Big Bad Wolf » Camren

By imheedictator

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Aquellas historias de cuentos de hadas siempre quedarán pequeñas ante el nuevo mundo, lleno de lobos y otros... More

Prólogo
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By imheedictator

Lauren POV

—¿Quién eres tú? —Pregunté, al sentir que aquella chica no me soltaba de ese abrazo profundo que me estaba dando en esos momentos.

—Ariana es nuestra compañera. —Respondió Verónica, levantando el brazo en forma de saludo.

Entonces, Ariana movió la cabeza en un pequeño gesto de afirmación mientras que me dejaba ir. Al levantar mi mirada, me quede observando como Camila se había levantado de su sitio y nos miraba a ambas con los labios un poco entreabiertos, ignorando el saludo de Verónica y el de Gabriel, que ahora saludaban a nuestras amigas.

—Bienvenidas. —Ariana nos dijo con una agradable sonrisa, al dirigirse donde Camila. —Trabajo con los chicos. —Nos explicó mientras estiraba su brazo, ofreciéndoselo a mi mujer para que estrecharan sus manos. —Tú debes ser Camila ¿cierto? —Termino de decir.

—¿Ah? —Camila se notaba un poco confundida, pero luego de un segundo se dio cuenta que el brazo de Ariana seguía levantado, esperando su saludo de vuelta. —Sí. —Respondió ella rápidamente, estrechando su mano también.

—¿Ella sabe? —Me acerqué a Dinah sigilosamente, viendo como todos se acomodaban en la mesa del comedor.

—¿Qué tienes colita? —Dijo Dinah en voz baja, con una sonrisa de burla. —Prometimos entre nosotros que no se lo diríamos a nadie más, pero Ariana es parte de nuestro grupo, no tienes que preocuparte de nada.

—¿Qué hacen aquí? —Les preguntó Normani a Verónica y Gabriel.

—Queremos hablar con las chicas sobre el aparato de defensa. —Respondió Gabriel, sacando varios papeles de su maletín.

—Dijimos que esperaríamos a que las chicas se adapten un poco, acaban de llegar ayer. —Le regaño Normani, con una cara de evidente molestia.

Yo solo observaba como Ariana no dejaba de sonreírle a Camila, mientras que mi mujer trataba de esquivarle la mirada, tratando de ver todos los papeles que los chicos dejaban en la mesa y se podía apreciar que tanto Verónica como Gabriel andaban buscando algo entre todas sus cosas.

—No importa, quiero saber que es lo que ocurre. —Dije acercándome, tomando uno de esos papeles entre mis manos y comenzando a leerlos.

—¿Sabes leer? —Escuché la pregunta de Ariana y simplemente asentí, tratando de enfocarme en lo que veía.

—¡Bingo! —Exclamo Verónica, al tomar un papel de color amarillo y dárselo a Normani al instante.

—¿Qué es esto? —Pregunto Normani indicándoles el papel y pude darme cuenta que Dinah se había parado atrás de ella, comenzando a leerlo en voz baja. Me acerque a ellas y pude notar como Camila tomaba de mi mano, haciendo que la abrazara por atrás con uno de mis brazos mientras que yo trataba de entender todo lo que leía, pero era muy complicado.

—¡No puede ser! —Dinah se tapo la boca con ambas manos y tanto Camila como yo nos quedamos mirándonos un segundo porque no entendíamos lo que pasaba. Los papeles que yo tenía en mis manos solo eran puros números que representaban cosas que yo no entendía.

—Es el informe. —Murmuro Normani, completamente en shock.

—¿Qué es lo que sucede? —Preguntó Camila.

—El informe que demuestra que el ejército de los Estados Unidos es dueño de tu mar brillante y que no fue hecho con fines militares, ¿para qué crees que lo crearían? —Explicó Verónica.

—¿Cómo puedes saber que no lo hicieron para ellos? ¿Crees que alguien lo robó? —Pregunté, quitándole el papel de las manos a Normani y comenzando a leerlo.

—No, algo mucho peor. —Dijo Gabriel.

—¿Qué puede ser peor que alguien lo robará? —Dijo Camila.

—Un regalo, tu mar brillante fue un regalo. —Respondió Ariana y fue ahí que leí la línea que lo explicaba todo.

