Bienvenida Otra Vez

By Fifty-Seven

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Estoy consciente de que muchas personas suelen aparecer en nuestras vidas para enseñarnos cosas que no conocí... More

Sinopsis
Capítulo uno
Capítulo dos
Capítulo tres
Capítulo cuatro
Capítulo cinco
Capítulo seis
Capítulo siete
Capítulo ocho
Capítulo nueve
Capítulo diez
Capítulo doce
Capítulo trece
Capítulo catorce
Capítulo quince
Capítulo dieciséis
Capítulo diecisiete
Capítulo dieciocho
Capítulo diecinueve
Capítulo veinte
Capítulo veintiuno
Capítulo veintidós
Capítulo veintitrés
Capítulo veinticuatro
Capítulo veinticinco
Capítulo veintiséis
Capítulo veintisiete
Capítulo veintiocho
* noticia *

Capítulo once

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By Fifty-Seven

—¡¿Que tú qué?! —exclamó mi mejor amigo.

—Mátame, por favor.

—No tienes ni que pedirlo —levantó el tenedor que estaba sobre la mesa y me apuntó—. Pero no le has dicho nada de lo de anoche a Ashley, ¿verdad?

—¿Y tú crees que le diré que besé a mi "amiga" unas horas antes de decirle que me gusta?

—Bueno, yo una vez tenía a una chica en...

—No te uses como ejemplo en esta situación, por favor —interrumpí y él rió—. Necesito ayuda, no sé qué hacer.

—Lorianne tiene razón... en parte. Tienes que superar que ya pasó la época en la que te lamentabas porque ella fue una zorra... Si es que esa época ya pasó, ¿cierto?

—Pues sí... creo —suspiré.

—Lo que no entiendo es el porqué le confesaste todo eso a Lorianne y luego le dijiste a Ashley que te gusta.

—Sé que me gusta Ash y no sé qué demonios pasó ahí con Lorianne.

—Dicen que los borrachos no mienten —alzó ambas cejas y lo fulminé con la mirada—. ¿Qué? Yo solo repetí lo que escuché por ahí en la calle.

—El año pasado le dijiste a una chica de 17 que te gustaba y estabas ebrio —alcé una ceja mientras le recordaba lo sucedido.

—No terminé la frase. Iba a decir que me gustaba su brazalete, pero no me dejaste terminar —señaló.

—Claro —dije con sarcasmo.

—Volvamos al tema, en serio Chad. Te gusta Ashley sobrio. Te le confesaste a medias a Lorianne ebrio. Sé lo que te pasa —llevó su mano a su barbilla—, eres como una especie de Hulk pero con el alcohol. Tienes un álter-ego —asintió—. Te llamaré Lucas cuando bebas y Chad cuando no lo hagas.

—Estúpido.

—No soy estúpido, soy fan de los cómics y te ayudo con mi sabiduría a responder el dilema que atormenta tu vida —me guiñó un ojo—. Puedo ser incluso como el Tiresias de tu tragedia griega, piénsalo.

—Cállate —reí levemente.

—¿Qué harás entonces? ¿Harás lo que hace Lucas o lo que hace Chad?

—Debo ser Chad —él asintió.

—¿Entonces qué vas a hacer?

—Pues... ser... ¿Chad? —dije no muy seguro.

—En ese caso, tenlo en mente. Debes ser Chad y no Lucas. Lucas no es racional y Chad sí lo es.

—Hay veces en las que de verdad no sé de qué carajos hablas —confesé.

—Tú sólo sé Chad y no vuelvas a beber con Lorianne presente. Ahora, hablando de Ashley. Aún no me has presentado a su amiga —movió las cejas y yo solté una carcajada.

—¿Para qué quieres conocerla? —pregunté, aunque ya sabía la respuesta.

—Quiero saber si quedan chicas en el siglo XXI que sean lindas por dentro y por fuera —volví a reír.

