blue nighttimes; camren

Von milanolivar

2M 136K 62.9K

TODAS LAS HISTORIAS ESTÁN SUJETAS A COPYRIGHT Y HABRÁ DENUNCIA SI SE ADAPTA O PLAGIA. Las historias de amor... Mehr

PRÓLOGO
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPÍTULO 8
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34
CAPÍTULO 35
CAPÍTULO 36
CAPÍTULO 37
CAPÍTULO 39
CAPÍTULO 40
CAPÍTULO 41
CAPÍTULO 42
CAPÍTULO 43
CAPÍTULO 44
CAPÍTULO 45
CAPÍTULO 46
CAPÍTULO 47
CAPÍTULO 48
CAPÍTULO 49
CAPÍTULO 50
CAPÍTULO 51
ÚLTIMO CAPÍTULO
EPÍLOGO
;

CAPÍTULO 38

36K 2.2K 876
Von milanolivar

           

I'm a Mess - Ed Sheeran

Michael's POV

Dinah me dijo que, quizás, debería salir más con ellos por las noches aquellos fines de semana. Para mí era un infierno; la música alta, gente saltando, sudorosa, canciones que no me sabía y, para más inri, no sabía bailar.

Pero la siguiente semana que salieron, yo fui. Dinah aún no había cortado con su novio, y aunque me dijo que iba a estar conmigo cuando saliésemos, ella se quedó con Nela. Ya ni siquiera me miraba, sólo bailaba con él con una sonrisa en el rostro. Lauren y Camila seguían juntas, casi literal. Si Lauren se separaba un centímetro para coger su bebida, Camila se colgaba de su cuello y comenzaba a besarla, pero a Lauren parecía no molestarle. Qué idiota. ¿Cómo iba a molestarle? Su novia era preciosa, estaba loca por ella, y encima sólo buscaba su boca para besarla.

Cómo habían cambiado las cosas en tan poco, ahora Lauren tenía pareja, un trabajo estable y casi había conseguido casa propia. Ya ni siquiera nos veíamos, y eso me dolía. Antes compartíamos inseguridades, pero ahora ella tenía a Camila, y era normal, yo también lo haría si tuviese novia. En cambio, Normani, a la que la había dejado el novio, bailaba sola en mitad de la pista, con una copa en la mano. Todo el mundo quería bailar con ella, y era normal, Normani era una chica espectacular.

Mientras, yo permanecía sentado en la barra, con una cerveza entre las manos, cuando Camila me vio. Me señaló y se acercó hasta mí.

—¿¡Qué haces aquí sólo!? —Me agarró del brazo y tiró de mí un poco. —¡Vamos a bailar!

—No, no. Estoy bien aquí. —Dije en voz alta en su oído. Camila negó con el dedo mirándome, y me levantó del taburete.

—Ve a bailar con alguna chica.—Al pasar al lado de Dinah, asintió a las palabras de Camila mientras bailaba, y Lauren se acercó a mí.

—¡Mira! Esa rubia es guapa. —Normani también se acercó, dejando a aquél círculo de tíos excitados por sus movimientos de caderas solos.

—¡Michael! —Puso una mano en mi hombro y tiró de él, apretándolo un poco.

—¡Pero que no sé qué decirle! —En aquél momento, creía que la sangre de Normani era alcohol puro. Sin rastro de hemoglobina.

—Tú... Tú sólo se acercas, y bailas con ella, y luego ya... ¡PIUM! —Abrió los ojos y le dio un trago a su vaso. —Os liais.

—Pero yo no sé cómo hacer eso. —Dije en alto, y Camila hizo una mueca para quitarle importancia, empujándome hacia el grupo de chicas que bailaban entre ellas.

