Bienvenida Otra Vez

By Fifty-Seven

1M 65.3K 36.5K

Estoy consciente de que muchas personas suelen aparecer en nuestras vidas para enseñarnos cosas que no conocí... More

Sinopsis
Capítulo uno
Capítulo dos
Capítulo tres
Capítulo cuatro
Capítulo cinco
Capítulo seis
Capítulo siete
Capítulo ocho
Capítulo nueve
Capítulo once
Capítulo doce
Capítulo trece
Capítulo catorce
Capítulo quince
Capítulo dieciséis
Capítulo diecisiete
Capítulo dieciocho
Capítulo diecinueve
Capítulo veinte
Capítulo veintiuno
Capítulo veintidós
Capítulo veintitrés
Capítulo veinticuatro
Capítulo veinticinco
Capítulo veintiséis
Capítulo veintisiete
Capítulo veintiocho
* noticia *

Capítulo diez

31.4K 2.1K 1.2K
By Fifty-Seven

Su tía Karen había fallecido.

En las pocas palabras que había pronunciado durante el día, lo había podido descifrar.

Yo la verdad no entendía mucho. Desde éramos novios, yo sabía que ella había sido una persona importante para Lorianne, pero no sabía el porqué. Ella quería más a su tía que a sus propios padres y eso debía tener una razón.

La mañana siguiente, Lorianne desayunó poco, habló poco y me miró poco. Solo quiso estar acostada. Ni siquiera fue a trabajar, a pesar de ser lunes.

El funeral sería durante la tarde y estábamos a 2 horas en auto del lugar donde se llevaría a cabo la ceremonia.

Ambos nos vestimos muy formales y salimos en el auto de Thomas, él me lo había prestado cuando se enteró del evento al que asistiríamos Lorianne y yo. Empecé a conducir y, ninguno de los dos decía nada. Yo no sabía qué decirle y ella estaba sumida en sus pensamientos. A veces la miraba y notaba que tenía lágrimas en los ojos. Sería imposible que dejara de llorar.

Estuve dos horas y media conduciendo y, al llegar al lugar de la ceremonia, Lorianne se había quedado dormida.

Salí del auto y lo rodeé, abrí su puerta y me puse a su altura.

—Lorianne —susurré, pero no despertaba—. Lorianne, ya llegamos.

Poco a poco abrió sus ojos y al mirarme, se sentó y aclaró su vista.

—Esta es su casa —dijo y volteé, para mirar el lugar.

Era una enorme casa blanca muy hermosa con un jardín perfectamente cuidado.

—Ella vivía sola —agregó y la miré—. Tuvo un esposo pero resultó ser un idiota, sólo porque ella no tenía la capacidad de darle hijos. Fue duro para ella. Siempre... Siempre quiso una gran familia, un esposo amoroso... Su única familia éramos mi prima Alex y yo.

—¿Por qué no viniste con ella entonces?

—Si mi madre se enteraba de que estaba con su hermana, habría estallado de verdad. Nunca la quiso.

—¿Y por qué la querías tú?

—Por la misma razón por la que mamá la odiaba —fruncí el ceño, no lo comprendía—. Mi madre nunca me cuidó como se debería, mi tía se encargó de ello, me trató como la hija que nunca tuvo y yo la sentí como la madre que nunca tuve.

Ahora todo tenía sentido. Karen había sido más madre para Lorianne que la misma Giselle.

  
—Ahora, ¿podemos entrar? —asentí y la ayudé a salir del auto.

Tomó mi brazo y ambos entramos a la casa, siendo recibidos por Valeska, la otra tía de Lorianne. Ambas se abrazaron y la pelirroja me presentó, nuevamente, como su novio Chad. Y así lo hizo con todos sus familiares que llegaban a saludarnos.

No la veía como siempre. Estaba decaída, callada y sus ojos parecían más tristes. ¿Y cómo no iba a estarlo? Había perdido a, quien para ella era, el ser humano más importante de su vida.

Yo no sabía cómo se sentía, pero intentaba ponerme en sus zapatos y pensar, ¿qué sería de mí si perdiera a mi padre o madre? ¿A mis hermanos?

—Alex —saludó ella—, él es mi novio Chad.

