Paris Lennon-McCartney.

By Tamara_luna10

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¡Hola! ¡Mi nombre es Paris!, sí, como la ciudad. Mis apellidos son Lennon-McCartney, sí, como las canciones... More

Anécdota 1.
Anécdota 2.
Anécdota 3.
Anécdota 4.
Anécdota 5.
Anécdota 6.
Recuerdo 1.
Recuerdo 2.
Recuerdo 3.
Recuerdo 4.
Recuerdo 6.
Recuerdo 7.
Recuerdo 8.
Recuerdo 9.
Recuerdo 10.
Recuerdo 11.
Recuerdo 12.

Recuerdo 5.

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By Tamara_luna10

Desde el día que nació Mary, siempre intenté ser el mejor hermano mayor del mundo, hasta el punto en el que incluso algunas veces era demasiado protector, lo admito. Papá Paul y yo eramos los únicos en la casa cuando Mary dio sus primeros pasos, y yo cuidé en todo momento que no se tropezara con nada. Cuando mi papá John regresó del colegio de Julian (Donde por cierto, se le había ocurrido la grandiosa idea de insultar a un profesor) este se molestó aún más con Julian por haberse perdido los primeros pasos de Mary por su culpa. A veces creía que mi papá John era muy injusto con él. 

   Y siempre que he creído que mi papá John hacía diferencias entre Julian y yo, solo por ser medios hermanos. Aunque mi papá Paul nos intentaba tratar a todos por igual, era obvio que Julian no lo obedecía, y más de una vez mi papá Paul lo atrapó fumando a escondidas, pero no le dijo a mi papá John por miedo de que echara a Jules de la casa. 

   Mary siempre fue la consentida de todos en la casa, todos la amábamos demasiado, quizá por ser la única mujer en la casa, o por ser tan lista. Es enserio, había aprendido a caminar demasiado pronto, a referirse a las cosas, y además tenía una obsesión por el arte, pero no soportaba que todos habláramos de música. Y ahora sería su primer día en la escuela. 

   Jules y yo íbamos en la misma escuela, yo tenía 10 años, Jules 14 y Mary 6. Y ahora todos iríamos en la misma escuela para hijos de famosos. Todos en la casa habíamos despertado demasiado tarde, como era común el primer día, excepto Mary, ella parecía haber estado despierta desde las 5 de la mañana, porque cuando fue a despertarme a mi habitación, esta ya tenía el uniforme perfectamente colocado. A veces me preguntaba como era que alguien tan lista como ella había terminado en nuestra familia. 

    -¡Paris! ¡Despierta ya o no llegaremos a tiempo!- me gritó Mary, dando brincos en mi colchón -Déjame dormir ya, Mary- me quejé, cubriéndome con la sábana. Mary de inmediato dejó de brincar, y agradecí por un instante que dejara de insistir. Cerré los ojos, preparándome para dormir de nuevo, en cuanto el sonido de la batería se hizo presente en la parte de abajo de la casa. 

    -¡Si no despiertan destrozaré esto!- gritó Mary, dando golpes al charles. De inmediato me puse de pie y salí corriendo a toda velocidad hacia la sala de instrumentos, al igual que mi papá John y Julian -¡No! ¡Ya estamos despiertos!- grité, quitando a Mary de la batería que me habían regalado por mi cumpleaños. -Te dije que iban a despertar así- dijo mi papá Paul, orgulloso. Mary corrió hacia él y subió a sus brazos de un brinco -Y ahora ustedes, puñado de flojos, vístanse rápido o llegaremos tarde- nos amenazó papá Paul. Y ni papá John ni yo nos atrevíamos a desobedecer a papá Paul. 

    Los tres subimos a nuestras habitaciones, arrastrando los pies y desacomodando nuestro cabello. Una mañana muy Lennon, le diría papá Paul. Una hora después, todos estábamos listos para ir al colegio. Mis papás irían a trabajar con George M. después de dejarnos en el colegio, así que toda la familia iba en el coche. 

   Julian y yo teníamos el cabello más largo que el resto de los chicos, la directora había dejado de insistirle a mis papás que nos lo cortaran, justificando que eramos hijos de unos Beatles, y nada más se podía esperar de ello. ¿Nunca he contado que todo el mundo se terminó enterando de la enfermedad de mi papá Paul? Pues lo hicieron. No habían pasado más de dos meses desde el nacimiento de Mary, en cuanto la noticia fue publicada en todos los periódicos del mundo, en un principio papá Paul se había deprimido mucho por la forma en la que lo trataban en la calle, pero con ayuda de sus amigos lo había logrado superar. 

