-Yuuri-
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Me desperté en el lado de la cama de Wolfram a la mañana siguiente. Eso no era inusual. No con un compañero de cama como el mío. Probablemente debería comenzar a preocuparme si él se quedara en la misma posición durante toda la noche. Eso usualmente significaba algo muy malo. Y no me gustaban que las cosas estuvieran fuera de su lugar.
Gruñí con fuerza cuando una pierna me golpeo en el medio del estomago. Amo a mi hija, de verdad. Pero está creciendo rápido y fuerte. Fuerte, no había duda acerca de eso. Y parecía estar ganando más y más de las costumbres de Wolfram mientras se hacía más grande. Como dormir salvajemente en la cama. No recordaba que esto haya sido tan terrible la primera vez cuando la adopte.
Quité la pierna errante y puse mis manos por debajo de ella para acomodarla mejor, así no me estaría pateando. Ahí fue cuando note que Wolfram no estaba en la cama. Eso tampoco era algo inusual. Solo significaba que terminó en el piso.
Luego de reacomodar a Greta a mi lado, busque a mi prometido rebelde. Está bien, no estaba de este lado. Tampoco a los pies de la cama. Me tiré a lo largo de la parte inferior del colchón y miré por abajo al otro lado del piso. Ningún bishounen rubio. Qué extraño, ¿ya se había levantado? Él y Greta usualmente se quedaban en la cama cuando yo salía para mi entrenamiento matutino.
Miré mi reloj. Bien, ¿quién agarro mi confiable G-shock? ¿O me lo saqué? No. Levante una manga rosa hasta mi codo, ningún reloj aquí. Hice lo mismo con la otra manga rosa, ninguno aquí tampoco.
Había perdido mi reloj y a la tempestad rubia. Podría al menos levantarme, no puede ser tan tarde todavía. Normalmente, Conrad me despertaría para mi entrenamiento por la mañana. Y si no estaba en el Castillo Pacto de Sangre, entonces mi melodramático tutor lo haría.
Abrí la puerta y pedí a uno de los guardias que alguien me trajera mi ropa de gimnasia. Mi voz sonó rara y tenia frio en las piernas. Espero no haber pescado un resfriado.
Después de la afirmativa de los guardias, cerré la puerta y me dirigí al baño contiguo.
"¡Un minuto! ¿Acaso me llamaron...?" No. Debí haber estado imaginando cosas. Ellos no se dirigieron a mí como "Su Excelencia".
Antes de que pudiera llegar al baño, mi hija se sentó y me miró soñolienta.
—Wolfram... —dijo lentamente y entonces dejo salir un gran bostezo—. ¿Me quedé dormida?
—No, Greta. Creo que Wolfram se levantó temprano. Tal vez quería tomar ventaja para su viaje. ¿Por qué no vuelves a dormir?
No estaba completamente despierto todavía, y estaba seguro que ella tampoco. Sin embargo, tenía una extraña mirada en su rosto que hizo que dejara lo que estaba haciendo. Fui y me senté en la cama en vez de eso, y puse mi mano sobre su frente. Esto es lo que hacen los padres, ¿verdad? Era lo que hacia Wolfram cuando pensaba que yo estaba actuando raro.
—¿Te sientes bien? —pregunté preocupado.
—...No estoy segura —respondió—. ¿Te sientes bien?
Era linda cuando intentaba ser como un adulto. —Sí, me siento bien. Estoy por salir para mi entrenamiento matutino pero parece que perdí mi reloj, pero estoy seguro que solo no está en su lugar.
—¿Cuando comenzaste a correr todos los días? —me preguntó en un tono de sorpresa.
Mis cejas se fruncieron en forma de preocupación. — Sabes que siempre corro todos los días.
Los golpes en la puerta interrumpieron lo que Greta estaba por decir. Esperaba que fuera Conrad pero en vez de eso era una de las sirvientas trayéndome mi traje de gimnasia. O más específicamente, el traje de Wolfram.
—¿Pasa algo malo, Su Excelencia? —preguntó la sirvienta mientras me veía observar la ropa. No importaba que se dirigiera a mí de forma incorrecta; yo no era como Wolfram que era muy quisquilloso cuando se trataba de la etiqueta apropiada.