“La clasificación de seguridad del A. N. D. N° 002 - 1506 - 2103 es de carácter confidencial, bajo las condiciones ya establecidas en la junta, archivadas en el documento N° 07. Otorgándole un uso fuera del rango militar, prohibiendo su desactivación en el tiempo establecido de uso para futuros proyectos mientras que el A. N. D. sea cedido.”

—¿A quién fue cedido? —Levanté el rostro, observando a todos rascándose la cabeza, tratando de encontrar una respuesta al igual que yo.

—Esa es la gran pregunta. —Dijo Gabriel, sacando más papeles de su maletín.

—¿De dónde han sacado todo esto? —Pregunté señalando todo lo que habían colocado en la mesa, viendo como todos tomaban varios papeles entre sus manos analizándolos.

—Tienes la respuesta en tu delante. —Contesto Dinah, mirándome de reojo.

—¿Qué tengo en mi delante? —Dije observando a Ariana, notando que me miraba con evidente curiosidad. Seguro era porque no todos los días veías a una persona que podía transformarse en una pantera.

—Yo soy la respuesta, yo soy una de las infiltradas en el ejército. —Dijo ella, mientras que mi mente trataba de procesar la noticia.

Camila POV

En toda la tarde me había sentido un poco fuera de lugar, en aquella conversación y en esa mesa. Solamente me senté observando cómo los chicos escribían varias cosas en nuevos documentos para realizar un informe. Más que nada porque eran tantos papeles que se pasaban entre sí, tratando de darles un significado, aquel significado que yo no podía darles porque no sabía leer. Aunque supiera contar y escribir algunas letras, no era lo suficiente para comprender documentos complicados que había obtenido Ariana para el grupo, así que yo no había sido de mucha ayuda.

Hablando de ella, Dinah nos había tratado de explicar que esto se había convertido en algo mucho más fuerte que un simple reportaje cuando una organización de su gobierno, los contacto, ofreciéndoles todo lo necesario para obtener la verdad de la malversación de fondos y las posibles desapariciones de sustancias prohibidas en su laboratorio. Todo lo que llevaba a señalar que en el ejército de los Estados Unidos, no se podía confiar en alguien debido a que prácticamente trataban de descubrir a los culpables o infiltrados, a pesar de que Ariana era una de esas personas infiltradas, pero con un motivo completamente diferente.

Termine de servirme un vaso de agua en la cocina y me estaba dirigiendo de vuelta a la habitación que compartía con Lauren, cuando noté como la puerta de la habitación de Dinah estaba un poco entreabierta. Me acerqué un poco, dando un suave toque. Al instante, ella me hizo una señal para que entrara.

—Quiero que me ayudes en algo Dinah. —Me acerque a ella sigilosamente porque no quería que Lauren escuchara nuestra conversación, a pesar de que seguramente estaría durmiendo, pero sabía perfectamente que las panteras tenían un buen oído.

—¿Qué sucede Camila? —Preguntó mientras acomodaba las grandes maletas de ropa que había traído de su apartamento, porque ella tenía su casa propia. Solamente que Dinah prefería quedarse con nosotras y ayudarnos a acostumbrarnos a la ciudad, ya que Normani trabajaba hasta muy tarde y Dinah estaba en unas mini vacaciones declaradas por ella misma.

—Enséñame a escribir, quiero escribir para Lauren.

Entre a nuestra habitación, sorprendiéndome de no ver a Lauren en la cama. Comencé a buscarla, dándome cuenta que ella se encontraba en el balcón, observando la Luna un momento, solamente en ropa interior.

Aún no se había puesto la ropa de dormir y creía que era porque no le gustaba mucho el diseño de lobitos que tenía la pijama que le había dado Normani. Otra ironía a nuestra lista y la verdad, no creía que nuestra amiga lo había hecho a propósito, porque la de las bromas era Dinah.

—¿Qué haces? —Pregunté mientras me acercaba a ella, abrazándola por detrás mientras dejaba un suave beso en su espalda. —Creí que estarías viendo televisión. —Dije, recordándole su nueva adicción gracias a Dinah, que trataba de mostrarle todo lo que podía ver en ese aparato.

—Digamos que preferí venir aquí y ver la Luna. —Lauren dio un fuerte suspiro, tomando mi mano y haciendo que yo la abrazara mucho más fuerte.

—Dinah dice que mañana nos llevara al cine, para aprovechar el tiempo que le queda antes de comenzar a trabajar. —Dije, sintiendo como Lauren se libraba de mi agarre, dándose la vuelta y mostrándose ante mí. Ella estaba hermosa esa noche, más hermosa de lo que yo alguna vez pudiera imaginar. Era como si la luz de la Luna, sacara a flote toda su inmensa belleza.