Tragué saliva, sabía qué iba a pasar, lo sabía, no hacía falta ir hasta la chica para saber la respuesta. Caminé decidido, apreté los puños, suspiré. Entre toda aquella gente, me abrí paso, pero cuando llegue al lado del grupo de chicas, no supe qué hacer. En cuanto estuve al lado mirándola, mientras me movía un poco entre la gente para aparentar que bailaba, ellas me miraron, en especial la chica rubia, pero volvieron a darse la vuelta y se rieron. Me di la vuelta negando, volviendo al sitio donde estaban todos. Esa chica, literalmente, se había reído de mí en mi maldita cara.

—Si me dejáis, me quito los tacones y la engancho de los pelos. —Dijo Normani, pero la paré poniéndome delante de ella. Su rostro chocó con mi pecho, y retrocedió unos cuantos pasos hacia atrás.

—Chicos, no importa, está bien. —Pero no, no estaba nada bien.

—¿Seguro, Michael? —Me preguntó Lauren, asentí, sentándome de nuevo en el taburete.

—Ya sabes, tampoco sé bailar, así que no pasa nada. —Solté una risa leve, y ella sonrió un poco, girándose hacia Camila que la miraba algo suplicante para que volviese a bailar con ella. —Estoy bien, ve con ella.

Todos fueron a bailar de nuevo. Miré a Dinah, que no se había despegado de Nela, no quería ni mirarme, y suponía que algo había pasado con él. Pero no importaba, Dinah nunca tendría algo conmigo, porque, estaba claro; yo era Michael. Alguien con quien nadie nunca saldría.

—Oh dios, ¡ha venido! —Camila señaló a un chico que avanzaba entre la gente del club. Tenía los brazos anchos, tatuajes por estos y rasgos asiáticos. Llevaba puesta una camiseta negra, ajustada al cuerpo, y unos jeans azules rotos por las rodillas juntos con unas convers blancas.

El chico, a ver que Camila se acercaba, le dio dos besos, y saludó de lejos a Lauren, aunque Dinah al ver al chico, se escondió en el pecho de Nela.

—¿Cómo estás? —Preguntó Camila, y él sonrió pasándose la mano por el pelo.

—Bien, gracias. —Oteó la gente como si estuviesen en la lejanía, y luego miró a Camila.

—Normani está... —Miramos los tres a la chica, aunque yo no tenía nada que ver en la conversación. —Está bailando con todos.

—Está bien.

—¿Quieres tomarte algo? —Dijo Camila mientras él caminaba algo más hacia mí.

—No, tengo que conducir.

—Bueno, mira, este es Michael. Podríais conoceros. —Lauren tiró del brazo de Camila, que volvió a abrazarse con ella en la pista.

—Hola, tío. —Extendí la mano con una sonrisa, y él la estrechó.

—Hey. Soy Calum. —Se sentó en el taburete de mi lado, mientras mirábamos a la gente bailar.

—Y... —Entrecerré los ojos mirándolo. —¿De qué te conocen?

—Oh, soy camarero en una cafetería. Dinah me pidió el número para su amiga Normani.

—¿Te gusta Normani? —Sonreí un poco, y él soltó una pequeña carcajada, apoyando los codos en la barra.

—No, me parece que está muy buena. —Asintió girando la cabeza hacia mí, y luego, volvió a mirar cómo bailaba la chica.

—¿Por qué no te acercas a ella? Parece que está deseando bailar con algún chico. —Le di un trago a mi bebida, humedeciéndome los labios luego.

—Porque está totalmente borracha, Michael. —Apretó un poco los labios y me miró. —E intentar algo con una chica borracha mientras tú eres perfectamente consciente de lo que haces, es como violarla. —Llevaba toda la razón, así que asentí. Me sentí un poco mal por no haberlo pensado antes. —Quizás ella no querría liarse contigo, y a la mañana siguiente se arrepiente, o miles de cosas. Pero bueno, al menos me despejo un rato del trabajo.

—Me alegro de tener a alguien con quien hablar. —Le quité la etiqueta a la cerveza y le di un leve trago.

—¿No te hablan? —Él se cruzó de brazo con el ceño fruncido.

—Oh, sí, pero, ya sabes, cuando salimos soy el único soltero, y... —Me reí pasándome la mano por la cara. —Debería irme.

