—Estás preciosa, mi niña—murmuraba la reina observando a su hija con emoción
—Gracias, mamá—Frisk sonrió con dulzura tomando las manos de su madre
Un sonido irregular de un golpe a la puerta las alertó de que no podían perder el tiempo. Toriel abrió la puerta encontrándose a Sans en esta.
—Heya, Reina Tori. ¿Está la princesa Frisk por ahí dentro?—sonrió con extrema picardía al haberlas nombrado por sus títulos y no como comúnmente las llamaba—Al parecer el bufón de género indefinido nos ha emparejado para cierto acontecimiento
Toriel se apartó entre risas dejando ver a una Frisk vestida a la perfección que le sonreía igualmente con cierta ternura.
"¿Algún día veré a la humana vestida de blanco, Sans?" Reía Papyrus
Ante tal comentario Sans tembló casi imperceptiblemente. No lo sabía.
—Creo que deberíamos ir llendo hacia el lugar acordado, ¿no crees?—La reina volvió a tomar a Corey en sus brazos y salió de la cabaña dejando a Frisk a solas con el esquelto.
—Me sorprende que ese traje haya sobrevivido por el bosque—Frisk ladeó con sutileza su cabeza hacia un lado
—No lo hizo—le tendió la mano a la muchacha—pero en cuanto Mettatonto me vió insistió en arreglar el traje porque TODO tiene quee salir ABOSLUTAMNTE HERMOSO—El esqueleto imitó la voz de la estrella de los mostruos
—Oh, vamos, es la boda de su mejor amiga, es normal que quiera que salga bien. ¿Sabes? he escuchado que incluso llevará un traje discreto para no eclipsar a la novia
—Que noble de su parte—La voz del monstruo estaba llena de sarcasmo—Y pensaba que era el típico monstruo que sólo podía ser el bebé en el bautizo, la novia en la boda y el muerto en el entierro
—No me seas cruel, Sans, no la vuelvas a líar, que se te da muy bien—La humana tomó la mano del esqueleto y ambos saleron de la cabaña en dirección al punto concreto del bosque en el que se oficiaria la boda.
El lugar estaba lleno de sillas en una posición exacta con un grabado en cada una que al parecer indicaba en que asiento debía ir cada uno.
El lugar era un hermoso claro rodeado de arboles de teñidas hojas color rojizo y anaranjado que se zarandeaban movidas por la brisa otoñal, y hasta daban la impresión de bailar al son de la dulce melodía de los corazones inquietos de las dos las prometidas que se iban a casar en ese mismo lugar.
El arco de flores estaba compuestop de las flores violetas que principalmente crecían en lo alto del monte Ebott, y en el suelo estaban ciertas flores que sorprendieron a Sans. Las flores milagrosas de Papyrus.
Juntas formaban una hermosa cama ideal para decorar el lugar.
—¿Donde nos tenemos que sentar?—La voz de la humana sacó a Sans de sus pensamientos
—Separados, al parecer. Tú vas en la silla con una estrella y yo...yo no lo recuerdo ¿En la clave de Fa, tal vez?
Cada uno se fue a su respectivo lugar mientras el resto de monstruos hacía lo mismo. Sans se encontraba justo detrás de Frisk, no estaban tan lejos después de todo.
Ambos se percataron entonces de que a la derecha de Sans había un lugar libre con el grabado de la clave de Sol, y por más tiempo que se esperasen nadie parecía ocupar dicho espacio.
—Pss, Undyne—Sans llamó la atención de la ya presente novia
Esta se encontraba dándole ordenes de protección y patrullaje a la Guardia Real y revisando que todo estaba en su lugar. Tras escuchar la llamada de su amigo se abrió paso para escuchar.