—Creo que tendremos que hablar con ellas para que nos ayuden a conseguir un trabajo también. —Dijo tomando mi rostro con delicadeza, mientras acariciaba mi mejilla con cuidado.

—Estaremos bien amor. —Conseguí decir cerrando los ojos y disfrutando de su toque sobre mí.

—De eso no tengo duda, Camila. —Respondió Lauren, acercándome a ella para besarme.

Enrede una de mis manos en los cabellos de su nuca, mientras Lauren me atraía mucho más contra ella a la vez que comenzaba a besarme con pasión. Fueron unos besos lentos que poco a poco comenzaron a intensificarse por la calentura del momento.

—Quiero besarte cada día de mi vida, es como si mis labios no quisieran besar otros que no sean los tuyos. —Susurro entre besos, mientras me brindaba una de las más bellas sonrisas que había visto.

—Bésame amor, bésame una y otra vez. —Inmediatamente Lauren me levantó del suelo, mientras yo enredaba mis piernas en su cintura y ella me llevaba devuelta a la habitación. En el pequeño camino de regreso a nuestra cama, seguimos besándonos mientras Lauren se deshacía de mi ropa con rapidez.

—¿Es esto una carrera o algo por estilo? —Dije entre risas.

—Una carrera que yo ya estoy ganando. —Lauren me echo con cuidado sobre la cama y puso sus piernas, una a cada lado de mi cuerpo.

—Te ves irresistible en ropa interior. —Murmure.

—Quiero que me toques. —Dijo ella en un susurro, que invadió el silencio de nuestra habitación.

—Y yo me muero por tocarte. —Estire mis brazos, para comenzar a pasar mis manos por sus muslos.

—Tócame Camila, como si el tiempo se hubiera detenido, como si no hubiera nada más que una eternidad entera en está habitación. —Afirmo ella, acercándose a besarme una vez más.

Me senté un poco más con Lauren encima mío, comenzando a pasar mis manos por toda su piel desnuda, recorriendo su cuerpo como aquella vez que la había bañado en los cubículos. Pero esta vez era diferente, porque inevitablemente teníamos la tranquilidad para amarnos una y otra vez, lejos de todas esas preocupaciones que tratamos de dejar en el bosque.

Pase mis manos por sus hombros, bajando poco a poco por su espalda, hasta que me deshice de su sostén, mostrándo sus hermosos y firmes senos. En todo momento, que recorría el cuerpo de Lauren con mis manos, ella no me quitó su mirada penetrante de encima. En un momento, ella tomo mis manos y las llevo directamente a sus senos, para que la tocará una y otra vez. Me sentía en el paraíso al recorrer todo su cuerpo con mis manos y dejar uno que otro beso por su piel.

Llevé una de mis manos por su centro, haciendo a un lado su ropa interior y comenzar a tocarla ahí, sintiendo su evidente humedad e inmediatamente sentí como Lauren se agachaba un poco para comenzar a besarme con intensidad, juntando nuestras lenguas en un beso que parecía que no tendría fin.

—¡Oh Camila! —Gimió al sentir como suavemente introducía dos de mis dedos en su intimidad. Lauren comenzó a rozar su intimidad mucho más contra mis dedos a la vez que yo comencé a besar sus senos, llevándomelos a la boca, chupando sus pezones con pasión.

—P—porfavor. —Rogo al sentir que mis dedos llegaban a la profundidad de su interior.

—Mi amor. —Le dije al ver como Lauren se movía con fuerza contra mí, perdida en el momento, con sus ojos completamente negros y los colmillos que le habían salido.

Levanté la mirada, al sentir como sus paredes se contraían y aumente mucho más la velocidad, haciendo que Lauren llegará al orgasmo, colapsando entre mis brazos. Ella respiraba entrecortadamente, tratando de recuperar el aliento y volver en si. Entonces, me acerqué a su rostro, besándola otra vez,

De un momento a otro, Lauren se levantó de la cama mientras se quitaba su ropa interior, parándose desnuda frente a mí.

—Ven. —Pidió en un susurro e inmediatamente me levanté, siguiéndola en la oscuridad de nuestra habitación. Lauren, tomó mi mano y me guío a la puerta de vidrio que daba al balcón, sentí que me colocaba sobre la puerta, poniéndose ella atrás mío.