Sacudí mi cabeza sin querer que ella se preocupara acerca de traerme las ropas incorrectas y dirigirse a mí con el honorifico equivocado. Wolfram y yo usamos el mismo talle y él se ha puesto mi ropa antes (incluida mi ropa interior, y no es que me gustara anunciar eso) así que no era gran problema. Hablando de ropa, ahora es cuando me di cuenta de porque tenía frio en las piernas. Estaba usando el camisón de Wolfram. Muchas posibilidades aparecieron en mi cabeza. Algunas más aterradoras que otras. Bueno, no era un misterio que se iba a resolver a sí mismo en un segundo.
Antes de que la sirvienta se fuera, le pregunte donde estaba Conrad. Ella me miró de manera extraña, la misma mirada que me echo Greta antes. Me pregunte por un momento si todos en el castillo habían contraído la versión de Shin Makoku de la gripe. Sacudió su cabeza y el momento paso.
—Creo que Su Excelencia está haciendo su entrenamiento matutino —me informó—. ¿Hay algo más que necesite, Lord Wolfram?
—Sí, ¿donde está él? —pregunté.
—Em... —dijo confundida—. ¿Su Excelencia?
—Sí, ¿lo has visto?
—Bueno... —hizo una pausa como si estuviera tratando de entender que era lo que le estaba preguntando. Tal vez debería haber sido más claro, como preguntando: ¿dónde está el orgulloso, rubio y hermoso tercer hijo de la ex Maou?
—Su Excelencia está ahora en su entrenamiento matutino —dijo finalmente entonando cada palabra cuidadosamente.
¿Cuando empezó Wolfram a correr todos los días? No iba a preguntarle. Parecía que ella ya había alcanzado su límite de cuestionamientos del día. Así que en vez de eso, solo asentí agradeciendo.
—Me pregunto si necesita vacaciones —me pregunté a mi mismo en voz alta cuando se fue.
—¿Por qué? —preguntó Greta.
—Parecía algo distante esta mañana. Tal vez es el estrés del trabajo. Limpiando el castillo día y noche; creo que yo probablemente me aburriría muy rápido.
—Acaba de volver de visitar a su familia —dijo Greta—. Y se ve bien para mí —hizo una pausa y me dio otra de esas miradas extrañas antes de continuar—. Por otro lado, ¿estás seguro de que te sientes bien? —Entonces ella imito lo que hice esta mañana y puso su mano en mi frente. ¡Simplemente era tan linda!
—Greta, se supone que los padres tienen que preocuparse por sus hijos. No al revés —dije mientras la daba un abrazo fuerte—. Te diré que, iremos a jugar beisbol hoy más tarde y anotaré un par de home runs para ti para mostrarte que estoy bien. ¿Qué te parece? Wolfram tiene que patrullar la frontera hoy así que no tenemos que preocuparnos por él.
—E-está bien —dijo en un tono muy serio. Me palmeó la mano y me dio una mirada que me daba a entender que me estaba complaciendo—. Me voy a vestir y te veo en el desayuno, ¿ok?
Cuando ella abrió la puerta, Conrad entró.
—Ahí estas Conrad, pensé que saliste a correr... —nunca termine la frase porque la persona que seguía a Conrad y entró después en la habitación no era otro más que yo mismo.
Esto explicaba lo anormal esta mañana: el reloj perdido, la voz graciosa, los guardias y las sirvientas llamándome "Su Excelencia", las miradas extrañas, el camisón.
No entré en pánico. Tal vez por tres segundos sí, pero rápidamente lo superé. Primero, esto era Shin Makoku, donde las cosas extrañas estaban a la hora del día. Segundo, ya había experimentado antes estar fuera de mi cuerpo y dentro del de otra persona con mi hermano mayor. Wolfram tenía que estar en mi cuerpo y todo lo que necesitábamos era ver la manera de intercambiar mentes, preferiblemente sin ningún invento de Anissina de por medio. Lo difícil era que en realidad no entendía como hicimos el primer cambio de cerebros. Solo había improvisado eso. Supongo que debería improvisar en esto también.
Escuché a nuestra hija susurrar a Wolfram en mi cuerpo antes de irse—. Yuuri, no creo que Wolfram se esté sintiendo bien.
"Wow, este cuerpo tiene realmente muy buen oído." Con razón Wolfram siempre está enterado de que es lo que está pasando.
—Wolfram, si no te estás sintiendo bien, llamaré a Gisela ahora. Yo me haré cargo de tu misión —dijo Conrad intentando ser de ayuda.
Espera un minute. Algo era extraño en lo que dijo Conrad.
