A una Venus

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Naciste como Venus, de la espuma salada.
Tan blanca como el cisne, de dorada melena.
Te fuiste con Adonis, por las Gracias alada,
con Cupido que ahora con flechas envenena.

Pensé a ellos culpables, que os llevaron birlada.
Yo pensé por mis grises, que yo creé tu pena.
Mas sabes que te fuiste por creeros amada
mejor por infelices que os elevan cual reina.

Ya mi lágrima amarga amargó mis memorias,
Vuestra pálida carne encarna mis historias.
Lejos llevas tu encanto, tu carro lleva prisa.

¡Citerea venusta! ¡Oh, Cipris, mi tormento!
El cisne me interroga, al ver el firmamento:
¿Qué no observas, poeta? Tu llorar le da risa.

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