6. La Niñera y me dio un patatús.
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Mi mal humor era notorio hasta en China, ninguno de mis compañeros u maestros se atrevió a decirme algo porque causarían que me importara muy poco el acuerdo de una broma por día y quemara vivos a los Scott.
Al finalizar la jornada escolar todos nos fuimos directo a casa, está vez acepté el aventón de Violet, cuando llegamos me fui a encerrar en mi habitación para tomar una ducha y aclarar mi mente para alejar todas las ideas homicidas que tenía.
Dos horas más tarde ya me sentía más relajada, sin tantas ganas de matar a alguien, mi estómago me exigía comida así que bajé y fui a la cocina y busqué los cupcakes que mamá había traído, gracias a Dios los animales que tengo por hermanos no se los comieron.
Cuando en esta casa hay cupcakes no duran ni una hora, no tenía ni la más mínima idea del porqué la gran obsesión con ese postre. Podíamos haber tenido el peor día, pero un mordisco de esas cosas y nos alegraba la vida.
Tomé asiento al lado de la rubia después de haber tomado mi cuarto cup cake, todos estábamos en la cocina metidos en nuestros propios mundos, Tom frunció el ceño mientras jugaba con una pelota en sus manos.
― ¿Por qué tanto silencio?
―La pregunta en este lugar es por qué estamos todos reunidos por voluntad propia sin haber discutido ― inquirió Cass después de limpiarse la boca con una servilleta.
―Eso no suele pasar, a menos, que sea para reuniones familiares ― habló Violet sin despegar le vista de su teléfono.
Sus palabras hicieron que todos dejáramos de hacer nuestras actividades analizando todo para después intentar escapar de la trampa que nos había tendido nuestra madre, pero fue muy tarde porque ella ya estaba en la puerta observándonos seriamente.
—Ni siquiera lo piensen, regresen a sus lugares.
Todos volvimos a nuestros lugares sin contradecirla.
― ¿A qué se debe la reunión? —preguntó Taylor.
—Como saben van a tener una niñera, sin quejas. ― guardamos silencio ― Llegará hoy por la noche.
— ¿Hoy? Nos habías dicho en la mañana que vendría dentro de dos días.
—Lo sé Alex, pero me surgió un viaje de improvisto en el trabajo y tengo que irme mañana.
—Pero yo podría estar a cargo—habló el mayor de nosotros inocentemente.
—No, la última vez que estuviste a cargo casi quemas toda la cocina.
Todos nos reímos al recordar esos días.
Mamá y papá estaban de viaje, Taylor estaba a cargo de la casa y eso significaba que muchas bromas y fiestas fueron hechas. El día que fue libre de bromas sucedió todo.
Mis hermanos y yo estábamos jugando videojuegos en la sala cuando nuestros estómagos nos exigieron comida.
—Tengo hambre—exclamé con un puchero en los labios.
—Eso ya lo sabemos, escuchamos a la bestia que llevas por estómago. Por cierto, no hagas eso, no te queda hermanita― habló Tom.
―Ridículo de mierda― le mostré mi dedo medio.
—Relájense, voy a ordenar una pizza—dijo la rubia mientras marcaba el número de la pizzería.
—No, yo soy quien ésta a cargo, así que, cocinaré algo delicioso.
Todos lo observamos dudosos por su decisión, pero quisimos darle la oportunidad. Cómo una persona iba aprender hacer algo si no se le daba un chance.
—Sólo no nos mates o incendies la casa—dijo Cass.
A los veinte minutos Taylor corría por toda la casa buscando un extintor, Tom había quedado inconsciente, por accidente Cass le dio en la cabeza con una sartén por intentar apagar el fuego, Violet llamando a los bomberos mientras que yo intentaba apagar el maldito fuego.
Cuando llegaron los bomberos mamá y papá estaban estacionando el auto.
Desde ese día mamá no dejó a cargo a Taylor, lo peor es que se enteraron de las fiestas y las travesuras. Simplemente no nos fue muy bien.
—Todavía me duele un poco el golpe—dijo Tom sobándose la zona afectada.