—¿Por qué? —Dejé la cerveza en la barra y arrugué la nariz.

—Quizás te lo contaré en otra ocasión.

*     *     *

Camila's POV

—Voy a por una copa, ¿quieres algo? —Dijo Lauren en voz alta en mi oído, y asentí. Lauren ya sabía de sobra lo que quería, así que se dirigió a la barra.

Noté un brazo que me agarraba, y al darme la vuelta, Normani comenzó a bailar pegada a mí, moviendo sus caderas.

—Milaaa.... —Dijo con una risa al final, y yo me abracé a ella comenzando a bailar entre risas. Puse una mano en su hombro bajando al suelo mientras movíamos las caderas, y al subir, Normani pegó su mejilla contra la mía, pasando sus manos por mi cuello. —Mila, ¿por qué no nos hemos liado? Vamos a liarnos, vamoooos... —Me alejé rápidamente de ella riéndome.

—Normani, ¡no me puedo liar contigo! —Ella arrugó la nariz negando.

—¿Por qué? ¿Es que no estoy buena?

—Sí, estás muy buena, y me liaría contigo, ¡pero tengo novia! —Ella seguía abrazada a mí por el cuello, y yo a ella por la cintura. —Si me lo hubieses dicho antes, nos hubiésemos liado.

—Voy a matar a Lauren... —Levantó la cabeza, y Lauren estaba de pie delante de nosotras, mirándonos con la cabeza ladeada. Normani la señaló, y se echó sobre su pecho totalmente borracha. —Te odio... Déjame liarme con tu novia... —Lauren frunció el ceño y me dio la copa, que me bebí casi de un trago.

—Deberíamos llevarla a su casa, ¿no crees? —Separé la copa de mis labios y apreté los ojos, asintiendo.

—Deberíamos.

Caminamos con Normani hacia la barra, y allí estaba Calum, con el ceño fruncido mirando a mi amiga.

—¿Qué le pasa? —Preguntó él, y, Normani, con su encanto natural y característico, con ese con el que podía hacer que cualquier tío se derritiera, le vomitó en la camiseta a Calum.

Lauren y yo abrimos los ojos, y Calum se separó mirándose la camiseta. Tan rápido como pudo, se la quitó apartándola, y Normani agonizaba colgada de nuestros hombros.

—Oh dios, vamos a llevarla al baño, lo siento mucho, Calum, de verdad. —Me disculpé yo, y Lauren cogió a Normani en brazos, que se refugió en ella como si fuese un bebé. Salí corriendo tras ella, que me miraba mientras entrábamos al baño.

—Ventajas de trabajar cargando cajas.

Al llegar al baño, dejó a Normani en el suelo, y la acercamos al lavabo. Lauren la tenía sujeta también le sostenía el pelo, mientras yo le echaba agua en la cara. Poco a poco, Normani fue mejorando, se puso de pie, y fue ella misma la que se lavó la cara con las manos.

—Le he vomitado a Calum... —Dijo con voz temblorosa, mirándose al espejo.

—Y me has pedido que me líe contigo. —Dije en voz más baja.

—¿Qué? —Levantó la mirada hacia mí a través del espejo, y yo negué rápidamente.

—Nada, cielo, ven, que te quito el maquillaje. —Me acerqué a ella y tomé una de mis toallitas desmaquillantes, pasándola por sus ojeras, y al cerrar los ojos limpié del todo el rímel corrido.

—He sido una idiota. —Dijo cuando terminó, yendo hacia Lauren. —No sé por qué he hecho eso esta noche, Keith no me quería, y yo no lo quería a él.

—Mira, Mani, eres una mujer preciosa, imponente, que todos los chicos desearían tener y querer. Así que no seas tonta, y déjate llevar. —Lauren sonrió, dándole un pellizco en la mejilla y devolviéndole su bolso.

—Está bien, debería ir a disculparme con Calum.

                                                                              *    *    *

Normani's POV

Aquella noche fue la primera noche que me sentí expuesta y desprotegida. Porque, aunque todo el mundo pensase que yo era una mujer fuerte e independiente, no lo era. Independiente, sí, pero no segura.