—Un placer conocerte, Chad —dijo la chica castaña tomando mi mano para estrecharla.

—Ella es mi prima, Alexandra —dijo Lorianne—. Tenemos años de no hablar —se dirigió a ella.

—Lamento que este sea el único modo de que no veamos, ¿te lo ha dicho tu mamá? —la chica a mi lado asintió y siguieron charlando.

  
Al rato llegó un chico con una bebida para Alex, era su novio Robert, un chico que parecía ser bastante cuidadoso con ella, que también parecía estarla pasando mal.

Al empezar la ceremonia, Lorianne y Alex tomaron asiento juntas, así que yo de un lado tenía a Lorianne y del otro a Robert, que no había conseguido un espacio en otro lado.

La madre de Giselle, Valeska y Karen —es decir, la abuela de Lorianne—, empezó a dar su discurso. Terminó llorando y haciendo que todos los presentes lloraran con ella, yo incluido. Cada palabra dicha por la mujer, tenía un efecto en Lorianne, que provocaba que cerrara los ojos y tratara de impedir que más lágrimas salieran de ellos, pero era en vano. Tomé su mano y traté de darle fuerzas, para que supiera que, aunque con la partida de su tía, no estaba sola. Le gustara o no, me tenía a mí y sólo en mí podía confiar. Peleáramos, discutiéramos y aunque tuviéramos el pasado que teníamos, era a mí a quien tenía ahora.

Al terminar, pasamos al cementerio, donde procedieron a enterrarla. Ahí Lorianne me abrazó y yo le devolví el abrazo.

—Gracias por estar conmigo —susurró mirándome con sus ojos llorosos.

Cuando todos se fueron, nos quedamos junto a su tumba, ya que ella no quería irse y yo no pensaba en presionarla.

Sin importarle nada, se sentó en el césped, a pesar de que llevaba vestido. Me quedé de pie a su lado, mientras ella conservaba el silencio.

—¿Quieres hablar de algo? —pregunté.

—La verdad es que sí —dijo sin mirarme—. ¿Por qué me acompañaste hasta aquí?

—No quería que estuvieras sola. No sé cómo se siente perder a alguien, pero supongo que lo que menos deseas es sentirte abandonada.

Ella iba a agregar algo, pero mi celular sonó al instante. Lo tomé y contesté, era Ashley.

—¿Hola?

¿Dónde estás, Chad? He estado llamándote a tu casa todo el día y no me contestas, estaba preocupada por ti —dijo rápidamente—. Ugh, disculpa, soné como una loca. Solo quería saber si estabas bien.

—Sí, estoy bien.

¿Nos vemos para almorzar?

—Estoy a dos horas de la ciudad, no creo que podamos comer juntos hoy —dije sabiendo que se confundiría un poco.

¿Qué? ¿Qué haces ahí? —sí, sonaba confundida.

—Acompañando a Lorianne porque... porque su tía falleció —susurré.

Oh, vaya...

—Sí. ¿Te parece si te veo en la noche?

Claro, te espero.

—Bien, adiós.

Corté la llamada y me giré hacia la pelirroja, que se había levantado del césped.


—¿Problemas con tu novia?

—No. Y no es mi novia —agregué.

—Pues se nota que le gustas y sé que también te gusta —me sonrió levemente.

Rodé los ojos y dije:

—¿Quieres volver ya? Podemos pasar por comida o algo así, si gustas —ofrecí.

—No está mala la idea, además, quiero llegar a descansar un poco.


La ayudé a ponerse de pie y salimos del cementerio. De nuevo iba callada. ¿Qué podía hacer para que se olvidara de eso un rato?

—¿Quieres ir a Burger King? —ofrecí.

—¿Burger King? —asentí— ¿Hamburguesas? —asentí de nuevo— ¿Me vas a llevar a comer hamburguesas?

—Sí. ¿Por qué? ¿Algún problema?

—Pues... sí. ¿Vas a comerte una hamburguesa?

—Si te logra animar, sí, me comeré una.

—Creo que sí me animaría, pero no quiero que vomites toda la noche, así que mejor vamos a otro lado.

—¿Entonces dónde? —pregunté sin dejar de conducir.