—Si tuvieras un "encuentro" con ella y "algo más" surge, vas a salir huyendo de ahí y al que le van a preguntar todos los días "oye, ¿has visto a Thomas?" —hice mi mejor imitación de la voz de la morena— es a mí. Si vas a buscar a alguien, que sea una relación que vaya en serio. Así te ahorras problemas con chicas que quieren realmente estar contigo y me dejas a mí en paz —reí.

—¿Hablaste con mi mamá? Porque suenas igual a ella —abrió sus ojos como platos—. Pero tienes razón... en parte. Me gustaría tener una novia, ¿sabes? Pero no puedo enamorarme de cualquier persona y pretender que es el amor de mi vida, para que luego nuestra relación no funcione y tener que buscar a otra persona para que sea el nuevo amor de mi vida, y continuar así. De eso no se trata. Sé que la persona ideal está ahí afuera, pero decidí que no voy a gastar mi tiempo buscándola. Tengo una larga vida por vivir y muchas cosas por hacer, y si el destino pone a esa persona en mi camino, pues bienvenida sea.

Eran raras las veces en las que Thomas se ponía... pensador. Simplemente decía lo que pensaba, como siempre, pero a veces el tema que hablábamos él ya lo había pensado con anterioridad y tenía una respuesta lista en la punta de la lengua.

—Lo siento —dijo negando con la cabeza—, tuve un ataque de pensador otra vez.

—Está bien, de hecho, sigo pensando que deberías escribir algo —mi amigo rodó los ojos.


Yo le había presentado esa idea algunos años atrás, pero él se había reído de mí, agregó un "de verdad puedes decir una estupidez cuando quieras, eres mi ídolo" y continuó riéndose.


—No lo haré —rió levemente—. Y si lo hiciera, ¿Qué título le pondría? ¿"Las leyes de Thomas"? ¿"Thomas y sus estupideces"? —bromeó— Podré hacer el ridículo a veces, Chad, pero tengo una dignidad y me gustaría conservarla aunque sea un par de años más. Si escribo lo que pienso, seré el hazmerreír del mundo.

—Las personas que dicen lo que piensan suelen ser recordados. Mira a Martin Luther King Jr., fue un héroe en la historia de nuestro país, además, ganó un Premio Nobel de la Paz —intenté animarlo.

—Chad, lo mataron.

—Pero dijo lo que pensaba.

—Sí, por eso lo mataron —replicó.

—No te van a matar a ti por decir lo que piensas —rodé los ojos.

—Mi mamá me mataría si le digo lo que pienso de la vecina.

Lo miré demostrándole mi desacuerdo.

—¿Qué? —preguntó con una sonrisa— Estamos hablando de que escriba lo que pienso, ¿no? Y mi vecina está buena.

—¿Y la chica que te gustaba y nunca me dijiste nada de ella? —recordé, para cambiar de tema— ¿Qué sucedió con ella?

—Pues no sé, nada —alzó sus hombros.

—¿Por qué no la invitas a salir?

—Porque no. Sé que no le gusto y además, sé que si la invito a salir, todo será incómodo —suspiró.

—No tiene porqué serlo... Puedo ir contigo si quieres —sugerí bromeando.

—¿De verdad? —preguntó con ilusión.

—¡Claro que no! —reí— ¿Cómo pretendes que vaya a una cita contigo? Es decir, para las citas usualmente se necesitan 2 personas, ni más, ni menos.

Aunque podía quedarme cerca del lugar de su cita y, en caso de cualquier emergencia, llegaría a salvar a mi mejor amigo, pero no, él era un adulto ya y debía manejar cosas tan simples como una cita.

—¡Eso es! —exclamó— Una cita doble. Tú, Ashley, Jenna y yo.


Así que se llamaba Jenna, pensé.

Alto, alto, alto... ¿Una qué?


—¿Una cita doble? —pregunté y él asintió— No me refería a eso, yo...