Que Keith me dejase por otra me dejó rota, me dejó como si yo no fuese nada. ¿Por qué prefería a otra antes que a mí? ¿Qué tenía ella que yo no tuviese? ¿Es que era más guapa, más alta, más lista? ¿Es que era blanca? No lo sabía, pero aquella noche me sentí la más fea del mundo.

Para colmo, le vomité encima al pobre Calum, y les había chafado la noche a Lauren y a Camila, que venían detrás de mí. Calum estaba en la barra, sentado en el taburete, pero sin camiseta y el pecho brillante por el agua con la que se había enjuagado.

—Calum, lo siento mucho, de verdad. Estaba muy mal. —Él se puso de pie y frunció el ceño, negando rápidamente.

—No, no te preocupes. Estoy bien. Perdí mi camiseta, pero estoy bien. —Asentí levemente bajando la cabeza fingiendo estar avergonzada, que sí, que lo estaba, pero en realidad estaba mirando sus abdominales.

—Normani, ¿te llevamos a casa? —Preguntó Lauren, y negué rápidamente.

—No, ya habéis hecho suficiente por mí hoy. Cogeré un taxi. —Abracé a Camila cerrando los ojos. —Gracias. —Susurré. Por la cara de Camila, había hecho bastantes locuras que ella había tenido que soportar aquella noche.

—De nada. —Susurró con una sonrisa. Le di un beso a Lauren, y las dos salieron por la puerta, Lauren con el brazo por encima de los hombros de Camila.

—Te llevo a casa. —Dijo él, metiendo las manos en los bolsillos. Me fijé que en sus brazos se marcaban las venas, y suspiré.

—No, no tienes que llevarme a casa. Cogeré un taxi. —Repliqué.

—Mira, Normani, —se pasó las manos por el pelo— he venido aquí para pasar un rato contigo. —Se rio un poco, mordiéndose el labio inferior.

—No quiero salir contigo, acabo de romper con mi novio. —Él volvió a reírse, negando.

—Tampoco he dicho que quiera salir contigo, he dicho que quiero pasar un rato contigo. —Sus abdominales me distraían mientras hablaba.

—Oh, estaba borracha y bailaría con cualquiera, ¿por qué no te acercaste y me magreaste? Es lo que hacéis todos. —Dije enfadada, pero no sabía por qué.

—Porque no quiero magrearte. Quería pasar tiempo contigo estando sobria, no sin saber ni en qué sitio pisabas.  Porque, ¿sabes algo? Me parecías guapa y agradable. —Dijo entrecerrando los ojos, con la vena del cuello haciéndose visible.

—Oh, ¿te parecía? —Crucé los brazos casi ofendida.

—Me pareces guapa. Y espero que, mañana, cuando te levantes y pienses en esta noche, recapacites y te des cuenta de que sólo quería ayudarte. Literalmente, sólo te he dicho que te llevo a casa. Los taxis son muy caros. Y... Además  —Se señaló el abdomen con una mueca— me has estropeado una camiseta.

—Oh, venga ya, ¿cuánto podía costar esa camiseta? ¿Veinte dólares? —Caminé para salir de allí, y el vino caminando detrás de mí.

—Sí, veinte dólares son tres horas de trabajo en la cafetería. No sé cuánto cobrarás tú, pero para una persona normal, una camiseta veinte dólares, es bastante caro. —Salimos fuera, y Calum tenía la piel erizada, al igual que aquellos diminutos pezones en los que inevitablemente me fijé.

—Mira, llévame a casa. —Suspiré y él señaló un Audi negro en la acera de enfrente, cubierto por algunos copos de nieve.

Entramos en su coche en silencio, y él encendió la calefacción. Arrancó, y le di mi dirección, y al escucharla alzó las cejas; era una de las urbanizaciones más lujosas de Toronto.

—Te compraré una camiseta nueva.