—¿Y este sitio?¿Baja de última hora?—Ambos, esqueleto y humana, notaron como la mirada de la fiera guerrera se agachaba y rozaba el grabado de la silla
—Es el sitio de Paps, está colocado en el lugar idóneo. Segunda fila, cerca de su querido hermano; detrás del rey, justo donde iban los caballeros; y el un lateral, para poder darme anímos si me acobardaba ante la batalla mas dura de mi vida. Ahí debía estar a mi lado, y por eso mismo sé que...aunque no esté físicamente, de alguna manera...—Sacudió la cabeza—tengo que irme...
El silencio abrazó la zona de Frisk y Sans, hasta la reina, sentada en el grabado de Luna y el rey, sentado el el grabado de Sol, no pronunciaron palabra.
En el interior de Sans se libraba de todas formas una batalla que el esqueleto se esforzaba en no mostrar. Papyrus quería estar ahí, en ese sitio que Undyne había preparado para él.
"No es justo, Sans, debería estar ahí... Con Undyne...con mis amigos...y ellos ni siquiera saben que estoy aquí."
Pero algo estaba claro, Papyrus animaría a Undyne estuviese donde estuviese. Lealtad.
Una sútil melodía de piano envolvió la estancia completamente mientras Undyne corría a colocarse en su lugar, en el altar.
La novia había llegado.
Todos contuvieron la respiración imaginando con que espectáculo entraría Alphys... y ni con toda su imaginación unida se imaginaron lo que entraba por la abertura del claro. Un equipo completo de Temmies vestidos elegantemente dejaban caer petalos de rosas amarillas a medida que corrían por el camino despejado para esa finalidad. ¿Que por qué corrían? Porque organizadamente algunas arañitas los perseguían.
—TEmm TieNE MiedO—murmuraba entre sollozos un Temmie
Mettaton carraspeó autoritariamente y el Temmie dejo de hablar.
Todos fijaron las miradas hacia Alphys, parecía un pétalo caído de un jardín perfectamente cuidado. El alma de Undyne dió un vuelco tremendo nada mas verla.
Cuando ambas se posicionaron ante el altar los árboles guardaron silencio y dejaron de danzar. Si las hadas existen en ese mundo, que poco probable era, seguramente estarían observando escondidas desde sus hogares tan hermosos momento en el cual las almas de dos monstruas se unirían en un vínculo tan eterno como lo sea su amor.
—Y cuando murais y vuestras almas se alcen hacia las estellas ireis tomadas de la mano. Hoy emprendeis una aventura digna de héroes que sólo finalizará con la muerte. Pero oíd, el final es solo el comienzo, tras la muerte seguireis la senda de las estrellas hacia vuestro lugar entre ellas. No debereis temer de la oscuridad ni la distancia y confiar que al otro lado de un sueño las estrellas rozan el agua y las pesadillas desaparecen justo en el lugar en en el deseais estar, entre los brazos de la otra, en el cielo estelar.—Gerson sonrió desde el altar hacia todos los asistentes. Sería él el que oficiaría la boda y Asgore el que tomaría el papel de padre de Undyne para darles la bendición.
Cuando ese enlace en el cual tanto creian los monstruos se hizo presente todos aplaudieron.
—¡Así me gusta, Undyne!¡NO ESPERABA MENOS DE LA CAPITANA DE LA GUARDIA REAL!—Súbitamente la voz de Sans se alzó ante la de los demás. Papyrus había tomado su cuerpo.
La guerrera, con lágrimas en los ojos le enseñó el pulgar mientras sonreía con fiereza tratando de contener inútilmente las lágrimas.
Ante esa escena todos se emocionaron. Cuando Sans se dejó caer como un peso muerto en su silla, la mano de Frisk buscó la suya desde delante para darle ánimos. Cuando ambos miraron de soslayo hacia el lateral casi se desmayaron... por un instante pudieron ver como si de un eco se tratase a la figura de Papyrus animando a ambas novias con su característica alegría.
Ninguno dijo nada sobre lo que habían visto, ni siquiera se lo dijeron al otro...solo callaron y sonrieron.
SI SE DISECIONASES LAS ALMAS...CUÁNTAS MUERTES SÚBITAS SE EXPLICARÍAN