Rival Inmortal. (Duología Inm...

By YuraFdez

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Una niña que fue adoptada por dos dioses, su vida transcurrió tranquila al lado de Caleb M'clow, pero al pasa... More

Capítulo 1. (Cumpleaños)
Capítulo 2. (Declaraciones)
Capítulo 3. (Beso)
Capítulo 4. (Celos)
Capítulo 5 (Siempre Caleb)
Capítulo 6. (Recuerdos de la muerte.)
Capítulo 7 (Vuelve a mi)
Capítulo 8. (Alas quemadas)
Capítulo 9. (Alas blancas)
Capítulo 11. (Pago de deuda)
Capítulo 12. (En casa)
Capítulo 13. (Llegó la hora)
Capítulo 14. (Piezas)
Capítulo 15. (Drekors y Kraff)
Capítulo 16. (Cristina)
Capítulo 17. (¿Me entrenas?)
Capítulo 18. (Nuevo poder)
Capítulo 19. (Sintiendo a la muerte)
Capítulo 20. (El mas allá)
Capítulo 21. (Pasiones)
Capítulo 22. (Planes)
Capítulo 23. (Sucesos extraños)
Capítulo 24. (Conversión)
Capítulo 25. (Misterios)
Capítulo 26. (Hermanos)
Capítulo 27. (Desastre)
Capítulo 28. (Recuerdos de una semidiosa)
Capítulo 29 (Isabella, Caleb y Damien. Parte 1.)
Capítulo 30. (Isabella, Caleb y Damien. Parte 2.)
Capítulo 31 (Cumpleaños)
Capítulo 32. (Localización)
Capítulo 33. (La celda)
Capítulo 34. (Tres corazones tristes)
Capítulo 35. (Aparente tranquilidad)
Capítulo 36. (Inocentes escondidos)
Capítulo 37 (Sobrevivientes)
Capítulo 38 (Llegaste tu)
Capítulo 39. (El choque de dos espadas)
Capítulo 40. (Vasariah)
Capítulo 41. (El amor sincero de la muerte)
Capítulo 42. (Ahora será inmortal)
Capítulo 43. (El amor de dos Inmortales)
Capítulo 44. (Hora de actuar)
Capítulo 45. (El trío)
Capítulo 46. (Azrael y Aladiah)
Capítulo 47. (Verdades de Malenka)
Capítulo 48. (La pureza del amor)
Capítulo 49 (Isis)
Capítulo 50. (Cambios)

Capítulo 10. (Aladiah)

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By YuraFdez


Caleb.

- Ella tiene alas, está en peligro y él también. - dije.

- ¿Alas? – preguntó Santiago.


Asentí, me puse de pie un poco molesto por no saber su paradero.


- ¿Qué le sucede? ¿Damien no la está protegiendo? – preguntó Isis mirándome fijamente.

- Solo pude ver como Damien era golpeado por un señor, intentaban quemar sus alas o cortarlas no sé muy bien, solo sé el dolor impresionante que sentía él, de repente el dolor ceso y apareció Isabella protegiendo con su cuerpo a Damien, pero no era su cuerpo eran alas, unas grandes alas blancas. Después todo se puso negro – dije, miré a Isis - ¿se convirtió en uno de ellos? – pregunté preocupado.


Ella se quedó pensando, entrecerró los ojos sin saber muy bien que responder.


- ¿Puedes ver dónde están? – pregunto Isis.


Negué con la cabeza, cerré los ojos tratando de volver a tener conexión. Todo estaba negro.


- Todo está negro – dije frustrado.

- ¿Crees que Damien se desmayó? – volvió a preguntar Isis.


Daniel y los demás estaban en silencio escuchando a Isis.


- Puede ser – respondí.


Ella suspiró.


- Entonces no veras nada hasta que él despierte, Cal tienes una conexión con Damien – dijo ella.

- Hay Isis... esto no me está gustando nada – dije cansado.

