Soy tu lírico por excelencia

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Mi dulce princesa, la mariposa

​de alas diáfanas y multicolores, ​

esas que te hacen ver tan hermosa, ​

vine de lejos a traeros flores.

Mi alma se me escapa en puro suspiro ​

cuando el nimbo de vuestra frente brilla, ​

¡Ah, dulce amor, cuando ido, yo te miro! ​

¡Ah, dulce amor, cuando ida, tú me miras!

El sol de tus ojos a mi ser ciega ​

Perdón si la metáfora os confunde. ​

Mas, mi denotativo desosiega​

cuando mi ser lírico lo sacude.

¡Oh, bella flor, primavera ya viene! ​

Su hada trae solo para ti ​

un elixir que juventud contiene; ​

yo, versos de amor que os harán sentir.

He dado mis odas a la natura, ​

mis cantos elegiacos al destino. ​

Pero, el madrigal a ti niña pura ​

trayendo epitalamios del olvido.

Va mi sátira a la realidad ​

cuando dice que soy muy subjetivo. ​

Porque es estúpida su vanidad ​

cuando esta sabe que en su sueño vivo.

Ya azulea el pétalo de tu boca ​

y se agita loco mi corazón, ​

mientras se derrite dulce tu rosa ​

perdona por el seguido hipérbaton.

El viento pretende robar tu esencia, ​

con céfiros tangibles y veloces;​

el silfo ladrón pierde la paciencia, ​

pues tu mágica aura le impide roces.

En esas noches, cuando eres estrella, ​

suelo verte con ojos cristalinos. ​

Pues veros lejos crece mis querellas, ​

porque tan lejos os pienso intranquilo.

Recuerdo el día en que te conocí, ​

un venusto día de primavera; ​

cortabas flores; yo os vi y sonreí; ​

bella, sonreíste por vez primera.

Sonrisa afable que ahora sonríes ​

mientras, locuaz, recito mi cariño; ​

lo cual os pido que jamás olvides ​

y guardes, amor, en tu rojo escriño.

Mi princesa humilde y sin castillo ​

no necesitáis esas vanidades. ​

Porque cuando os trine este pajarillo ​

se borrarán tus infelicidades.

Pues mi áurea lira por ti delira,

​y al tañerla, mi alma hacia ti escapa.

​Qué hechizo tiras cuando me miras, ​

que en tu irisada pupila la atrapas.

El ocaso acaso y dorado llega; ​

vislumbra su agonía vuestra tez. ​

Podría adaptar la luz con que pega ​

y volver en rimas su palidez.

Podría escribir miles de verso, ​

pero a tu belleza no estaría cerca. ​

Así que recuerda en estos dispersos

​que soy tu lírico por excelencia.

Poemas RecopiladosWhere stories live. Discover now