarle así al Rector del NCT Institute, tú, despreciable renacuajo? —colocó una mano sobre su cintura, y con la otra, sacó de su bolsillo trasero del pantalón aquel látigo de cuero de no más de veinte centímetros que siempre llevaba consigo.

—Aquí el único renacuajo despreciable eres tú —volvió a gritar, sacando todo el resentimiento que tenía contra esa cosa frente a ellos a la cual no se le podía considerar un ser humano—. Así que lárgate ahora mismo y déjanos tranquilos, o...

—¿O qué? —con sigilio se acercó un par de pasos hacia ellos, moviendo lentamente de arriba abajo el látigo—. Según tú, mocoso, ¿qué me sucedería en caso de que los llevara a todos y cada uno de ustedes al despacho del director y les diera un castigo de por vida, eh? —cada palabra la decía con tanta calma y satisfacción, ya visualizándose como la mano derecha del director, ganando un sueldo de ensueños.

—¡Ni lo sueñes, para eso primero debes atraparnos! —justo cuando Chenle terminó de decir aquellas palabras, Jisung pidió que apareciera el laberinto de la vez pasada, lo hizo por puro instinto y adrenalina, así que no le dio tiempo de idear algo mejor, pero lo mientras se encargarían de perder de vista al rector y poder pensar en un plan para escapar de una vez por todas.

Al ver los muros de la entrada del enorme laberinto rosado, los siete chicos se apresuraron a correr dentro de él.     



~

Hola hola :D

Como se habrán dado cuenta, nuestros pequeños están por escapar del NCT Institute!! (/*O*)/ así que el final se acerca XoX ...eeeen fin, no habrá un final alternativo, o sease que sólo tendremos un final (no sé si sea bueno o malo gg).

No quería subir el capítulo hasta que ya hubiera terminado de escribir todo (esa es una de las razones por las que tardé en actualizar el fic), pero soy medio impaciente y no pude esperar más, y... toca actu doble, así podrán leer los dos nuevos caps seguiditos n.n' 

Bueno, me despido, nos leemos, chauchau 

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