Alzó sus hombros y se recostó a la ventana, para volver a cerrar sus ojos.

Debía animarla, pero ¿cómo?


—Quieres... ¿Quieres salir? —ofrecí.

Ella giró su cabeza para mirarme y yo evitaba hacer contacto visual con ella, así que continuaba con la vista al frente.

—¿Adónde?

—A... ¿una fiesta? —dije no muy decidido.

—¿Por qué me estás ofreciendo todo eso?

—Porque... No sé, yo... Tú te ves desanimada y, no sé, quería animarte.

—¿Y crees que puedo ahogar mis penas con alcohol?

—No quise decir eso, yo...

—No es mala idea —me interrumpió—. Odio pensar tanto y necesito despejarme.

¿Eso era un sí?

—Entonces... ¿Sabes dónde hay alguna? —pregunté.

—Tú sigue conduciendo, te avisaré.

  
Y eso hice. Cuando pasamos al centro de la ciudad, ahí estaba lleno de bares y pubs. Dejé el auto en un estacionamiento y caminamos hacia el lugar.
Nunca me imaginé yendo a un pub después de un funeral, pero lo estaba haciendo... por Lorianne.

Ambos íbamos vestidos de negro, así que nos veíamos un tanto extraños entrando juntos al  lugar. Fuimos de inmediato a la zona del bar y ahí ella pidió si bebida, pero el barman sirvió dos.

—No voy a beber.

—Y yo no voy a beber sola —respondió—. Anda, solo uno.

—No es una buena idea, de verdad.

  
Ella sabía cómo me ponía yo con el alcohol.

—¿Aún eres un loco cuando bebes? —sonrió.

—No. Es sólo que... no quiero y ya.

Genial excusa, hombre.
    

—¡Sólo uno, por favor! —insistió.

—Bien, bien.

Ambos bebimos y ella se giró a pedir otro, me obligó a tomarlo también.

Es decir, no me obligó en parte, pero sí me insistió y yo accedí. Ese trago se convirtió en dos, luego en tres y después en siete. Siendo sincero, había perdido la cuenta de cuántos tragos había tomado esa noche y en ese momento, me importaba poco.

De los tragos, pasamos al baile y del baile, ya no recordaba mucho. Sólo recordaba estar tratando de bailar junto a Lorianne, luego separarme de ella y después perderla de vista. A partir de ahí, todo era un borrón.

  
*

Intenté abrir mis ojos, pero la cabeza me dolía demasiado para lograrlo. Inmediatamente recordé la idea que le di a Lorianne de ir a una fiesta en la noche para que se olvidara de lo sucedido.

Intenté estirar mi cuerpo, pero fue imposible. Me rasqué los ojos y al abrir los ojos, de verdad que casi me dio un infarto. Una cabellera pelirroja descansaba sobre mi pecho desnudo.

¿Qué demonios había ocurrido? ¿Qué hacía la mitad del cuerpo de Lorianne sobre mí y qué hacía yo con el pecho desnudo?

Miré su cuerpo y también estaba en ropa interior. Ahora sí estaba asustado. ¿Me había acostado con ella estando ebrio?


Me imaginaba a mí contándole a mis hijos adolescentes cómo el idiota de su padre dejó que su ex viviera con él y luego cómo se la llevó a la cama estando ebrio.
Estupenda historia, idiota.

¿Pero cómo era eso posible si ella se había separado de mí en el lugar?


Necesitaba que ella despertara para que me respondiera mis preguntas.

En ese momento, sonó su alarma diaria, provocando un dolor de cabeza en mí y que ella despertara de igual manera.

—Apaga esa mierda —murmuró tapándose las orejas.

  
Estiré mi mano y apagué la alarma de su celular.

—Gracias —dijo y su cuerpo se relajó, aún sobre el mío.

—¿Lorianne? —llamé suavemente.

—¿Qué quieres, Chad? Déjame dormir —se quejó.

—¿Qué pasó anoche?

—¿De qué hablas? —su voz mañanera sonaba muy diferente.

—Míranos, ¿nos... acostamos? —pregunté dudoso.

—¿Tienes tu ropa interior puesta?

—¿Qué?

Eso no tenía sentido.


—Sólo responde.