—¿Qué haces? —Pregunté al sentir como Lauren desabrochaba mi sostén y lentamente con sus dientes me quitaba la ropa interior.

—Quiero hacerte mía con la Luna de testigo. —Respondió pasando una de sus manos por mi estómago, mientras que con su otra mano, acariciaba mi rostro.

Me pegué mucho más al vidrio de la puerta, sintiendo como Lauren dejaba un pequeño beso en mi nuca, luego por mis hombros, comenzando a recorrer mi espalda con sus labios a la vez que dejaba pequeñas mordidas por toda mi piel.

—Lauren... —Gemí al sentir como sus labios habían llegado hasta mi trasero, comenzando a dejar mordidas ahí también.

—Las acciones significan mucho más que las palabras Camila, recuerda eso. —Y sin más continuó haciéndome suya, mientras que yo sentía que no podía más, pegando mi frente al vidrio de la puerta, tratando de encontrar estabilidad porque mis piernas comenzaron a flaquear cuando Lauren introdujo un dedo en mi interior.

—La Luna se dará cuenta que tengo al astro más hermoso entre mis brazos. —Susurro en mi oído.

—Te amo. —Dije tratando de verla directamente a los ojos, esos ojos verdes que me tenían profundamente enamorada.

—Te amo mi amor. —Respondió ella, esta vez aumentando un dedo más, comenzando a moverse contra mí con mayor intensidad. Poco a poco sentía que no iba a poder más, no me importó nada y deje de tratar de aguantar los gemidos que quería soltar.

Me perdí en ese momento, me perdí en las caricias de la mujer que amaba, me perdí entre nuestras respiraciones, pero Lauren estaba ahí, amándome con cada respiración de su ser.

Lauren estaba hecha para encontrarme.

Cuando llegué al orgasmo y Lauren dejaba besos por toda mi mejilla, diciéndome que me amaba con todo su corazón, pude observar la Luna a lo lejos, ella había sido esta vez testigo de nuestro amor.

Lauren POV

Abrí los ojos, esperando encontrar a Camila pero no estaba a mi lado. Me senté un poco más en la cama, sobándome los ojos, recorriendo la habitación con la mirada. Hice a un lado las sábanas, dándome cuenta que se escuchaba el sonido de la ducha a lo lejos. Iba a levantarme cuando, noté algo que había en el velador que se encontraba al lado de nuestra cama. Me arrastré hasta llegar ahí y tomé esa pequeña nota entre mis manos, leyéndola.

“Buenos días, te amo.
                              Camila”

Sabía perfectamente que Camila no sabía escribir, pero había encontrado la manera de dejarme esta nota luego de haber hecho el amor. Comencé a reírme de lo feliz que me sentía porque ella había hecho eso por mí. Para algunas personas eso hubiera sido nada, pero para mí lo era todo.

Me dirigí al baño, abriendo la puerta muy despacio, encontrándome con Camila en la ducha, pasándose el jabón por sus brazos una y otra vez, disfrutando el agua caliente que salía de la regadera, concentrada en su baño hasta que decidí acercarme, mientras me desnudaba en el camino. Me metí a la ducha, abrazándola por la cintura y ella se sobresaltó, dando un pequeño gritito mientras yo observaba como el jabón salía volando por los aires.

—Buenos días. —Pegue mis labios a su cuello, dejando varios besos por toda su piel.

—Lauren, me has asustado. —Dijo ella, poniendo su mano al lado izquierdo de su pecho, tratando de tranquilizarse. Pero yo comencé a besarle el lóbulo de la oreja.

—Solo vengo a ducharme con mi mujer. —Respondí, haciendo que se dará la vuelta para que quedáramos frente a frente, comenzando a pasar ambas manos por todo su trasero, apretándolo mientras comenzaba a besarla lentamente.

—No parece que hagas eso. —Me informó al sentir como comenzaba a dejar pequeños besos por sus hombros.

—En realidad, no lo hago. —Admití con una sonrisa. —Vine porque quiero hacerte el amor.

—¿No tienes suficiente con lo de ayer? ¿Qué dirán las chicas? —Preguntó y yo negué al instante.

—Lauren... —Volvió a llamarme, pero esta vez no fue porque ella quería que me detuviera. Mi mano en su entrepierna logró que Camila, cerrará los ojos y comenzará a disfrutar de mi toque sobre ella.

