El alfa enamorado ✔🐺🌌

De CarmessyIglesias

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Madeleine Villarreal ha perdido al único miembro de su familia que le quedaba, está sola en el mundo buscando... Mai multe

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Epílogo
¿Que creen?
Anuncio Importante

Capítulo 30

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De CarmessyIglesias

Perdóname




2 hora antes...

Un escalofrío recorrió su cuerpo al sentir una presencia detrás de ella, Madeleine se giró sobre sus pies esperando que fuera Sable, lo que ella no sabía era que el lobo se disputaba a muerte con 2 lobos negros, para su sorpresa un hombre de barba pelirrojo se presentaba frente a ella... —Hola...— dijo con su voz gruesa y cargada de un tono ácido que la hizo temblar — No tengas miedo Madeleine — habló con calma mientras la miraba divertido por lo que causaba en ella.

— ¿Cómo sabes mi nombre? Yo a usted no lo conozco...—atino en decir, por más que quería accionarse para correr sus piernas no respondían de la misma manera.

—Madeleine, Madeleine... sé todo de ti—dijo mirándola a los ojos — Tu padre Jorge, perdón que nombre tan peculiar se puso — riendo por el rostro de sorpresa de la otra.

—Mi papá es Sandro no Jorge...—dijo con un leve tartamudeo.

—Sí, si lo sé él se puso Sandro para escapar del pasado—se acercó hasta ella — Pero este siempre nos alcanza— siguió sin entender que pasaba un hombre de la guardia de la casa caminaba cerca cuando miro al otro parado frente a Madeleine corrió para alejarlo pero antes de poder llegar el pelirrojo saco sus garras atacándolo, no supo en que momento saco fuerzas para correr y jalar el cabello del lobo y hacerlo soltarlo este volteo molesto y la golpeo con el dorso de la mano en el rostro haciéndola caer inconsciente la tomo como si de un costal se tratara —Lo haces muy difícil Madeleine, avísale a tu alfa lobito... si puedes— dijo en broma y camino perdiéndose en el bosque, el otro con todas las fuerzas que le quedaran se arrastró hacia casa principal sabía que él no podría frenar al hombre.

El hombre lobo triunfante caminaba a paso lento sabía que tardarían en darse cuenta y en llegar hasta ella debía avanzar, ahora solo quedaba esperar la segunda parte del plan, Madeleine abrió los ojos y solo miraba el camino avanzar frente a ella con la cabeza colgando en la espalda de su captor en cámara lenta miro como Sable brincaba por la espalda mordiendo las piernas del hombre haciendo que este gruñera de dolor, aventó su cuerpo por los aires cayo de un solo golpe, pudo sentir que el aire escapada de sus pulmones por el impacto no pudo gritar, Sable se aferraba al hombre pelirrojo el otro saco sus garras y ataco al lobo blanco pero ágilmente lo esquivo mordiendo uno de sus brazos haciéndolo gritar de dolor por como sus dientes arrancaban parte de la piel sacudió con tanta fuerza que mando contra un árbol a Sable el lobo cayo abrumado por el golpe que no podía ponerse alerta Madeleine miraba todo borroso sabía que ella no podía hacer nada contra un hombre así de fuerte pero ver al lobo blanco ese que le ha brindado paz, un amigo fiel en sus noches tristes... se movió por inercia poniéndose frente al lobo blanco, el pelirrojo no pudo frenar su cuerpo con las garras afiladas apuntando se encajó en el cuerpo de Madeleine en su abdomen, abrió los ojos por el dolor, pero ni un quejido pudo salir de ella, el hombre saco sus garras causándole aún más dolor dejándola caer en el suelo —no me sirves muerta mujer—gruño, sable aulló con dolor al ver el cuerpo inerte de ella, esa mujer que lo cautiva más que el brillo de la luna ella que lo abrazaba con amor y cuidaba de él, sin decir nada el hombre lo miró por última vez aplasto su pata haciéndolo retorcerse de dolor — Ahora intenta seguirnos lobito —el hombre se llevó a Madeleine con él, la tomo con una sola mano de la parte del pecho de su blusa alzándola centímetros y caminando con ella así... como si no valiera nada su vida, con la fuerza que en sus tres patas que podía mover lo siguió despacio, ahora no podía hacer nada.

