En la cristalina pupila
nace, tétrica, la lágrima.
Al brotar ya muy amarga ella es.
Brilla trémula al bajar por la mejilla,
como una triste gota de rocío al amanecer,
hasta que declina sutil por la orilla,
¡Viva en el aire todavía!
Muerta y destrozada al caer...
Así soy en tus brazos:
Un frágil y suicida ser.