—Mi felicidad, eres mi pequeña felicidad. —Terminé de decir, mientras continué haciéndola mía en aquella ducha.

—¡Buenos días Carmilla! ¿Qué tal estuvo el sexo? —Preguntó Dinah apenas había puesto un pie en el comedor.

—¡Dinah! —Normani le tiró un pan en la cabeza a la vez que yo me sentaba en una de las sillas que se encontraban libres.

—¿Qué? —Dijo Dinah un poco indignada. —Es el colmo que se escuche hasta con paredes de cemento. —Al escuchar su comentario, sentía que me ponía roja.

—Cállate. —Le respondí, mientras le agradecía a Normani, que me había puesto un gran trozo de carne cruda al lado de dos panes.

—¿Y dónde esta Camila? ¿Ya la dejaste desmayada otra vez? —Volvió a preguntar tratando de ver atrás de mí. —Se supone que vamos a ir al cine. —Informo y yo simplemente comencé a comer.

—¿Existe algún sitio de la ciudad donde puedo dejarte y no volver a verte? —Pregunté con una gran sonrisa fingida.

—No, pero para ti hay uno y se llama zoológico. —Replicó e inmediatamente hice que le salpicara un poco de la sangre de mi carne en su rostro.

—¡Perra, aunque no aúlles! —Me reclamó, intentando salpicarme un poco de la sangre también.

—Por favor, compórtense. Estamos desayunando en paz. —Intervino Normani, regañándonos a ambas.

—Dinah, ¿puedes venir un momento? —Las tres escuchamos el llamado de Camila venir desde nuestra habitación.

—Ya voy, con permiso. —Dinah se paró de la mesa, yendo a ver que necesitaba Camila. —Tu mujer me llama. —Comento antes de perderse por el pasadizo.

—Tenle un poco de paciencia. —Me pidió Normani al ver que nos encontrábamos solas en el comedor.

—Lo hago aunque no lo creas, ¿cuándo volverás?

—En la noche, tengo mucho trabajo en el canal. —Explicó.

—Normani, quería hablar contigo sobre los trabajos. Sé que nos vas a ayudar pero...

—Tranquila Lauren, todo a su tiempo, primero adáptense a la ciudad, no te preocupes por nada más.

—Listo. —Regreso Dinah al comedor, volviendo a sentarse en su sitio y continuar desayunando a la vez que se concentraba en su celular.

—Buenos días. —Saludo Camila a Normani y luego se sentó a mi lado, dándome un pequeño beso en los labios antes de comenzar a servirse el desayuno.

Pero cuando continué comiendo, sentí como Camila ponía un pequeño papel en mi bolsillo. Levante la mirada y ella me sonrió un poco sonrojada, mientras que comenzaba a comer. Metí una mano a mi bolsillo, recordando la pequeña nota que me había dejado en la mañana, la abrí y al instante comencé a toser que Camila me tuvo que dar pequeñas palmadas en la espalda para tratar de tranquilizarme.

La nota no era nada romántica como la de más temprano, esta vez era diferente. La nota decía...

“Fóllame sin descanso”

—Lauren, ¿estás bien? —Preguntó preocupada, tratando de que dejara de toser y yo simplemente comencé a asentir.

—¿Ah? —Estaba un poco confundida, pero quizás Camila también sentía que debíamos recuperar el tiempo perdido.

—Estoy genial amor, es solo que... lo guardaré. —Afirmé guardando la pequeña nota en mi bolsillo e inclinándome a darle otro beso en los labios. —Me encantó. —Le recalqué antes de continuar con nuestro desayuno.

Sin embargo, de un momento a otro comenzamos a escuchar como Dinah comenzaba a reír con fuerza mientras miraba su celular, aunque trataba de aguantarse pero era en vano.

—¿De qué te ríes Dinah? —Le preguntó Normani y yo me quede quieta tratando de entender lo que pasaba.

—¿Qué hiciste? —Reclame al notar que cuando nuestras miradas se encontraron, exploto en una profunda risa.

—¡Me declaro culpable! —Exclamo Dinah.

—¿Qué me hiciste escribir Dinah Jane? —Camila parecía entender lo que pasaba, pero yo estaba perdida.

—Espera, ¿no querías decir eso? —Me dirigí a Camila, sacando la pequeña nota de mi bolsillo mostrándosela.