—Wolf, se cómo eres cuando se trata de tu deber —agregó Wolfram en mi cuerpo—, pero sabes que me preocupo por ti. Solo por esta vez, tal vez, deberías quedarte —entonces él me miro de esa manera.
Esperen un minuto aquí. Acabo de recibir la mirada de mi mismo. Esa era la inocente mirada de ojos grandes que Wolfram me acusaba de usar en él cuando yo quería algo.
—Um... si —murmuré finalmente—. Gracias Conrad.
Conrad me miro preocupado antes de irse.
—Realmente no debes estar sintiéndote bien —dijo mi compañero mientras me guiaba de nuevo a la cama—. Ni siquiera comenzaste ninguna pelea. Espera aquí, ¿sí?, le diré a los guardias que traigan a Gisela.
Está bien, algo estaba muy, definitivamente, indudablemente mal aquí. Conrad, el que me puso mi nombre, el que me conocía de antes de nacer, el que siempre podía decir lo que me estaba pasando, el que tenía un sexto sentido a la hora de saber donde andaba, el que se había dado cuenta que Shouri y yo cambiamos cuerpos antes que nadie; ese Conrad, no sintió que había algo raro acerca de Yuuri. El que se suponía que tenía la mente de Wolfram. ¿Cómo podía no haber sentido que yo no estaba en mi cuerpo y estaba en este? Wolfram no podía pretender ser nadie más que el mismo. No podría haber engañado a Conrad.
Pero Wolfram en mi cuerpo no actuaba como Wolfram del todo. Actuaba como yo. No, eso no podía estar bien. Estaba claro que yo me encontraba en el cuerpo de Wolfram, por lo tanto, alguien más tenía que estar en mi cuerpo.
"Pienso que yo soy Yuuri, por lo tanto, soy Yuuri" ¿No era así iba la frase?
Agarré mis brazos (Los brazos de Yuuri, no los de Wolfram que estaba usando para agarrarlos... esto terriblemente confuso). Me aferré a los brazos de mi compañero antes de que se pudiera alejar.
—Wolfram —dije mirando las pupilas negras, como si fueran las ventas al lama del refrán, y estuviera determinado a descubrir quien estaba ahí. Tenía que ser Wolfram—. ¡Wolfram! Respóndeme —dije mientras lo sacudía—. Estas ahí, verdad Wolf. Mira, todo lo que necesitamos es revertir esto. No debe ser muy difícil. Tal vez todo lo que necesitamos es ir a la Tierra y el viaje entre dimensiones nos cambiara de vuelta...
Había preocupación en sus ojos. Y lástima. "Wolfram, ¿por qué me estas teniendo lastima? ¿Qué soy, un hombre agonizante?"
No, no un hombre agonizante. Solo uno enfermo.
—Tú... —Wolfram en mi cuerpo, o quien sea en mi cuerpo que sospechosamente actuaba mucho como yo, enfatizó cada palabra—. Tú eres Wolfram. Wolf, ¿recuerdas donde estás, quién eres, quién soy yo?
—Eres Oda Nobunaga —respondí. Bueno, eso sorprendió a Yuuri, que no era Yuuri, quien podría o no podría ser Wolfram.
Frunció el ceño y preguntó—: ¿Dónde aprendiste tú acerca de Nobunaga?
"¿Donde aprendiste tú acerca de Nobunaga?" dudé en silencio.
—¿Por qué? ¿Quién es Oda Nobunaga? —preguntó. Porque no, Wolfram no debería saber eso en verdad. Esto era una prueba para el sistema de radiodifusión de Yuuri. Si él no la pasaba, entonces podría cambiar, y volver a nuestro programa regular.
—Él... es el mayor daimyo del periodo Sengoku en la historia Japonesa. Un daimyo es el Lord de un territorio, parecido a lo que son los Diez Nobles aquí en Shin Makoku.
Me quedé pasmado. No, no pasmado acerca de Nobunaga. Estaba pasmado del Wolfram en el cuerpo de Yuuri que sabia quien era.
Bien, podría creer que Wolfram estudió historia japonesa cuando yo pasaba tiempo en la escuela y él se quedaba en la casa. Quiero decir, no podría haber pasado cada minuto hablando acerca de vestidos de novia con mi mama. Y no era el tipo de los que languidecen por su amado. Era un hombre de acción, no un hombre que suspira dramáticamente en un pañuelo. Ese podría ser Günter.
—Me estoy comenzado a preocupar de verdad —dijo el Yuuri que no podía ser posible que fuera yo.
"Tanto tú como yo, compañero"
Continuará...