Alexter corrió sin parar dejando al hombre frente a la casa, Sable no había vuelto aullar y se encontraba desorientado por más que percibía el olor de Madeleine este se ocultaba entre la tierra mojada por la lluvia fue hasta que se tomó con ese olor metálico tan particular de la sangre se tensó camino en dirección hasta mirar un charco en el suelo —Es de ella — la voz del lobo gruño — Corre — alzó la vista y miro un pequeño camino que se formaba, el cielo volvía anunciar lluvia de manera precipitada con estruendos, perdería la pista de la sangre si no se apresuraba, corría siendo empapado por el agua helada su miedo crecía aún más y su lobo se impacientaba pidiendo salir.

Sebastián no corría con suerte miraba a sus hombres limpiando la zona Sombra olía en el suelo alguna pista, el agua lo hacía aún más difícil continuar —Sebastián, Madeleine no está en la casa, porque Víctor ha despertado y solo repite que se la han llevado me temo lo peor creo que la tienen— dijo casi sin aliento Carlos.

— ¿Qué dices? —el otro se preocupó aún más mirando a todo su alrededor, debía encontrar a Madeleine ella no podía morir — Demonios manda a todos a las orillas ahora — corrió con velocidad, pero un estruendo en la casa principal lo hizo detenerse — ¿Qué ha pasado? — giro sus pies se sintió dividido, por inercia empezó a correr de regreso a la casa Carlos lo miraba extrañado.

—Sebastián ve por Madeleine yo iré a la casa anda—dijo deteniéndolo, no estaban tan lejos de la casa, pero a cada segundo se alejaban más de Madeleine, apretó sus manos en puños el agua corría por todo su cuerpo debía hacerlo debía correr en dirección de Madeleine era lo que dentro de él se exigía no podía dejar que le pasara algo malo. Obedeció a Carlos regreso sus pasos, miro a Sombra que no dejaba de verle, cuando paso a su lado se detuvo.

—Sombra...— no necesito decir más corrieron en direcciones contrarias.

Sebastián pensaba en encontrar a Madeleine, pero el temor de que algo pasara en casa lo aturdía fue hasta que la imagen de alguien delante de él lo alerto pero como la lluvia no dejaba ver tuvo que esperar que la imagen se aclarara Valentina aparecía toda empapada cargando en su espalda algo, corrió hacia ella y pudo ver que era Sable, sin importarle nada y consiente que Madeleine era que faltaba salió al bosque corriendo con un grupo de hombres de la manada, pero se perdió por la potente lluvia y resbalo encontrando el cuerpo lleno de lodo —Valentina que haces aquí—se acercó hasta ella —¿Estás bien? —tomó a Sable dejando en el suelo para mirar, se miraba muy agotado su pierna podía verse lastimada, buscaron refugio bajo uno de los árboles la lluvia parecía sin fin, miro de reojo a Valentina.

—No encontré ningún rastro de Madeleine, pero supongo que él está lastimado por defenderle—dijo acariciando el pelaje del lobo blanco.

—Algo ha pasado en la casa principal debes buscar refugio— dijo mirándola a los ojos

—No pierdas tiempo entonces ve por Madeleine yo llevaré a sable a un lugar seguro— respondiendo para tomar en brazos al lobo, pero las manos de Sebastián la detuvieron, él lo miro con duda, pero este no decía nada.

—No estamos solos...—dijo parándose para mirar a su alrededor una niebla espesa se había formado aún más por la lluvia y el frío sin que pudiera ver con claridad, pero podía sentir la presencia de alguien más o algo más.

—Te has tardado demasiado alfa...—una voz gruesa se hizo notar cargada de maldad, el cuerpo de Valentina se estremeció.

— ¿Quién eres? —ordeno Sebastián miraba con cuidado todo el espacio a su alrededor.

—Amigo, no...—dijo en broma dejándose ver, miro la mano derecha donde el cuerpo de Madeleine colgaba, sin esperar el otro lo alcanzó hacia ellos, con todo su cuerpo Sebastián freno el cuero de golpearse contra la tierra — La idea es que no muriera y esto fuera divertido — dijo sarcásticamente, Valentina se horrorizó de verla así, contuvo las lágrimas, pero le era imposible.

—Madeleine despierta, no, vamos hazlo no tú, no puedes morir por favor, Madeleine no, perdóname, perdóname no pude protegerte—Sebastián se abrazó al cuerpo de ella, lloraba desconsolado, Valentina miraba a ese hombre que se proclamó soberbio llorar por ella, que el nudo en su garganta le evitaba respirar, el dolor de Sebastián le dolía en su interior.

—No creí que ella te importara tanto, pero es bueno verte sufrir antes de realmente romperte alfa...—dijo riendo a carcajadas —Romperé tu alma, así como tu hermano, creíste poder ocultarlo.... verdad Sebastián — este giro su vista a Valentina, ella abrió los ojos.