—¿Qué dice en el papel? —Normani me lo quitó de las manos, traté de que me lo devolviera pero fue muy tarde porque lo leyó en voz alta.

Fóllame sin descanso. —Dijo sin más.

—¿Qué? —Camila se tapo el rostro con ambas manos, tratando de ocultar el leve rubor en sus mejillas.

—¿Qué quisiste decir? —Preguntó Normani.

—Ámame sin descanso.

—Al menos ya sabes escribir sin descanso. —Susurro Dinah.

Al instante, agarre la poca carne que me quedaba y se la tiré en la cara. Comenzando una guerra de comida entre las dos, mientras que Normani y Camila trataban de detenernos.

—¡Vamos chicas, es casi lo mismo!

Camila POV

—Mis niñas, ya nos vamos. —Escuchamos el llamado de Dinah que nos esperaba lista para salir.  Tome la mano de Lauren dirigiéndonos afuera, esperando a que Dinah cerrará la puerta del departamento hasta que repentinamente Lauren soltó mi mano y se dirigió a las escaleras de la derecha.

—Lauren, ¿a dónde vas? —Pregunté, observando como se alejaba poco a poco.

—Usaré las escaleras, nos vemos abajo. —Contesto, pero al instante me acerqué a ella, tomando su mano.

—Amor, ven conmigo. —Dije mientras intentaba que me siguiera, ya que Dinah nos estaba esperando mientras estaba apoyada contra la pared.

—Camila… t—tengo miedo, no se lo digas a Dinah. —Susurro suavemente en mi oído.

—Ven corazón. —Tome su mano e hice que me siguiera a pesar de que se notaba que estaba incómoda de ir por el ascensor.

Al entrar, Lauren se pegó contra la pared agarrándose con ambas manos ante la mirada confundida de Dinah. Cuando comenzamos a movernos, Lauren cerró los ojos con fuerza comenzando a temblar un poco. Sin embargo, cuando sintió mis labios encima de los suyos, dejo de hacerlo.

Empecé a besarla, tratando que no pensara en otra cosa, más que mis ganas de sentir su boca sobre la mía. Lauren dejo de agarrarse de la pared del ascensor, para abrazarme por la cintura y comenzar a bajar una de sus manos por mi trasero, mientras continuábamos besándonos en aquel ascensor.

—No vamos a ver nada que tenga que ver con Dora, ¿cierto? —Comentó Lauren. — Ya fue gracioso una vez pero ya no más.

Las tres nos encontrábamos mirando los famosos afiches de las películas que estaban disponibles. Dinah trataba de explicarnos con calma como funcionaba todos los aspectos del cine, pero Lauren intentaba hacerla perder la paciencia luego de la gran broma que nos había hecho Dinah, que logró que ambas nos avergonzáramos tanto que incluso cuando se despidió Normani para ir a trabajar, no podíamos mirarla a los ojos.

—Ay como te haces la grandota, bien que estuviste cantando con entusiasmo. —Dinah comenzó a levantar las manos, imitando lo feliz y entusiasmada que se encontraba Lauren cuando comenzó a cantar aquella canción.

—¡Me dio gracia el mono! —Replicó Lauren matando a Dinah con la mirada.

Traté de ignorar su pelea un poco, observando a mi alrededor, viendo como las parejas o familias entraban a sus respectivas salas, pero todos tenían algo entre sus manos, como pequeños baldes de color rojo y de vez en cuando sacaban algo de ahí, llevándoselo a sus bocas, mientras conversaban entre ellos.

—Dinah, ¿qué es eso? —Señale aquel balde rojo que traía un señor entre sus manos.

—Pop corn. —Respondió ella al instante. —¿Qué podemos ver? Déjenme pensar.

—Se ve interesante. —Susurre antes de darme media vuelta y comenzar a apreciar los afiches de las películas.

—¿Quieres eso Camz? —Escuche a Lauren preguntar atrás mío, señalando los grandes baldes rojos que traían casi todos.

—Olvídalo amor. —Trate de convencerla, poniendo su atención en la película que veríamos. Sin embargo, Lauren comenzó a alejarse de nosotras, dirigiéndose a donde había una pequeña multitud de gente.

—¡Lauren! —Grité llamándola.

Dinah se dio media vuelta para ver lo que pasaba, pero fue muy tarde porque Lauren había saltado una larga barrera que existía entre una pequeña multitud de gente y varios jóvenes que les daban pop corn.