—No hace falta. —Replicó él, poniendo una mano en la palanca de cambios. No quise empezar otra discusión, así que me quedé en silencio.

Nos quedamos callados unos minutos más, sólo escuchando el sonido del motor en la carretera.

—Mi novio me dejó hace unos días por otra chica. Yo ni lo quería ni nada, pero... —Solté una risa, mirándome las manos. —Tengo un autoestima muy baja, y por eso hice lo que he hecho esta noche. Siento lo de tu camiseta.

—Lo siento. —Dijo él, cambiando de marcha con la palanca, mirando a ambos lados de la carretera. —Es normal que te enfades porque quiero pasar un momento contigo.

—No. De hecho, creo que le pedí a Camila que se liase conmigo, así que... —Apreté el puente de mi nariz negando.

Paró delante de mi casa, y me giré hacia él, soltando un leve suspiro.

—Gracias por traerme. —Dije abriendo la puerta del coche.

—No hay de qué. —Se giró hasta mí y, le di un beso en la mejilla, bajándome del coche.

—Hasta otra.

—Hasta pronto, Normani.

Subí a mi casa, y cuando me miré en el espejo, supe lo demacrada que estaba por dentro. Pero esto, esto no era sólo porque me dejase.

Tuve problemas de bulimia y autolesiones hacía unos tres años, justo cuando empecé a salir con Keith. Él me decía que sólo quería llamar la atención, que comiese, que dejase de estar triste, que si de verdad quisiese suicidarme haría los cortes más profundos hasta desangrarme, y no quedarme en cortes superficiales. Una vez lo hice, intenté suicidarme, pero gracias a Dios no lo conseguí. Seguí con Keith, seguí con él, estaba tan ciega, me tenía tan oprimida, que creía que todo lo que él decía era cierto, y que llevaba razón.

A veces esos fantasmas volvían a salir a la luz, y nunca era suficiente. La ansiedad seguía presente en aquellos momentos de mi vida, y volvía a llorar y a sentirme una mierda insignificante. Lo odiaba, odiaba a Keith con toda mi alma.

Escuché golpes en la ventana de mi habitación, pequeñas piedras que pegaban en el cristal. Me retiré las lágrimas de los ojos y salí del baño, mirando por la ventana. Calum estaba en el jardín, casi tiritando.

—Calum, ¿qué haces aquí?

—N—Normani, tu bolso. —Dijo alzándolo con la voz temblorosa por el frío.

Bajé corriendo las escaleras y abrí la puerta, él ya estaba allí con el brazo extendido, y el bolso en la mano. Lo cogí sin decir nada, limpiándome aún las lágrimas con los dedos.

—Mmh... —Carraspeó, y yo comencé a llorar aún más. No sabía por qué, quizás porque todo había explotado en mí, aquella noche había quedado como un maldito trapo usado. —Oh, no, no, no llores, no, Normani. Es, es un gilipollas, mira, ¿quieres que te regale una caja de cupcakes cuando vengas a la cafetería otro día? —Apoyé la cabeza en su pecho y comencé a llorar en silencio, sintiendo su mano acariciar mi pelo lentamente, sin decir nada más.

Weiterlesen

Das wird dir gefallen

8.9M 409K 67
TODAS LAS HISTORIAS ESTÁN SUJETAS A COPYRIGHT Y HABRÁ DENUNCIA SI SE ADAPTA O PLAGIA. ¿Qué es capaz de hacer una madre por su hija? La respuesta a e...
627K 41.5K 92
Cuando tenía 15 años, creía fielmente en el amor. Creía en la fidelidad de un hombre. Le atribuía todo lo bueno que un príncipe azul pudiera poseer...
1M 52.3K 75
No habían grandes razones ni motivos para odiarla de la forma que lo hacía, nunca le había hecho algo pero Lauren Jauregui tenía algo que la hacía pe...
329K 17.7K 61
¿Que pasará cuando la capitana de las porristas y la capitana del equipo de voleibol empiecen a mirarse más allá? ¿podrán olvidar su rivalidad y darl...