—Pues... Sí, la tengo puesta —respondí dudoso.

—Felicidades, no te acostaste conmigo. Ahora déjame dormir.

No se bajó de mi cuerpo, sino que se quedó ahí y volvió a dormir. Ahora mi conciencia estaba más tranquila, no había pasado nada entre nosotros y solamente dormíamos... en ropa interior.

Aún había mucho por averiguar, pero no lo haría en ese momento porque sentía que la cabeza me iba a explotar.

Al despertar por segunda vez, Lorianne estaba con la cabeza recostada a mi pecho y me abrazaba... yo también la abrazaba, por alguna razón.

No sabía por qué había despertado, hasta que oí un par de golpes en la puerta. Miré la hora en el reloj de la mesa de noche y decía las 7:57 p.m., casi una hora después de la hora en la que solía desayunar con Ashley.

Mierda, Ashley. Pensé.

  
—Lorianne, debes moverte —dije suavemente, tratando de salir de la cama.

—¿Qué pasa? —murmuró y bostezó.

—Sólo muévete.

  
Cuando logré levantarme, el dolor de cabeza se intensificó, pero intenté ignorarlo, debía atender a Ashley.

A como pude, caminé hasta la puerta y la abrí, recibiendo una mirada sorprendida de la rubia.

—Hola —saludé tratando de que no notara mi dolor de cabeza.

—Emm... Hola. ¿Estás... Estás bien? Anoche n-no nos vimos y... y no... y no supe nada de ti.

—Sí, estoy bien... —me resté a responder.

—¿Desayunamos? —propuso, intentando entrar a mi apartamento, pero no la dejé.

—¿Aquí? —asintió— Mejor vamos a otro lado, ¿no?

—¿Por qué no quieres que entre?

—No es eso, es que... no limpié.

—Cuéntame otro chiste —bromeó y me movió, logrando entrar al apartamento.

Mientras Lorianne no saliera de la habitación, todo estaría bien. Es decir, no quería que Ashley pensara algo que no era.

—¿Te preparo el café? —ofreció— Te ves cansado.

Caminé hasta el baño y ahí tomé una pastilla para el dolor de cabeza.

—Yo lo hago —dije acercándome a la cocina.
    

Empecé a hacer el café mientras ella se sentaba en la isla de la cocina.

—¿Te digo algo y no te pones incómodo? —preguntó.

—No prometo nada —ella rió ligeramente.

—Pues te...

—¡Chad! —el grito de Lorianne la interrumpió— ¡Chad!

  
Eso no era un grito, era como un graznido de cansancio.

—Espera un momento.

Fui hasta la habitación, donde estaba Lorianne estirándose en mi cama.

       

—¿Qué pasa?

—¿Quieres hacerme un té y traerme algo para el dolor de cabeza? —preguntó tomando una prenda del suelo.

—Te lo traigo en un rato, ¿sí?

Sin esperar su respuesta, cerré la puerta y me giré de nuevo hacia Ash.

—¿Qué le pasa? —preguntó.

—Creo que está muy afectada por lo de ayer, es mejor ignorarla.

Me acerqué y continué haciendo el café.

—Pobresilla, ha de ser muy difícil para ella superarlo —dijo con lástima.

—Sí, ayer me costó mucho distraerla para que se olvidara de ello.

   
Ella guardó silencio. Me di cuenta de lo mal que había sonado lo que dije, así que me volteé y justo en ese momento, Lorianne salió de la habitación, con mi camisa negra de botones de ayer.

No podría describir ese momento, ni la cara que puso Ashley al ver a Lorianne salir de la habitación.

—Entonces así la estabas distrayendo, ¿no? —me dijo molesta. Se levantó de la silla, tomó su bolso y salió del apartamento hecha una furia.

Decidí ir tras ella.

—Estás casi desnudo —me recordó Lorianne, pero le resté importancia. Salí del apartamento y corrí las escaleras, para encontrar a Ashley tratando de abrir la puerta con sus llaves.

      

—Ash —la llamé—, mira, lo que pasó es que...

—Me mentiste —me interrumpió—. No es solo tu amiga. Y además, tú vienes conmigo, me tratas bien y además de eso me... Ugh, olvídalo —dijo y siguió batallando con sus llaves.