—¡Es una idea fantástica! —me interrumpió— Si pasa algo, fingiremos el accidente de una amiga de Ashley y huimos de ahí, y me presentan a la amiga de Ash. Si funciona, te puedes ir a una habitación con tu chica y yo me quedaré con Jenna —planeó—. Es una gran idea, iré a llamarla. ¿Mis llaves? —extendió la mano y se las di— Hablamos luego, adiós.


Se levantó y salió de la cafetería, dejándome solo.

Era tan sencillo cómo Thomas solucionaba todo. Es decir, su solución era que si las cosas no funcionaban con Jenna, entonces iría tras Mel. Pero si funcionaba, se quedaría con ella. Qué fácil para él.



Salí de ahí minutos después y fui de camino a la primera casa del día para hacer las tutorías. Ya no tenía solo a mis dos estudiantes May y Rachell, en los últimos días me habían llamado tres personas más, que, en realidad no me daban problemas durante las clases. May ya había superado un poco ese asunto con su ex novio y estaba más atenta durante la clase. Rachell si estaba un poco más distraída, no sabía por qué.

Y la chica que había rechazado mi clase, Pauline, me había solicitado una reunión para mañana temprano, así que eso significaba que debía levantarme más temprano.


Al dar pasadas las 5:30 pm, me encontraba en un autobús de camino a mi edificio y, en una de las paradas, subió Mel, con un par de bolsas de compras en las manos. Al verme, sonrió y se colocó a mi lado. Le cedí mi asiento, ya que se veía cansada. Ella me agradeció y no dejó de mirarme.


—¿Pasa algo? —pregunté, ya que, de verdad, ella me estaba mirando sin disimular en la más mínimo.

—¿Cuándo vas a invitar a Ash a salir a una de esas citas románticas que suelen haber en las películas?

—Pues... no sé. Ella ha estado algo ocupada con la universidad y yo estoy ocupado con las tutorías y eso —me resté a contestar.


Porque la verdad, sí había pensado en invitarla a salir solos los dos, como se debe, pero habían varios "peros" en mi camino. Es decir, era bueno planeando salidas con chicas, si no que lo diga Lorianne —a menos de que también me hubiera mentido con eso—, podía llevarla a los lugares que a ella le gustan, cenar con la comida que le gusta y hacer cualquier otra cosa que le guste. El único problema que tenía era el tiempo.

—Siempre la ves en la noche, ¿por qué no planeas algo para esa hora? —sugirió—. Te la llevarías como a eso de las 6 o 7, y la traerías de vuelta en la madrugada. Si es que la vas a traer de vuelta —movió las cejas y yo reí—. O puedo dejarles el apartamento, tú sólo avísame —me guiñó un ojo.

—No puedo invitarla a salir hasta que ella tenga tiempo. Sé que tiene mucho que hacer y, de hecho, algunas veces que llego en la noche ella aún está trabajando en sus proyectos —le recordé—. No quiero que por mi culpa ella vaya a tener problemas en la universidad.

—Podría ayudarte a hacerle un espacio un día. Ella de verdad se preocupa mucho por sus tareas y exámenes, tal vez tener una cita o una salida contigo le ayude a despejarse —alzó sus hombros.


Segundos después, llegamos a nuestra parada, así que nos bajamos, entramos al edificio y subimos por el elevador, hasta llegar a su apartamento, donde ella abrió la puerta y ambos entramos. Sonaba una canción desde el fondo del lugar. Podía reconocerla dondequiera que fuera, era Chasing Cars de Snow Patrol, su canción favorita. ¿Por qué lo era? No lo sabía. Ni siquiera ella lo sabía, solo decía que la canción le gustaba y ya. ¿Cómo sabía que era su canción favorita? Bueno, la había escuchado con ella al menos cien veces, si lo intentara, podría escribirla al revés.

Caminé hasta su habitación, el lugar de donde venía la música. Empujé levemente a puerta y la encontré dormida sobre sus libros de estudio. Sonreí y me acerqué a ella, le quité el cabello del rostro y la acaricié lo más suave posible. Poco a poco abrió sus ojos y al verme, sonrió también.