Lauren simplemente había puesto su mano sobre la barra, dando un gran salto, metiéndose adentro, donde se encontraban todos esos muchachos.

—¡Señorita! ¡¿Qué cree que está haciendo?! —Escuchamos como un joven le preguntaba a Lauren, al ver como ella agarraba un balde y comenzaba a servirse ella misma.

—Sirviendo pop corn. —Respondió Lauren como si nada.

—¡Lauren! —Dinah estaba al borde de la locura y le hacía señas para que regresará con nosotras. —¿Qué haces? —Preguntó al ver como Lauren se acercaba a la barra y trataba de buscar algo con la mirada.

—Quiero escribir lo que voy a sacar.

—Llamare a la policía. —Nos informo el joven e inmediatamente escuchamos varios murmullos de toda la gente aglomerada.

—¡No! ¡No! Aquí tengo el dinero, tome. —Dinah sacó algo de su bolsillo, dándoselo al joven que estaba al lado de Lauren.

—¿Qué le sucede? —Uno de los chicos estaba demasiado confundido al haber presenciado lo que había ocurrido y al ver como Lauren, de un simple salto, regresaba a nuestro lado, ofreciéndome el balde con una pequeña sonrisa.

—Lo que pasa es que a mi amiga le gusta… le gusta practicar parkour. Es una loca buena onda, ¿no es cierto? —Dinah me dio un pequeño codazo, indicándome que dijera algo, pero no sabía que decir por lo que comencé a asentir con la cabeza.

Al regresar de vuelta, a escoger la película que veríamos, Dinah estaba furiosa con Lauren, por no haber esperado a que ella nos indicará como funcionaban las cosas.

—¿Por qué te comportas como una niña? —Dinah la acuso. —Me he dado la vuelta cinco segundos y ya no estabas.

—Lauren, debes dejar de hacer eso. —Dije pero Lauren levantó los hombros, metiéndose un pop corn a la boca.

—¡Que difícil es ser madre! —Exclamo Dinah antes de guiarnos a la sala de cine.

—¡Chocolates, chocolates! ¡Y de todos los tipos! —Decía Lauren que estaba con un carrito de compras mientras recorría toda la sección de dulces del supermercado. Dinah nos había llevado para comprar todo lo necesario para la cena, pero Lauren apenas había puesto un pie en esa sección, no se había despegado de ahí por nada del mundo.

—La verdad que nunca creí ver a una pantera que le guste el chocolate. —Comento Dinah al ver como Lauren caminaba de un lado a otro mientras llenaba el carrito de puros chocolates.

—¡Este se ve delicioso! ¡Este también! ¡Definitivamente tengo que comer este! ¡Uno más no me hará daño! ¡Otro más para Normani! ¡¿Chocolate blanco?! ¡Tengo que probarlo! —Lauren se estaba volviendo loca y cuando me percate del carro de compras, este estaba repleto de chocolates y ni siquiera habíamos comprado algo para la cena.

—Lauren, creo que son demasiados. —Comencé a devolver varios chocolates a sus respectivos sitios.

—Me vas a dejar en quiebra, mujer. —Dinah se acerco a nosotras, mientras que me observaba como devolvía algunos chocolates a los estantes.

—P—pero, quiero cenar chocolates. —Lauren hizo un puchero, tratando de detenerme.

—Amor, te hará daño. —Le aclaré tratando de no observarla porque sabía muy bien que me convencería.

Pero continué haciendo lo que debía hasta que sentí como era empujada contra un estante. Lauren comenzó a besarme con profundidad y cuando intente separarme, ella me beso con mucha más intensidad. Cuando menos me di cuenta, Lauren dejo de hacerlo, dejándome un pequeño beso en la punta de mi nariz, con una gran sonrisa entre sus labios.

—Está bien, cena lo que gustes. —Termine de decir un poco perdida por el momento, cuando observe como Lauren se mordía la lengua en una gran sonrisa, mientras volvía a llenar el carro de compras con lo que ella deseaba.

—¡Camila! —Me regaño Dinah, no entendía si era por el espectáculo que habíamos dado o porque me había dejado convencer.

—Tengo derecho a ser una estúpida a veces. —Le recalque e inmediatamente Dinah rodo los ojos, corriendo donde Lauren para tratar de que se detuviera de llevarse todo lo que había en los estantes.

Me quedé un momento, observando como Dinah y Lauren comenzaban a discutir por los dulces.