—Ella es mi amiga, Ash, y entre nosotros no pasó nada, de verdad.

—¿Crees que me voy a tragar eso? Ambos duermen en la misma habitación y casi desnudos. Sería muy estúpida si no me diera cuenta de esto. Vete, Chad. Me haces actuar como una imbécil y la peor parte es que ni siquiera estamos jun...


—No pasó nada, lo juro —interrumpí yo, acercándome más a ella.

—¿Por qué te esfuerzas tanto en hacerme creer que no pasó nada? ¡Claramente sucedió algo!

—Porque me gustas —solté y ella abrió sus ojos como platos—. Eso es, me gustas y de verdad pienso... pienso que eres una persona genial, divertida, inteligente... Y desde hace días he estado sintiendo esto por ti, no puedo evitarlo, no puedo dejar que te vayas de mi vida por una estupidez con Lorianne.

—¿Hablas en serio? —asentí— Esto es... Es una broma, ¿verdad? —negué con la cabeza— Pues yo... Es... es mutuo.

  
En ese momento, sentí una de las más grandes alegrías de toda mi vida. Le gustaba a Ashley.

—¿Es muy raro si te beso y estoy en ropa interior?

Ella rió y se acercó a mí para besarme. Sus boca sabía a menta y sus manos me acariciaban el rostro con cuidado.

  
—Wow.

Ambos nos separamos y miramos a Mel, que nos observaba sorprendida bajo el marco de la puerta.

—Qué romántico —continuó la morena—, Chad en ropa interior, Ashley con el periodo y Mel les interrumpe la escena.

La rubia se puso roja de vergüenza y yo reí.

—Bien, me voy. Ash, fíjate si su pantalón tiene una mancha, Chad —me miró— bonito abdomen. Adiós.


Cuando se fue, Ashley me miró.

—La voy a matar cuando vuelva —reí—. Como sea, yo lamento si me comporté como una maniática, yo de verdad sentí que iba a explotar cuando la vi y yo...

—Tú tranquila —dije interrumpiéndola—, entre ella y yo no va a pasar nada.

—¿Entonces significa que... habrá algo entre nosotros?

—Si quieres —ella sonrió y se acercó para besarme otra vez.

—Nos vemos en el almuerzo.

Bajé las escaleras manteniendo una sonrisa en el rostro. No podía quitarla.
La chica que me gustaba me correspondía, ¿acaso no tenía derecho a sonreír?

      

Mientras bajaba las escaleras, encontré a la señora que me había ignorado la primera vez que estuve en el edificio.

—Hola.

Y como era de esperarse, me miró con desagrado y me ignoró de nuevo.

Entré al apartamento y cerré la puerta detrás de mí. Caminé hasta la cocina y ahí estaba Lorianne, haciendo su té.

—Oye, ella ya no va a volver por su café, ¿verdad? Porque esa es mi taza.

—No.

—¿Tuviste algún problema con ella? De verdad lo siento si hice que se molestara.

—No pasó nada, tranquila.

Me senté a tomarme mi taza y ella me miró con cuidado.

—Tú... ¿recuerdas algo de ayer? —preguntó.

—Muy poco —respondí—. Recuerdo que bebimos, que bailamos y que nos separamos. ¿Tú recuerdas algo? —continué bebiendo mi café.

—Sí... no todo, pero sí recuerdo lo necesario.

—¿Lo necesario? ¿Qué pasó? —pregunté confundido.

—Pues cuando me separé de ti mientras bailábamos no recuerdo que pasó, pero discutiste con un tipo y tampoco recuerdo por qué.

—Qué útil —dije con sarcasmo.

—Pero cuando terminaste de discutir con el tipo, fuimos a beber más. Ahí charlamos y dijiste algunas... cosas y luego...

—¿Qué dije? —interrumpí.

—Tú me dijiste muchas cosas que pensabas sobre mí. Me dijiste... me dijiste lo mucho que me amaste y cómo te dolió lo que hice.

Maldición.

—Lloré, ¿cierto? —asintió— ¿Quieres sólo... olvidarlo? ¿Hacer como si no hubiera pasado?

—Sí, pero después de eso tú...