   Recuerdo que cuando yo tenía seis, papá Paul me presentó a un amigo suyo, se llama Michael y es el mejor bailarín que jamás he visto en la historia, cuando mis papás lo invitan a cenar casi siempre termina enseñándome pasos de baile, pero es muy difícil seguirle el ritmo. Simplemente él es genial. También Freddie, y Roger, ellos dos también tienen una banda que se llama Queen, y son muy divertidos, igual que Brian, pero este casi siempre insistía en que debía de terminar una carrera antes de comenzar en la música, como él. Y finalmente estaba John, el bajista. Él casi siempre permanecía callado, pero cuando hablaba era igual de divertido que Freddie. 

    Pero volvamos al primer día de colegio de Mary. 

   Mi papá Paul insistió en que si ella no se sentía preparada podía faltar a la escuela e ir al estudio, pero Mary se negó hasta que este finalmente aceptó. -¿Llevas todo ya? ¿Estás segura de querer entrar?- mi hermana rodó los ojos y sujetó su mochila fuertemente -¡Si, papá! ¡Ya estoy muy grande!- insistió ella. Papá Paul terminó soltando un suspiro y dándole un abrazo muy fuerte a Mary -No quiero que te separes de tus hermanos durante el receso, y más les vale que la cuiden- nos amenazó mi papá John. 

   Finalmente los tres nos terminamos despidiendo de nuestros papás -Estaremos aquí a la salida- nos dijeron, antes de que entráramos al colegio. Supongo que Mary se sintió un poco intimidada al entrar, porque sujetó mi mano fuertemente. Le sonreí un poco y comencé a explicarle como funcionaba el colegio y donde era mi salón y el de Julian, por si tenía miedo de separarse de nosotros. Jude y yo saludábamos a nuestros amigos que nos encontrábamos por los pasillos, hasta que dejamos a Mary en su aula. Esta nos dio un beso a cada uno en la mejilla y entró al salón con una sonrisa. 

    -Te veré en el receso, Jules- le dije a Julian, ya que su aula quedaba en la parte de arriba y la mía en la parte de abajo -Adiós, hermano- Jules y yo las chocamos y terminamos encaminándonos a nuestros salones. Nunca me gustó el colegio ¡Soy el hijo de dos Beatles! ¡No debería de estar en el colegio, debería de estar grabando un disco! Pero al parecer eso no lo entendían mis profesores, porque para ellos solo era el hermano pequeño del problemático Julian Lennon. 

    Estaba a punto de quedarme dormido en cuanto el timbre que anunciaba el descanso sonó. Salí prácticamente corriendo en búsqueda de Mary, subí las escaleras, empujando a algunas personas en el camino, hasta llegar a su salón, donde ya no se encontraba nadie. De inmediato me alarmé, y subí hacia el salón de Julian, para averiguar si Mary estaba con él. 

   -¡Paris! ¿Dónde está Mary?- me regañó Jude en cuanto me vio -¡Eso mismo digo! No le encuentro- Jude abrió los ojos como platos -¡Tenemos que encontrarla, seguro se perdió!- Jude y yo salimos en su búsqueda en direcciones contrarias, algunas veces me sorprendía la capacidad que teníamos él y yo para coordinarnos. Corrí por casi todos los pasillos del colegio gritando su nombre, hasta que escuché un sollozo proveniente de un salón. 

    -¡Adefesio de la naturaleza!- escuché que gritaba un chico, seguido de más sollozos. Rápidamente me metí al salón para averiguar de quien se trataba, y sentí la sangre hervir al ver a un idiota, Richard, que era un año mayor que yo, molestando a mi hermana -¡Vuelve a decirle eso a mi hermana y te partiré la cara, idiota!- la defendí. Rápidamente Mary corrió hacia donde estaba yo y me abrazó -¡Genial! ¡Otro adefesio!- festejó Richard -Vete al infierno- contesté. Tomé a Mary de la mano y comencé a caminar lejos de ese pedazo de estúpido. 

   -¡Vete a llorar con tu mami, Paris! ¡Oh, espera! ¡No tienes! En su lugar tienes a un sucio papá- solté la mano de Mary, y como si algo más fuerte mandara sobre mi, estrellé mi puño sobre la mandíbula de ese idiota. Nunca había peleado, no me parecía la cosa más inteligente del mundo, pero en ese momento lo único que quería era matar al tipo. -¡No te metas con mi papá!- grité, soltándole otro golpe a Richard, que de inmediato cayó al piso. 

   -Tú te lo buscaste, adefesio- dijo este, escupiendo un poco de sangre. Este se puso de pie y me soltó un golpe, que me dio directamente en la nariz -¡Paris! ¡No!- gritaba Mary, asustada, pero a pesar de eso no me detuve en soltarle otro golpe a ese idiota, hasta que escuché la voz de un profesor, seguido de sus brazos rodeando mi cuerpo. 