—¿Hace cuánto que estás ahí? —preguntó incorporándose.

—No mucho. Acabo de llegar con Mel y oí la canción desde la entrada.

—Creo que se está repitiendo desde que me quedé dormida hace —miró la hora en su reloj de pared y luego volteó a mirarme de nuevo— una hora.


—¿No has terminado? —pregunté sobre su trabajo.

Ella lo miró y negó.

—¿Te falta mucho?

—Sé que si termino una, mañana me enviarán otra, así que sí, parece que me falta bastante —suspiró.

—¿Necesitas ayuda? —me puse a su altura—. No estudié economía, pero supongo que de algo puedo serte útil.


Ella me miró y sonrió. Ella estaba a escasos centímetros de mí. Quise besarla, ¿por qué debía quedarme con las ganas? Acerqué mi rostro al suyo y deposité un suave beso en sus labios, recibiendo una gran sonrisa de su parte. Me gustaba verla sonreír, tenía una sonrisa preciosa.

—Gracias por hacerlo —dijo—, también quería que pasara —reí levemente.


—¿Quieres ir a comer algo a la mesa? —ofrecí.

—Tengo mucho que hacer ahora y no quiero perder el tiempo —se volteó para seguir en lo que estaba—. Es decir, tú no me haces perder el tiempo, es sólo que...

—Te entiendo, no te preocupes. ¿Te traigo algo?

—Te agradecería mucho si me trajeras un vaso de agua.


Asentí y salí de su habitación, para ir a la cocina. Cuando estaba vertiendo el agua en el vaso, Mel apareció y susurró:

—¿Por qué no la invitas a salir? —me empujó levemente el brazo.

—Por lo que te dije, ella no puede —respondí de igual manera—. Espera, ¿has estado escuchando nuestra conversación?

—Sí, dejaste la puerta abierta al entrar, idiota —rodó los ojos—. Como sea, invítala y verás que no te dirá que no.

—Le dije que viniéramos a comer algo a la mesa y me dijo que no. ¿Por qué piensas que querrá salir un día y dejar sus tareas de lado? —seguí susurrando.

—Sólo hazlo, ella no dirá que no para siempre. Si de verdad quieres salir con ella, insiste. Si insistes, ella lo notará y listo, tienes una cita programada —me guiñó un ojo—. Ahora ve y díselo.

Tomé el vaso con agua y me encaminé a su habitación. Al llegar, coloqué el vaso en su escritorio y la miré un par de segundos.


¿Debía preguntárselo de una vez o debía esperar un poco más? Tal vez si lo hacía de una vez, me vería muy ansioso. Debía esperar más.


—Gracias —dijo ella después de tomar un sorbo—. ¿Te vas a quedar o te irás?

—¿Estás echándome? —alcé una ceja.

—No, para nada. Es solo una pregunta —alzó sus hombros.

—Bueno, aunque no quieras y tal vez llores y patalees por mi decisión —bromeé—, sí, me quedaré un rato.

Ella rió y yo me senté en su cama y miré su habitación.

—Pues prepárate para cuatro horas de aburrimiento total, llenas de quejas, insultos y consultas ortográficas.


¿Cuatro horas? ¿Pensaba terminar en cuatro horas?

Miré el reloj. ¡En cuatro horas serían las 10 pm! No iba a estar sentado haciendo nada cuatro horas, eso ni soñarlo... Pero —maldición, un "pero"— tenía que conseguir esa cita con ella. Ignoraría la propuesta de mi mejor amigo de ir a una cita doble Jenna, él, Ash y yo. Quería salir sólo con Ashley y hacerla olvidar el estrés, quería hacerla reír, ver su sonrisa en su rostro y saber que estaba siendo provocada por mí.

—Tengo toda la noche —contesté.

Minutos después, me había dado cuenta de lo estúpida que había sido mi idea de esperar cuatro horas sentado en una cama tan suave como la suya, porque me quedé dormido.