—No necesito que me avergüences más, ¿sabes? Ya viste mi lado sensible después de muchos años y no hace falta que sigas enumerando todas las cosas que dije con respecto a ti —me levanté y empecé a caminar hacia la habitación.

—Me besaste.

Mi cuerpo se detuvo.

—¿Qué? —volteé y la miré.

Eso no era posible... al menos no para mí.
     

—Ayer me besaste, Chad. Incluso me pediste que volviera contigo.

—¿Crees que es una broma? —pregunté con una sonrisa sarcástica— ¿Crees que lo que yo sentí es un chiste? ¿Crees que puedes bromear sobre mis sentimientos solo porque ya pasaron algunos años? ¿De verdad crees que a mí no me importaste?

—Nunca dije eso.

—¿Entonces? ¿Por qué dices cosas que no sucedieron? —acusé.

—No te estoy mintiendo, Chad. Me besaste ayer, me pediste que nunca te abandonara. Te lo digo, no sé, para que lo sepas. ¿De qué le serviría mentirte con este tema?

—Yo... Yo... ¡no lo sé!

—Sólo quería que lo supieras, no que te volvieras loco —siguió bebiendo su té con calma.

Iba a continuar quejándome con respecto a eso, pero no podía, tenía que ir a darles tutoría a varias personas y no tenía tiempo para estar peleando por nada.

Me duché y me vestí, cuando estuve a punto de salir, ella me miró de nuevo.

—Muévete, por favor.

—No te molestes conmigo —pidió—, no tengo fuerzas para pelear ahora.

—¿Entonces cómo quieres resolver este problema? Te escucho —me crucé de brazos.

—Es que no es ningún problema. Tú lo hiciste por impulso y estabas borracho, mira que ni siquiera lo recuerdas.

—Llega a tu punto, por favor.

—No le tomes tanta importancia —rodó los ojos.

—Lo dices como si fuera fácil.

—Es que es fácil.

—Tú eres la experta, enséñame —alcé una ceja.

—¿Quieres por favor dejar de pelear?

—¿Quieres tú moverte de mi camino? Ya voy tarde —cambié el tema.

—¿Vas a seguir molesto conmigo por algo que no hice?

—¡Sí fuiste parte de ello! ¡Me correspondiste el beso! —la acusé— Además, aún no sé cómo es que llegamos los dos a estar casi desnudos el uno sobre el otro.

—Tampoco recuerdo eso, solo amanecimos así, supongo —alzó sus hombros.

—¿Sabes qué? Mejor lo hablamos en la tarde, ¿sí? —la esquivé y continué mi camino.

  
Al salir del edificio, le escribí un mensaje a Thomas:

"Tenemos que hablar, es urgente, nos vemos en 10 minutos en el Café de Martha."

-------------

MARATÓN DE CUMPLEAÑOS 3/3

Lo sé, tardé como mil días en publicar el tercero, pero primero creí que ya lo había publicado y luego noté que no, y cuando lo iba a publicar, recordé que le iba a cambiar algunas cosas JAJAJA

#SORRYFORTHAT

Whatever. Quiero aprovechar (otra vez) para darles las gracias a todas las personas que se pasaron a desearme un feliz cumpleaños por aquí, por Twitter e Instagram. Gracias por esos mensajes tan bellos <3


En fin. Bai.


30/9/16

10:33pm


Continue Reading

You'll Also Like

71M 3M 60
Culpa mía es una película basada en la trilogía "Culpables" - Próximamente disponible en Amazon Prime. ¡Disponible los 16 primeros capítulos! **Ganad...
96.7K 5.9K 7
- SECUELA DE "BIENVENIDA OTRA VEZ" - ¿Esperarías que alguien te perdone al cometer un error? ¿Y al cometerlo dos veces? Lorianne sabía que Chad la h...
153K 8.8K 26
Sobrevivir sola por tanto tiempo, y luego de la nada aparecen estos chicos con otras personas. Todo cambia, primero porque ahora tienes a quien cuida...
34.6M 4.4M 46
[COMPLETADA] ¿Es posible enamorarse de alguien sin conocerlo? ¿Sin haberlo visto? ¿Es posible desarrollar sentimientos por una persona que solo has e...