   -¡Basta ya, los dos!- nos gritó. Miré el rostro magullado de Richard, pero a pesar de ver como le había quedado el labio y el ojo, sentía que el me había golpeado peor que yo a él. Para cuando el profesor nos arrastró fuera del salón, ya había una gran turba de alumnos, mirando lo que estaba pasando. Entre ellos estaban Julian y Mary, que me miraban como si no pudieran creer que de verdad acababa de golpear a alguien. Simplemente yo no era así. 

   Los minutos que pasé en la dirección esperando a que mis papás llegaran fueron terribles, tenía ganas de vomitar por el terror que me invadía, pero a pesar de eso no me arrepentía de nada. Escuché la voz de la directora a través del pasillo, seguida de la de mi papá Paul diciendo -¡Paris nunca ha tenido problemas así!- la puerta se abrió, dando paso a los papás de Richard y a mis papás. 

   Mi papá Paul puso una clara expresión de terror al verme todo cubierto de sangre -¡Pequeño delincuente! ¡Mira como haz dejado a mi bebé!- gritó la mamá de Richard, acomodando su estúpido y rubio cabello detrás de su oreja -¡No le diga así a mi hijo!- me defendió papá Paul -Señores, por el amor de Dios, no podemos desatar una pelea entre ustedes frente a los niños. No es un buen ejemplo- dijo la directora, sentándose detrás de su escritorio. 

   Sentí la mano de papá John en mi hombro, y levanté un poco la vista, para encontrarme con una de sus sonrisas que aseguraban que todo estaba bien. Me sentí más tranquilo después de eso -Por lo que me han dicho, Paris fue quién comenzó la pelea- comenzó a explicar la directora -¡Si! ¡Pero él me provocó!- me defendí, levantando la voz -¡Mi Ritchie nunca haría nada contra nadie!- lo defendió su mamá, y tuve que contenerme para no reír por su apodo. 

   -¡Llamó a mi hermana adefesio! ¡Y también a mi! ¡Y se burló de mi papá!- volví a gritar -¡Eso no es cierto!- contestó Richard -Creo que es de poca relevancia saber porque fue que se desató la pelea, finalmente ambos se encontraron implicados, y eso es todo lo que quiero tener a consideración- explicó la directora -Ambos serán suspendidos tres días- sentenció. 

   -¡Eso no es justo! ¡Él ofendió a mi familia!- me quejé -¿Y cómo no lo haría? Siendo un grupo patógeno- se burló el papá de Richard -¡Oiga! ¿Quién se cree para insultar a mi familia?- mi papá John apretó los puños, y quizá esa fue la primera vez en la que me di cuenta de que de verdad me parecía más a él que a mi papá Paul -Soy un miembro productivo de la sociedad, no un sucio rockero con una familia anormal- papá John estuvo a punto de soltarle un golpe al papá de Richard, de no ser por la intervención de papá Paul. 

   -Basta ya, John- le dijo a mi papá, tomándolo del hombro. Pero este no parecía tener expresión, sabía que quería llorar. -¡Usted y su familia son las que enferman al mundo y a la sociedad! Puede que yo sea un músico, pero al menos le he enseñado valores a mis hijos- contestó papá John. Este me tomó del hombro y comenzó a conducirme hacia la salida -Ah, y por cierto, dele las gracias a mi esposo, de no ser por él ya estaría rumbo al hospital- dijo papá John. 

    Los tres caminamos por los pasillos de la escuela en completo silencio, lo que era mucho peor que un regaño o un castigo -Papá, perdón- me disculpé -¿Por qué pides perdón?- preguntó mi papá John, colocándose de cuclillas -Por pelearme, no quería causar problemas- contesté. Rápidamente fui envuelto entre sus brazos, tenía mucho tiempo que no nos abrazábamos. -Estuvo bien defender a tu hermana y a tu papá, Paris- me dijo papá John, acariciando mi cabello -Pero no debes de pelearte en el colegio, no debes de pelearte en general- agregó, al sentir la mirada fulminante de mi papá Paul. 

   -¿Podrías ir por tus hermanos? Necesito hablar con tu papá un momento- me pidió papá John. Yo asentí. Comencé a caminar por los pasillos, obligándome a no girar la vista, hasta que finalmente la curiosidad me ganó. Creo que nunca vi una escena más triste que la que vi ese día. Papá Paul tenía su cabeza hundida en el pecho de papá John, y se aferraba fuertemente a la espalda de este. A pesar de estar lejos de donde estaban, pude escuchar perfectamente como mi papá Paul sollozaba -Todo es mi culpa, John- 

    Desde ese día me prometí que nunca me avergonzaría de ser hijo de John Lennon y Paul McCartney, me prometí defender a mi familia por sobre todo, porque aunque pudiéramos ser diferentes, yo no encontraba diferencia entre el amor que yo sentía por mis papás, y que ellos sentían por mi. 

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