- Era de esperarse que algo te sucediera, después de todo tienes una gran parte de su alma y de paso su sangre – dijo Dan.

- Eso podría ayudar ¿no? – preguntó Angélica a Isis.


Isis asintió.


- Puede ayudarnos, pero si lo que digo es cierto entonces Caleb está en peligro igual – dijo Isis.

- ¿Por qué? – pregunté confundido.

- Ya lo veremos Cal, primero tenemos que traer a Damien e Isabella, él es el único que puede decirnos que pasó - dijo.


No me gustaba para nada esta situación, no me gustaba el rumbo que estaba tomando las cosas, yo quería matarlo a él.

Santiago pasó un brazo por mis hombros.


- Todo estará bien hermano – dijo.










Damien.

Abrí mis ojos tratando de ubicarme, lo primero que vi fue a Isabella mirando mi rostro, estábamos en mi cuarto me puse alerta de una vez.


- ¿Estás bien? – pregunté, la voz salió rasposa al principio. Ella me tendió un vaso de agua.

- Lo estoy. ¿Qué tal tu espalda? – preguntó haciendo una mueca de dolor.


Realmente no me dolía mucho que digamos.


- No me duele tanto – dije.

- Vasariah trajo una crema o algo así y te la untó. Ella dijo que gracias a los puntos que te tomé esta vez tu sanación era mas rápida - dijo ella.


¿Vasariah?


- ¿Papá? – pregunté.


Ella negó con la cabeza.


- Damien, tu padre es una persona horrible – dijo ella.


Sonreí.


- No es una persona, es un ser. Él era la muerte – dije apoyándome para sentarme en el respaldar de la cama.

- Pensé que la muerte era una sola persona – dijo.


La miré y algo llamó mi atención, sus hermosas alas blancas.


- ¿Por qué las tienes afuera? – pregunté acariciando una de sus plumas – son hermosas – dije.


Ella se removió por la caricia, sonreí.


- No sé cómo guardarlas – dijo en voz baja.

- Tienes que tranquilizarte primero, cuando tu cuerpo esta tensionado o en alarma ellas aparecen, me imagino que sigues tensionada por lo sucedido trata de calmarte – dije.


Ella respiró profundo y cerró los ojos. Después de unos segundos me miró.


- Ahora pídele que descansen – dije – es una orden mental – le dije.


Ella asintió y cerró sus ojos. Lentamente sus alas empezaron a desaparecer. Sonreí. Esta chica era buena.


- Lo hice – dijo feliz mirándome.


Asentí. Me acerqué a ella y la abracé, inhalé su aroma.


- Gracias por llegar a mí, por salvarme. Nunca nadie lo había hecho – dije.


Ella me abrazó.


- Damien... tenia tanto miedo. Cuando sentí que me quemaban la espalda sabía que algo malo te ocurría – dijo.


Me separé inmediatamente de ella preocupado.


- ¿Cómo que sentiste tu espalda quemada? – pregunté deseando que me dijera lo contrario.

- Fue la única manera de llegar a ti, estaba dormida y de repente sentí lo que te estaban haciendo, realmente fue horrible. Me imagino lo que debiste de sentir – dijo.


Maldito fuera Caleb M'clow.

Necesitamos ir a un lugar.


- Vamos – le dije.


Ella me miró un poco preocupada, pero me siguió. La abracé y extendí mis alas, dolieron un poco, pero era un dolor soportable.


- Damien... estas aun recuperándote – dijo.


Desaparecí con ella y llegué a ese lugar apartado el cual se me estaba prohibido visitar. Respiré profundo y le agarré fuertemente la mano.









Isabella.

Damien tomó fuerte mi mano, parecía otro mundo. Era realmente hermoso, había montañas y un césped verde. Parecía el lugar en el que Caleb me había llevado hace poco, pero pude notar la tensión en Damien. Así que no me fié de esto.