—¡Es mi chocolate! —Reclamaba Lauren llevándose el carrito de un lado a otro evitando que Dinah se lo arrebatara.

—¡Vas a terminar siendo una pantera diabética!

—Me arrastro una y otra vez, me arrastro una vez más. —Lauren tenía una mano en su estómago, mientras que se arrastraba por todo el sofá de rodillas tratando de aguantarse el dolor por haber comido tanto chocolate.

Creía que el dolor le había hecho decir tonterías porque desde hace un buen rato andaba cantando una canción inventada por ella, era eso o ver a Dora le había afectado.

—Te lo advertimos Lauren, hubieras cenado como nosotras. —Dinah la regaño, mientras le traía un vaso de agua.

—Me duele el estómago, siento que voy a vomitar. —Se quejo Lauren y yo me senté a su lado, tratando de hacer que tomara el agua.

—¿También botas bolas de pelos? —Preguntó Dinah riendo.

—¡Dinah!

—No volveré a comer más chocolates, lo prometo. —Lauren comenzó a sobarse el estómago con ambas manos, a la vez que escondía su rostro en el sofá.

—Te voy a preparar algo de tomar, el agua no servirá de mucho. —Me levanté del sofá, pero el brazo de Lauren me detuvo, jalándome para que volviera a mi lugar.

—No, solo quiero que me acaricies. —Pidió Lauren, a la vez que hacía que me recostara un poco más sobre el sofá, mientras que ella se subía encima de mí y tomaba mi mano, guiándola a su estómago para que comenzara a sobarle su barriga lentamente.

—No es por joder, pero he visto que no se les recomienda darles chocolates a las mascotas. —Ambas escuchamos el comentario de Dinah y Lauren comenzó a gruñir de rabia.

—Si pudiera levantarme, estarías muerta. —Le amenazó Lauren, escondiendo su rostro en mi cuello.

—Es tu culpa, no te gusta obedecer. —Dinah encendió la televisión y puso un programa acerca de domesticar animales o algo por el estilo.

—Camz, cállala. —Lauren se tapó los oídos con ambas manos. Suplicándome a la vez que me dejaba un par de besos por toda la extensión de mi cuello.

Estuvimos así, hasta que sentimos como la puerta del apartamento era abierta, mostrando a una Normani que volvía de trabajar, con algunas bolsas entre sus manos, que dejó en la mesa del comedor.

—Hola chicas, ¿qué tal estuvo su paseo? —Saludo Normani, entrando a la casa, acercándose a nosotras y luego viendo a Lauren que parecía que no podía más.

—Lauren se siente enferma por comer tanto chocolate, me hizo comprar casi toda la tienda. —Le informó Dinah, no despegando su mirada de la televisión.

—¿Qué tienes? —Normani se acercó a Lauren, tocando su frente.

—Me duele todo. —Admitio Lauren. —Sobretodo, mi barriga.

—Normani, ¿no habrá algo que podamos darle? —Preguntó Dinah. —Tienes que entender que soy madre primeriza y no tengo idea de que hacer.

—Justo había traído un chocolate para cada una. —Nos contó Normani, señalando las bolsas que había puesto en la mesa.

—No quiero ver eso. —Lauren volvió a esconder su rostro en mi cuello.

—Dinah, pásame el número del doctor Hernández. —Le pidió Normani a nuestra amiga y Dinah rápidamente fue corriendo a uno de los estantes que se encontraban en la sala.

—Te sentirás mejor pronto. —Afirmo Normani, dándonos una pequeña sonrisa.

—Aquí esta, apuntalo. —Dinah llegó, comenzando a dictarle un número a Normani, mientras que ella lo marcaba en su celular.

—¿Alo? ¿Con el doctor Hernández? —Preguntó Normani con calma hasta que de repente ella corrió donde Dinah y le dio un golpe en la cabeza.

—¡Auch! —Se quejó Dinah sobándose la cabeza.

Luego le grito algo a Dinah que no logré comprender, pero supuse que era una broma porque Dinah comenzó a reír en voz alta, disculpándose con todas.

—¡Me pasaste el número de la veterinaria!

Bueno, este capítulo es prácticamente dos capítulos en uno porque me salió super largo.

Espero que estén disfrutando la calma que hay, aunque con Dinah eso es un poco difícil.

Quiero dedicar este capítulo a sharen0899  por su cumpleaños atrasado ❤

Tengan un lindo día, nos vemos 🐺

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