Desperté cuando sentí algo sobre mi cuerpo, era una manta y Ash la había puesto sobre mí.


—Lo siento, no quería despertarte —susurró.

—¿Qué hora es? —pregunté.

—Casi las 11:20 pm.

—Ya es muy tarde —dije incorporándome.

—Sabes que puedes quedarte aquí todo lo que quieras —alzó sus hombros y me puse de pie.

—No voy a incomodarte más, ¿nos vemos mañana temprano? —pregunté tomándola de la mano.

—No creo poder. Saldré temprano mañana, ¿te parece en la noche? —asentí.

—Adiós.

Caminé hasta la mitad de la sala de estar y ahí, recordé algo, debía invitarla a salir. Así que di la vuelta y me dirigí hacia ella otra vez.

—Por cierto —asomé mi cabeza por la puerta de su habitación y ella me miró, ya estaba acostada en su cama—, ¿no te gustaría ir a dar una vuelta un día? Como... ¿mañana por la noche?

Me miró y sonrió.

—Claro, ¿dónde iremos?

—¿Si es una cita debo decírtelo? —pregunté. La verdad nunca le había dicho a una chica a dónde iríamos en una cita.

—¿Es una cita? —alzó una ceja y sentí cómo me sonrojaba.

—Pues... Sí... Si quieres, yo...

—¿Entonces en la noche? —me interrumpió mis balbuceos y asentí— Bien.

—Genial —sonreí ya más aliviado—. Te veo mañana, entonces.

—Adiós.

Salí de su apartamento con una sonrisa en la cara. La parte más difícil había pasado, ahora solo tenía que quemarme el cerebro pensando en un lugar para llevarla.

Al llegar a mi apartamento, estaba la luz del baño encendida como siempre. La apagué y seguí caminando, para encontrar a Lorianne profundamente dormida en el sofá. Pero había algo diferente, la televisión no estaba encendida ni tenía su celular cerca; ella tenía uno de mis libros sobre ella.

Marqué la página por la que iba y dejé el libro sobre otro sofá. Cargué a Lorianne hasta la cama y ahí le coloqué una manta encima, además de quitarle el reloj de la muñeca y dejarlo sobre la mesa de noche. Me cambié al pijama y me acosté en mi lugar, tapándome con mis mantas. Inmediatamente me quedé dormido.


Al despertar, Lorianne no estaba.
Creí que seguía afectada por lo sucedido con su tía. Yo, en lo personal, no habría salido de la cama si me hubiera sucedido algo así.

Me levanté y desayuné solo, lo cual se sentía bastante extraño, pero debía acostumbrarme de todas formas. Ni Ashley ni Lorianne estarían siempre para desayunar conmigo.

Cuando terminé de desayunar, oí cómo tocaban la puerta. Así que dejé de hacer lo que estaba haciendo y fui a abrir. En el momento que lo hice, sentí como una explosión de hiperactividad me diera en la cara.

Eran mis hermanos, sinónimos de energía y bullicio multiplicado por mil: Kendall y Nathan.

—Hey —saludé.

Ellos sin decir palabra alguna, entraron y tomaron asiento en uno de los sofás. Cerré la puerta y me acerqué a ellos, completamente confundido.

—¿Se puede saber a qué se debe su poco esperada visita?

—Siéntate —dijo Nathan, con seriedad.


Me senté también en otro sofá frente a ellos y esperé a que hablaran.

—¿Lo dices tú o lo digo yo? —preguntó Kendall a mi gemelo.

—Lo diré yo.

—Yo lo quería decir —se quejó.

—¿Entonces por qué preguntaste?

—¡No lo sé! Lo diré yo. —Kendall se preparó para hablar, pero Nathan le tapó la boca a Kendall y preguntó:

—¿Cómo es eso de que eres novio de tu ex?

Kendall quitó la mano de su boca y dijo:

—Creí que habíamos acordado que no te involucrarías con ella o con su vida. ¿Ahora eres su novio?