Caminamos, había casas y uno en forma de castillo o bueno a eso lograba asemejarlo.

Varias mujeres y hombres con alas blancas caminaban. Esas se parecen a mis alas. Cuando vieron a Damien se apartaban. No se si por miedo o respeto.

Damien se dirigía al castillo o lo que fuera eso, pero se detuvo antes de llegar, mirando fijamente a un lugar mientras apretaba mas fuerte mi mano.

Fijé la vista en donde él la tenía, una hermosa mujer de cabello negro azabache, con un vestido blanco y rasgos muy definidos apareció, miraba a Damien y él a ella. La mujer tenía alas blancas también, me miró y sonrió. No parecía una mala persona. Ella se acercó a nosotros y se detuvo a unos cuantos centímetros de Damien.


- Damien – dijo.


Damien dio un paso atrás.


- Vengo por una duda, me marcharé enseguida – dijo serio.


La mujer se vio algo dolida y asintió.


- Entren – dijo, se acercó a mí y le soltó la mano a Damien para poner la suya – vamos – me dijo con ternura.


Miré a Damien que se veía tenso, yo seguí a la mujer y Damien venia tras de nosotras.


- Este es mi hogar, esta es mi familia, no te harán daño – me decía ella.

- No te hacen daño, pero sí que te abandonan – susurró Damien.


La mujer miró a Damien con dolor en sus ojos.


- Mi nombre es Aladiah – me dijo la mujer.

- Isabella – dije.


Ella asintió.

El lugar era enorme, había muchos seres caminando, otros desaparecían con flechas y en otro salón combatían.


- ¿Son ángeles? – pregunté aun mirando a mi alrededor.

- Lo somos – dijo – bueno ese es el nombre que nos otorgaron los humanos, estamos acá para cuidar de los humanos y dar nueva vida – dijo.

- ¿Si ustedes son ángeles que es Damien? – pregunté confundida.

- Es un ángel oscuro, encargado de llevar a los muertos al más allá – dijo.

- ¿Y mamá y papá? – pregunté, esto cada vez se volvía más complicado.


Luego me di cuenta que seguramente ella no sabía quiénes eran mis padres.


- Tus padres son dioses, bueno no realmente son algo superior a un Dios – dijo ella.

- ¿Sabes quiénes son? – pregunté asombrada.

- Todos sabemos quiénes son la resistencia, tu madre es una Diosa increíble, es la que mejor me cae, y tu padre es igual a ella. Dos seres llenos de luz - dijo.

- ¿La resistencia? – pregunté confundida.

- Cuando los dos pelearon contra Xavier, ella dijo que ahora conocerían a la Resistencia, de ahí acá le hemos llamado así – dijo con una sonrisa.

- Si sabían de esa guerra ¿por qué no ayudaron? – pregunté confundida.


Ella suspiró.


- Todos los seres tenemos unas reglas inquebrantables, nosotros no nos podíamos meter en esa guerra de Dioses – dijo.

- ¿Por qué ella tiene alas color blanco? – preguntó Damien que había estado en silencio desde hace rato.


La mujer se volteó a mirarlo.


- Porque ella no es mala, ni oscura. Puede que le hayas dado un poco de tu alma Damien, pero recuerda que yo te di la vida. En tu sangre corre la mía, y las alas pertenecen según el alma, era una niña de alma pura. No ha matado, no ha acribillado. Tenían que ser blancas. Ella hará el bien, esa es la razón del color de sus alas – dijo como si fuera obvio.


¿Ella le dio la vida? ¿era su madre?


- ¿Eres su madre? – pregunté asombrada.


Ella asintió.


- Lo soy, aunque a él se le olvide – dijo dolida.

- Tú me abandonaste – dijo molesto Damien.

- Tu padre y tu abuelo te matarían si no me hubiera alejado – dijo con rabia – para ellos tenías que ser el descendiente – dijo girándose.

- Excusas – murmuró Damien – vine a hacerte unas preguntas – dijo.