— ¿A qué te refieres monstruo? — reclamo ella, el coraje la invadía por cómo se burlaba de ellos, miró a Sebastián a los ojos estos que se miraban aún con lágrimas en ellos.

—Divirtámonos entonces— saboreo sus palabras el pelirrojo, antes de irse contra Valentina que estaba a escasos metros de Sebastián y Madeleine. Sebastián lo freno de golpe parando con su cuerpo al pelirrojo que solo reía, ya que doblaba en tamaño a Sebastián —No eres tan fuerte alfa, me sorprende tu debilidad — el cuerpo del lobo lo empuja aún más abriendo zanjas con sus pies es la tierra.

—Corre con Madeleine, Valentina— esta dudo, pero al escucharlo gruñir se paró hasta llegar a ella, recargo su oído en su pecho un leve palpitar aún se escuchaba ella vivía. Pero antes de poder salir con ella el grito de dolor de Sebastián la hizo girar el otro había encajado una de sus garras en el costado derecho de su abdomen tiro de él azotándolo al suelo, sin pensarlo corrió sacando sus uñas para clavarlas en la espalda del pelirrojo que solo se burló del débil ataque se sacudió aventando a Valentina lejos — No, ¡Valentina! — se apresuró a llegar a ella, pero el otro lo tomo del cuello.

—No hagas las cosas tan difíciles, no te quiero matar... te quiero destruir—lo lanzo lejos de Valentina, el lobo camino con paso firme hasta donde Valentina lo miraba asustada limpiando un hilo de sangre de sus labios — Bueno pequeña escoria me estás dando más lata de lo que pensé —la tomo del cuello, el débil forcejeo de ella no se comparaba a su fuerza él solo reía, la alzo, le estaba costando respirar...Sebastián corrió para golpearlo pero este se giró acomodando el cuerpo de Valentina como escudo sin soltarla del cuello se frenó en seco — Sabes yo pensaba como tú eso del amor es una mierda, tener un lazo, sentir que pierdes todo por una insignificante mujer, pero yo si lo sigo creyendo y tú solo te lo inventaste— empezó a reír, Valentina manoteaba el cuerpo del pelirrojo, pero poco a poco perdía fuerzas — Tienes algo que decirle Sebastián, creo que merece saber por qué le toca morir, díselo, pobre morirá engañada... —apretó aún más su mano, Valentina perdía fuerzas por la falta de aire, miraba a Sebastián tan abatido que le calaba en el alma y el corazón, Sebastián temblaba de coraje no podía acercarse a ella un mal movimiento y perdería todo, miro a Valentina a los ojos y relajo el cuerpo llevando sus manos a los costados al verla tan frágil frente a él. Comenzó a hablar aceptando una realidad que mantenía alejada de él.

—Valentina perdóname... lo intente juro que lo intente... quise alejarte de mí, que este día nunca llegara... perdóname por enamorarme de ti...por amarte—lo dijo suavemente podría hasta jurar que lo dijo en su mente, pero no era así, por primera vez en su vida se animó aceptar que la amaba, que desde niños juro protegerla y velar por ella, a nadie le había aceptado que guardaba con recelo en su cuarto una pequeña caja con un anillo para ella que se lo daría el mismo año que la luna se ensañó con ellos dejando a Alexter perdido por la muerte de Gabriela, ese mismo día que él confesaría su amor, cerro su corazón por miedo y Madeleine con sus ideas había llegado a llenar de luz de nuevo un espacio en su desolado corazón, donde sin importar nada amar no estaba mal, que aunque no te correspondieran el sentimiento sigue siendo el más puro de todos, juró protegerla en honor a su hermano por ese amor que ella le profeso a pesar de todo, pero no pudo protegerla ha fallado como alfa que ni a la mujer que ama puede proteger, cayo de rodillas derrotado grito en desesperación inundando el bosque ese que guarda entre sus árboles miles de recuerdos suyos.

—Sebastián ya me cansé, cargarme de vuelta a la casa anda— ordenaba una pequeña niña que corría entre los árboles.

—Te dije que te cansarías, pero no me haces caso—llegó hasta ella para que esta se subiera en su espalda.

—¿Sebastián si yo no pudiera caminar? — pregunto por curiosidad mientras regresan a la casa.


— Yo sería tus piernas— dijo sonriendo... por sus palabras ella se recostó aún más para poder apreciar el olor de su cabello ese que adoraba.













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