Parece que a mis padres les encanta el chisme.

—No, eso es una mentira pequeña que hicimos porque hubo un pequeño asunto con sus padres. Pero ya quedó ahí y para que no hayan más problemas, les agradecería que no le dijeran a papá y a mamá que es mentira.

Mis hermanos se miraron.

—¿De verdad? —preguntó Nathan y asentí— Pues no creo que mamá vaya a olvidar que tienes una "novia" otra vez.

—¿A qué te refieres? —pregunté.

—A la cena del trabajo de papá —Kendall empezó a enumerar con los dedos—, la cena de navidad, la cena de año nuevo, la cena de cumpleaños de papá, tú cumpleaños y probablemente mi cumpleaños también —concluyó la lista—. Mamá está agregando su nombre a nuestros eventos y la pone a tu lado en todo.


¿Estará Lorianne todo ese tiempo viviendo aquí? Es decir, la mayor parte de esos eventos suceden el otro año.

—No creo que se quede aquí tanto tiempo —me resté a decir—. Y si lo hace, no la llevaré a esos eventos, puedo inventar una excusa convincente.

—Puedes convencer a mamá, pero a papá no —dijo Kendall—. No aceptará un "no".


Maldición, eso era cierto. Tampoco podía decirle que ella y yo habíamos terminado, porque, en algunos sectores del apartamento habían rastros de Lorianne. Como si dijera: "Lorianne vive aquí".


—Supongo que seguiré mintiendo, me guste o no —alcé mis hombros— y, cuando Lorianne se vaya, diré que no funcionó y que estoy con Ashley.

—¿Ashley? —preguntó Nathan, confundido.

—Es mi vecina y...

—¡Te la follaste! —exclamó mi gemelo.

—No. Ella me gusta.

—¡Y quieres con ella!

—Oye, tú no...

—Sí, sí quiere —me interrumpió una cuarta voz. Era Thomas.

—¿Cuándo te di una llave?


Mi mejor amigo saludó a mis hermanos y se sentó junto a ellos.

—Ese es otro tema —dije, pero ellos no dejaron de hablar de "todo lo que le haría", incluyendo movimientos y sonidos que no repetiría nunca.

Habían momentos ruidosos en casa de mis padres con solo Kendall y Nathan, pero habían ocaciones en las que invitaban a Thomas, a Peter —el mejor amigo de Kendall— y a Lucas —el mejor amigo de Nathan—. Eran esos días en los que a mi gemelo se le ocurría hacer mini torneos de FIFA en PS y tenía que llamar a nuestros amigos más cercanos. Claramente, Thomas era incluido sin consultármelo primero. Yo jugaba con ellos, en realidad no era malo jugando a la PS, pero ellos gritaban demasiado. A veces no soportaba los gritos de 5 hombres, así que Thomas me daba 2 bebidas energéticas y yo cambiaba de repente y, aunque no exageraba como ellos, también me ponía a gritar.


—En fin —dijo mi mejor amigo—, ¿se reunieron y no me llamaron?

—Vinimos a hacer recapacitar a Chad sobre sus malas decisiones como adulto joven —dijo el menor de mis hermanos.

—Sé lo que hago.

—Ayer me dijiste que no —dijo Thomas y yo lo fulminé con la mirada.

—Cállate.

—El punto es que no puedes mentirle a nuestros padres... —dijo Nathan— Al menos tú no. Entre los tres, eres el que salió menos defectuoso.

—No pasará a más, lo prometo. Puedo controlarlo.

—Eso esperamos —dijo Kendall— no queremos que vayas a tener problemas por esto.

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Dos y dos son cuatro, cuatro y dos son seis, seis y dos son ocho y ocho perdón :c

Odio odio odio tardarme tanto actualizando, pero de verdad que no he tenido tiempo para escribir casi nada. Estoy terminando el año y ya estoy en exámenes. Una semana más y soy libre.❤️

Espero que no nos abandonen a Chad y a mí ❤️ :(

30/10/16

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