- Pregunta – dijo seria su madre, podía notar una chispa de dolor en su rostro.

- ¿Por qué ella puede sentir en carne propia cualquier cosa que me sucede? antes no pasaba así – dijo Damien.

- Damien cariño, le has dado más de la mitad de tu alma a Caleb y de paso le diste sangre. Has quedado vulnerable ante los que le diste de tu alma y tus enemigos, Caleb y ella ahora pueden sentir lo que tú, y viceversa. Ella no te había podido sentir antes porque estabas más fuerte por dentro y controlabas las sensaciones para que ella no te sintiera, ahora no será así. Si algo le sucede a Caleb lo sentirás tú y si lo sientes tú lo sentirá ella – dijo ella mirando con preocupación a Damien – Los dos están unidos a ti Damien – termino de decir.

- ¿Por qué nadie me habló de esto? – preguntó Damien confundido.

- Porque nadie pensó que harías algo así. No es tu labor revivir – dijo su madre.


Trataba de asimilar toda la información estaba algo confundida, todo era complicado y yo casi no entendía nada.


- ¿Qué pasa si mato a Caleb? – preguntó.


Lo miré alarmada.


- No le harás nada a Caleb – le dije con enfado.

- Morirás tu Damien y si tú mueres ya sabes lo que pasa con Isabella – dijo su madre.


Damien pasó una mano por rostro en frustración.


- ¿Qué puedo hacer para revertirlo? – preguntó Damien.

- Sabes que las decisiones que se toman no son reversibles Damien – dijo su madre.

- ¡Maldita sea! - gritó Damien desesperado.


Bueno algo me hacía sentir calma, Damien no podía herir a Caleb ¿verdad?


- ¿Damien puede morir? - pregunté.

- Él es la muerte, no morirá. Pero ustedes pueda que si. Por tu parte si mueres Damien pueda que siga con vida puesto que solo tienes un poco de su alma pero si... -

- Si M'clow muere, moriré yo. – Terminó de decir Damien.


Si muero yo ellos dos seguirían con vida, entiendo.


- Es decir que la única forma que la muerte muera es si Caleb lo hace – dije.


La mamá de Damien me miró con cariño y asintió. Puede que pareciera tonta preguntando pero quería tener todo claro.


- Así es pequeña, así que trata de alejar a esos dos antes de que terminen en locura - me dijo la madre.


Damien me tomó la mano.


- Nos vamos – me dijo.


Miré a Alvalad, ella se veía algo triste pero no dijo nada. Le hice una seña con la cabeza y seguí a Damien. Cuando estuvimos alejados me solté. 


- ¿Qué fue eso Damien? - pregunté con enfado.

- ¿Qué cosa? – preguntó.

- Es tu madre Damien, deberías tratarla mejor. ¿Por qué no estas aquí en vez de estar con el maniático de tu padre? - le pregunté.


Él caminó y gritó fuerte. Este chico quería quedar sin garganta.


- ¡Ella me abandonó! ¡ahora soy la muerte! ¡me toca quedarme en mi lugar! ¡con mi padre! - grito enojado.


Me enfurecí.


- ¡Damien a mi no me grites! - le grité.


Él pasó una mano por su cabello frustrado, luego me miró. Ambos nos rentamos con la mirada.


- Disculpa – dijo.


Me acerqué a él y lo abracé...


- Deberías hablar con ella, se ve que te quiere – dije.

- Hmm - respondió.

- ¿A dónde vamos ahora? - pregunté.

- A casa – dijo.

- ¿Estas loco? – pregunté separándome de él.

- Es un lugar seguro Isabella - me dijo.


Lugar seguro era mi casa, mi familia, Caleb... suspiré y asentí.


- Si tu padre aparece que no te toque ni una pluma. Prometelo- pedí.

- Lo prometo – dijo.


Él me dio la mano y yo la tomé. Ambos desaparecimos.


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