Flor azur

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Tú, ropaje de juventud,
que escrito estás bajo el cielo,
este que cae en flor azur;
das a probar lo sempiterno,
para luego iros con el tul,
que tapa tu piel desnuda,
la que en el otoño mudas
y vuélvese áspera y dura
(es el tul, es el tul de ella).
Rosa, que, en primaverales
momentos, vienes tan bella
(olorosas rosas carga),
sonriendo endeble y ufana,
con tu sutil gentileza;
vertiendo el dulce rocío
(ondea siempre gallarda);
y al arder tu psíquico estío
solo os sacias y te marchas.

Cruel es tu beso de vida
¿Por qué diste a probar?
Tú, que juegas orgullosa,
como una niña inocente,
me has dado tu melosa,
la vida y la eterna muerte.

Yo yacía inerte y vivo,
yo dormía felizmente
Y tú me besaste pura
y me volviste cautivo
en este mundo demente,
donde eres miel, hermosura,
donde el ocaso se vierte
a la ilusión del pensativo.
Y hoy vivo, pero inerte,
exhalando un hondo aliento,
que escapa al tan solo verte.

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