Cass solo se encogió de hombros.
―Era eso o morir quemados.
― ¿Por cuánto tiempo esta vez? — habló la rubia.
—No lo sé cariño, pero tengan por seguro que volveré junto con su padre.
Eso hizo que sonriera.
Cada viaje que mi madre hacía por trabajo siempre volvía junto con papá.
—Por lo que no quiero que sean malos con la niñera y nada de problemas, ¿entendido?
—Entendido— afirmamos a coro.
Era mejor no llevarle la contraria a nuestra progenitora porque si no ardería la casa igual o peor que cuando Taylor casi nos mata asados cual pollos en rosticería.
—Confío en ustedes chicos, iré a terminar de empacar.
Todos esperamos que ella se fuera para hablar.
― ¿Qué haremos con la niñera? ―dijo la rubia preocupada ― Viniendo de ella pudo haber contratado al ejército.
—De alguna u otra forma haremos que se vaya, no sería la primera vez. Yo digo que usemos nuestras pistolas.
—Primero lo primero Tom, hay que darle lo mínimo un día para poder estudiarla y luego atacar—dijo Taylor.
Una vez que todos estuvimos de acuerdo subí a mi habitación y me encerré, no sin antes tener que pasar por la manada de gente que estaba intentado comerse los últimos cupcakes.
Taylor
Estaba en mi habitación escuchando música mientras comía uno de los cupcakes que logré tomar cuando me llegó un mensaje.
De: Tessa.
¿Listo para la prueba de química mañana?
Sonreí como un bobo enamorado.
Tessa Miller era mi tutora de química, era realmente malo en esa clase y si quería entrar a una buena universidad necesitaba buenas notas por lo tanto busqué ayuda.
Su cabello castaño y sus ojos azules me volvieron loco cuando la conocí, su sonrisa, el sonido de su voz me transmitían una paz realmente increíble y el hecho de que se reía de mis chistes, que eran realmente malos, me cautivó. Tenía un carácter fuerte y ruda, me ha golpeado varias veces.
No tenía la mejor reputación, pero desde que comencé a convivir más con ella no he coqueteado o me he acostado con alguna chica. La he invitado a salir, pero ella se rehúsa a salir conmigo, ella para mí no era ningún maldito juego.
Para: Tessa.
Preparado y listo.
Después que le contesté me mandó otro mensaje a los quince minutos.
De: Tessa.
Excelente.
Seguí escuchando música mientras pensaba en alguna broma para hacerles a los Scott, nadie se había atrevido a desafiarnos. Como dicen, siempre hay una primera vez para todo.
Tocaron mi puerta haciendo que saliera de mis pensamientos.
—Pase.
La puerta se abrió dejando ver a la rubia que tengo por melliza.
—Castaño, mamá dice que bajes, la niñera está por llegar.
—Enseguida bajo.
Me levanté de la cama y salí de mi habitación, bajé las escaleras junto con mi hermana cuando llegamos a la sala ya estaban todos, tomé asiento al lado de Alex quien escuchaba atenta a Cass sobre cómo le salió su broma.
—...y después le calló todo el pote de pintura.
― ¡Eso es Cass! Ese niño no se va a meter más contigo.
—Eso no es todo, después le rocíe con la mezcla que hizo Tom y le grité en la cara nuestro lema.
— ¡Eso es enana! —dije mientras le daba los cinco y en eso sonó el timbré.
—Ya llegó—dijo mamá para irse a abrir la puerta.
― ¿Listos para correr a la niñera? ―dijo mi melliza.
Todos asentimos.
Nos levantamos para ver quién era y cuando llegamos a la puerta Alex casi se cae de culo al ver a la persona que teníamos en frente, Tom abrió tanto los ojos de la impresión que casi se le caen, Violet se tocaba la cara para ver si estaba despierta y murmuraba "estoy segura de que no me drogo y que no he bebido nada", Cass solo lo veía sin creerlo, creo que me dio un patatús.
Cuando todos salimos de nuestro estado de shock hablamos o más bien gritamos.
― ¡¿Tú?!